sábado, 16 de marzo de 2013

Mujeres vengadoras (2ª parte)


Esta fotografía, tomada en 1922 en Riudoms (Tarragona) por Marc Ribas Gimbernat, ilustra muy bien la historia de una de las mujeres vengadoras que aparecen en los pliegos de cordel y sobre la que vamos a detenernos por ser una de las más populares y sobre la que conocemos numerosas reimpresiones a lo largo del tiempo. Se trata de la historia de Sebastiana del Castillo, heroína cuyas andanzas impresas han circulado por toda clase plazas y hasta ha inspirado un baile, como luego veremos.

La historia de Sebastiana del Castillo entra de lleno en la poética de estas composiciones sobre las mujeres bravas y fuertes. Nacida en Jabalquinto (Provincia de Jaén, localidad cercana a Sierra Morena), sus padres, en connivencia con sus hermanos, la encerraron durante un año para impedir su relación con Juan González del Pino, mancebo granadino que «le paseaba la calle con fiestas y regocijos». Por medio de un escrito que le hace llegar desde su cautiverio le cita para encontrarse con ella y escaparse juntos. El mozo acude a la cita fuertemente armado, cosa que Sebastiana aprovecha para dar muerte a sus padres: «les sacó los corazones y en aceite los ha frito». Como el mozo quedó ‘amortecido’ por los hechos contemplados y no daba muestras de valentía y de arrestos, Sebastiana también lo mata por ser el causante de su desgracia. Se viste de hombre con sus ropas y se echa al monte para ajustar cuentas con sus hermanos. En su encuentro con ellos los mata de dos carabinazos y les corta las cabezas. También da cuenta de dos bandidos prófugos de la justicia con quienes se había refugiado en una cueva y que le recriminan la acción. Con las cuatro cabezas se dirige a Ciudad Rodrigo (Salamanca) y las expone en la  plaza, donde explica mediante un escrito los motivos de sus muertes y desafía a todo aquel que ose detenerla. El corregidor da aviso a sus ministros para prenderla y acudieron «infinitos», dando muerte Sebastiana «a dos alcaldes y hasta cinco o seis ministros». Sólo la pudo detener una fuerte pedrada en el pecho, lanzada desde un postigo, que dio con ella en el suelo donde fue apresada. Antes de ser ejecutada en la horca se arrepiente de sus crímenes y profiere unos lastimeros consejos para que los padres que tienen hijas no traten de impedir su matrimonio, como le sucedió a ella.

La narración, claro está, es inverosímil, pero se ajusta muy bien a la retórica de este tipo de pliegos donde entran en juego todos los rasgos de tremendismo propios de estas relaciones de sucesos tan del gusto popular.



Esta truculenta historia alcanzó gran éxito, como acredita la sucesión de reimpresiones que se produjeron a lo largo de los años. Según recoge Carmen Azaustre en su catálogo de 'Canciones y romances populares impresos en Barcelona en el siglo XIX' (ISBN 9788400051457), describe pliegos editados en la imprenta de J. Llorens (1850 y 1861), en la imprenta de Ramírez y Cª. (1871), en la imprenta Peninsular, del que expongo portada, (1880), en la imprenta de la Vda. Pla [s.a.] (del que expongo el pliego completo), así como las impresiones sin año de las imprentas de I. Estivill, El Abanico (del que expongo la portada), de Cristina Segura o de la Imprenta Española. Todas estas reimpresiones proceden solamente de Barcelona sin tener en cuenta las del resto de España.









Lérida: Imprenta de Christoval Escuder  [s.a.]
El 'ball' de Sebastiana

La historia de Sebastiana ha servido de argumento para uno de los bailes hablados más representados en el Camp de Tarragona.

Los llamados bailes hablados (balls parlats) consisten en una combinación de tres elementos: representación teatral, baile y música, cuya proporción depende del baile de que se trate. En este caso se trata de un baile donde intervienen personajes llevando armas de fuego que disparan en las fiestas mayores. Es parecido al ‘ball’ del bandolero Serrallonga o al de Joan Portela. Uno de los atractivos del baile era la exhibición y el uso de las armas: carabinas, trabucos, puñales, espadas, etc. Este baile se ejecutaba en las fiestas patronales de Tarragona o en los pueblos circundantes. Existen noticias de que en 1929 se representó en Tarragona y aún en fechas posteriores a la guerra civil. Ignoro si en fechas actuales se ha perdido definitivamente o se encuentra revitalizado.

La época dorada de estos ‘balls’ coincide con el esplendor económico del comercio catalán y el auge de los gremios que eran los que los organizaban y financiaban aproximadamente en la segunda mitad del siglo XIX. El decaimiento del poder gremial  coincide con el de los bailes que comento. El aspecto satírico de algunos bailes parece esconder una crítica a los poderes establecidos, por lo que fueron prohibidos muchas veces aduciendo al peligro de usar de forma indiscriminada la pólvora. Bajo estos bailes subyace la idealización de personajes marginales que vienen a convertirse en una especie de héroes del pueblo como trasfondo crítico frente al orden establecido. De este modo, el personaje de Sebastiana (con todos los matices que se quiera) vendría a configurarse como  ejemplo de mujer liberada.

En la ejecución de este ball se sigue básicamente la estructura del romance castellano con adaptaciones léxicas propias del catalán. De esta danza popular se conserva copia  escrita por Pablo Segura en Tarragona el año 1878, arreglada y versificada de nuevo por el cronista de la ciudad, el Sr. Salvat y Bové.

En dicha copia se especifica la colocación de los personajes y los diálogos que se van desarrollando en nueve escenas y donde se acota fielmente el sitio donde se debe interpretar la música.

                      


En la representación, Sebastiana simula cabalgar en un caballo hecho de cartón y va ataviada con pañuelo a la cabeza, corpiño, zurrón con pólvora, pistolón al cinto, escopeta y puñal o espada. Hay noticias de que en la representación cometía todos sus crímenes sin bajar del caballo y que solía ser un hombre, debidamente caracterizado, el encargado de asumir su papel.


Para un desarrollo más pormenorizado de este ball remito al trabajo de Elisa Arévalo, al que se puede acceder a través del siguiente enlace:




Antonio Lorenzo

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