Labor de evangelización franciscana con niños indígenas |
Para concluir el recorrido que vengo realizando por las imágenes que ilustran el Catecismo Histórico del abad Fleury, editado en Barcelona por Faustino Paluzíe el año 1884, añado unas curiosas ilustraciones incluidas en la segunda parte del catecismo donde se contiene sumariamente la doctrina sagrada, etiquetada como "pequeño catecismo histórico", en un claro afán divulgador más generalista.
Hay que recordar que el uso de imágenes para ilustrar la doctrina cristiana fue uno de los aspectos más controvertidos del protestantismo, cuyo referente Lutero puso serias objeciones a su uso indiscriminado debido a que, si se carecía de una preparación adecuada, se podía caer en un culto cercano a la idolatría.
La Reforma dividió a Europa en dos campos: los católicos, fieles al culto tradicional de las imágenes, y los protestantes, partidarios de su abolición. A raíz de la Reforma protestante el uso de las imágenes religiosas condujo a una desacralización de las mismas pasando a ocupar un simple apoyo a la predicación y evitando que actuasen como sustituto. El propio Martín Lutero (1483-1546) no mantuvo una postura monolítica contra del uso de las imágenes religiosas, aunque otras ramas reformistas sí que aprovecharon estas consideraciones. A raíz de la excomunión de Lutero en 1521 se acrecentaron las diferencias sobre la interpretación de la doctrina cristiana, lo que acabaría por dividir a la iglesia católica.
El uso de las imágenes en la Reforma protestante no constituye una actitud generalizada, dependiendo si nos detenemos en los calvinistas, más estrictos en cuanto a lo figurativo, o en determinados países e incluso regiones. Este desapego tampoco incluye, en un sentido general, a la arquitectura, pintura o escultura, dependiendo de la visión de sus creadores y el grado de asunción de su uso por la iglesia protestante. Ejemplo de las nuevas formas de pintura es el caso representativo de Bruegel el Viejo, con su sello personal en la pintura de estilo protestante en los Países Bajos. Entre 1523 y 1528, ciudades suizas como Zúrich, Berna o Ginebra, fueron escenario de profundos cambios culturales, sociales y políticos inspirados por Lutero, Zwingli y Calvino que, en mayor o menor grado, consideraban la veneración de imágenes como idolatría.
Unas interesantes muestras son estas "imágenes para leer" con la finalidad de construir o reconstruir las convenciones propias de la doctrina católica y tratar de fomentar una común interpretación encaminada a la enseñanza de los niños. Estas imágenes entresacadas aparecen en la segunda parte del catecismo de Fleury.
Los diez mandamientos
©Antonio Lorenzo
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