jueves, 10 de marzo de 2022

De almanaques, calendarios y predicciones [XII]

 

La entrada anterior estuvo dedicada al Almanaque burlesco para 1873. Para el mismo año se editó también este Almanaque cómico, al que dedico esta breve entrada y del que extraigo unos versos alusivos a los acontecimientos del año y algunas de las ilustraciones incluidas, con especial atención a las dedicadas a las suripantas.

El año 1872 estuvo cuajado de acontecimientos que traté de contextualizar históricamente a grandes rasgos en la entrada anterior, aunque en esta ocasión me detendré más en el importante suceso que se produjo en los primeros meses del año próximo, como fue la proclamación de la I República española como consecuencia de la incapacidad de los dirigentes en la resolución de los problemas surgidos y a las distintas e incompatibles ideas de los partidos.

Amadeo I abdicó como rey de España el 11 de febrero de 1873 debido fundamentalmente a las discrepancias surgidas con quien fue su último presidente del gobierno, Manuel Ruiz Zorrilla, sobre la conveniencia, o no, de disolver el Cuerpo de Artillería, lo que actuó como detonante junto a otras razones.

Tras su renuncia al trono el Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, declararon como nueva forma de gobierno de la nación la República y proclamando a Estanislao Figueras como presidente del nuevo poder ejecutivo.

El año de edición del almanaque, previo a la instauración de la república, contó con una serie de acontecimientos desestabilizadores, como el sucedido en abril de 1872 donde el autoproclamado Carlos VII, nieto del primer pretendiente al trono español y jefe de la rama dinástica carlista, inició una guerra civil implantando una especie de pequeño estado en la ciudad de Estella contando con un pequeño ejército de insurrectos que no lograron expandirse más allá del Ebro.

En 1872 también dio sus primeros pasos el asociacionismo obrero, sobre todo en Cataluña, lo que despertó gran temor entre las élites de empresarios y en buena parte de la clase media por la creciente conflictividad social que podría suponer.

Pero volviendo al almanaque editado, reproduzco primeramente el autotitulado como cuento, escrito por Manuel de Palacio, donde coinciden en el infierno un progresista liberal y un neo conservador, defensores cada uno de sus ideas y acabando ambos en la caldera por su intransigencia. Tras ello doy paso a algunas de las significativas viñetas incluidas dedicadas humorísticamente a los solterones, los criados, las suripantas o el carnaval.



Las viñetas que mayor interés despiertan son las dedicadas a las suripantas, lo que las hace merecedoras de unas curiosas reflexiones. 

El término suripanta lo creó Eusebio Blasco (1844-1903) para la opereta El joven Telémaco, pasaje mitológico-lírico-burlesco en dos actos y en verso estrenada el 23 de septiembre en el teatro Variedades de Madrid en 1866, parodiando un supuesto episodio de la Odisea y aludiendo a las integrantes de un coro de señoritas (las suripantas). Se trata de un curioso caso de semantización que merece detenernos en su origen y difusión.

Óleo sobre lienzo de José de Cala y Moya - Suripanta saliendo de los Bufos de Arderius

El joven Telémaco fue la primera y arriesgada propuesta del creador del llamado género bufo dirigida por Francisco Arderius y con música del maestro José Rogel (1829-1901) donde solicitó a Blasco que escribiera algo inconsistente, al modo de la opereta bufa francesa, para trasladarlo a la escena española. «Hazme para empezar una tontería mitológica. Un pretexto cualquiera para que salgan unas mujeres guapas y canten una musiquilla agradable... Una gansada sin pies ni cabeza. Lo primero que se te ocurra».  Fue así como en menos de una semana Blasco escribió el disparate mitológico El joven Telémaco donde se representaba burlonamente las peripecias del hijo de Ulises y Penélope. El éxito de la representación fue tal que supuso el afianzamiento del género bufo por la presencia del coro de ninfas cantando una absurda letra pretendidamente en griego macarrónico que alcanzó enorme éxito.

Suripanta la suripanta,
maca trunqui de somatén;
sun fáribun, sun fáriben,
maca trúpiten sangasinén
Eri sunqui
¡maca trunqui!
Suripantén
¡suripén!
Suripanta la suripanta
melitonime ¡son pen!
¡Acachuchi! ¡Melicuqui!
¡Acachuqui la somatén!

La reacción del público no se hizo esperar desencadenando un enorme estallido de risa al escuchar estos incongruentes y lúdicos versos cantados por doce jóvenes muchachas a modo de coristas moviéndose rítmicamente al son de una música compuesta para la ocasión. La popularidad de estos versos hizo que el término suripanta se aplicase en lo sucesivo a las coristas del teatro frívolo, consideradas entonces como ejemplo de desvergüenza por la escasa indumentaria de la que hacían gala al tiempo que mostraban sus pantorrillas en sus estudiados vaivenes.

El nuevo término de suripanta, a diferencia de otras palabras de uso pasajero, arraigó en el lenguaje popular siendo recogido y registrado en la 15.ª edición del Diccionario de la Real Academia Española en 1925 con dos acepciones: 1. mujer corista en un teatro y 2. Despectivo: mujer baja, moralmente despreciable.

El joven Telémaco, debido a la popularidad alcanzada, se imprimió también a modo de pliego de aleluyas donde se presenta a los personajes principales y se narra la historia de forma abreviada a través de las características 48 viñetas con sus dísticos correspondientes al pie de cada una de ellas.


Algunos de los requisitos apuntados para ser aspirante de suripanta de los Bufos se encuentran recogidos en el periódico de tono burlón La Correspondencia de los Bufos, [Año I, Número 1] del jueves 16 de febrero de 1871, donde una tal Pepa pregunta a Soler, mediante un telegrama, las características a seguir para ser corista de los Bufos madrileños


Pepa:
Ayer me planto Soler.
La vida agreste me espanta.
Quiero entrar de suripanta.
Dime lo que debo hacer.

Soler:
De Soler ya no te acuerdes.
¿Suripanta quieres ser?
Lo primero que has de hacer
Es comprarte botas verdes.
Otras de color de grana
También te harán muy al caso;
Y serán siendo de raso,
Mucho mejor que de lana.
Debes el pelo cortarte
En cuanto pienses venirte
Y debes mas que á vestirte
Aprender á desnudarte;
Debes pensarlo primero
Y si á ello después te atreves,
Debes… ante todo debes.
Deber algo al zapatero
Muy puntual deberás ser
Al ensayo…y deberás…
Bien que en Madrid ya tendrás
La conciencia del deber,
Debes conseguir que halague
Tu palmito á cierta gente,
Que influye aquí y finalmente
Deberás….buscar quien pague.
Si guapa, no exijen notas.
Conversación, natural;
Mas de un colorcillo igual,
Al de las primeras botas.
En esto sígueme á mi.
El sueldo, dos pesetillas.
¿Cómo estás de pantorrillas?
¿Sabes solfa? ¿dás el sí?
Con maña no es esto un potro.
Deja de ser sexo bello.
Dime el volumen de aquello
Para gobierno del otro.
Bailar, hacer una plancha,
Buenas formas, poca fecha,
Gancho, la cintura estrecha,
Salero, la pierna ancha,
Manejos, evoluciones,
Cancán, sonrisa, mareo
Gracia, chic, y algún toreo.
Si te hallas en condiciones
Deja tu rústico aprisco,
Y suripanta serás;
Que una suripanta mas…
¿Qué le importa a Don Francisco?
R. Liern








©Antonio Lorenzo

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