miércoles, 26 de diciembre de 2012

Día 26 de diciembre: San Esteban



La Iglesia Católica conmemora la festividad de San Esteban el día siguiente a la Navidad. La única fuente de información de primera mano sobre la vida y muerte de San Esteban son los Hechos de los Apóstoles. Los Hechos constituyen el quinto libro del Nuevo Testamento después del evangelio de San Lucas. El libro de los Hechos puede ser considerado como una historia del cristianismo primitivo. La mayoría de los estudiosos sitúan la datación de este libro en torno a los años 70-80 posteriores a la crucifixión de Cristo. Al ser más tardío y posterior al evangelio de San Lucas hace que su veracidad historiográfica resulte menos fiable.

Fra Angelico - San Pedro consagra a Esteban como diácono

En los Hechos se narra la constitución por parte de los Apóstoles de los que pueden ser considerados los primeros siete diáconos de la Iglesia de Jerusalén. De acuerdo con el capítulo 6 Esteban era uno de los siete hombres de la iglesia primitiva en Jerusalén nombrados para servir como diácono.
"Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las masas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.» Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos". (Hechos de los apóstoles 6:1-6)
                                               
 [El santo de cada día. Ed. Luis Vives, Zaragoza, 1949, tomo VI]

Tras una disputa con los miembros de una sinagoga de los "libertos romanos", Esteban es denunciado por blasfemia contra Dios y contra Moisés, así como por hablar mal contra el Templo y la Ley. Esteban es juzgado ante el Sanedrín (asamblea o consejo de sabios) y una vez condenado es apedreado hasta la muerte por una turba enfurecida, que se siente alentada por Saulo de Tarso, quien más tarde sería conocido como San Pablo el Apóstol. Después de su conversión al cristianismo, Pablo hace referencia en sus escritos a que estuvo presente en el martirio de Esteban.

En la primera de las imágenes que publico puede apreciarse a Saulo (Pablo) cuidando de la ropa de sus agresores, pero sin participar en su lapidamiento.

Martirio de San Esteban. Autor: Vicente Juan Masip. España, s. XVI


Lapidación de San Esteban por Rembrandt


Grabado de procedencia desconocida
Grabado de procedencia desconocida

Icono representando el martirio de San Esteban

Publicamos, a continuación, unos gozos dedicados a fomentar su devoción. En el primero de ellos se indica que es el abogado contra las tempestades de piedra y granizo [sic].


Gozos a San Esteban protomartir. Alcoy, Impr. José Martí, 1870

















Tradicionalmente se le suele representar como un hombre joven, sin barba, con una tonsura y las vestiduras propias de diácono. En otras imágenes, como en la que encabeza esta entrada pueden verse sobre su cabeza unas piedras, en clara alusión a su martirio.

La ubicación de la tumba y de los restos de San Esteban se ignoraron durante siglos, hasta que en el 415 un cierto sacerdote llamado Luciano supo por revelación que el sagrado cuerpo estaba en Caphar Gamala, un poco más al norte de Jerusalén. Las peripecias y el traslado de sus restos y reliquias, aunque ciertamente sugerentes, rebasan con mucho el propósito de esta entrada.

Antonio Lorenzo

lunes, 24 de diciembre de 2012

Coplas al Sagrado Nacimiento


La Natividad es por antonomasia la conmemoración litúrgica del nacimiento de Jesús en Belén y es celebrada por la Iglesia católica, con carácter de solemnidad, en la noche del 24 al 25 de diciembre.

La fecha de la Natividad, que en el orbe cristiano se celebra el 25 de diciembre, no es ajena a diferentes interpretaciones y divergencias sobre su elección.

Hay autores que consideran la fecha del 25 de diciembre como una clara adaptación de la Iglesia Católica para hacerla coincidir con el nacimiento del Dios-Sol en el solsticio de invierno (Natalis invicti Solis). También se ha señalado la coincidencia de esta fecha con las fiestas dedicadas a Saturno que se celebraban en el Imperio romano (Saturnales) durante la semana del solsticio.

Sea como fuere, lo cierto es que se desconoce la verdadera fecha del nacimiento de Jesús y su adaptación al 25 de diciembre se ha relacionado con diversas celebraciones de otros pueblos y culturas. Así, los romanos celebraban en estos días del solsticio sus fiestas en honor de Apolo y Saturno,  donde se intercambiaban regalos y se paralizaban las guerras y negocios, lo que se asemeja a la celebración cristiana.

Algunos autores han querido ver una relación entre el cristianismo primitivo y el culto a Mitra (deidad solar), que tuvo cierta difusión en el Bajo Imperio Romano entre los siglos I y IV d.C. Se trata de una religión mistérica de tipo iniciático basada en sociedades secretas y de la que apenas existe documentación escrita, pues su práctica se basaba en rituales y en la transmisión oral. Las fuentes para su estudio se basan principalmente en la iconografía. La relación de este culto con el cristianismo se basa, entre otros aspectos, en el paralelismo de la celebración del nacimiento de Mitra con el 25 de diciembre cristiano.

Los escandinavos y germanos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frei, el dios nórdico del sol naciente, la fertilidad y la lluvia.

Los mexicas (aztecas en la historiografía), celebraban en este periodo el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra. Los incas, por su parte, adoraban a Inti, nombre quechua del sol…

Parece ser que la fecha del nacimiento se estableció propiamente, con carácter general, en el siglo IV a raíz de la conversión al cristianismo del emperador romano Constantino.

La Iglesia católica considera la Navidad no sólo como una fecha, sino como todo un periodo y un tiempo de preparación espiritual, de oración y de reflexión llamado adviento (adventus Redemptoris, venida del Redentor) y que inicia el año litúrgico cristiano cuatro domingos antes del 25 de diciembre.

Para el mundo cristiano la Navidad es, en definitiva, la fiesta más popular del calendario litúrgico.

Bien es cierto que desde el siglo XIX se han ido afianzando y superponiendo tradiciones y costumbres, foráneas en muchos casos, donde intervienen personajes y elementos legendarios: Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, el árbol de Navidad, etc. que han desplazado en gran medida su primigenio carácter religioso.

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Publico en esta entrada una selección de pliegos sueltos alusivos al nacimiento de Jesús en el portal de Belén. Como se puede observar, en algunos de ellos se entremezclan otras composiciones que no guardan una relación estrecha con la natividad y que aluden a otros pasajes evangélicos.


Coplas al Sagrado Nacimiento. Barcelona, Impr. Herederos de Juan Jolis, s.a._A

Coplas al Sagrado Nacimiento. Barcelona, Impr. Herederos de Juan Jolis, s.a._B

Coplas del nacimiento de nuestro redentor. Barcelona, Impr. Juan Jolis, s.a._A

Coplas del nacimiento de nuestro redentor. Barcelona, Impr. Juan Jolis, s.a._B

Publico la portada de una rara reproducción facsímil hecha a finales del siglo XIX en papel por el erudito bibliófilo y editor don José Sancho Rayón (1830-1900).

Se trata de una composición de Lope de Sosa fechada en Salamanca en 1509.

Facsímil del pliego editado en Salamanca en 1509

Coplas al Niño perdido para cantarse en Nochebuena. Barcelona, Impr. Narciso Ramírez y Cía., 1871_A

Coplas al Niño perdido para cantarse en Nochebuena. Barcelona, Impr. Narciso Ramírez y Cía., 1871_B

El Niño perdido + Conversión de la samaritana. Barcelona, Impr. Llorens, 1867_A

El Niño perdido + Conversión de la samaritana. Barcelona, Impr. Llorens, 1867_B

Villancicos para cantar en maitines. Toledo, Impr. de Anguiano, 1820

Letrillas para cantarse en la Natividad del Señor, s. l. y s.a.
Antonio Lorenzo

viernes, 21 de diciembre de 2012

Desposorios de María y José

Collage de imágenes de san José
La figura de San José se encuentra envuelta en una especie de neblina en el imaginario colectivo de los cristianos. Las más de las veces se le asocia con la figura de un anciano que lleva en una de sus manos una vara florecida de nardo (o azucena) o bien con la figura de un ebanista que contempla los juegos de su hijo entre las virutas de la carpintería.



Los evangelios canónicos apenas nos facilitan noticias sobre José. Tan sólo en los primeros capítulos de los evangelios de Mateo y Lucas se nos ofrece una escueta información sobre el mismo y ambos se inician después de los desposorios de María con José.

Los fieles cristianos han querido suplir esa falta de información con lo narrado en la famosa Leyenda Dorada (o Áurea) de Jacobo de la Vorágine, a mediados del siglo XIII, o en diversos evangelios apócrifos, esto es, en aquellos evangelios  no admitidos por la Iglesia como revelados. De esta forma se ha conformado una imagen de san José que entronca con elementos legendarios que embellecen y amplifican lo que no se nos cuenta en los evangelios ‘oficiales’ y que, a pesar de su manifiesta ingenuidad, resultan sugerentes en gran medida.

Las principales fuentes apócrifas que ofrecen noticias sobre san José son las siguientes:
  •    El Protoevangelio de Santiago
  •    El Pseudo-Mateo
  •    El Evangelio de la natividad de la Virgen
  •    Historia de José, el carpintero
  •    Vida de la Virgen y muerte de José 
En estos evangelios se nos presenta a un José viudo y anciano que aceptó a María más como tutor que como esposo. Según la tradición, un ángel se le apareció a Zacarías, el sumo sacerdote, y le dijo: “sal y convoca a los viudos del pueblo; que traigan cada uno su cayado y a quien el Señor señale ése será su esposo”. Al recoger José su cayado una paloma salió del mismo y comenzó a revolotear sobre su cabeza (en otras versiones floreció la vara de forma repentina) por lo que se interpretó que era José el elegido para desposarse con María.

Este episodio de la vara recuerda a los poderes milagrosos de la vara florecida de Aarón, el hermano de Moisés, custodiada en el Arca de la Alianza junto con las Tablas de la Ley y un recipiente conteniendo el maná, Arca que simboliza el pacto entre Dios y el pueblo judío.

En el apócrifo titulado ‘Historia de José, el carpintero’ (Siglos VI ó VII),  se nos cuenta que José tenía de su primer matrimonio cuatro hijos y dos hijas, y hasta nos facilita sus nombres: Judas, Justo, Jacobo, Simeón, Assia y Lidia, y que, viudo de su primera esposa tras 49 años de matrimonio, recibió a María que contaba entonces alrededor de 12 años de edad.

De forma ingenua y candorosa nos aclara también que no perdió ni un solo diente de su boca y que conservó siempre su vitalidad y que vivió hasta los ciento once años.

En realidad no conocemos fehacientemente ni su procedencia exacta (Belén o Nazaret) ni tampoco su edad. Algunos exégetas suponen que José tendría entre 40 ó 50 años a la hora de su matrimonio con María; otros, lo cifran en torno a los 19 ó 20 años.

Tampoco se sabe con exactitud si en verdad fue carpintero (de gran predicamento en la tradición pictórica) o herrero, como quiere san Isidoro de Sevilla.

Joan de Joanes - San José con el niño Jesús
Lo que nos dicen los evangelios canónicos es que María ya se encontraba desposada con él y que antes de que conviviese con su prometido ella apareció en estado, lo que resulta contradictorio si no tenemos en cuenta las costumbres de la época donde se celebraban los ‘desposorios’ en casa de la novia y constituía de facto un verdadero matrimonio aún antes de la ceremonia matrimonial propiamente dicha.


Luis Juárez - Desposorios de la Virgen

Giotto - Desposorios de la Virgen

Rafael de Urbino - Desposorios de la Virgen
Tampoco sabemos con exactitud cómo conoció José el embarazo de María. Lo que sí nos cuentan los  evangelios es que sus dudas se disiparon al aparecérsele en sueños un ángel del Señor (Mt 1, 20).

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Los pliegos de cordel, como ejemplos de literatura popular impresa, se han hecho eco de estos acontecimientos con la intención de incitar y promover la piedad hacia aquellos a quienes van dirigidos, que no es otro que el pueblo llano y popular. Veamos un ejemplo sobre este tema proveniente de mi colección

Desposorios de María Santísima con san José. Barcelona, Impr. Cristina Segura, Vda. de Llorens, s.a._A
Desposorios de María Santísima con san José. Barcelona, Impr. Cristina Segura, Vda. de Llorens, s.a._B
Adjunto un romance, recogido por tradición oral en la provincia de Burgos por Narciso Alonso Cortés y un enlace a otra versión del mismo tema.

https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0777

                                      A unos desposorios castos    convida la Iglesia, amigos.
                                      Los desposados son santos;    vamos, seremos testigos.
                                      El desposado es José,    ¡qué grande dicha ha tenido:
                                      que se casa con María,    hija de Joaquín, su tío.
                                      Tiene la novia mil gracias,    de quince años no cumplidos;
                                      José tiene treinta y tres,    hermoso y bien parecido;
                                      pues para no estar ocioso,    de carpintero es su oficio.
                                      De reyes y patriarcas    ambos descienden, de fijo.
                                      pues lo dijo San Mateo    en un Evangelio escrito.
                                      Crióse aquí esta doncella    en el templo y con retiro;
                                      a los doce años, José    ha hecho este voto mismo;
                                      de este modo se ordenó    desposorios tan divinos.
                                      Era esta doncella rica    y sus padres eran ricos;
                                      era santa y muy hermosa,    y por aquiestos motivos
                                      cuantos mancebos había    de aquel linaje han venido
                                      cada uno deseando    la dicha de ser marido;
                                      entonces vino José    más que con otros destinos.
                                      Más bella que un serafín    su esposa le ha recibido.
                                      Allí todos conocieron    que era José el escogido
                                      para esposo de María;    dijo José enternecido:
                                      -Esposa, ¿te se ofrece algo?    Yo acudo en vuestro servicio.-
                                       Respondió: -Nada me falta.    Sólo quisiera deciros
                                       un secreto que en mi pecho    siempre he tenido escondido.
                                       Esto fue de que pequeña    siempre mi deseo ha sido
                                       conservarme en castidad    entonces reino suplicio (?)-
                                       Se componía su casa    en tres cuartos divididos:
                                       en uno pone José    sus herramientos de oficio
                                       y en otro pone María    para el descanso preciso.
                                       Trataba de caminarse    cogiendo un saco y dinero (sic)
                                       Se echó a descansar un rato,    luego se quedó dormido.
                                       La Virgen, que no ignoraba    de San José los destinos,
                                       dijo: -Levanta, José,    despierta si estás dormido,
                                       que el preñado de tu esposa    es por misterio divino.-
                                       -Me retiro a Galilea,    donde no sea conocido.-

Durante la Edad Media los anillos de la boda de María y José ejercieron cierta fascinación en la religiosidad popular influenciada por las narraciones apócrifas. De hecho, hay localidades que dicen poseer estos anillos donde son venerados. Hay monasterios benedictinos en Francia que aseguran poseer estas alianzas y que justifican por unas rocambolescas peripecias de los cruzados hasta llegar a su poder. Incluso en Notre Dame de París se llegó a afirmar que allí se custodiaban esas alianzas durante finales del siglo XIV y principios del XV. Pero es el anillo conservado en la catedral de San Lorenzo de Perugia el más afamado según la devoción popular, aunque no faltan otros ingredientes, casi de novela negra, como el tráfico de reliquias, robos de frailes ladrones, etc. La oferta de ganancias espirituales, milagros, favores e indulgencias fueron disputas comunes por la veracidad de la reliquia entre distintas ciudades.

Rafael de Urbino - Desposorios de la Virgen (detalle)
Como curiosidad, y debido a la falta de información para representar a san José, tengo a la vista un curiosísimo librito, editado en 1850, sobre la manera correcta de representar a san José, del que no me resisto a ofrecer unas imágenes.





























La devoción a san José se encuentra muy extendida por todo el mundo, donde se prodigan numerosas oraciones, gozos, novenas, el rezo de los siete domingos, etc.

Adjunto unos ejemplos, también de mi colección. El primero de ellos con una extraña anotación en la sobrecubierta que reproduzco.

La vara florida de san José, Madrid, 1875





Novenario a San José. S.l, 1811.
La fiesta de los desposorios de María y José se celebra el 23 de enero.

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¿Porqué a los José se les llama también Pepe?

Para cerrar esta entrada quiero dar respuesta a una curiosidad que no todos conocen.

En efecto, el llamar también Pepe a los José tiene su explicación. José no es el padre biológico de Jesús, es un padre putativo (es decir, el que se tiene o ejerce de padre pero sin serlo). Las iniciales de padre putativo son PP (me abstengo de comentar otras similitudes en el ánimo de todos). Estas iniciales se hicieron muy famosas, ya que figuraron en las imágenes del santo e incluso, muchas veces, cuando se leía un fragmento del evangelio o de algún teólogo en el cual salía el nombre de José, se añadía a continuación las iniciales PP.

Antonio Lorenzo