lunes, 7 de abril de 2025

Ilustraciones de pliegos de contenido violento que circularon por Argentina a finales del siglo XIX [y II]

 

Continuando con la entrada anterior adjunto otra serie de cabeceras de pliegos con contenido violento para dar noticia de la distribución y venta de estos papeles en Buenos Aires a finales del XIX como se expresa en el colofón de cada pliego: Véndese; Almacén de papel de Alemany Hermanos. Calle de La Piedad, Nº 53, 55 y 57. Buenos Aires.

Estos pliegos, de procedencia española, fueron puestos a la venta en el almacén bonaerense de papel para su venta y difusión en kioscos, casetas, ferias o de forma directa por ciegos vendedores. El mercado del libro durante el periodo colonial supuso unas complejas redes de intermediarios para establecer las rutas comerciales. Según la legislación de entonces los libros pendientes de circulación estaban obligados a registrarse como mercancías y revisados a su vez por la Inquisición, para mantener la ortodoxia religiosa. Esta censura a la circulación de objetos culturales se llevaba a cabo tanto en los puertos de salida como en los de llegada. Con el paso del tiempo la paulatina relajación de estas medidas propició un mayor intercambio y la circulación de libros, folletos y pliegos de una forma mucho más libre. Hay que tener en cuenta también la importancia del amplio proceso migratorio ultramarino facilitador a su vez de las relaciones comerciales entre las orillas atlánticas. Todo este tipo de material iba transportado en las bodegas de los barcos mediante baúles, fardos o cajones, donde los puertos de Sevilla, Cádiz o Barcelona, jugaron un papel predominante como vías marítimas en el intercambio comercial.

El conocimiento de la circulación de los pliegos sueltos entre las dos orillas atlánticas como ejemplos de la literatura popular impresa entre la península y América, resulta problemático debido a la falta de datos documentales, a lo que se une la mala y deteriorada calidad del papel propia de estos pliegos efímeros en relación a un intercambio de libros a nivel mayorista.

Los pliegos sueltos difundidos en Argentina y en Uruguay a finales del XIX se relacionan con la llamada literatura gauchesca. Dentro de este contexto es importante señalar las características del personaje gauchesco en el siglo XIX rioplatense. Un texto canónico de la literatura gauchesca es El gaucho Martín Fierro, de José Hernández (1834-1886), que se publicó en dos partes: la primera, conocida como la Ida, apareció en 1872, y la segunda, la Vuelta de Martín Fierro, en 1879, coincidente con las fechas que aparecen en los pies de página de los pliegos. Este tipo de elementos discursivos propios de la llamada literatura gauchesca se produjo durante el periodo donde constituidas las nuevas naciones y ya emancipadas de la corona española buscaban su propia identidad desde un punto de vista político, social y económico. Dentro de la cronología de estas manifestaciones literarias asociadas a lo social, al marco histórico y a los cambios más relevantes, se desarrollan durante el último cuarto del siglo XIX, lo que viene a coincidir con la proliferación de este tipo de pliegos. 

Es durante este periodo donde la obra de José Hernández queda convertida en el prototipo referencial como máxima e ilustrada expresión del género y donde se consolida el personaje como representativo del gaucho argentino. Las diversas manifestaciones sobre este tipo de literatura, en cuanto al ambiente rural argentino, su modo de vida y expresando sus protestas frente a las injusticias sufridas, fueron la base de las posteriores transformaciones discursivas. La literatura gauchesca, es toda una construcción cultural que puede rastrearse en abundantes géneros narrativos, así como en obras dramáticas, aunque centrada básicamente en el campo de la poesía.

El gaucho, es un término que viene a representar la identidad genérica del regionalismo rioplatense en cuanto a sus hábitos y costumbres protagonizando una acendrada función social en relación con la cultura popular. Sus expresiones habladas recrean un mundo artificial y pleno de desigualdades e injusticias sociales recreadas por autores cultos, tal y como sucede con los pliegos cuya finalidad es la de conectar con un público de escasos recursos económicos.

Este tipo de narraciones de carácter violento también adquirieron popularidad en México, algunos de ellos relacionados con motivos sobrenaturales o religiosos donde se contrastaba a los cristianos buenos frente a los infieles amparados bajo un controvertido juicio moral. Estos romances, conocidos bajo la discutible etiqueta de vulgares, fueron desembocando con el paso del tiempo al "corrido" mexicano como una nueva forma de popularidad.

La circulación de pliegos sueltos también fue notoria en Chile a finales del siglo XIX y principios del XX, donde los llamados poetas populares, provenientes de medios rurales y afincados en las ciudades, publicaron sus versos con distintas formas métricas y conocidas con el nombre de Lira Popular. Esta denominación reúne toda una síntesis expresiva de la cultura campesina envuelta en versos, como se recoge en el centro de recursos digitales e investigaciones de la Memoria Chilena, con su colección de pliegos sueltos e integrada en la Biblioteca Nacional de Chile.

Esta literatura de cordel adquirió también una notable difusión, que aún se mantiene, en la cultura brasileña desde finales del XIX. Tanto es así que en el pasado año 2018 El Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional ha reconocido a la literatura de cordel como Patrimonio Cultural Inmaterial Brasileño. Este género literario, que puede contemplarse en las hileras de folletos colgados en los tenderetes de ferias y mercados, se ha convertido en todo un oficio y medio de supervivencia de muchos ciudadanos brasileños. Esta forma popular de difundir poesías, vinculadas con las culturas africanas e indígenas, se ha configurado como una de las formas de expresión características de Brasil, impresos en folletos coloreados de gran difusión.

En su conjunto, la relación de este tipo de literatura popular impresa de los pliegos importados a diferentes naciones americanas, en forma de hojas sueltas, modestos folletos, catones, catecismos, almanaques o calendarios ilustrados, tenían por finalidad común el satisfacer a un público popular al que iba dirigido respecto a un tipo de literatura de "bellas letras" más propia de las clases más acomodadas o de un mayor nivel educativo.

Las historias violentas, en definitiva, tuvieran una cierta base real o inventada, se fueron adaptando e integrando para formar parte de la memoria colectiva. Las ilustraciones aportadas vienen a anunciar el contenido efectista de cada pliego de una forma que no coincide literalmente con sus anunciadoras historias truculentas que encabezan sus cabeceras, pero que venían a asegurar la venta de dichos relatos a quienes contemplan visualmente esos grabados.

Este gusto por lo hiperbólico y el tremendismo, cuya procedencia original en los pliegos procede de la península ibérica, su lectura en el presente debe de ser afrontada desde una perspectiva contextual en la época donde se difundieron estos pliegos a finales del XIX. Quienes hemos ejercido una cierta tarea recopiladora de textos transmitidos oralmente hemos apreciado la copresencia de elementos discursivos considerados desde un punto de vista académico como literariamente tradicionales, cultos e históricos conviviendo de forma simultánea con la llamada subliteratura vulgar, algo que era indistinguible para los informantes que compartían su sabiduría popular.

Continuación de las cabeceras de pliegos














©Antonio Lorenzo

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