Son numerosas y variadas las coplas y cantares sobre los Mandamientos de la Ley de Dios con diferentes sentidos interpretativos y que pueden encontrarse impresas en pliegos de cordel o bien recopiladas por tradición oral.
En entradas anteriores dediqué a los Mandamientos un frugal recorrido ilustrativo sobre algunas versiones impresas junto a menciones de las trasmitidas oralmente y su relación con algunos de sus antecedentes literarios. Entre ellos, daba cuenta entre otros de:
* Los Mandamientos de amor glosados
* Seguidillas nuevas de los Mandamientos de amor
* Trovos nuevos y curiosos puestos para cada uno de los Mandamientos
* Los Mandamientos de las flores y su lenguaje simbólico
* Seguidillas nuevas de los Mandamientos de amor
* Trovos nuevos y curiosos puestos para cada uno de los Mandamientos
* Los Mandamientos de las flores y su lenguaje simbólico
La temática sobre los Mandamientos que recibió Moisés en el desierto, como compendio de reglas y obligaciones que debe seguir todo cristiano, ha dado lugar a muchas controversias, no solo teológicas sino también sobre su dudosa historicidad. En esta entrada me detengo en un par de pliegos que fueron prohibidos por la Inquisición, según aparece el primero de ellos en uno de los índices de los que doy noticia.
Tras el pliego inicial añado otro ejemplo de quien fuera el autor de más de una cincuentena de romances impresos en pliegos de cordel del célebre ciego coplero y versificador Lucas del Olmo Alfonso (16¿?-17¿?). Dicho autor, "natural de la Ciudad de Xerez de la Frontera", tal como aparece en los títulos de la cabecera o en los pies de imprenta de algunos pliegos conservados del siglo XVII, fue un afamado autor de coplas y romances de temática doctrinal y religiosa muy populares en su época. Algunas de sus composiciones fueron censuradas o prohibidas por la Inquisición al no ajustarse a la ortodoxia católica, según consta en algunos edictos promulgados por el Santo Oficio. De su explicación sobre los Mandamientos reproduzco el pliego de finales del XVII, editado en Sevilla y conservado en la BNE.
Esta heterogénea profusión de textos censurados o prohibidos abiertamente por la Inquisición sobre los Mandamientos no dejan de constituir una especie de parodias desacralizadas con referencias al erotismo y la sexualidad. El ojo avizor y perspicaz de los inquisidores sobre este tipo de textos pretendía salvaguardar lo que consideraban adecuadas normas morales a seguir.
Como curiosidad poco conocida, la difusión de este tipo de composiciones fue muy intensa, a finales del siglo XVIII, en la Nueva España, actual México. Así consta en una de las reglas, mandatos y advertencias generales del Novissimus librorum et expurgandorum index. Pro Catholicis Hispanorum Regnis, Philippi V, Reg. Cath. (Ann 1707) de principios del XVIII donde se contiene en su regla VII, una prohibición directa contra algunas obras y con veladas alusiones al impacto significativo y pasional de la palabra "amores".
Regla VIIProhíbense asimismo los libros que tratan, cuentan y enseñan cosas de propósito lascivas, de amores u otras cualesquiera, como dañosas a las buenas costumbres de la Iglesia cristiana, aunque no se mezclen en ellos herejías y errores, mandando que los que los tuvieren sean castigados por los inquisidores severamente. Pero los libros antiguos de este género, compuestos por étnicos, se permiten por su elegancia y propiedad, advirtiendo que en ninguna manera se lean a la juventud; y los que lo contrario hicieren, serán castigados a nuestro arbitrio y de los dichos inquisidores.
Es notorio el hecho de que los españoles llevamos a México gran parte de nuestra tradición literaria y oral en la época del virreinato y que se ha mantenido a lo largo del tiempo a través de muchas de sus autóctonas manifestaciones. La herencia española se ha mantenido en una gran cantidad de textos, como es el caso de los Mandamientos de amor que llegaron a la Nueva España a finales del siglo XVIII y que fueron expurgados por la Inquisición novohispana según consta en los índices conservados.
En la sociedad del siglo XVIII, durante el virreinato de la Nueva España hasta su disolución tras la proclamación del Primer Imperio Mexicano en 1821, la Inquisición mexicana no cesó en su búsqueda de lo herético, así como su censura sobre lo erótico y burlesco tan extendido en coplas y bailes.
Desde un punto de vista multidisciplinar. los cantos y bailes profanos y los textos de lírica popular que circularon por la Nueva España gozaron de una amplia propagación. Es el caso, entre otros, de los "Mandamientos del amor" donde se parodian los diez mandamientos siendo censurados por el Tribunal de la fe al considerarlos que estaban marcados por lo erótico y picaresco.
Ya en fecha temprana sobre este tipo de estudios, Pablo Gónzalez Casanova, en su libro La literatura perseguida en la crisis de la Colonia (El Colegio de México, 1958), en el capítulo dedicado a "las canciones y los bailes" da cuenta del baile famoso del Chuchumbé, con coplas que fueron prohibidas por considerarlas escandalosas y obscenas y recogidas en edictos, ya que se consideraban como burlas a la religión y a la muerte entremezcladas con alusiones a la vida sexual y muy extendidas desde finales del siglo XVIII.
«Los temas varían muchísimo de una a otra copla y sólo es común la alusión a la vida sexual y la grosería de las palabras. En una copla se pinta a un fraile con los hábitos alzados; en otra, a una vieja santularia que va y viene a la iglesia, donde se halla el "padre" de sus hijos; en otra, a una prostituta llamada Marta la Piadosa, que "socorre" a todos los peregrinos; en otra más, a una mujer que revela sus tormentosos amores con el "demonio del jesuita", y así, sucesivamente, se habla de soldados "en guardia", casadas en "cueros", y prostitutas de "cuaresma", dando generalmente a la palabra chuchumbé un significado fálico». (p. 66)
Dentro de este contexto señalado de coplas y bailes a finales del siglo XVIII en la Nueva España se interpretaban también los llamados Mandamientos ilustrados. Estas coplas, denunciadas a la Inquisición mexicana, pueden consultarse en el espléndido libro de Georges Baudot y María Águeda Méndez Amores prohibidos. La palabra condenada en el México de los virreyes (Siglo XXI Editores, 1997).
“Coplas y sainetes, jarabes y sones, décimas y trovas recogían el nacer de una sociedad nueva, distinta, aún balbuceante en la que el respeto perdido hacia las jerarquías sociales y religiosas de antaño se aunaba un nuevo mirar, jocoso y revoltoso” (p. 276).
En el año 1796 la Inquisición elaboró un expediente donde un tal Antonio González, pasante jurista español de 26 años, dijo escuchar unos Mandamientos ilustrados llamados de boleras, a un tal José Ignacio Trejo, cantador y bailador de profesión en las casas de tertulia o bailes. Este tipo de coplas boleras o seguidillas cantadas y alusivas en las variantes de los Mandamientos ilustrados fueron sucesivamente denunciadas puesto que desarrollaban de forma seriada los diez mandamientos alternados con coplas de carácter jocoso.
No sé qué tiene Pepa tu santoque siempre cae en Cuaresma,que es tiempo santo.Yo no tengo, no tengotú tienes, tienes,yo no te pido nada,pero si quieresdámelo chula,que bien puedo comerlo,que tengo bula.
En algún otro de los papeles conservados se recogen otras coplas asociadas a los Mandamientos ilustrados, tal como aparecen en el comienzo de una de ellas.
Cuatro son las tres Marías,cinco los cuatro elementos,ocho las siete cabrillas,once los diez mandamientos.El primero, amar a Dios,ya yo le tengo ofendidopues no le amo por amartebien lo sabes dueño mío. [...]
Volviendo a los pliegos españoles, el pliego reproducido y censurado fue impreso en Barcelona en el conocido taller de Juan Jolis.
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©Antonio Lorenzo
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