Las aleluyas, junto con los romances, estampas piadosas, etc. fue un medio barato y adecuado para ofrecer una formación rudimentaria a los lectores menos instruidos.
En el caso de este pliego de aleluyas, dirigido a un público infantil, se nos presenta el abecedario asociando cada letra a una imagen supuestamente representativa, donde el mundo taurino cobra una especial relevancia.
No figura ni el año ni el editor.
Antonio Lorenzo
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