lunes, 15 de julio de 2024

Dificultades para evacuar mediante una vela de sebo

 

Este pliego reproducido fue editado en Murcia en la imprenta de Pedro Belda, imprenta a cuya trayectoria dediqué una entrada el año 2015.

En él se nos ofrece una divertida y graciosa relación contada por el protagonista a propuesta de un auditorio, lo que guarda relación con numerosos pliegos de tono burlesco para ser narrados en un teatro o en una simple reunión. En este caso se nos narran las consecuencias que ocasionó al protagonista narrador el encontrarse con hambruna y sin recursos una vez enviudado y con la barriga vacía. Un día, al ser convidado a una boda con suculentas comidas "con arroz, pavos, jamón y gallinas, carnero, vaca, perdiz, conejos y masas fritas", y al devorar con fruición de todo cuanto había, "se le atracó el conducto de la trasera oficina". Tras probar toda clase de unturas y lavativas, nuestro personaje se compró una vela de sebo que se introdujo por el ojo del poniente, pero que no consiguió aliviarse ni sacarse la vela a pesar del "tira que tira" viéndose ayudado al fin por una vieja, maestra de brujería. La citada vieja le ofreció al final una bebida con purgante al tiempo que metiendo sus dedos consiguió atrapar finalmente la dichosa vela, lo que provocó toda una significativa descarga de artillería alcanzando incluso hasta el mismo arrugado rostro de la vieja relamida. Una vez limpio ya se quedó descansando y con la pancita vacía.

El pliego concluye con una serie de coplas "para cantar a estilo de parrandas". Las parrandas son un conocido baile tradicional de la región murciana y asociado también a una cuadrilla de músicos o aficionados que a consecuencia de una determinada ocasión o motivo deambulan por las calles cantando y tocando instrumentos acompañados por las "postizas", consistentes estas últimas en una especie de variantes más abombadas o ahuecadas que las castañuelas más conocidas.





©Antonio Lorenzo

jueves, 4 de julio de 2024

Memorial que presentaron las mocitas españolas por la falta de consortes

 

El matrimonio fue un importante eje estructural sobre el que giraban las relaciones sociales en la sociedad tradicional del Antiguo Régimen. El estereotipo negativo construido y atribuido a las solteronas a través de los pliegos de cordel de los siglos pasados no es infrecuente según el contexto sociocultural de entonces.

Dentro del imaginario colectivo la finalidad de contraer matrimonio era el principal objetivo a conseguir por las mocitas solteras al considerarse como la mejor vía para el mantenimiento y sustento de la mujer dentro del extendido mercado matrimonial. De no casarse, la solterona tendría una vida anodina y dependiente con escasos recursos para su sustento económico tal y como se refleja en los distintos manuales publicados de buena conducta.

Obviamente, los pliegos reproducidos ni son concluyentes ni exclusivos sobre la visión del papel de la mujer si tenemos en cuenta lo desarrollado en diferentes obras teatrales, novelas o en la propia prensa popular. La imagen de la mujer hay que enmarcarla, pues, dentro de una perspectiva más amplia e interdisciplinar, pero en estos ejemplos reproducidos se mantiene la idea sobre las mocitas solteras desde un punto de vista negativo.

La literatura popular impresa recoge el estereotipo sobre la mocita soltera, aunque también existe un número significativo de pliegos de cordel donde la mujer transgrede y se aparta de la clásica imagen de la mujer sumisa y subordinada al hombre, lo que viene a ampliar la visión asociada de la mujer en general.

En esta entrada reproduzco cuatro ejemplos de pliegos de cordel donde la idea central se enmarca en la curiosa queja presentada por las mocitas solteras a la "Junta General y Regencia común", a los "Ayuntamientos de las ciudades" o a las "Autoridades competentes", para que deroguen la obligación de cumplir con las quintas a los jóvenes, y por contraposición se envíen a viejos, mancos, tuertos o jorobados.

En este primer pliego las mocitas presumen de su "buen talle y figura, garbo y hermosura", vestidas según pide la moda y sintiéndose escasas de mozos casaderos. El texto dice estar compuesto por un tal Bernardo Lobo e impreso en Lérida, sin año, por el taller de Buenaventura Corominas.





En otras versiones de este mismo pliego editadas por diferentes talleres las mocitas españolas son nombradas como "mocitas andaluzas", como forma de contextualizar más la venta de estos pliegos en Andalucía, como se aprecia en la cabecera del pliego editado en el taller de José María Moreno en Carmona (Sevilla) en 1859.


En el siguiente pliego, impreso en Madrid en el taller de José María Marés, las mozas lamentan la pérdida de vidas de muchos mozuelos como consecuencia de las guerras y que los pocos que han quedado "se muestran muy altaneros". Sin embargo, se mantienen dispuestas burlonamente a aceptar un marido "aunque sea tuerto o ciego, ya un manco o un tullido, sea jorobado o feo"...

La respuesta ofrecida por el Memorial se centra en que la mayoría de las mocitas no son las más adecuadas para casarse debido a toda una sarta de calificativos misóginos, como por ser ligeras de seso, pendientes de los bailes, holgazanas y murmuradoras..., por lo que, de insistir en sus pretensiones acabarían llevándoselas a las casas de recogida para enseñarles a hilar y a trabajar con la rueca y con el huso.

El pliego acaba con el "Gran pleito" gracioso y divertido, ganado por las señoras y quejándose del trato de sus maridos y posicionadas en una incipiente reivindicación feminista que hace de este pliego todo un ejemplo de la diversidad ideológica que podemos encontrar en este tipo de hojas.





El siguiente pliego reproducido, proveniente y conservado por la Cambridge Digital Library, expone el memorial enviado por las mozas solteras pidiendo la abolición de las quintas y el mucho más interesante "Gran Congreso de las mujeres casadas" donde se emancipan del dominio de sus maridos y se reivindica la libertad de la condición femenina, aunque se desechan sus reivindicaciones y se argumenta en su dependencia del marido.





En esta última muestra reproducida se manifiesta de una forma satírica la escasez de mozos para poder casarse, aunque se alude a que ante la ausencia de los novios los frailes les daban consuelo, lo que abre una nueva perspectiva. En el texto se menciona que esta petición de las mozas para el regreso de las quintas fue apoyada durante la Regencia del general Baldomero Espartero, quien asumió la última fase de la minoría de edad de Isabel II tras la revolución de 1840 y que puso fin a la regencia de su madre María Cristina de Borbón hasta 1843 en una época de continuos enfrentamientos entre moderados y liberales y donde la reina Isabel accedió al trono al ser declarada mayor de edad con apenas trece años.

El pliego acaba con una letrilla para cantarse con la que fuera entonces conocida música de las picarescas boleras jaleadas de "La Manola", donde se menciona y critica satíricamente a Arrazola. Lorenzo Arrazola, del partido moderado y ministro de Gracia y Justicia fue el hombre de confianza del general Narváez, presidente también del Tribunal Supremo y senador vitalicio desde 1848. 

Sobre la diversidad de letrillas de "La Manola", vendedora de productos frescos, dediqué una entrada en la que daba noticia de su entonces amplia aceptación popular.




©Antonio Lorenzo

jueves, 27 de junio de 2024

Cartas del más allá aparecidas a un sacerdote y al papa

 

Pliego donde se narra la aparición de una insólita carta enviada por el mismísimo Dios a un sacerdote en Roma cuando se disponía a celebrar la misa. La carta, que en el pliego se reproduce entera, nos advierte de que Jesús, si no hubiera atendido a los ruegos de su madre: "ya os hubiera destruido, y sumergido en eternas penas de aquel cancervero (sic) hidra de siete cabezas". Con un tono estremecedor y justiciero, aunque arropado sutilmente en la condescendencia y el perdón, lanza una serie de advertencias que, de no cumplirlas: "mandaré perros rabiosos que con crueldad os muerdan, padeceréis hambre y sed, pestes y sangrientas guerras, terremotos y huracanes, piedras, rayos y centellas, que en un todo os aniquile y consuma las haciendas".

La tremebunda y sorprendente carta, donde se proclama que no se debe dudar de su autenticidad por la propia mano del mismo Dios, invita a los creyentes y a las mujeres a difundirla y a llevarla consigo con fervor.

Estos resabios justicieros y tremendistas recuerdan las ideas contrarreformistas procedentes y difundidas tras las sesiones del concilio de Trento entre 1545 y 1563. En ellas y de forma hiperbólica, fustiga a todos aquellos a quienes no creen, si bien no hay que desdeñar que cada pliego con contenido más o menos de temática religiosa corresponde en exclusiva a la personal visión de su autor y no puede extrapolarse a una visión generalista del conjunto conservado.





El uso particularista de estos pliegos, con la subyacente intención de promover una interesada comercialización en determinadas localidades, se hace presente en la cabecera de una reimpresión de este mismo pliego conservado en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla con curiosa referencia al emblemático santuario que acoge la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de Utrera.


Si la carta que se encontró el sacerdote en la patena resulta absolutamente incongruente, no le anda a la zaga la encontrada por el propio papa en el sepulcro de Jesucristo y que su santidad la conserva en su oratorio grabada en una lámina de plata. Al margen de las creencias que puedan desatar estas manifestaciones se acercan más a lo humorístico debido a la absoluta falta de credibilidad histórica, aunque bien encauzadas y utilizadas comercialmente para lucrarse por la piedad e ignorancia de las gentes.

El texto de la inverosímil y supuesta carta no tiene desperdicio, puesto que se intuye el interés de la iglesia de que dicha carta se propague y se lleve encima.
Quien llevare esta relación consigo, será libre del demonio y no morirá de mala muerte, y en la casa donde hubiese dicha relación no habrá vicion alguna ni cosa triste: la mujer que estuviese de parto trayéndola consigo con una Fé verdadera, parirá sin peligro, y en resumen, á todo cristiano que devotamente la lleváre en el pecho, le guardaré de rayos y centellas, incendios, ladrones, persecuciones, injustas, trabajos, tribulaciones, y en la terrible hora de su muerte interdederá por él mi Madre Santísima.


©Antonio Lorenzo