jueves, 11 de febrero de 2021

De oca a oca... y tiro porque me toca [I]

 

El conocido y siempre fascinante Juego de la Oca, considerado por lo común como un simple juego de mesa o azar, arrastra tras de sí numerosas hipótesis interpretativas, caracterizadas todas ellas con el común denominador de tratar de simbolizar la trayectoria vital y el acceso de la condición humana a una meta que suele identificarse con el Paraíso. Durante este recorrido vital han de superarse toda una serie de dificultades e inconvenientes antes de lograr alcanzar el objetivo buscado.

El tablero se compone de una espiral involutiva o de retroceso, donde si el jugador cae en la muerte (casilla 58) debe situarse de nuevo en la casilla número 1 y comenzar a recorrer el tablero cuando le llegue su turno. Es decir, que en la muerte convergen tanto el final como el principio, sin que represente un final o desenlace sino un nuevo comienzo, a modo de reencarnación, dependiendo del azar y del capricho juguetón de los dados siempre que quede algún adversario en el juego. Lo que se muere en el juego no es el jugador, sino su ficha.

Esta imitación simbólica de la vida a lo largo de su recorrido por las 63 casillas habituales admite variadas interpretaciones. En realidad, existen argumentos bien fundamentados que sostienen que el recorrido no acaba en la casilla 63, puesto que esta casilla no sería propiamente la meta, sino la puerta de entrada al Jardín de la Oca. La Gran Oca actuaría a modo de guardiana de la sabiduría secreta, aunque no se la encuentra escrita ni numerada. La casilla 64 correspondería, si nos atenemos al sentido trascendente del juego, a la unidad, al UNO en definitiva, (6+4=10; 1+0=1), que expresaría el fin de un ciclo o cierre del anillo relacionado con antiguas correspondencias numéricas a las que simplemente apuntamos.

Esta interpretación es una de las tantas sugeridas según las combinaciones numéricas empleadas, sobre todo con las referidas a las cifras 5, 7 y 9 solapándose unas a otras en divergencias interpretativas sin que podamos llegar a un acuerdo inequívoco, lo que engrandece de alguna manera el simbolismo del juego al considerarse tantas combinaciones numéricas como ejemplos de herméticos conocimientos o de interpretaciones fantasiosas, pasando de ser un mero entretenimiento a basarlo en complejas simbologías iniciáticas.

La interpretación de las casillas y sus pretendidos análisis numerológicos suponen complejos conocimientos matemáticos de múltiplos, submúltiplos, sumas y restas en una oscura relación entre las cifras que acaban por producir todo un desbarajuste mental si hacemos caso a quienes tratan de hallar significados esotéricos. Ejemplos característicos en el juego lo constituyen el puente de la casilla 6, la posada de la 19, el pozo de la casilla 31, el laberinto de la casilla 42, la cárcel de la casilla 52, los dados de las casillas 26 y 53, la muerte de la casilla 58, hasta llegar a la puerta del jardín en la casilla 63. 

Se ha señalado como precedente visual al tablero del Juego de la Oca el supuesto Juego de Mehen. Con su forma de serpiente enrollada se asocia al dios protector Ra durante su noche de viaje al inframundo, según la mitología del antiguo Egipto. Uno de los pocos ejemplares encontrados fue hallado como parte del ajuar mortuorio en la tumba del faraón Huni de la III dinastía para facilitarle, se supone, la lucha contra la serpiente en el mundo de los Muertos. No obstante, no se conoce en realidad su función, ya que al no disponer de marcas en las aparentes casillas no podemos inferir el que fuera un precursor de nuestro juego salvo por su similitud gráfica.

Más interés tienen las consideraciones de Hipócrates (siglo V a.C.), en su concepción médico-antropológica de la naturaleza humana. Hipócrates consideraba al ser humano como una especie de microcosmos, como un todo compuesto por partes y con capacidad autorreguladora. De este modo distinguía en su naturaleza cuatro humores o principios activos relacionados a su vez con las estaciones del año y con cuatro temperamentos (melancólico, flemático, sanguíneo y colérico). Por otra parte, sostenía que la distribución de las edades de la vida se cifraba en periodos de siete años (número sagrado) distribuidos en 9 etapas. De este modo alcanzaríamos el número 63, tal y como se ha consolidado en nuestro famoso juego.

El Juego de la Oca es, pues, una alegoría de nuestra existencia, un recorrido con dificultades, premios y castigos a modo de una metáfora de la vida.

Las interpretaciones sobre el origen y la simbología que subyace en el Juego de la Oca son tan variadas, a la par que inverosímiles o incongruentes en su mayor parte, que afortunadamente no se ha alcanzado un consenso generalista debido a su amplio abanico de interpretaciones.

En esta primera entrada hago referencia a algunas de las sugeridas interpretaciones más conocidas sobre el itinerario que simboliza el recorrido hasta el paraíso representado por la Oca. Obviamente, ninguna de estas interpretaciones agota la significación del juego ni su simbolismo asociado a pesar de los numerosos intentos de desciframiento de sus signos.

Distintas culturas y tradiciones, como en los druidas y en algunas tradiciones chamánicas, se considera a la oca como un animal sagrado que guarda relación con fuerzas o espíritus invisibles. Los Aláis, pueblo nativo turco que se asienta en la República de Altái en Rusia, dispersos también en Mongolia y en regiones de China, en el ritual que practican sobre el sacrificio del caballo, el chamán trata de perseguir su alma montado en una oca. La oca ha estado desde antiguo asociada a las mancias como guías y mensajeras y conocedoras de los caminos de ida y de vuelta.

Tradiciones hindúes consideran también a la oca como animal sagrado. A Brahma, dios creador del universo y miembro de la tríada junto a Visnú (el dios preservador) y Shiva (el dios destructor), se le representa tradicionalmente con cuatro cabezas (símbolo de la sabiduría, con un recipiente con agua en sus manos usado para crear vida, un collar de cuentas para llevar el registro del tiempo del universo y una flor de loto). Se le representa montado en una oca con la que vuela por el universo.

En el mundo grecorromano también se atribuye a las ocas la facultad de ser anunciadoras de un peligro inminente, y por tanto protectoras. Las ocas fueron consideradas desde antiguo como guías sagradas enviadas por los dioses a la tierra.

El disco de Festo

Algunos estudiosos creen hallar una relación de similitud con el Juego de la Oca al conocido por el Disco de Festo (Phaistos o Faistos) en un sentido laberíntico e iniciático y por su similitud gráfica. Se trata de un disco plano de arcilla cocida donde se encuentran impresos una serie de signos incrustados con punzones cuando la arcilla se encontraba blanda y antes de cocerla.

Las dos caras del disco de Festo

Este objeto de arcilla cocida lo encontró el arqueólogo italiano Luigi Pernier en 1908 en las ruinas del antiguo palacio de Festos en la isla de Creta, dando lugar a variadas interpretaciones.

La conocida como cultura minoica o cretense hace referencia a la civilización prehelénica desarrollada en la isla de Creta, al sur de Grecia, entre los años 3.000 y 2000 a.C, y cuya denominación se debe al legendario rey mitológico Minos, quien engrandeció la cultura cretense. Se trata de la primera gran civilización mediterránea europea gracias a su excelente posición para desarrollar actividades comerciales y a lo que se unía su clima suave.



Ruinas del Palacio minoico en Creta

Se ha apuntado la hipótesis, al ser los cretenses grandes comerciantes, de que el disco fuera una especie de documento comercial, no de forma textual, sino en el sentido de interpretar sus símbolos como objetos relacionados precisamente con el comercio, a modo de lista de tareas o de calendario anual portátil que daría información precisa a aquellos comerciantes con los que trataban.

Se ha interpretado también como una especie de calendario-juego con disposición discoidal en espiral y de controvertida interpretación no resuelta del todo y con una fabulosa e indemostrable relación con el juego de la Oca, salvo su semejanza gráfica. Su consideración como calendario se basa en las 31 casillas de una de las caras y de 30 en la posterior, de lo que se conoce confirmación arqueológica desde el primer milenio a.C.

No obstante, y que sepamos, no existe ninguna prueba indiscutible y convincente sobre las propuestas de desciframiento o de interpretación de este extraordinario disco. Tampoco se descarta la teoría de encontrarnos ante una falsificación, como argumentó el Dr. Jerry Eisenberg en la Review of Ancient Art & Archaeology, Minerva (2008).

Palamedes y el Juego de la Oca


Hay una teoría en la que se basan y dan crédito algunos estudiosos donde sostienen que el Juego de la Oca, al igual que el del ajedrez, lo inventó Palamedes (hijo del rey de la isla de Eubea y sobrino de Poseidón), personaje que participó en la controvertida Guerra de Troya, al que se atribuye también el invento de los juegos de dados. Argumentan también que Palamedes inventó este juego en su intento de resolver en parte la holgazanería de los sitiadores de Troya y alimentar la moral de las tropas para evitar las consecuencias nefastas a nivel militar. La forma supuestamente circular de las edificaciones troyanas pudo haber inspirado a Palamedes, según esta estrafalaria teoría, a considerar la espiral de las rutas de los gansos en una especie de recorrido laberíntico cuyo objetivo final estaba sujeto a obstáculos y retrocesos antes de alcanzar la ansiada meta. Aparte de atribuir a Palamedes la invención de los juegos de azar también se le adjudica ser el inventor de la balanza, así como un experto en el conocimiento del modo de orientarse y en el cálculo de las distancias, tan importante en la navegación marítima. También pronosticó una peste y la forma de combatirla.

Rembrandt - Palamedes ante Agamenón (1624)

Se ha señalado también la relación de la oca con la llamada alectomancia, una de las formas de adivinación y de presagiar el futuro. Para ello, se ponía un gallo (sustituido a veces por una oca) en medio de un círculo donde se dibujaban 24 casillas correspondientes a las 24 letras del alfabeto griego antiguo. En cada casilla se depositaba un grano dejando que el gallo eligiera y consumiera grano por grano anotándose la sucesión de letras que serían traducidas en palabras dando respuesta a la pregunta inicial.

Los Templarios, el Camino de Santiago y el Juego de la Oca

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, conocida de forma abreviada como la Orden del Temple, fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la primera cruzada. Pero fue en el año 1129 cuando se aprobó oficialmente su creación en el Concilio de Troyes. La Orden de los Caballeros Templarios se formó para defender a los peregrinos que acudían a los Santos Lugares en Palestina. Se mantuvo activa aproximadamente durante dos siglos. Estos monjes-soldados comenzaron protegiendo a los peregrinos hacia Jerusalén, aunque fueron progresivamente ampliando su radio de acción por Europa con principal referencia simbólica al Camino de Santiago.

La palabra peregrino aparece por primera vez en nuestra lengua en los poemas de Berceo, en la primera mitad del siglo XIII, para denominar a los cristianos que viajaban a Roma o a Palestina para visitar los lugares sagrados. De estos peregrinos surgirá posteriormente la idea de las Cruzadas, enviadas para reconquistar los lugares que los cristianos consideraban sagrados y que estaban en poder de pueblos de otras religiones.

Los Templarios eran los guardianes de los Lugares Santos de Jerusalén, así como de los caminos que conducían a los mismos. Esta labor de custodia se extendió progresivamente al Camino de Santiago, por entonces aún en manos de los musulmanes en muchos de sus tramos en la Península Ibérica.

Existe una amplia literatura donde se sostiene que el Juego de la Oca, es un mapa simbólico cifrado del Camino de Santiago, donde los templarios, a través de su vinculación con el gremio de los constructores y maestros canteros, marcaban con determinados signos los lugares que consideraban poseían determinada significación: iglesias, catedrales, puentes o castillos defensivos. Esta especie de jeroglífico simbólico solo era conocido por los iniciados de la Orden, permitiendo su entendimiento a todos los caballeros de la misma independientemente de su procedencia.

El juego de la oca no fue inventado por los templarios y su relación con el camino se basa en señalar su paralelismo en el sentido de un viaje simbólico, al margen de que se trate de una especie de mapa criptográfico de ida y vuelta, idea que ha prosperado y que se da por cierta.

Los templarios, con la ayuda de los constructores y maestros canteros, han dejado huellas simbólicas a lo largo del camino a través de la simbología vinculada con el juego de la Oca (espirales, laberintos, pozos...) que muchos autores creen identificar en topónimos, catedrales, edificios, castillos e iglesias.


El trayecto a Compostela se considera, pues, un camino iniciático independientemente de donde se venga. El peregrino no es propiamente un viajero, sino alguien que emprende el camino, ya sea a Compostela o a otros lugares considerados sagrados, movido por un deseo de purificación interior que incluye una promesa o una acción de gracias. 

La ruta jacobea proporcionó a los templarios grandes beneficios económicos, pues al margen del fervor religioso de los peregrinos que querían contemplar las controvertidas reliquias de los diferentes lugares que recorrían, tenían que pernoctar en albergues, hospederías, encomiendas u hospitales, lo que iba en beneficio de la Orden, que ya ostentaba un enorme poder,  hasta que se decidió la supresión de la misma en el Concilio  de Vienne en el 1312.

Tras la disolución de la orden, el Temple resurgió secretamente a través de logias y sociedades secretas relacionadas con otras ya existentes: rosacruces, cátaros, francmasones... o diseminados en órdenes militares como la de Calatrava, Monfragüe, Montesa, Alcántara o Santiago.

Otra de las hipótesis interpretativas sobre el juego de la Oca en relación a los templarios  se refiere a la creencia de que fueron ellos siglo XII quienes utilizaron las conchas del nautilus (molusco cefalópodo que habita en una concha de forma de espiral formada por cámaras separadas por tabiques) como juego con significado esotérico al corresponder el número 63 con las oquedades que quedan en el corte del nautilus por la mitad al dividir a este cefalópodo en dos. En estos espacios, dicen los que sostienen esta incongruente teoría, los iniciados dibujaban mensajes criptográficos, algo que, de ser así, supondría una capacidad y agudeza visual asombrosa. 


Hay estudiosos que sostienen convencidos, en su desbordante imaginación, que la concha del nautilus pudo usarse como tablero de juego y ser origen del Juego de la Oca, juego practicado por antiguos marineros. Se afirma también que dicho juego ya existía hace cuatro mil años con sentido iniciático y laberíntico y con relación numérica con calendarios lunares.
 
Grabado de Bartolomeo Pinelli (1781-1835)

Para no alargar en demasía esta entrada del blog, ampliaré más adelante la relación del Camino de Santiago con el Juego de la Oca, así como las primeras muestras de este juego en la corte española en tiempos de Felipe II; su relación con el tratado de Filosofía cortesana (1587) de Alonso de Barros y con los cinco libros que integran el Codex Calixtinus (mediados del siglo XII) conservado en la catedral compostelana, así como su relación con las aucas (ocas), conocidas también como aleluyas dentro del ámbito preferentemente catalán, así como diversas reproducciones o ejemplos del juego.

©Antonio Lorenzo

sábado, 6 de febrero de 2021

Despedida amorosa + Canción de desprecio a una fea presumida

 

Del conocido establecimiento de Juan B. Vidal en la localidad de Reus, reproduzco este deteriorado pliego que recoge una recurrente despedida amorosa, acompañada a continuación por una burlesca canción a una fea presumida donde se trasluce su carácter misógino, tan frecuente en la literatura popular impresa de siglos pasados.





©Antonio Lorenzo


sábado, 30 de enero de 2021

Despedida de dos finos amantes

 

Despedida de dos «finos» amantes donde el enamorado expresa a su amada que su amor hacia él debe ser exclusivo y acusándola de deslealtad. A su vez, la enamorada reprocha a su enamorado su desconfianza y recelo, pero dice aceptar su marcha con gran sentimiento y desconsuelo.

El pliego fue impreso en Barcelona por la conocida imprenta de Estivill, en la calle de la Boria, taller al que dediqué una entrada que puede consultarse en el siguiente enlace:

             https://adarve5.blogspot.com/2014/03/apuntes-sobre-impresores-y-estamperos.html





©Antonio Lorenzo


viernes, 22 de enero de 2021

Prodigioso caso sucedido entre un caballero y un pobre jornalero

Xilografía del pliego editado en Valladolid por Santarén [s.a.]

De la imprenta de Núñez Espinosa, quien fuera impresor en Santiago de Compostela entre 1840 y 1853, procede este pliego [s.a.] donde se narra cómo un pobre jornalero, «en cierta ciudad de España», salió a buscar el jornal para poder dar de comer a sus hijos. A su vuelta a casa sin encontrar la forma de darlos de comer se encontró con un caballero que le ofreció una ayuda a cambio de que entrase en el templo y ofreciera la misa en su nombre como medio de intercesión y purificación de sus pecados. Tras la misa, el jornalero se dirigió a casa del caballero para recibir la ayuda prometida siendo recompensado con cuarenta reales. En su regreso a casa oyó en el camino unas extrañas voces conminándole a regresar al domicilio del caballero por lo escaso de la cantidad recibida, algo que sucedió de forma reiterativa a modo de señal divina para incitar al caballero a aumentar la ayuda al jornalero y recalcar, de esta forma, la importancia de la misa diaria como medio de purificación frente a la condenación eterna.

El esquema conceptual que trasluce del pliego se centra en la dicotomía entre un hombre rico y pecador que «utiliza» a un pobre jornalero, carente de recursos, pero honrado y trabajador, para que a través del ofrecimiento de la misa en beneficio del caballero pudiera este reparar sus pecados, eso sí, a cambio de un dinero que iba aumentando progresivamente según las señales divinas. El resultado final es que el caballero consiguió morir santamente y absuelto de sus pecados.

El ofrecimiento de una misa, sea por algún motivo determinado o como recurso para solicitar alguna gracia o cuando se hacía por los difuntos, remonta a una antigua tradición mantenida por la iglesia católica previa la sugerida aportación de una ofrenda para la misma. Según esta tradición, el ofrecimiento de una misa no solo se refiere a la acción de gracias a Dios, sino que también produce efectos purificadores y reparadores, previo estipendio del solicitante, como hábilmente se recoge en el «Catecismo de la Iglesia Católica» (CEC, 1414):
 «En cuanto sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales». 




©Antonio Lorenzo

sábado, 16 de enero de 2021

Prodigiosa evasión de un reo condenado a muerte

 

Pliego editado en Madrid por la conocida imprenta de la calle Juanelo donde se narra la curiosa historia de un «ladrón de mucho nombre», condenado a muerte por sus robos y que convenció al religioso que fue a confesarle, como era costumbre antes de proceder a su ejecución, el que colocase una silla sobre el altar de la capilla donde se encontraban. Tras ello, encaramándose el reo sobre los hombros del religioso y tras un formidable salto, alcanzó la ventana por la que accedió a los tejados para escaparse.

El religioso, al cabo de los años de este suceso, mientras recorría diversos pueblos predicando misiones, encontrándose extraviado en una noche tumultuosa, logró encontrar refugio gracias a la ayuda de un paisano que resultó ser el que fuera el reo condenado a muerte al que confesó veinte años atrás, que ahora se encontraba felizmente casado y en compañía de sus bellos ocho hijos.

El trasunto moral que se desprende de esta relación viene a recalcar la importancia del propósito de enmienda de nuestros pecados o errores cometidos en el pasado como forma de expiar una conducta inadecuada.




©Antonio Lorenzo


viernes, 8 de enero de 2021

La I República española y la despedida de Amadeo de Saboya

 

Lámina que recoge una buena valoración de quien fuera un efímero rey de España y que dio paso a la I República española, proclamada por las Cortes el 11 de febrero de 1873 y que duró hasta el 29 de diciembre de 1874.

No fue fácil la búsqueda de un nuevo monarca tras la salida al exilio de la reina Isabel II destronada a raíz de los sucesos revolucionarios de septiembre de 1868. Varios de los candidatos propuestos para ostentar el trono de España no cuajaron, entre ellos el duque de Montpensier o el mismo general Espartero. Al final, y con el decidido apoyo del general Prim, Amadeo de Saboya, segundo hijo del rey de Italia, aceptó el compromiso siendo aprobado por las Cortes.

Su corto reinado no contó con el apoyo de la opinión pública ni con el de los distintos sectores políticos, así como tampoco por la nobleza ni por el clero, ya que su padre, el rey de Italia Víctor Manuel II, fue excomulgado por la iglesia católica después de que el ejército italiano tomara Roma el año 1870 y el papa Pío IX se vio obligado a retirarse al Vaticano. 

Amadeo representaba y apoyaba un régimen liberal frente a los partidarios de la destronada Isabel II.

Pese a que en un primer momento contó con el apoyo de los progresistas, unionistas y demócratas, el fraccionamiento de estos grupos dificultó el desarrollo de su breve reinado. Durante el mismo, Amadeo I pretendió establecer un turno pacífico de gobierno entre las principales facciones en que se había dividido el partido progresista, aunque resultó un intento fracasado.

Algo más de dos años fue lo que duró su reinado y tras las luchas entre diversos sectores se vio presionado a presentar su renuncia ante las Cortes.

El papel moderador del monarca en la observancia de las prácticas institucionales y en el desempeño de sus funciones arbitrales no lograron impedir las disputas entre conservadores y radicales, llevando al fracaso el primer intento de experiencia monárquico-democrática de la historia de España.

«Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los qué con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles, todos, invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. …Nadie achacará á flaqueza de ánimo mi resolución. No había peligro que me moviera a desceñirme la Corona si creyera que la llevaba en mis sienes para bien de los españoles, ni causó mella en mi ánimo el que corrió la vida de mi augusta esposa, que en este solemne momento manifiesta, como yo el vivo deseo de que en su día se indulte a los autores de aquel atentado. Pero tengo hoy la firmísima convicción de que serían estériles mis esfuerzos e irrealizables mis propósitos. Estas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver a la nación; y en su nombre a vosotros, la corona que me ofrecía el voto nacional». 

                                   (Fragmento del discurso de abdicación de Amadeo I ante las Cortes)
La idea principal que recorre el texto es su clara referencia a la constante división entre los distintos sectores políticos que debían haberle apoyado durante su reinado, a que no hay enemigos exteriores, sino que es la continua debilidad interna entre los partidos políticos, junto a las tensiones que provocaban los carlistas o republicanos la causa principal de su abdicación al trono de España.

La lámina reproducida se hallaba en venta en la que parece ser la casa particular de Marcos Bargalló, distribuidor de este tipo de documentos y no sabemos si fuera además impresor o editor. Aunque no consta la fecha, todo parece indicar de que se trata del año 1873 tras la reciente abdicación del rey.



©Antonio Lorenzo

domingo, 3 de enero de 2021

Nacimiento de Jesús al modo del juego del ajedrez

 

Curiosa lámina sobre el nacimiento del Niño Jesús donde, a modo de rompecabezas, el curioso lector debe seleccionar el orden a seguir para su lectura en las veinticinco casillas que la componen.

La lámina está editada sin lugar de impresión y sin fecha.


©Antonio Lorenzo

jueves, 24 de diciembre de 2020

Cancionero muy gracioso del Santísimo Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo

 

Pliego sin lugar ni fecha de impresión y de controvertida atribución temporal.

Cabe la duda de si nos encontramos con un pliego burlonamente manipulado y alterado, ya que es uno de los que el gran bibliógrafo, editor y bibliotecario José Sancho Rayón dio a conocer en una extraordinaria colección de reproducciones fotolitográficas donde precisamente figura el que nos ocupa.

José Sancho Rayón (1830-1900), pionero de las ediciones facsimilares y conocido como el Culebro en los ambientes literarios por sus ingeniosas manipulaciones, inició en 1871 su Colección de Libros españoles raros o curiosos, de gran interés bibliográfico, y de forma paralela sus famosas Reproducciones fotolitográficas, muy buscadas desde entonces y de alta cotización. 

En la biblioteca de la Hispanic Society of America de New York se conserva un ejemplar que perteneció al Marqués de Jerez de los Caballeros, según extraigo del imprescindible estudio que Víctor Infantes dedicó a la figura de Sancho Rayón y que cito al final. Parece ser que el Marqués, aunque no hay certeza absoluta, mandó reproducir posteriormente este pliego de su propiedad, quizá como presente navideño hacia sus amigos, en una escasa tirada en las prensas sevillanas de Francisco Saña en 1890 y fijando su tirada en 60 ejemplares.

El Marqués de Jerez de los Caballeros (Manuel Pérez de Guzmán y Boza), fue el que compró gran parte de la biblioteca de Sancho Rayón tras su fallecimiento en 1900 y recomprada a su vez en 1902 por el hispanista y millonario americano Archer Milton Huntington. Gran parte de sus numerosas adquisiciones se conservan desde entonces en la Hispanic Society (fundada en 1904), que cuenta con copias únicas y primeras ediciones significativas de la historia literaria española, así como exclusivas pinturas de Sorolla y todo tipo de valiosos documentos. 

En el texto de la cabecera del pliego se nos dice que fue compuesto por Lope de Sosa, natural de Salamanca. Del tal Lope de Sosa no hemos encontrado referencias verosímiles, puesto que se trata de un nombre muy común y frecuente en la época, algo que hasta ha dado título a la cabecera de una revista, como veremos.

Sea como sea, y dejando al margen disquisiciones bibliográficas que nos alejan del propósito meramente divulgador del blog, el interés del pliego se acrecienta por dar a conocer unas hermosas coplas referentes al nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

Tras su reproducción añado unas interesantes referencias sobre el mismo publicadas en la revista mensual La Basílica Teresiana, editada en Salamanca, correspondiente al mes de diciembre de 1920 y reseñadas por A.G.B. Dichas iniciales corresponden seguramente al propio director de la publicación y catedrático de la universidad: don Antonio García Boiza (1885-1950). Añado a continuación la fuente de donde se extrajo la referencia inicial que nos ocupa.





De la revista La Basílica Teresiana, reproduzco el artículo de Antonio García Boiza, donde comenta la consulta y reproduce las coplas sacadas de la revista jienense Don Lope de Sosa, coincidente precisamente con el nombre del supuesto autor de las coplas.







Estas coplas aparecieron transcritas un año antes (1919), junto con la reproducción en facsímil de la portada de este «Cancionero gracioso» en la revista comentada anteriormente Don Lope de Sosa. Dicha revista, que recoge todo tipo de aspectos culturales de la provincia de Jaén en esos años, la fundó Alfredo Cazabán Laguna en 1913, de la que se editaron un total de 216 números hasta el año de su desaparición en 1930. Se trata, sin duda, de una revista imprescindible para conocer el legado histórico y cultural de Jaén y su provincia, de la que reproduzco la portada del primer número y que afortunadamente puede consultarse de forma completa a través del siguiente enlace:



Si cotejamos las coplas del pliego con las reproducidas en la revista La Basílica Teresiana (copiadas a su vez del número de diciembre de 1919 de la revista Don Lope de Sosa), observamos que el número de coplas reproducidas es considerablemente mayor que las que integran el pliego. Ello viene a alimentar las sospechas de que el pliego reproducido es una adaptación posterior de un dudoso original y donde las coplas no parecen, además, proceder de una misma pluma.

La noticia que recogía la revista en su número de diciembre del año 1919 es la siguiente:




Para saber más

Infantes, Víctor: Las reproducciones fotolitográficas de Sancho Rayón: una colección de burlas bibliográficas, Valencia, Albatros, 1982. Utilizo la reedición de este clásico estudio actualizado y revisado: Madrid, Turpin editores, 2016.

©Antonio Lorenzo