martes, 21 de mayo de 2024

Testamentos burlescos y su pervivencia en la tradición panhispánica


Siguiendo con el tema de los testamentos burlescos doy noticias en esta entrada de algunos otros ejemplos de la pervivencia de este subgénero en la tradición panhispánica.

Procedente de la tradición cubana el texto del conocido El testamento del negro, fue recopilado inicialmente, entre otros, por Ballagas, Emilio (ed.), en su Antología de la poesía negra hispanoamericana: Madrid, M. Aguilar, 1935.

Apunte u’té, señor escribano,
apunte u’té con la pluma en la mano;
apunte u’té unos pantalones
que no tienen ojales ni tienen botones;
apunte u’té unos calzoncillos
que no tienen pretina ni tienen fondillos;
apunte u’té una camiseta
que no tiene pechera ni tiene faldeta;
apunte u’té unos zapatongos
que hace quince o veinte años que no me pongo;
apunte u’té el sillón de Agustín
que no tiene espaldar ni tiene balancín.
 
Dentro de la gran variedad de cánticos mexicanos en torno a la muerte, adjunto el testamento burlesco interpretado por Manuel Valdés Valdés el 1974, según la información consultada en la publicación digital del Instituto Nacional de Antropología e Historia del gobierno de México. En la grabación inédita de campo, el intérprete Manuel Valdés, de Jerez, Zacatecas, tenía 72 años en 1974. Ciego desde su infancia recorrió varios estados llevando su bastón y su guitarra junto a un nutrido repertorio compuesto por corridos y canciones, como este testamento grabado originalmente por quien fuera una acreditada musicóloga y antropóloga: Irene Vázquez Valle (1937-2001).

A mis herederos que pongan cuidado,
que se repartan lo que haya dejado.

Estribillo:

Ande escribano, escriba usted,
con tinta y papel, que quede bien.
que quede bien, bien arreglado,
con tinta y papel que quede sellado:

Tengo mi casa muy bien amueblada,

de pulgas y piojos está tapizada.
Tengo mi casa muy bien amueblada,
de pulgas y chinches está entapizada.

Tengo mi catre de pabellón,
de telarañas allá en el rincón.
Tengo mi catre de pabellón,
de telarañas allá en el rincón.

(Estribillo)

Tengo unos quesos de muy buen comer,
los tengo pintados allá en la pader (sic).
Tengo unos quesos de muy buen comer,
los tengo pintados allá en la pader (sic).

Tengo una Virgen de los Dolores,
que nomás le quedan los puros colores.
Tengo una Virgen de los Dolores,
que sólo le quedan los puros colores.

(Estribillo)

Tengo seis pares de calcetines,
que nomás le quedan los puros hilines.
Tengo seis pares de calcetines,
que nomás le quedan los puros hilines.

Tengo tres pares de zapatillas,
que nomás le quedan las puras plantillas.
Tengo tres pares de zapatillas
que nomás les quedan las puras hebillas.

(Estribillo)

Tengo seis pares de camisetas,
que nomás le quedan las puras jaretas.
Tengo seis pares de camisetas,
que sólo le quedan las puras jaretas.

Tengo seis pares de calzoncillos,
que nomás le quedan los puros ojillos.
Tengo seis pares de calzoncillos,
que sólo le quedan los puros ojillos.

(Estribillo)

Tengo seis pares de pantalones,
que nomás le quedan los puros gorriones
Tengo seis pares de pantalones,
que nomás le quedan los puros gorriones

Tengo seis pares de sábanas rotas,
que por donde quiera se ven las nalgotas.
Tengo seis pares de sábanas rotas,
que por donde quiera se ven las nalgotas.

Tengo un sombrero de jipi y japa,
que nomás le queda la pura tapa.
Tengo un sombrero de jipi y japa,
que sólo le queda la pura tapa.

(Estribillo)

Tengo mi saco de muy buen tricot,
de pelo de cama la gata me dio.
Tengo mi saco de muy buen tricot,
de pelo de cama la gata me dio.

Tengo mi capa de tela muy fina,
que nomás le queda la pura esclavina.
Tengo mi capa de tela muy fina,
que solo le queda la pura esclavina.

Tengo un sombrero de pelo e' conejo,
que nomás le queda el puro parentejo.
Tengo un sombrero de pelo e' conejo,
que solo le queda el puro parentejo.

(Estribillo)

Mi desayuno de por la mañana,
lo tengo metido debajo e' la cama.
Mi desayuno de por la mañana,
lo tengo metido debajo e' la cama.

A usted doy las gracias,
señor escribano
por el testamento
que bien me ha arreglado.

Otro ejemplo conservado en la tradición oral mexicana es el que aparece en la obra de Mendoza, Vicente T. Panorama de la música tradicional de México. México: Imprenta Universitaria, 1956. Registrado en San Pedro Piedra Gorda (Zacatecas), hacia 1887, a la señora Petra Guzmán B., de 68 años. Recolección en México, D. F., 6 de enero de 1948.

EL TESTAMENTO

Apunte usted, señor escribano,
la pluma en la mano y apunte usted.
Un testamento que voy a hacer
de lo que dejo a mi mujer:

Cuatro pares de zapatones
que ya no les quedan
más que los tacones.

Apunte usted, señor escribano ...

Una Virgen de la Soledad

que ya no le queda
más que la mitad.

Apunte usted, señor escribano ...

Un Señor San Agustín
que ya no le queda
más que su tilín.

Apunte usted, señor escribano ...

Un sombrero de cuero'e conejo
que ya no le queda
más que el barboquejo

Apunte usted, señor escribano ...

Una imagen de Santa Teresa
que ya no le queda
más que la cabeza.

Apunte usted, señor escribano ...
Una camisa de rica estopilla
que ya no le queda
más que la aletilla.

Apunte usted, señor escribano ...

Una patita de una mesita
que son recuerdos
de mi abuelita.

Apunte usted, señor escribano ...

El motivo testamentario también se ha utilizado como recurso desde un punto de vista más literario. Es el caso del sugerente testamento escrito por Pablo Antonio Cuadra (1912-2002), poeta nicaragüense, ensayista, crítico de arte y de literatura, dramaturgo y quien fuera gran cultivador de temas indigenistas.

            EL TESTAMENTO

Llegó la abuela
con su pausado balanceo de navío.
Cuando ella entraba
la Historia con un fru-frú de páginas innumerables en el ruido
de sus enaguas.

Sus ojos gobernaban por decretos
de dulces mimos
y maternas severidades,
pero esta vez avanzó cargando la mansedumbre con fatiga,
se sentó quejumbrosa
en el monárquico taburete de las amonestaciones
y puso su canasta de tejedora al pie de la silla.

— Hija mía Juliana —murmuró—: este delantal de bambas
es para que bailés al Doctor Jerónimo en nombre de tu raza.
Sé que te gusta el baile y la tremolina
¡bailá, muchacha! ¡que no se acabe
el ritmo de este pueblo! El día
que nuestros huesos pierdan su música
seremos desplazados por extranjeros.

— Y a vos, Celedonio, te dejo el puño
de plata del bastón de tu padre.
Eres el mayor y tengo años de esperar
que presidas al Cabildo
con la vara de Alcalde en la mano. ¿Qué te pasa
muchacho? ¿Se hizo horchata
tu sangre de cacique? ¡A la casa
de tu padre el pueblo entraba
y salía a buscar sus palabras!

—A Dámaso díganle que le dejo la cutacha del abuelo.
Está colgada del clavo.
Nunca la saqué de su vaina pero el muchacho es levantisco
y anda metiéndose en problemas.
Me gustan sus azares. Dámaso
es un peligro, pero no será por él
que mi pueblo acepte el yugo.

—Y a vos, rinconero, que te gusta fatigarte con letras,
te dejo este libro de cantos
que cantaron tus antecesores.
¡Que no se rompa el hilo! ¡Escribe!
¡Pobre muchacho; Cuando tu padre sembraba
y te daba el arado
nunca trazaste un surco derecho! Te dejo
indefenso contra el hambre
¡pero mi pueblo necesita soñadores!

—Y a vos, Lupita, que te estás quedando suelta sin tu voluntad,
te dejo mi canasta de tejidos con algunos ahorros en el fondo.
A ver si te cambiás de peinado y te empolvás y hacés un esfuerzo.

Lupita; ¡no hay que ser tan pasiva, hija mía!
enciende lirios, enciende pájaros,
quema el borde de la noche,
el oficio de la mujer es encender el cielo
de estrellas en el ojo del varón.

...¿A dónde vamos si se apaga la aventura?

Y se recostó en el taburete cansada de su testamento
y se quedó suavemente dormida.

Y nunca despertó.

Adjunto a continuación el interesante Testamento del difunto, impreso en México el año 1849, si bien otorgado y redactado por el escribano el año anterior, lo que nos sumerge en unas fechas muy trascendentes y convulsas de la historia política mexicana de aquellos años debido a su entonces guerra con los Estados Unidos.

La guerra entre los Estados Unidos y México se produjo entre los años 1846-1848. Es en esta última etapa donde hay que encuadrar el texto que nos ofrece el testamento del difunto. El texto comienza con el acogimiento del escribano en la iglesia para sentirse más seguro respecto a los llamados "polkos" y "puros", con el fin de redactar la memoria testamentaria del inminente difunto, lo que fue firmado y corroborado finalmente el año 1848 por El Campanero de los Carmelitas Descalzos, que es como se autodenomina el propio escribano.

El 11 de enero de 1847, el gobierno mexicano publicó una Ley de Desamortización, aunque con posteriores enmiendas y añadidos meses después, donde se recogían una serie de disposiciones y complementos que la modificaban en un corto espacio de tiempo. Dicha ley autorizaba al gobierno el proporcionarse quince millones de pesos, ya fuera mediante hipoteca o vendiendo en subasta pública los bienes de las llamadas "manos muertas", esto es, toda una expropiación, con diversos matices, de las posesiones eclesiales con la finalidad de conseguir recursos financieros para sostener la guerra contra los Estados Unidos.

A su vez, según la circular publicada por el Ministerio de Justicia unos meses más tarde, el día 14 de julio de 1847, se establecía que el clero podía enajenar sus bienes sin el permiso anticipado de la autoridad civil, ya que el gobierno se comprometió a ayudar y a contribuir a los gastos de la guerra ante la intervención norteamericana. Es por ello que el gobierno de México exigió el aprovisionamiento de todo tipo de bienes y recursos financieros para tratar de sufragar los enormes gastos de la guerra contra los Estados Unidos.

En este contexto, los llamados "polkos" eran los cuerpos de la Guardia Nacional, provenientes de clases altas, y que sirvieron como brazo armado a los intereses de la iglesia. Llamados así porque con ello se aludía al jefe del estado agresor, James Polk, presidente de los Estados Unidos, quien declaró la guerra a México el 13 de mayo de 1846 con el objetivo de apoderarse de enormes territorios mexicanos. Tras la firma en 1848 del Tratado de Guadalupe, México perdió California, Colorado, Arizona, Nevada, Utah y otros territorios adyacentes. Los "puros", en contraposición a los "polkos", pertenecían también a la misma guardia nacional como los anteriores, pero provenientes de clases bajas. La iglesia, tras la Ley de Desamortización, declaró que ya habían contribuído lo suficiente por lo que amenazaron con la excomunión a quienes compraran bienes eclesiásticos, por lo que alentaron a los "polkos" a la rebelión contra el propio gobierno mexicano y admitiendo su financiación por el propio gobierno de los Estados Unidos.

Las complicadas relaciones Iglesia-Estado en el México de aquellos años hay que contextualizarlas desde una perspectiva jurídica e histórica teniendo en cuenta las diferentes posturas y controversias adoptadas respecto a la unidad nacional, pero lo indudable es que México perdió más de la mitad de su territorio nacional.

Se trata, en definitiva, de una sátira política que merecería una más amplia y detallada contextualización si tenemos en cuenta la fecha de su publicación en 1849. 

Este testamento del difunto fue impreso por Manuel Fernández Redondas el año 1849.










©Antonio Lorenzo

domingo, 12 de mayo de 2024

Más ejemplos de testamentos burlescos

 

Esta nueva entrada sobre los testamentos burlescos tiene por objeto el ofrecer algunos otros testimonios de procedencia oral o literaria de este conocido subgénero difundido de forma oral o escrita. La continuidad interpretativa de estas manifestaciones, de tan hondo arraigo temporal, enlaza con antiguas manifestaciones literarias y satíricas del Siglo de Oro que han pervivido con sorprendente continuidad hasta épocas recientes.

En anteriores entradas en este mismo blog, que pueden consultarse en este par de enlaces sugeridos, ya me referí al testamento del gitano cantado como tanguillo de Cádiz e interpretado y escenificado como ejemplo de copla andaluza de mediados del siglo XX, sobre lo que añadiré algo más de información.

https://adarve5.blogspot.com/2017/05/testamentos-burlescos-apunteme-usted.html

https://adarve5.blogspot.com/2017/05/testamentos-burlescos-apunteme-usted_30.html

La tradición de la llamada copla andaluza no ha sido ajena a la difusión de motivos o recursos literarios anteriores, donde se mezcla lo popular con lo culto mediante un lenguaje coloquial y directo. En el caso del testamento del gitano, con clara finalidad humorística, enlaza con una arraigada tradición de testamentos de carácter burlesco. La historia y el entorno de la copla, tal y como la conocemos actualmente, fue decantándose de forma ideológica a través de diferentes medios de expresión a lo largo de los años hasta llegar a su utilización ideológica por el franquismo, donde la censura obró un importante papel propagandístico identificándola como vertebradora de un modelo "españolista" afín al régimen dictatorial apropiándose y manipulando símbolos obviamente descontextualizados.

Desde finales del siglo XIX y comienzos del XX la conocida como canción popular española y su innegable entronque con la poesía tradicional, fue adquiriendo poco a poco una tendencia nacionalista cuyas letras trataban de concentrar en unos pocos versos historias de todo tipo. La amplia difusión de la llamada copla española, vinculada al canto popular tradicional por todo el territorio nacional desde los años veinte, continuó de forma activa en los años de la II República y durante todo el largo periodo dictatorial franquista, preferentemente entre los años cuarenta y sesenta, donde se trataba de identificar lo tópicamente andaluz con lo tópicamente español, como estrategia y seña para consolidar una imagen homogénea de España como identidad estatal y unidad nacional.

Los testamentos burlescos, ya sean como inventarios de bienes, utensilios, o de imaginarias pertenencias, gozan de una amplia tradición en todo el ámbito panhispánico. La tradición literaria de poesía de disparates, nos remonta al Siglo de Oro, y como ejemplo literario, al margen de su entremezclada intención jurídico-doctrinal o claramente humorística, nos acerca, por citar algunos, al testamento de La Celestina o el testamento de Don Quijote,  lo que dio pie a la reelaboración burlesca de Quevedo sobre el episodio de su muerte, junto a otros ejemplos de testamentos literarios, muy bien estudiados y documentados por reconocidos especialistas, donde se ironiza sobre sus curiosas pertenencias y las "mandas" que se ofrecen.

Este tipo de testamentos burlescos guardan en ocasiones una estrecha relación con el refranero, frases proverbiales, con determinadas representaciones teatrales o con los cuentecillos tradicionales o folklóricos. A modo de ejemplo adjunto noticia de un juguete cómico teatral publicado en La Habana el año 1865, así como de unos cuentos recogidos en diferentes provincias con el motivo burlesco del testamento y como forma cantada recogida oralmente.


Este primer ejemplo fue recogido en Valdecaballeros (Badajoz) por Rodríguez Pastor, Juan: Cuentos extremeños obscenos y anticlericales, Diputación de Badajoz, 2001.


Adjunto otro par de cuentos, en correspondencia temática por el anterior, que entresaco del trabajo de campo editado por el insigne Julio Camarena en distintas fechas y provincias. El primero de ellos está incluido en el segundo volumen de Cuentos tradicionales de León, Madrid: Seminario Menéndez Pidal, UCM y Diputación Provincial de León, 1991.


Este otro fue recogido en el término municipal de Alamillo (Ciudad Real) y publicado más recientemente en Cuentos tradicionales recopilados en la provincia de Ciudad Real. II. Instituto de Estudios Manchegos, Ciudad Real, 2012.


Como muestra de la pervivencia de este testamento burlesco, como canto de carnaval en la memoria colectiva, es esta versión recogida en Navalmoral de la Sierra (Ávila) e incluida en la tesis doctoral El repertorio vocal profano en Castilla y León a través del trabajo de campo realizado para elaborar los programas Raíces y El Candil de Radio Nacional de España (Universidad de Salamanca, 2015) de la tristemente fallecida etnomusicóloga María Dolores Pérez Rivera (1971-2022).

Apúnteme usted 
tres santos rompidos 
que ni Cristo sabe 
los santos que han sido. 
 
Apúnteme usted,  
señor escribano, 
apúnteme usted, 
con la pluma en la mano. 
 
Apúnteme usted 
un colchón 
que por cada roto 
le coge un melón. 
 
Apúnteme usted… 
 
Apúnteme usted 
un almirez 
que no tiene culo 
de tanto moler. 
 
Apúnteme usted… 
 
Apúnteme usted 
un San Lorenzo 
que se escapó el burro 
y nos dejó tieso. 
 
Apúnteme usted… 
 
Apúnteme usted 
un orinal 
que no tiene culo 
de tanto mear. 
 
Apúnteme usted,  
señor escribano, 
apúnteme usted, 
con la pluma en la mano, 
tintero y papel. 


La readaptación de estos recursos en forma de testamentos burlescos como ingredientes de las coplas conocidas a mediados del pasado siglo XX, fueron interpretadas por figuras tan señeras como Conchita Martínez, Miguel de Molina, La Argentinita, Carmen Amaya, Estrella Morente e incluso por la figura actual de gran proyección internacional como Rosalía, que lo integra en un popurrí junto a otros temas conocidos y que pueden rastrearse a través de youtube.

La grabación del Tango del escribano, cantado por Encarnación López, "La Argentinita", en 1933, lo retomó Miguel de Molina posteriormente acompañado con orquesta, con el título de Testamento gitano. También fue interpretado por Rita Hayworth en un desastroso español en la película Los amores de Carmen de 1948, dirigida por Charles Vidor y protagonizada por Rita Hayworth y Glenn Ford en los papeles principales y basada en la novela Carmen de Prosper Mérimée.


El gusto popular por esta clase de ocurrencias testamentarias puede apreciarse hacia la mitad del siglo XIX a través de librillos y folletos de honda repercusión en las clases populares, como es el caso de esta cuarta edición de Las mil y una barbaridades, del polifacético Pedro Felipe Monlau y Roca, nacido en Barcelona en 1808, que estudió Medicina y Filosofía, e impartió Literatura e Historia como catedrático en la universidad de Barcelona. Fue también catedrático de Higiene e impartió docencia en la Escuela Superior de Diplomática. Ocupó también el cargo de director del Museo Arqueológico Nacional y fue miembro de número de la Real Academia Española durante doce años, desde 1859 hasta su muerte en 1871.

No es este el único caso donde se recogen chanzas o anécdotas sobre determinados testamentos, como también es el caso, entre otros, de los dos volúmenes de Boira, Rafael El libro de los cuentos, cuya primera edición data del año 1859, con la intencionalidad de divertir al público en general y donde también se encuentran alusiones sobre estrafalarios testamentos. 

Con ello quiero resaltar que la publicación de una serie de trabajos y libros de corte académico por el citado autor, Felipe Monlau, no estaba reñido en absoluto con su implicación con el humor propio de toda clase social, como es el caso de esta interesante publicación que alcanzó una gran popularidad desde su primera edición en 1857 donde se recogen alusiones a testamentos.



El testamento de la abuela

Una variante procedente de la tradición oral es esta versión del jocoso Testamento de la abuela, recogida en Tolbaños de Arriba (Burgos), de la que se conocen otros textos similares, que puede escucharse interpretada y grabada por el entonces Dúo Raíces a través del siguiente enlace:
 


Les voy a contar a ustedes
de qué se murió mi abuela.
Se murió de borrachera,
y esta vez no es la primera.
To los días se llevaba
a la cama un garrafón,
en el cual ponía ron,
que bebía en vez de agua.
La víspera de morir
Me dijo de esta manera:
- Acuérdate de tu abuela
que te deja un capital,
si lo sabes conservar
como lo conservó ella.
Ahí te deja una botella
llena de zarzaparrilla;
cuatro bancos y una silla,
el fuelle, la calavera.
También te deja un borrico
con un ojo de madera.
También te deja un caldero
que se usaba en otro tiempo,
pero ahora le entra el viento
por arriba y por abajo;
cuatrocientas ristras de ajos 
del año cuarenta y tres;
cuatro peras y una nuez,
y esta última podrida.
Una patata cocida,
los sesos de la gallina
y de la mula la cola,
para el día en que te cases
que celebres bien la boda.
A la novia también dejo
una falda y media enagua;
la camisa sin faldón,
porque ese se lo quité
para colar el café
porque colador no había.
Y una pequeña bujía
que esa es de San Francisco,
y una caja de rapé
que era herencia de mi tío.
Cuatro espadas en sin punta,
buenas para un desafío.
La cama de matrimonio
te la dejo como nueva.
Le falta la cabecera,
cuatro patas y un tornillo,
el mango del molinillo
para que hagáis el café;
una docena de platos,
todos rotos menos tres.
La quinta parte de un horno
que no sirve para nada.
No tiene puerta de entrada
ni tampoco chimenea;
el culo de una botella
y un paraguas nuevecito
que no tiene cobertura,
ni mango ni varillaje,
ni tampoco cerradura.
Y aquí se ha acabado el cuento
de la herencia de la abuela.

©Antonio Lorenzo