jueves, 2 de agosto de 2018

Coplas de la jota con 54 nombres de mujeres


Cincuenta y cuatro nombres de mujeres, en el mismo número de coplas, son las incluidas en este primer pliego, del que carecemos datos de impresor, año y lugar.

Añado, a continuación, otro pliego con la misma temática, aunque con variantes, y con el añadido de unas coplas genéricas con estribillo y unas octavas.

Este último pliego está impreso en Figueras por el impresor Antonio Matas, que desarrolló su labor entre 1796 y 1850, según los datos consultados en Els impressors figuerencs i la seva obra, de Inés Padrosa i Gorgot, en Annals del l'institut d'Estudis Empordanesos (1992), nº 25, pp. 224-282.









©Antonio Lorenzo

martes, 31 de julio de 2018

Portentoso milagro de la Virgen del Carmen castigando a la criada calumniadora


Portentoso milagro de la Virgen del Carmen castigando a la criada Rita Muñiz por quitarle el novio a Asunción, calumniarla y acusarla de robar las joyas de su ama. La intervención de la Virgen del Carmen resulta sorprendente, pues desde el cuadro que recogía su imagen comenzó a susurrar, con voz suave y misteriosa, sobre quién era la verdadera ladrona de las joyas. Inopinadamente, cayó al suelo un papel donde se indicaba, con todo lujo de detalles, el lugar donde se hallaban las joyas robadas. Tras ser descubierta, la malvada y despechada Rita acabó muriendo a consecuencia de un rayo que desfiguró y descompuso su cara mientras caía tropezando por la escalera, como trata de recoger la imagen que ilustra el impreso.

El pliego está editado en Madrid, sin fecha, y de venta en la calle Tabernillas, 2, pral.






©Antonio Lorenzo

jueves, 26 de julio de 2018

Mujeres vengadoras: doña Victoria Acevedo


Pocos romances engloban todo un conjunto de motivos recurrentes como el que reproduzco. Este "romance trágico" desarrolla los conocidos tópicos del casamiento impuesto por los padres, el motivo de la mujer disfrazada de varón o el de las mujeres arriscadas y valerosas, donde la mujer parece tener más arrestos y bravura que lo asociado al varón en el imaginario colectivo. Hembra de carácter viril que actúa, movida por las circunstancias, como un varón bravo y violento. Un inicial conflicto amoroso suele ser el desencadenante del severo e inopinado cambio de actitud en la dama, que suele pasar de mostrarse dócil y sumisa a mutarse en una valiente y brava dama que no duda en defenderse ante las agresiones de todo tipo de los varones. Desde un primer momento, no duda en ejecutar a su impuesto marido, como también lo hace con su amante cuando trata de satisfacer sus deseos o al capitán de su regimiento, al que ingresó disfrazada de varón.

En este tipo de romances resulta difícil establecer las diferencias entre la valentía y el delito, así como considerar a la mujer como transgresora de las normas sociales o como defensora de las mismas, ya que la diferenciación resulta borrosa, contradictoria y ambigua. Establecer características generales sobre estas mujeres valerosas resulta arriesgado, pues cada una de ellas responde a una serie de motivaciones que habría que matizar en cada caso.

Un breve resumen del impreso es como sigue:
Casada contra su gusto por deseo de sus padres, mata en la noche de bodas a su reciente marido en la cama (cercenándole el pescuezo). Vistiéndose de hombre huye con su amante. En su huida son descubiertos por la autoridad. Aunque ella logra escapar, tras matar a tres de sus perseguidores, su amante [don Florencio] acaba en la cárcel. En su escapatoria se cruza con una partida de bandoleros quienes, desconociendo su condición de mujer, acaban nombrándola capitán de la cuadrilla. Urden un plan para tratar de liberar a don Florencio, cosa que consiguen. Ya libres, don Florencio intenta consumar su ardorosa pasión con Victoria, a lo que ella se niega sorprendentemente aduciendo que no estaban casados. Tras intentar forzarla junto con otros dos compañeros de la cuadrilla, la resuelta dama no duda en liquidar al amante y a los dos compañeros. Al saber que ha sido descubierta su condición de mujer, huye a caballo. En su huida se encuentra con tres gitanos que intentan robarla, a lo que ella les da cumplida muerte sin contemplaciones. Para escapar de nuevo de la justicia tomó plaza de soldado con nombre supuesto en un regimiento. Su capitán, dudoso de que fuera un varón, trató de satisfacer sus deseos carnales, a lo que Victoria se negó matándolo sin miramientos con una espada. Tal cúmulo de situaciones inverosímiles acaban con nuestra protagonista hallando refugio en un convento y terminando posteriormente sus días en una cueva del desierto, donde llegó a ser ejemplo de anacoreta modelo.
El pliego está editado en Murcia en 1841 por la imprenta de la viuda e hijo de quien fuera su fundador: don José Santamaría. El origen de esta imprenta hay que situarla a finales del siglo XVIII, donde Antonio de Santa María (como también se documenta su apellido) se asoció con el también impresor Manuel Muñoz. Los sucesores de ambos militarían en bandos opuestos durante el llamado Trienio liberal o constitucional (1820-1823), poniendo sus respectivas imprentas al servicio de la causa liberal (Santa María) o a la causa absolutista (Manuel Muñoz), publicando edictos, bandos y folletos patrióticos. Tras la muerte de Santa María, ocurrida alrededor de 1812, el taller siguió funcionando en Orihuela (donde se había trasladado la imprenta desde 1791 hasta el 1820), año en el que tanto la viuda como su hijo José volvieron a instalarse de nuevo en Murcia) coincidiendo con los inicios del Trienio liberal y publicando ininterrumpidamente hasta el año 1854.





©Antonio Lorenzo

martes, 24 de julio de 2018

El crimen del zapatero + La mujer soldado

Supuesto retrato de "La monja alférez"
De la imprenta madrileña Rodas, que estuvo editando hasta el último cuarto del siglo pasado este pliego coloreado conteniendo el crimen del zapatero y la relación de la mujer soldado.

Respecto al crimen del zapatero descubierto por un pastorcillo, no es sino un ejemplo más del gusto por este tipo de romances truculentos. Más interés tiene la relación de la mujer soldado, pues el motivo de la mujer disfrazada de varón es un tópico literario de gran tradición. La reconocida e ilustre investigadora Carmen Bravo-Villasante dedicó su tesis doctoral en 1955 precisamente a este motivo literario en el teatro del siglo de Oro:  La mujer  vestida  de  hombre  en  el  teatro español  (siglos  XVI-XVII).  Revista de Occidente, Madrid,  1955. Se detiene especialmente en la utilización de este recurso en las comedias de Lope, Tirso o Calderón. Más recientemente, yo mismo publiqué un artículo con el título El motivo de la mujer "disfrazada de varón" en la tradición moderna, publicado en la Revista de Folklore, Valladolid, 1997. En dicho artículo, que puede consultarse a través del siguiente enlace, traté de extender el motivo literario a otras parcelas, como son el Romancero, el cuento tradicional y los pliegos de cordel. Ejemplo de estos últimos es el impreso que reproduzco.


El motivo de la mujer disfrazada de varón fue un recurso literario desarrollado, entre otros, por Lope en algunas de sus comedias, como: La  pérdida honrosa, La varona castellana, La montañesa famosa o La amistad pagada.   

El pliego reproducido carece de fecha de impresión, pero centra su interés al ser un ejemplo tardío de la persistencia de estos impresos en el último cuarto del siglo XX.




©Antonio Lorenzo

jueves, 19 de julio de 2018

Atrocidades de un pulgón en Constantinopla


Pliego de contenido inverosímil sobre las atrocidades cometidas por un pulgón en la ciudad de Constantinopla e inmediaciones.

El impreso carece de pie de imprenta, por lo que no figura ni fecha, ni imprenta ni año de edición.





©Antonio Lorenzo

sábado, 14 de julio de 2018

El gato madrileño y la soltera + La canción de la Ricarda y su amante

Gatos en la Puerta del Sol - Aguafuerte de Lorenzo Goñi (1911-1992)
Pliego donde, a través de la figura de los gatos, se critica más o menos veladamente, a las jovencitas que se dejan engatusar (nunca mejor dicho) por ellos. Como es sabido, a los madrileños se les apoda con el gentilicio de gatos. Sobre el porqué de esa denominación existen varias teorías; la más difundida está asociada a la agilidad y destreza que demostró un soldado, en tiempos de Alfonso VI, al escalar la muralla madrileña ayudado por una daga que iba clavando por las juntas de las piedras. Una vez arriba logró sustituir la bandera árabe por la cristiana. La consecuencia de su hazaña fue un gran acicate motivador para las tropas cristianas que, de este modo, pudieron reconquistar la ciudad. Dada su habilidad trepadora, al soldado le aplicaron el sobrenombre de gato, lo que con el tiempo fue extendiéndose a todos los nacidos en Madrid.

Continúa el pliego con la "Canción de la Ricarda y su amante don Mariano", macarrónicos versos de carácter procaz y de doble sentido, lo que recuerda a los célebres cuplés tan de moda en tiempos posteriores.

La simbología de los órganos genitales femeninos suelen asociarse popularmente con la huerta, la fuente, la noria, el pozo, el cántaro, el puchero, el conejo, etc., lo que es recurrente, no solo en los impresos populares que tratamos, sino en el cancionero folklórico en general, si bien no siempre fueron recogidos en los cancioneros impresos, ya fuera por recato o por la autocensura de los recopiladores.

El pliego está editado en Madrid, sin año, por la conocida Imprenta Universal, difusora de gran cantidad de pliegos de cordel.





©Antonio Lorenzo

domingo, 8 de julio de 2018

Sucesos extraordinarios: El extraño animal que devoró a 700 niños en la ciudad de Oporto


Otro caso insólito, tan del gusto de los pliegos de cordel, sobre un fiero animal que devoró nada menos que a setecientos niños en la ciudad portuguesa de Oporto "en este presente año".

Hay que observar que, para incitar e impresionar más al público en la compra o escucha del impreso, se habla en el título-resumen de que devoró a los niños, cuando en realidad los tenía encerrados en una cueva y los devolvió a sus padres tras explicar su presencia y actuación.

Contiene todos los tópicos recurrentes en estos casos: disculpas del narrador por su rusticidad estilística, la descripción del espantoso animal con tres cabezas, seis ojos, seis orejas, tres bocas y con uñas como fieros cuchillos, "cosas del abismo", que logra escapar a pesar de los más de setecientos tiros que le propinan. También escapa tras su persecución con ochenta caballos con "ginetes atrevidos" hasta que organizan una procesión hasta la cueva de la fiera donde celebran un exorcismo, y la fiera reconoce que es el mismo demonio enviado por Dios como castigo por la mala crianza de los niños.

El narrador se despide, como es habitual, pidiendo perdón por las faltas cometidas, aunque anunciando que continuará si se produce otra novedad.

                                                El ingenio Segoviano
                                                que como esta plana ha escrito,
                                                de la novedad que hubiere
                                                otra hará, y al tiempo mismo,
                                                de tantas faltas suplica
                                                que le perdonen benigno.

El impreso está editado en Valencia, sin año, por la imprenta de José Mompié, hijo del impresor, fallecido en 1855, Ildefonso Mompié. Su hijo José continuó con la actividad impresora de su padre. 



©Antonio Lorenzo

miércoles, 4 de julio de 2018

La criada perversa y envenenadora


Este pliego es un ejemplo más de sensacionalismo y de utilización de fórmulas de adjetivación morbosa, tan recurrentes y apreciadas por la clientela popular de este tipo de impresos.

El modelo social y de conducta que se desprende sobre la figura de la criada en los pliegos de cordel es en general negativo. El protagonismo que adquieren suele estar asociado a la envidia hacia los señores a los que sirve, siendo su imagen representativa de lo negativo frente a lo positivo asociado a los señores o damas de carácter noble en el imaginario social. La dicotomía entre los defectos de las criadas y las virtudes de los señores a los que sirven se encuentra muy presente en la gran mayoría de impresos populares donde aparecen las primeras. Entre los "defectos comunes" atribuidos a las criadas en los pliegos podemos citar la envidia, la falta de humildad, la maledicencia y la indiscreción.

En el pliego que reproduzco la figura de la criada va mucho más allá, pues a causa de su desmedida ambición acaba cometiendo un execrable crimen envenenando al hijo del señor con quien se casó.

Para un estudio más detallado sobre el papel de las sirvientas en los pliegos de cordel, remito al estudio de Juan Gomis Coloma: Sirvientas en la literatura de cordel, o la criada como enemigo doméstico, en "Cuadernos de Ilustración y Romanticismo", Universidad de Cádiz, Nº 20 (2014).

El pliego reproducido es un reimpresión barcelonesa de José Torrás de 1861.





©Antonio Lorenzo

sábado, 30 de junio de 2018

Sucesos extraordinarios: Erupción del volcán Epomeo (1883)


La isla de Ischia (Isquia) se encuentra frente a las costas de Nápoles y a pocos kilómetros del famoso volcán Vesubio. Es la isla más grande del archipiélago napolitano y se encuentra dividida actualmente en seis municipios.


La historia de la isla ha estado desde siempre llena de incidentes y de invasiones: griegos, normandos, bárbaros, visigodos, corsarios berberiscos, etc. Es una isla que ha sido saqueada repetidamente a lo largo de los siglos. Durante un espacio largo de tiempo su territorio perteneció a la Corona de Aragón, del que queda un imponente castillo que resulta una de las principales atracciones de la isla, conocido precisamente por el Castillo Aragonés. La primera fortaleza, sobre la que se asienta el castillo en la formación rocosa, data del año 474 antes de Cristo, pasando por numerosas ampliaciones y reforzamientos.

El rey Alfonso de Aragón restauró el castillo en el año 1441 mediante enormes muros y fortificaciones para defenderse de los ataques piratas. También fue durante su reinado cuando se conectó el promontorio donde se alza el castillo con la isla de Ischia mediante un puente de piedra de 220 metros de longitud.

Antiguo mapa de la isla de 1590
El famoso castillo se encuentra frente a las costas de Nápoles y de Capri, y actualmente es visitado por los numerosos turistas alojados en la isla.


En marzo de 1774, tras una serie de distintas ocupaciones, la isla fue tomada por los Borbones y administrada por un gobernador real asentado en el célebre castillo.

La noche del 27 de julio de 1883, tal y como narra el pliego reproducido, se produjo una enorme erupción desde el Monte Epomeo, identificado erróneamente con el volcán, ocasionando miles de víctimas e importantes pérdidas de todo tipo.

Monte Epomeo
El pliego fue editado en Palma de Mallorca, sin fecha, por la imprenta de B. Rotger, cuya inicial corresponde, como sabemos, a Bartolomé Rotger, editor desde finales del siglo XIX hasta al menos 1924.





©Antonio Lorenzo

domingo, 24 de junio de 2018

Sucesos extraordinarios: Erupción volcánica en la isla de Sangir (1856)


La isla de Sangir, (escrita también como Sangihe o Sanghir), es una de las pequeñas islas del archipiélago indonesio, situadas entre el mar de las Célebes y el mar de las Molucas, a medio camino de la isla de Mindanao en Filipinas. Su cercanía a las Filipinas, recordemos que fue posesión del imperio español hasta 1898, es tal vez lo que justifica, aparte del recurrente tremendismo, el interés del pliego por la erupción volcánica en una isla que, para la población de la península, resultaba sumamente lejana y desconocida. 

El pliego relata la violenta actividad volcánica del 2, 3 y 17 de marzo de 1856 (aunque en el impreso solo figura la recurrente frase de "en el presente año").

Rodeado con una elipse, el archipiélago puede situarse visualmente en el mapa de Indonesia.


El Monte Awu es el volcán más grande del archipiélago de Sangir. Sus sucesivas erupciones a lo largo del tiempo han ocasionado más de 8.000 muertes y numerosísimas pérdidas materiales.

El impreso fue editado en Barcelona, el mismo año de la catástrofe, por la imprenta de José Tauló para la Casa de Juan Llorens en 1856.




©Antonio Lorenzo