domingo, 18 de junio de 2023

Sermón burlesco del bachiller Cagabragas en la boda de dos gibados

 

Continúo en esta entrada con dos versiones de un sermón burlesco donde un tal bachiller Cagabragas, visitador de bodegones y gran pescador de vientos bajos, fue el encargado de ejercer de predicador en Pamplona en la boda de dos gibados. El que la boda se celebrara en Carnestolendas resulta significativo, ya que el término carnal, asociado transversalmente con el Carnaval (hijo, aunque sea pródigo del cristianismo), son fechas contrapuestas a la Cuaresma (periodo religioso de abstinencia). Ello supone una clara alusión al contenido humorístico del pliego. Sobre el variado recorrido y vaivén lingüístico de términos como «Carnaval», «Carnal», «Carnestolendas» o «Antruejo», resulta imprescindible el riguroso estudio del ilustre don Julio Caro Baroja en su libro El carnaval (análisis histórico-cultural), [1965], del que se conocen sucesivas ediciones. 

Las carnestolendas, corto periodo de tiempo previo a la cuaresma y de fechas variables, constituyen un periodo de cierta permisibilidad y descontrol donde el cristianismo juega un papel importante puesto que es quien modula los tiempos y el orden social ajustándolos según los ciclos vitales.

El duelo entre doña Cuaresma y don Carnal ya lo ilustró con su indiscutible genialidad el gran artista Brueghel, el viejo y, desde un punto de vista literario, el clérigo Juan Ruiz, conocido por el Arcipreste de Hita en el Libro del buen amor, donde la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma terminó con la prevista victoria de esta última imponiendo la prohibición de consumir carne a Don Carnal, que en la noche anterior se dio un atracón de carne y pescado acabando finalmente en prisión y custodiado por "El Ayuno".

Pieter Brueghel, el viejo - [detalle] Combate entre don Carnal y doña Cuaresma (1559)

Pero refiriéndonos a los pliegos, en el nº 38 de la Revista La Censura (1847)) cita cinco pliegos de contenido indecente, de los que uno de ellos es el ahora reproducido, donde se condena la grosería y procacidad contenida en este tipo de efímeros impresos:
«Todos ellos, aun prescindiendo de tan graves faltas, son a cuál más insulsos y necios, y no pueden proporcionar solaz y diversión sino a los borrachos sensuales que pasan su vida en las tabernas y burdeles.
Excusamos decir que deben considerarse como prohibidos semejantes asquerosos y sacrílegos papeles, y que las personas de autoridad (los padres, curas párrocos, alcaldes de los pueblos, etc.) están en una estrecha obligación de emplear cuantos medios les sugiera su celo religioso para impedir la propagación de aquellos, engolosinando si pueden a los que los tengan, con libros de honesto y lícito entretenimiento (y entiéndase que no comprendemos en estos las novelas)».
El pliego contiene tal cantidad de referencias, alegorías y alusiones a lo escatológico, a la gula y al mundo cristiano que merecería un detenido acercamiento a las comparaciones propuestas, algo que se aleja de las humildes pretensiones de este blog, que no son otras que la de contextualizarlos a grandes rasgos y darlos a conocer.

Las dos versiones del pliego reproducido, aunque en ambas se utiliza el mismo encabezamiento, no guardan relación entre ellos, salvo en la idea de que pueden utilizarse para una función. Ello constituye un ejemplo más de la versatilidad de los pliegos sueltos y su utilización por diferentes imprentas que reimprimen aquello que consideran les puede reportar beneficios. Si el primer pliego fue impreso en el conocido taller vallisoletano de Santarén, el segundo reproducido lo fue años más tarde en Madrid, por la imprenta de la Viuda de Hernando y Compañía, continuadora de la labor impresora de quien fuera su fundador en el año 1828, el segoviano Victoriano Hernando y Palacios, durante la etapa comprendida entre 1886 y 1896.


















©Antonio Lorenzo

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