Lavanderas en el Manzanares con el Puente de Toledo al fondo |
Es importante contextualizar este impreso, teniendo en cuenta la fecha de su edición, de 1706, para comprender adecuadamente algunas de las referencias que contienen. Dicha fecha coincide con parte de la Guerra de Sucesión Española entre los partidarios del rey borbón Felipe V y los partidarios del Archiduque austriaco, coronado con el nombre de Carlos III en gran parte de Cataluña y Aragón, frente al poder ejercido por los partidarios castellanos en favor de Felipe V. El año de 1706, fecha del impreso, coincide con el Sitio de Barcelona, una de las más importantes contiendas entre los partidarios del Archiduque austriaco (Carlos III) y los de Felipe V. La rebelión catalana (favorable en general a las pretensiones del Archiduque) se extendió a Zaragoza con victorias parciales de uno y otro bando produciéndose posicionamientos a favor de uno u otro pretendiente al trono en prácticamente la totalidad de la península. En este ambiente de confrontación es donde hay que situar el impreso reproducido. Dicho impreso toma un claro partido favorable al rey borbón Felipe V, lo que se aprovecha para criticar y satirizar a las a las regiones que apoyaban al Archiduque Carlos.
El impreso hace hincapié en la lejía como el mejor instrumento para borrar y limpiar las manchas. Mediante este recurso se aprovecha el tema de la lejía para criticar satíricamente las "manchas" de la gente de la corte, a lo que se añade un repaso por las distintas regiones españolas utilizando la ropa y sus manchas como elemento de crítica social.
La repetitiva expresión "todo saldrá a la colada", se aprovecha para criticar determinadas acciones o posturas referidas a las distintas regiones teniendo en cuenta la época a la que se refiere el impreso. Así, se menciona por ejemplo a la "ropa portuguesa" que le cayó una mancha al unirse a la "ropa" inglesa, pero... todo saldrá a la colada.
Ya desde entonces, la mención a Cataluña y a sus "manchas" se expresa en el impreso como sigue:
El impreso hace hincapié en la lejía como el mejor instrumento para borrar y limpiar las manchas. Mediante este recurso se aprovecha el tema de la lejía para criticar satíricamente las "manchas" de la gente de la corte, a lo que se añade un repaso por las distintas regiones españolas utilizando la ropa y sus manchas como elemento de crítica social.
La repetitiva expresión "todo saldrá a la colada", se aprovecha para criticar determinadas acciones o posturas referidas a las distintas regiones teniendo en cuenta la época a la que se refiere el impreso. Así, se menciona por ejemplo a la "ropa portuguesa" que le cayó una mancha al unirse a la "ropa" inglesa, pero... todo saldrá a la colada.
Ya desde entonces, la mención a Cataluña y a sus "manchas" se expresa en el impreso como sigue:
Cataluña en mi conciencia,
según las manchas que tiene,
me parece que conviene
darle un jabón de Palencia;
su rebelde resistencia
merece un jabón tirano,
y apretarle bien la mano
que está la mancha entrapada.
..."todo saldrá a la colada"
Tras repasar las distintas regiones y sus "manchas", se vaticina que el rey Felipe aplicará la consabida lejía para sacar "tanta mancha endemoniada".
Las lavanderas del Manzanares
La importancia de las lavanderas en la vida social del Madrid de entonces, hasta bien avanzado el siglo XX, merece unas breves notas que entresaco en parte del siguiente blog:
La importancia de las lavanderas en la vida social del Madrid de entonces, hasta bien avanzado el siglo XX, merece unas breves notas que entresaco en parte del siguiente blog:
En Madrid, un número elevado de mujeres, desde niñas a ancianas, no podían conseguir otro modo de vida mejor que dedicarse a lavar la ropa, de la mañana a la noche, en la propia orilla del río Manzanares o en los lavaderos, tanto si hacía frío, calor, lloviera o nevara. El número de lavanderas, entre finales del siglo XIX y principios del XX, se puede estimar en unas 5.000 mujeres dedicadas a este duro trabajo, mal pagado e insalubre, con contacto permanente de prendas infectadas, de enfermos contagiosos, sin medios de desinfección ni protección. Este trabajo conllevaba otras tareas aparejadas, como son el traslado de la ropa, desde los hogares donde se recogía hasta el río y su devolución, ya limpia y seca, a su lugar de origen. Esto se hacía en cualquier época del año, como ya se ha comentado y, además, debían cargar con sus hijos, si es que no tenían con quién dejarlos permaneciendo junto a ellas a la orilla del río o deambulando solos por los barrios aledaños o zonas de miseria de la ciudad.
Este trabajo suponía un esfuerzo físico muy fuerte por la cantidad de horas que permanecían agachadas, encorvadas y de rodillas, soportando las inclemencias del tiempo.
Algo mejoró su precaria situación al crearse un Asilo de Lavanderas en tiempos de exiguo reinado de Amadeo de Saboya y por sugerencia de su esposa María Victoria. El asilo se inauguró en 1871, situado entre la Puerta de San Vicente y el Paseo de la Florida. En sus dependencias se daba asilo a los niños de las lavanderas hasta los cinco años de edad, en lo que se podría considerarse como la primera guardería de España.
El impreso nos remite a la conversación de dos lavanderas de Carabanchel: Mari-García y su nuera Isabel. El entonces pueblo de Carabanchel (tanto el Alto como el Bajo), debería contar con un elevado número de mujeres cuyo oficio era precisamente el de lavanderas. Como curiosidad, en un artículo recogido en La Correspondencia de España, del 17 de enero de 1870, se nos informa de la casi terminación de una Colonia de Lavanderas a poca distancia de Carabanchel Alto:
Tras la reproducción del impreso añado una pequeña e interesante selección de fotos sobre la actividad de las lavanderas en el río Manzanares para ilustrar su precario oficio.
Algo mejoró su precaria situación al crearse un Asilo de Lavanderas en tiempos de exiguo reinado de Amadeo de Saboya y por sugerencia de su esposa María Victoria. El asilo se inauguró en 1871, situado entre la Puerta de San Vicente y el Paseo de la Florida. En sus dependencias se daba asilo a los niños de las lavanderas hasta los cinco años de edad, en lo que se podría considerarse como la primera guardería de España.
Desaparecido Asilo lavanderas en la Glorieta de San Vicente (1934) |
"Ya está a punto de terminarse la magnífica colonia de lavanderas establecida a poca distancia de Carabanchel alto donde a las mujeres que se dedican al lavado de ropas no se les hará tan penoso su trabajo.Desgraciadamente no he logrado conseguir una mayor documentación sobre esta Colonia ni fijar tampoco su ubicación exacta. Respecto a su propietaria y benefactora, doña María Hernández Espinosa, sí sabemos que, como duquesa de Santoña y marquesa de Manzanedo por su matrimonio, fue también la principal impulsora y financiadora del Hospital del Niño Jesús madrileño.
La sección que puede llamarse del lavado la forma un excelente depósito para las aguas donde pueden colocarse cómodamente hasta 3.000 lavanderas, por secciones de diez en diez, con su caldera de colada y tendederos separados (...).
La señora doña María Hernández y Espinosa, propietaria de la colonia, ha querido formar un gran pueblo en los vastísimos terrenos que posee en Carabanchel y al efecto ha empezado a construir ya cien casas de las 500 que piensa hacer para las lavanderas y operarios de la colonia, cuyos alquileres podrán pagarlos desahogadamente los jornaleros. Pero otra circunstancia hará que muy pronto se transforme esta sitio en un gran pueblo. Esto será a principios del próximo mes [febrero de 1870] cuando empiece a funcionar una fábrica de jabón montada al vapor (…).
El punto que ocupa la colonia, por último, es sumamente saludable y si a esto y a las comodidades que dentro de poco ha de reunir, pues no faltarán tiendas de comestibles, tahona, médico, botica y hasta iglesia, se agrega que tendrá estación de ferrocarril a 30 metros de distancia, cuando se haga la línea de Malpartida, no podrá dudarse que la nueva colonia del Carmen será dentro de poco un nuevo pueblo exento de pobres, puesto que sus moradores tendrán asegurado el trabajo".
Tras la reproducción del impreso añado una pequeña e interesante selección de fotos sobre la actividad de las lavanderas en el río Manzanares para ilustrar su precario oficio.
Selección de fotografías
Lavanderas en el Manzanares, por Eusebio Pérez Valluerca (1887) |
Lavanderas en el Río Manzanares por Emilio Po y Dalmau (1876-1933) |
©Antonio Lorenzo
Hola, buscando la colonia del Carmen, de las lavanderas, he dado con tu página. No sé si seré capaz de subir la foto que quiero subir pero... lo intento. Creo, que la colonia podría ser esa.
ResponderEliminarPor cierto, bonita entrada
[img]https://drive.google.com/file/d/1YtMj-LzJIzcq-JOw6sb8_kE4-Bdpa0L5/view?usp=sharing[/img]
Gracias por el comentario.
ResponderEliminarSi consigues más información sobre la Colonia del Carmen, estaré encantado de citar tu investigación.
Un saludo cordial.
Gracias por la imagen enviada, que podría ser la Colonia del Carmen, pero no logro situarla convenientemente en un espacio correcto. Tampoco sé si existe algo de ella actualmente, por lo que si puedes facilitar más información sería estupendo.
ResponderEliminarUn saludo.