jueves, 7 de julio de 2022

La controvertida existencia de san Fermín


En el primer volumen de la Historia de los obispos de Pamplona (10 vols., 1979-1994) (Ed. Eunsa e Institución Príncipe de Viana, 1979, pág. 32), el eminente doctor, catedrático de historia, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y canónigo de la catedral de Iruña, don José Goñi Gaztambide (1914-2002) sostiene que la leyenda sobre san Fermín se basa en una composición tardía y carente de veracidad real, lo que no es óbice para que perdure en el imaginario colectivo considerando su existencia como real. Su leyenda está llena de arbitrariedades e inconsistencias, pero eso es algo que no afecta a la creencia y a la devoción al que la leyenda califica como el primer obispo de Pamplona.

Un breve resumen de la trayectoria vital del santo es más o menos como sigue: san Fermín de Amiens, nacido en Pamplona, fue hijo de un senador y educado bajo la tutela de san Honesto, que convirtió a sus padres al catolicismo y con el que aprendió la religión y el arte de la prédica. A los 18 años fue enviado a Tolosa, donde sería ordenado presbítero y luego nombrado obispo de Pamplona. Tras predicar en Navarra, marchó a Francia, donde se asentó en Amiens desarrollando su actividad en la Vía Tolosana, es decir, la zona cercana al Camino de Santiago. La oposición oficial a la doctrina cristiana le granjeó la cárcel, donde, tras negarse a cesar su prédica, fue decapitado a los 31 años de edad.

Aunque la creencia generalizada atribuye a san Fermín el patronazgo de la ciudad de Pamplona, quien fue realmente el patrono de la ciudad hasta 1657 fue san Saturnino, cuya festividad se celebra el 29 de noviembre. No obstante, el patronazgo de Navarra es compartido actualmente por san Fermín y san Francisco Javier, siendo nombrados ambos, en el año 1657, por el papa Alejandro VII tras una polémica sobre su patronato entre los jesuitas, partidarios de san Francisco Javier y el ayuntamiento de Pamplona, junto al cabildo de la catedral, partidarios de san Fermín. Durante una treintena de años hubo confrontaciones entre «javieristas» y «ferministas» hasta que Alejandro VII zanjó la cuestión otorgando a ambos el patronazgo de Navarra.

Los copatronos de Navarra por Juan Andrés de Armendariz (1657)


Los siguientes datos provienen de la Iconografía del arte cristiano, publicada originalmente en cinco tomos entre 1955 y 1959 del eminente historiador del arte Louis Réau (Poitiers, 1861-París, 1961). Los dos primeros los dedica a la iconografía de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) y en los tres últimos recoge la iconografía de los santos con informaciones relativas a cada uno de ellos en tres apartados: historia y leyenda, culto e iconografía. Su obra se ha convertido en un clásico y en una incomparable obra de referencia.

Entresaco de su obra los lugares de culto sobre el san Fermín de los Navarros.
La invención de las reliquias de san Fermín por el obispo san Salvio estuvo seguida de una solemne traslación a la catedral de Amiens, donde sus huesos fueron depositados en un relicario (fierte) de oro macizo. El día de la traslación, que tuvo lugar en lo más crudo del invierno, los árboles deshojados reverdecieron.
Patrón de Pamplona, su ciudad natal y de Amiens, su sede episcopal, se lo venera sobre todo en Navarra y en Picardía.
En Pamplona, que en 1186 recibió un fragmento de su cabeza que donó el obispo de Amiens, hay dos capillas puestas bajo su advocación, la primera en la catedral de Nuestra Señora del Sagrario, y la segunda en la iglesia de San Lorenzo, construida sobre el emplazamiento de su casa natal.
La catedral de Amiens le ha reservado una de las portadas de su fachada, consagrada a los santos de su diócesis, para compensar la iglesia, actualmente destruida, que estaba puesta bajo su advocación.
A consecuencia de una traslación de reliquias, se convirtió en uno de los patrones de Uzès, en Languedoc.
Sobre su patronazgo escribe:
La corporación de toneleros lo había adoptado como patrón. Y en Orleans lo era de los panaderos.
Pero su popularidad se debe sobre todo al gran número de enfermedades cuya curación se le atribuía. Se lo invocaba contra los furúnculos, la gangrena, y el escorbuto. Los enfermos que padecían hemorroides se acuclillaban sin vergüenza alguna bajo su estatua, de ahí su mote de san Accroupi (cast.: acuclillado).
A causa de las sugestiones de la etimología popular, las madres les encomendaban a sus hijos con dificultades para caminar, puesto que san Fermín debía confirmar (fortificar). Por la misma razón, curaba a los afiebrados que necesitaban ser aflermís (afirmados) y a los viejos aquejados de temblores.
La analogía de su nombre con el de las hormigas que en dialecto de Amiens se llaman frémis, le valió el ser invocado contra los picores que familiarmente se llaman «hormigueos» y también contra las plagas de hormigas voladoras.
Respecto a su iconografía, Louis Reau detalla:
Se lo representa ya como obispo (in pontificalibus) realizando un gesto de bendición, ya como mártir cefalóforo, sosteniendo su cabeza cortada en las manos, o con la cabeza mitrada depositada en sus pies.
Como había sido azotado con varas, a veces está caracterizado por varas atadas a una columna con una cuerda.
Su iconografía es muy rica e incluye figuras aisladas y ciclos narrativos.
l. Figuras
Siglo XIII: Estatua de la portada norte de la fachada de la catedral (le Amiens (puerta de Saint Firmin). Vestido con sus ornamentos episcopales, lleva el báculo en la mano izquierda y bendice con la derecha. Es una (de las obras maestras de la escultura francesa de la Edad Media. - Vidriera. Catedral (de Amiens. Lleva la cabeza cortada en las manos.
S. XVI: Estatua de la portada de la colegiala de Saint Vulfran de Abbeville.
En el basamento está representada su decapitación.
S. XVIII: J. Poultier. Estatua de piedra, [710. Capilla de Saint Jean du Voeu.
Catedral de Amiens.
2. Escenas
El ciclo más precioso ilustra su relicario de oro de finales del siglo Xll, en otros tiempos venerado en la catedral de Amiens.
Los temas representados en bajorrelieve eran estos: san Fermín recibe su báculo pastoral de san Honorato, obispo de Toulouse; en Pamplona se despide de su maestro, san Honesto, para ir a predicar el Evangelio; convierte a los habitantes de Angers; es arrestado en Beauvais; llega a Amiens y cura a un ciego y a dos leprosos; es decapitado; invención de sus reliquias por san Salvio; traslación de sus reliquias a Amiens.
El actual relicario de plata estampada, donado en 1850 por el duque de Norfolk al tesoro de la catedral, y adornado con las figuras de los doce apóstoles, nada tiene que ver con la iconografía de san Fermín. Se trata del antiguo relicario de santa Ermelinda, procedente de la iglesia de Meldert, en Brabante, y ejecutado hacia 1235.
Siglo XIII: Bajorrelieve del tímpano de la puerta de Saint Firmin. Catedral de Amiens. Invención de su cuerpo por san Salvio, a quien un rayo del cielo señala el lugar de la tumba; traslación de las reliquias por dos obispos que llevan el relicario sobre los hombros.
S. XVI: Cuatro bajorrelieves del trascoro (le la catedral de Amiens, 1531: San Fermín entra en Amiens por la puerta de Beauvais; predica y bautiza a los habitantes de la ciudad; lo arrestan y luego, decapitan; invención y traslación de sus reliquias. — Tapicería donde se representa su entrada en Amiens.
Iconografía

Martirio de san Fermín, de José Jiménez Donoso (1687)

Decapitación de san Fermín. Catedral de Amiens, trasaltar (1490-1530)



Lienzo en el ayuntamiento de Pamplona procedente de las Bernardas de Lazcano (S. XVII)


Es este un ejemplo más de la dudosa existencia y de la profusión de leyendas sobre tantos y tantos santos venerados y tolerados por la iglesia católica asociados a las celebraciones y a las fiestas, en este caso a los conocidos sanfermines.
©Antonio Lorenzo

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