viernes, 12 de marzo de 2021

Santa Filomena, la santa imaginaria que nunca existió


El nombre de Filomena lo asociarán muchos de los lectores a la pasada borrasca que sufrimos en gran parte de España en el mes de enero de 2021. Dicha borrasca ha supuesto grandes pérdidas de todo tipo unida al destrozo producido por la caída de árboles a causa del viento y al peso de la gran nevada.

Sin embargo, en esta entrada no me voy a referir a la pasada borrasca sino a santa Filomena, la controvertida virgen y mártir cuya existencia real es negada por acreditados especialistas y estudiosos, aunque reivindicada como devoción popular entre sus creyentes.

Referencia inexcusable es la proporcionada por el eminente especialista Louis Réau (Poitiers, 1861-París, 1961). Desde la publicación en francés de sus tratados (en cinco tomos) Iconografía del arte cristiano (1955-1959), traducido a numerosos idiomas (en España por ediciones del Serbal). Los dos primeros volúmenes estaban dedicados al estudio de la iconografía de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento), dedicando los tres últimos a la iconografía de los santos. Réau se detiene en la historia de cada santo, su leyenda, su culto, su beatificación o canonización, sus reliquias, patronazgos, etc. por lo que su trabajo se ha convertido en un clásico de obligada referencia. 

Sobre santa Filomena escribe lo siguiente (Barcelona, Ediciones del Serbal, vol I, 1997, página 530-531):
«Santa imaginaria que como santa Salsa, nació de un despropósito iconográfico. Su leyenda se forjó a principios del siglo XIX, según una inscripción manipulada.
   En 1802 se descubrió una tumba cristiana en la catacumba de Priscila, en Roma. La inscripción de los ladrillos que cerraban el habitáculo decían Lumena Pax tecum Fi. Al reordenar las letras, se obtuvo Filomena Pax tecum, y de inmediato se concluyó que estaban ante los restos de una joven virgen y mártir llamada Filomena.
   En 1805, un sacerdote de Mugnano, cerca de Nápoles, obtuvo estas pretendidas reliquias para su iglesia. Poco después, una visionaria imaginó la vida detallada de la santa. El emperador Diocleciano habría ordenado que la arrojasen al Tíber con un ancla al cuello, pero los ángeles cortaron la cuerda y la santa llegó a la ribera opuesta sin mojarse. Recapturada por sus perseguidores, fue asaeteada, pero las flechas se volvieron contra los arqueros. Al fin la decapitaron.
   Esta Pasio, un tópico de la clase más trivial, promovió peregrinaciones acompañadas de milagros. En realidad, esta recién llegada a la devoción católica nunca existió. «La pretendida Filomena -concluye el bolandista H. Delehaye- no tiene derecho alguno al culto que se le profesa».
   Por ello la iglesia se honraría a sí misma aboliendo el culto usurpado por una falsa santa, tan sospechosa como san Expedito. Pero es más fácil inventar una santa que hacerla descender de los altares».

Revisión del Calendario Romano de 1969

La Sagrada Congregación de Ritos, organismo de la Curia Romana encargado de discutir y valorar la beatificación o canonización de los santos, desarrolló una instrucción en 1961 donde se retiraba a santa Filomena de los calendarios litúrgicos por su falta de credibilidad histórica a causa de las dudas suscitadas por los hallazgos arqueológicos

Ante la gran cantidad de leyendas imaginarias sobre la existencia de algunos santos, se llevó a cabo una reforma a fondo del calendario acorde a los principios señalados en el Vaticano II. Pero hábilmente se establecieron normas para no impedir el culto a determinados santos que ya figuraban en la devoción popular. Aunque desaparecidos de los calendarios oficiales se permitía su intercesión debido a la devoción suscitada.
«Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de ellas a las iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiendo a toda la iglesia aquellas que recuer­den a santos de importancia realmente universal" (Sacrosanctum Concilium 111)».
La reforma litúrgica del Vaticano II se ocupó de la revisión del calendario general estableciendo normas para la confección de los calendarios particulares.

La revisión del calendario constituye, por sí sola, un capítulo propio de la reforma general de la liturgia emprendida por el último concilio siendo uno de los aspectos menos comprendidos por algunos sacerdotes y por no pocos fieles, mal informados y desorientados por los cambios de fecha de la conmemoración de algunos santos. Hay ejemplos concretos de santos que han sido tachados del calendario porque se ha comprobado que no existieron más que en la leyenda. Los afectados no han sido solamente presuntos santos medievales: también han sido examinados los mártires de la antigüedad, conservándose únicamente aquellos sobre los que se conoce alguna noticia que ofrezca cierta verosimilitud.

La controversia sobre la existencia real o no de la santa se basa en la distinta interpretación arqueológica de las tres baldosas que sellaban su tumba. En esas tres losas planas podía leerse la inscripción LVMENA-PASTE-CVM FI donde aparecían también otros símbolos, como una flecha, un ancla, una lanza, un flagelo y un lirio, interpretados como símbolos del martirio. En dicha tumba se encontró el esqueleto de una niña o adolescente de unos doce años junto a un pequeño recipiente que contenía restos de sangre cuajada y seca. 

Quienes sostienen la existencia real de Filomena aducen a que la inscripción resultaba incorrecta debido a la equivocada disposición de las tres baldosas y a su reutilización para que encajaran lo más correctamente posible en la abertura de la tumba. La inscripción se mostraba, pues, de modo incorrecto dando pie a considerar inverosímil el que se tratase de la tumba de la santa, cuando lo considerado acertado debía ser PAX TECVM FILVMENA «la paz (sea) contigo, Filomena», dando nombre y consideración real a la mártir por sus devotos.


Los restos de la santa fueron trasladados a Mugnano (1805) siendo aprobado su culto en 1837 y suprimido posteriormente en 1961, como hemos reseñado anteriormente. Su devoción se extendió con rapidez debido a las supuestas revelaciones de una religiosa napolitana, sor María Luisa de Jesús, recogidas en un relato fantástico sobre su vida en 1833 por el canónigo Francesco de Lucia. En España su devoción se expandió con prontitud en forma de apariciones, milagros o intervenciones variadas

Santa Filomena en literatura popular impresa

Si nos detenemos en la figura de la santa en la tradición popular impresa conservamos interesantes muestras devocionales donde se publicitan oraciones, estampas, novenas, triduos o milagros. 

Reproduzco un pliego, reimpreso por distintos talleres, donde se describen una serie de imaginarios milagros en el también imaginario pueblo aragonés de Seselda gracias a la intervención de la santa. Tras los milagros y las indulgencias concedidas por «varios obispos», se detalla la vida y el martirio de santa Filomena sin que se conozca base alguna de su veracidad.






La vida de Santa Filomena, junto a la vida de Santa Teresa, aparece también impresa en Madrid (s.a.) en forma de auca o aleluya.



El culto de Santa Filomena se difundió gracias a los jesuitas y sobre todo a través del presbítero diocesano Juan María Vianney (1786-1859), conocido por el «Santo Cura de Ars» (localidad situada al norte de Lyon) canonizado oficialmente por el papa Pío XI en 1925. A él se le debe la introducción de la devoción en Francia de santa Filomena, a la que la llamaba «su querida santita».

En cuanto a la interpretación los símbolos que aparecen pintados en las losas que cubrían la tumba con óxido de hierro rojizo y poco distinguible, se asociaron rápidamente al martirio sufrido por santa Filomena: En la interpretación fantasiosa de los símbolos de las baldosas aparecía un ancla, interpretado como el símbolo de la inmersión de la santa al ser lanzada a aguas profundas y rescatada por los ángeles; las recurrentes saetas o flechas; la palma, símbolo de la victoria en el mundo sobre la carne;  un flagelo o látigo con esferas de plomo en los extremos y la imagen de un lirio, símbolo de la virginidad y pureza.





©Antonio Lorenzo

4 comentarios:

  1. Yo soñé con ella.... sólo puedo decir que si existió aunque usted crea que no....que si es santa aunque usted crea que no....y que es mi amiga aunque usted diga que no.....y sabe qué?....poco importa lo que usted piense....a ella no le interesa su opinión...ya que la verdad, al igual que la Luz, siempre sale al final de los tiempos.... gracias por su atención

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    1. Yo igual he soñado con ella. Creo en ella y es mi mejor amiga. Santa Filomena, ruega por nosotros.

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    2. Eres tan valiente como Filomena, yo te creo avti. Creo en Jesucristo , salvador del mundo en su Santísima Madre, la Virgen María y en Santa Filomena. Abrazos desde Argentina

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  2. Gracias por su opinión. Resulta lógico y frecuente el que haya personas que consideren histórica su existencia. Nada que objetar a su apreciación. Un saludo cordial.

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