sábado, 18 de julio de 2020

San Pascual Bailón, centinela de España y patrón de los cocineros [III]


Cuenta la leyenda que San Pascual se dedicaba a recoger las sobras de las comidas para ayudar a los pobres, curaba enfermos y atendía a las gentes necesitadas. Se dice también que al estar en la cocina experimentaba una gran alegría y emoción y se ponía a bailar, lo que le distraía de los guisos que preparaba, por lo que los ángeles estaban pendientes de que no se le quemaran otorgando a sus recetas una buena sazón.

En esta nueva entrada recojo una pequeña muestra de magníficos ejemplos de exvotos ilustrados, donde la tradición popular mexicana asocia a nuestro santo con la cocina y como protector ante todo tipo de males. En sucesivas entradas continuaré con más ejemplos de exvotos populares y con la curiosa y sorprendente asociación de San Pascual con el culto a la Santa Muerte (también denominado San Pascual Bailón o Santo Esqueleto, ya que se le representa de esa manera).

El exvoto es una ofrenda que los fieles dedican a Dios, a la Virgen o a los santos como señal o recuerdo de un beneficio recibido. Son un claro testimonio de la cultura popular que la iglesia católica ha tratado de impedir su propagación en los nuevos tiempos al considerarlos como elementos supersticiosos y que se apartan de su doctrina oficialista. En México, grandes artistas han sabido valorar estas manifestaciones populares por su originalidad, colorido, creatividad, su rudimentaria técnica y el humor que rebosan. Entre los más conocidos podemos citar a Roberto Montenegro, Diego Rivera o Frida Kahlo.

Los exvotos mexicanos, a modo de relatos visuales, son una fuente importante para el conocimiento de la historia cultural y del imaginario colectivo. Son fuente también de una historia no-oficial que trasciende al elemento puramente religioso, pues estos retablos derrochan imaginación y creatividad convirtiendo determinados acontecimientos en ejemplos visuales donde todos los finales son felices. 

En España, los exvotos se asocian con objetos colgados en la pared o en el techo del templo o capilla, generalmente trenzas, muletas, piernas, manos, brazos, pechos, etc., generalmente de cera, lo que proporcionaba un trabajo añadido a cereros, pintores o carpinteros. Poco a poco, sobre todo en el último cuarto del siglo XX, la iglesia se ha ido desprendiendo de estos objetos de devoción popular. Pero en el fondo, la idea que subyace en el afán de apartar paulatinamente por la iglesia estos objetos es que, a través de ellos, se establece una relación directa entre el ser sobrenatural y el ser humano: petición de favores, otorgación de los mismos y gracias por su concesión, haciendo de la intervención clerical algo totalmente prescindible.

Los exvotos en forma de retablo, como los que nos ocupan, suelen contener un pequeño espacio dedicado a la Virgen o al santo en cuestión; otro, de índole narrativo, donde se explica figurativamente el motivo del mismo y una parte escrita o explicativa.

La asociación de San Pascual con los cocineros obtuvo un gran eco en la Nueva España donde lo consideraron como santo protector de los fogones y de los accidentes en las cocinas. Durante el periodo del virreinato las cocineras lo invocaban para contar con su protección antes y después de cocinar. También se hallaba presente en las cocinas conventuales donde se preparaban los guisados y se le rezaba antes de iniciar para que nunca faltase comida. No en vano hay unas muy conocidas invocaciones:

               San Pascual Bailón, atiza mi fogón y concédeme una buena sazón.
                                                     
                                                        San Pascual Bailón,
                                                        báilame en este fogón.
                                                       Tú me das la sazón
                                                        y yo te dedico un danzón.

                                                       San Pascual, San Pascualillo,
                                                       tú te encargas del caldillo
                                                       mientras yo me tomo un vinillo

En Nuevo México también se cuenta que San Pascual, cuando estaba inmerso en la cocina, mientras se dedicaba a bailar invocaba a varios santos para que viniesen en su ayuda:

                                         Te lo pido Santa Elena, que la comida me quede buena
                                         San Efrén, que me salga todo bien
                                         Santa Ada, que no dejen nada
                                         Santa Leonor, que tenga buen sabor
                                         Santa Eloísa, que se haga todo deprisa
                                         Virgen de los Dolores; que tenga buenos olores
                                         San Benito, que salga bien el pozolito
                                         San Simón, no se te olvide el limón
                                         Santa Teresa, que esté todo listo en la mesa
                                         Santa Rosa, que la salsa no quede picosa
                                         Santa Tomasa, que me salga bien la masa
                                         San Federico que me quede rico
                                         San Mateo que no sepa feo
                                         San Marcial que no se me pase de sal
                                         San Sansón que todo quede sabrosón.

Otras coplas donde se considera en México a San Pascual Bailón como patrono de los cocineros son las siguientes:
                                                     Ay, San Pascual Bailón
                                                     que por ollas y cazuelas
                                                     brincas, corres, casi vuelas,
                                                     dale a mi pipián sazón.

                                                    Ay, San Pascual bendito
                                                    yo te brindo mi oración
                                                    y el corazón se me vuela
                                                    ponle amor a mi cazuela.

Ejemplos de exvotos pictóricos populares


En esta entrega traigo unos cuantos ejemplos donde, aparte del relato visual que muestran, es necesario leer con atención la parte explicativa, de descuidada ortografía, pero que resultan sumamente atractivos y no tienen desperdicio

Para un lector español peninsular hay palabras o expresiones que nos resultan ajenas o desconocidas y necesitarían de una contextualización, pero con los medios de los que ahora disponemos es fácil (y curioso) indagar sobre ellas.

«Estando en su cosina asiendo un mole de encargo Petra Sanches al momento de moler los chiles se machucó una chichi en el metate que le quedó muy fregada y como no se curaba aclamó a San Pascualito y se curó por lo que da grasias. Puebla, 1920».
«Mi marido se jubiló y por entretenerse le dio por cocinar y cosinaba orrible y nos traía a todos enfermos del estómago. Yo tenía miedo de que nos envenenara. Gracias a San Pascual Bendito se aburrió por fin de cocinar y mejor se dedicó a la jardinería».
«Mi marido Filemón murió hace muchos años y sin embargo sigue viniendo cada año el día de su cumpleaños a probar la comida que le preparo y que tanto le gusta y le doy gracias a San Pascual Bailón por hacerme una buena cocinera y darme la oportunidad de seguir viendo a mi querido esposo aunque de esta peculiar manera que así no lo olvido».
«El convento de las hermanas dominicas agradecen de todo corazón a San Pascual Bailón porque tuvieron un buen pedido de rompope y de mole que unos extranjeros les hicieron y quedaron encantados con su sazón. Cholula, Puebla».
«A Federica Villegas no se le daba el aser chiles en nogada por más esfuerzos que asia por lo que le pidió a San Pascualito le concediera aserlos sabrosos y como así fue le da infinitas gracias. Puebla, 1920».
«Los diablos del fuego se habían apoderado de mi estufa y cada vez que yo cocinaba se producían enormes y poderosas llamaradas, temiendo quemarme le recé muchas oraciones a San Pascual Bailón y le pedí que me ayudara a expulsar a aquellos demonios de mi cocina. San Pascual me escuchó y en sueños me aconsejó echar agua bendita en la estufa, eso hice y todo se resolvió, los diablos no volvieron a molestar».
«Mis hijos crecieron y se fueron a vivir lejos y mi esposo casi nunca está en casa por lo que yo me sentía muy sola hasta que encontré un perrito abandonado y lo traje a casa para cuidarlo, me sentí tan bien de tener a quien darle mi cariño que empecé a recoger perros y gatos sin hogar y soy muy feliz alimentándolos y acariciándolos y viendo como se ponen regordetes y lustrosos con un poco de cuidado y amor y doy las gracias a San Pascual por este milagro».
«Yo soy una pésima cocinera y mi mamá decía que no me hiba a casar, pero gracias a San Pascual encontré a un marido que cocina maravillosamente y que además cocinar es su pasión y nos prepara a mi y a mis hijos deliciosos platillos. Doy gracias a San Pascual Patrono de los cocineros».
«Sofia le pidió a San Bailon por su marido cuando este estuvo en altamar a punto de ser devorado por los tiburones. Veracruz. Mx. 1879».

«A Camila Garcia le encargaron un mole y su chilpayate perdió dos guajolotes agradece con mucho fervor a San Pascual Bailon de que ya los encontraron aunque no está segura de que sean los mismos».
©Antonio Lorenzo

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