miércoles, 27 de marzo de 2024

Coloquio entre María Santísima y su enojado hijo

 

Pliego editado en Valencia el año 1819 en la imprenta de Ildefonso Mompié donde se recoge un piadoso coloquio entre María Santísima y su enojado hijo, nuestro redentor Jesús.

Este tipo de simbólicos diálogos son frecuentes tanto en oraciones como en pliegos de cordel. Se trata también de un significativo recurso para sustentar obras dramáticas, como las escritas por Lope de Vega sobre temas espirituales y alegóricos.

La intercesión de la Virgen como iniciadora para dirigirse a Dios Padre es un recurso habitual en los Ejercicios Espirituales promovidos por San Ignacio de Loyola.

Me limito en esta ocasión a la reproducción de este pliego donde la Virgen intercede ante su hijo como abogada de los pecadores.

Como curiosidad, bajo el pie de imprenta se notifica un aviso a otros posibles impresores sobre la propiedad del pliego y el anuncio de la venta en la librería de un surtido de retacería, y de estampas bastas negras y pintadas.





©Antonio Lorenzo

lunes, 25 de marzo de 2024

Auca o Aleluya de la Semana Santa

 

Las llamadas aleluyas (aucas en el ámbito lingüístico catalán) son un ejemplo de literatura gráfica o de imagen que consiste generalmente en un conjunto de 48 viñetas (aleluyas), impresas por una sola cara, que forman una serie y suelen estas acompañadas de unos versos octosílabos pareados al pie de cada viñeta. Aunque pueden presentar variantes, tanto en el número de viñetas como en la forma métrica que acompaña el pie, el arquetipo suele ser el mencionado de 48 viñetas en filas de seis con su correspondiente dístico.

Vemos, pues, como se conjugan el elemento gráfico con un incipiente discurso verbal cuyos fines y motivos suelen ser muy variados: desde aspectos costumbristas, de artes y oficios, de juegos infantiles, de biografías de personajes reales o literarios, hazañas de bandoleros o toreros o hechos de la historia sagrada, entre otros muchos.

El término de aleluya parece ser que proviene de unas estampitas recortadas donde figuraba impresa la palabra 'alleluia' y que se distribuían y se lanzaban a la calle desde los balcones o ventanas a los asistentes al paso de la procesión del Corpus o en los oficios del Sábado Santo. De ahí pasó a ejercer una función informativa y narrativa de fácil lectura y aprendizaje (ya que son fácilmente memorizadas y pueden repetirse en voz alta) para satisfacer el deseo de lectura de un público, más o menos iletrado, con el soporte añadido de un gráfico explicativo.

Los centros de producción de estos pliegos de aleluyas se centran casi con exclusividad en Cataluña y en el país valenciano, aunque posteriormente, y a imitación de los modelos catalanes o valencianos, se editaron también en Madrid (imprentas de Marés, Minuesa o Hernando).

La tipología de aleluyas es variada, pues también las hay mudas o sin texto, y los grabados van evolucionando de las xilografías (tacos de madera) a técnicas más sofisticadas, como las litografías en piedra caliza y otras técnicas gráficas.

Desde mediados del siglo XIX se conocen estas formas impresas donde se combinan la imagen y el texto y donde no siempre tienen un afán didáctico sino que también acogen temáticas de burlas o sátiras o de acontecimientos relevantes a modo de antecedentes del comic, las foto-novelas o la prensa gráfica.

Los versos ramplones, que muchas veces mueven a risa, son aptos para una memorización inmediata ya que suelen guardar una secuenciación temporal en su progresión narrativa. Igual sucede con los cromos coleccionables que siguen un orden sucesivo, cual viñetas desgajadas y ordenadas secuencialmente, lo que constituye una forma de 'lectura' de doble vertiente al conjugar el discurso gráfico y el textual.

No hay que confundir estos pliegos de aleluyas con el cartelón de ciego o de feria, ya que la temática de los mismos está asociada fundamentalmente al tremendismo y a relatar crímenes horrorosos o sensacionalistas donde el ciego, buhonero o narrador ocasional va señalando con una vara cada viñeta a medida que va recitando los versos pertinentes, en un afán más recaudatorio que didáctico, ante un público ávido de sensaciones fuertes.

Divido en secciones esta aleluya sobre la Semana Santa para una mejor visualización.






©Antonio Lorenzo

viernes, 15 de marzo de 2024

Monstruo que se apareció a tres marineros en la isla de Escocia

 

Este pliego, impreso en Madrid, está fechado en el año 1712, coincidente con la Guerra de Sucesión española (1701-1714) como consecuencia de la muerte sin hijos de Carlos II y por la búsqueda de un nuevo rey para España entre los partidarios del Archiduque Carlos de Austria (de la Casa de los Habsburgos) y los del nieto de Luis XIV de Francia, Felipe de Anjou (de la Casa de Borbón). La cuestión sucesoria originó una grave crisis política y social que dio lugar a sublevaciones y guerras civiles entre los partidarios al reconocimiento del rey de España de una u otra Casa. La fecha de 1712 que figura en el pliego es importante para contextualizar su intención y contenido, ya que se pronuncia alabando abiertamente a Felipe V, al que se reconocerá como rey consolidado y absoluto por las potencias extranjeras tras las revisiones del Tratado de Utrech (1713-1714), aunque sin resolver las discrepancias internas.

La nueva entronización de la dinastía borbónica supuso en un primer momento la pérdida de las posesiones españolas en Italia, Países Bajos, Gibraltar y Menorca, así como parte del control comercial establecido con América como consecuencia de las concesiones y prerrogativas concedidas a los británicos.

El interés por lo monstruoso puede rastrearse desde tiempos inmemoriales, aunque es en el llamado Siglo de Oro donde esta temática alcanza su mayor plenitud a través de diversos tratados de teratologías o bestiarios donde se nos presentan monstruos o seres deformes que se alejan de lo considerado como lo propiamente normal. A lo largo de los siglos XVI y XVII las principales fuentes informativas sobre los seres monstruosos proceden de las llamadas relaciones de sucesos, gacetillas o papeles noticieros que circulaban en la época con interpretaciones político-religiosas, acompañado todo ello con atrayentes ilustraciones. El carácter híbrido de estas noticias constituye todo un entramado socio-cultural y comercial que invita a una amplia y adecuada contextualización, tal y como se desarrolla de forma documentada y amena en el fundamental libro de Luciano López Gutiérrez: Portentos y prodigios del Siglo de Oro (Maravillas de la naturaleza, lugares insospechados, historias misteriosas, duendes, licántropos, brujas, espectros, monstruos, luces extrañas...), Ediciones Nowtilus S.L., Madrid, 2012.

Durante los siglos XVII y XVIII las relaciones de sucesos sobre seres deformes o sujetos monstruosos se continuaron difundiendo en pliegos de cordel hasta llegar incluso a todo lo largo del siglo XIX debido a la fascinación que producían estos extraños seres como anunciadores de algo, lo que despertaba interés en el público consumidor.

Como ejemplo, el pliego reproducido nos da cuenta de la conversación que tuvieron tres marineros en una isla de Escocia con un monstruo, medio hombre y medio pez y portador de extrañas señales, donde se ensalza la figura de Felipe V como rey de España junto a su primera mujer, María Luisa Gabriela de Saboya, madre de Luis I y de Fernando VI, que llegarían a ser reyes de España. A su vez, se denigran con veladas críticas las sectas luteranas y se elogia a la fe católica. Este tipo de pliegos sirvieron como instrumentos de propaganda política en relación con las creencias religiosas según el contexto sociopolítico. El monstruo en cuestión viene a ser, de una forma solapada, una especie de advertencia respecto a los protestantes y un enaltecimiento de la monarquía y las creencias católicas.





Ejemplos de ilustraciones de pliegos posteriores






©Antonio Lorenzo


jueves, 7 de marzo de 2024

Chiste divertido para que abran los ojos los solteritos a las pescadoras sin caña

 

Este pliego forma parte de un conocido arquetipo literario sobre las solteras coquetas con el fin de prevenir a los "solteritos" de las argucias de las muchachas casaderas en su busca para ser cortejadas y sacar beneficios. En el caso de verse obligadas a casarse, siguiendo las indicaciones y "arreglos" de los padres, la coquetería y vanidad no se dejaba atrás. En este tipo de arreglos matrimoniales la mujer pasaba de ser tutelada por sus padres a serlo por su marido. Todo ello son ejemplos donde la misoginia ocupa un papel relevante en este tipo de pliegos burlescos, como se aprecia igualmente en numerosas obras de teatro debido a su arraigo popular y como reflejo de la entonces mentalidad vigente. No obstante, tampoco hay que olvidar que en otros pliegos se nos presenta la figura de la mujer desde un punto de vista transgresor respecto a las esposas sumisas. Al igual que puede rastrearse en la literatura de finales del XIX, los pliegos de cordel son ejemplos de la literatura popular impresa que recogen también diversas imágenes sobre el papel de la mujer que superan la simple visión de la mujer sumisa o dependiente, a pesar de la tradicional desigualdad jurídica de la mujer en España.

Tras las conversaciones de las muchachas sobre las variadas prendas que han conseguido que de forma ingeniosa les regalen sus pretendientes, continúa con el casamiento de la moza con un tal Mariano al que le comunica "mira que la tripita mucho me abulta y sin comer natilla huevos ni fruta". Casados con prisa ella dio a luz a un niño, aunque confabulada con la madre y la abuela, no dejaba pasar la ocasión de que un mozo zapatero la visitara y le hiciera un "remiendo" mientras el pobre Marianito se encontraba ausente. La alerta a los mocitos solteros para estar atentos y no fiarse de las mujeres es el consejo final de este y de otros tantos pliegos disfrazados o envueltos en tono burlesco común a la opinión generalista sobre las mocitas casaderas.

Tras el pliego, en el que no aparece ni lugar ni fecha de impresión, daré noticia de algunas representaciones teatrales de parecida temática y datos de un execrable folleto editado en Barcelona en 1847.





Abre el ojo, o sea el aviso a los solteros, es una comedia original de Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), autor de obras dramáticas y escritor también de autos sacramentales. Al provenir de una familia de ascendencia judía, le ocasionó en su trayectoria algunos contratiempos relevantes falleciendo tempranamente con apenas 40 años. Esta desenfadada comedia gozó de buena acogida en su momento siendo refundida y adaptada a los nuevos tiempos por Félix Enciso Castrillón (c.1760-c.1840), importante, aunque poco conocido autor, traductor y adaptador de comedias preferentemente jocosas. La comedia se representó en 1814 en el Teatro Príncipe de Madrid.


El éxito prolongado de esta comedia ha pervivido hasta tiempos muy recientes. En 1978 Adolfo Marsillach resucitó Abre el ojo para el Centro Dramático Nacional, dirigida por Fernando Fernán Gómez en versión adaptada por Caballero Bonald. La comedia se ha representado repetidamente en años más recientes, como en el Teatro Clásico de Almagro (Ciudad Real) e incluso en el pasado año 2023 en versión de la "Compañía de Teatro Noviembre", fundada en 1995 y dirigida por Eduardo Vasco.

En 1847 la imprenta barcelonesa de Pedro Fullá editó un deplorable folleto de 16 páginas donde se recogen citas de la Sagrada Escritura, así como extractos de conocidos santos donde se desprecia a la mujer de una forma francamente insultante. Aparte de las deplorables citas del Eclesiastés (Libro del Antiguo Testamento), también se recogen despreciables textos antifeministas atribuidos, entre otros, a san Agustín, san Juan Crisóstomo, san Gregorio, san Cipriano, san Pablo, etc., aparte de citas entresacadas de filósofos clásicos que vienen a constituir una aguda descalificación de la mujer.


©Antonio Lorenzo

martes, 27 de febrero de 2024

Un drama ridículo de amor y celos

 

La primera parte del pliego con el título de "Un drama ridículo de amor y celos" tiene como finalidad el entretenimiento para quien lo lea o escuche. Se nos cuenta el traslado a Barcelona de la pareja formada por un caballero cubano y su asistenta huyendo del calor de "aquella antilla". Pero resultó que la asistenta, se enamoró de "una gatita muy blanca, miedosita, muy peluda, nada ladrona y muy mansa". El sorprendido señorito cubano, al ver que ya no era atendido como antes por la muchacha, urdió una "martingala" o argucia enseñando a un mono, claro enemigo de los gatos, para atacar al "gatazo amoroso" que también cortejaba a la gatita blanquita y que arañaba por envidia a la muchacha. El mono fue adiestrado para ejercer de espía y robar comida y dulces, aunque finalmente acabó maltrecho tras quemarse en una brasa como consecuencia de la emboscada que le propinó la criada. El argumento, como se aprecia, mezcla de una forma sorprendente e hilarante la pasión, los celos y los animales, todo ello entremezclado con alusiones críticas.

Tras el sugerente dibujo ilustrativo de la portada que anticipa esta singular historia, el pliego continúa con La canción de la jalea o amores de una dama con un confitero, donde se trasluce la conveniencia de que una joven debe casarse joven y pronto, según la mentalidad de la época, acabando el pliego con unos versos dedicados a La hermosa Julia

En el colofón de este curioso impreso figura que proviene de la Casa de Cristina Segura en Barcelona, situada en la calle de la Palma de Santa Catalina. Detenernos en la evolución en el tiempo de esta casa editorial es todo un intrincado recorrido debido a las diversas etapas de la saga unido a la escasez de datos. El fundador y primer impresor y librero fue Juan Llorens. Este impresor desarrolló una amplia labor editora de pliegos sueltos de variados temas, así como de aucas o aleluyas, abanicos o ventalls, sainetes y estampas. Sus ediciones más antiguas se remontan a mediados del siglo XIX donde ya figura en diversos pies de imprenta desde 1836 en adelante, dando noticia añadida sobre la imprenta impresora o simplemente a la venta de estos productos en su establecimiento como librería. Alrededor de los años sesenta su labor como librero se acompañó también como impresor, según consta en los pies de imprenta de algunos otros pliegos. Tras el fallecimiento de Juan Llorens, el negocio pasó a manos de su hijo Antonio, continuador de la labor editora de su padre. Tras el fallecimiento de Antonio, la saga editora continuó a través de su viuda, Cristina Segura, como continuadora del negocio en la última década del siglo XIX, como se deduce de los pies de imprenta de sus muchas reimpresiones de pliegos como el reproducido.

Tras este sucinto recorrido por contextualizar las diversas etapas de esta conocida distribuidora barcelonesa, paso a reproducir el pliego, del que también existen reimpresiones por otros conocidos talleres. 




En otras ediciones de pliegos, antes de dar paso a La Canción de la jalea o los amores de una dama con un confitero, viene antecedida por la que fuera una popular canción andaluza titulada La Jaca de terciopelo, propia del considerado costumbrismo andaluz, para resaltar la vitalidad y el baile de los jaleos de mediados del siglo XIX. Aunque en el pliego no figura, su música fue compuesta para ser acompañada de guitarra y piano por quien fuera el célebre compositor Sebastián Iradier (1809-1865), mucho más conocido por su difundida habanera La Paloma, cuya melodía se difundió en el tiempo por numerosos países dando origen a multitud de versiones.



©Antonio Lorenzo

sábado, 17 de febrero de 2024

Lo que no puede decirse y el por qué de la pobreza en España

Potada del pliego editado en Madrid por la Imprenta Universal

El pliego que reproduzco es otro ejemplo más de sátira burlesca, tan frecuente en otros muchos pliegos de cordel. En este caso, el título nos invita a adentrarnos en las causas de la pobreza en España y el por qué no pueden decirse, ya que: el que la dice, la paga. El pliego hace hincapié en la diferencia entre las clases sociales donde los pobres apenas tienen para subsistir, mientras que los ricos lucen vestimentas y trajes para resaltar su posición.

Se conocen numerosos estudios que analizan la evolución de la pobreza en España a lo largo del siglo XIX, siglo convulso y con grandes diferencias regionales. A lo largo del siglo en España se produjeron continuas revoluciones y golpes militares, aparte de las guerras carlistas, las intervenciones en los conflictos con Marruecos, las guerras de independencia hispanoamericanas, etc., lo que nos presenta un panorama del siglo XIX español en términos de pobreza. Pero si hay algo que define propiamente la situación económica de España a lo largo de todo el siglo es la desigualdad social.

Este pliego fue reimpreso por distintos talleres conteniendo una serie de aspectos cuya finalidad es básicamente el satirizar, como ya se anuncia en la cabecera. Por detenerme en una de las alusiones mencionadas se nos indica que la situación de pobreza podría mejorarse con motivo de la producción minera en Verja, Almagrera y Adra. En la Sierra de Almagrera, en el término de Cuevas de Almanzora (Almería), se descubrieron en 1838 unos filones de plomo argentífero, lo que supuso toda una accidentada historia minera a lo largo de los años, pero que repartió riqueza en sus buenos tiempos. En el pliego también se alude a las grandes diferencias en las vestimentas usadas por las mujeres según la conocida tendencia misógina de acusar a las mujeres por su deseo de lucir galas y moda y criticar al mismo tiempo la mejor valoración de los productos foráneos respecto a los nacionales.

Esta sátira burlesca titulada La Carpanta, término de origen incierto, evoca la lucha por encontrar alimentos en tiempos difíciles y por la urgente necesidad de llenar el estómago. La RAE define esta palabra como "hambre violenta", lo que nos recuerda indefectiblemente al célebre personaje caricaturesco creado por José Escobar Saliente (1908-1994). El personaje de Carpanta apareció por primera vez el año 1947 en la revista Pulgarcito. Carpanta es, sin duda, uno de los personajes populares caricaturescos más representativos del imaginario popular desde finales de los años cuarenta en adelante, aunque para evitar la censura propia del régimen establecido, donde se sostenía la idea oficialista de que "en la España franquista nadie pasaba hambre", el gran Escobar suavizaba en sus guiones con perspicacia la "hambruna" característica y definitoria del personaje con la palabra "apetito" para desligarse de la atenta mirada de los censores. El creador de este personaje, defensor de los derechos de los dibujantes y contrario políticamente al triunfo del bando nacionalista, fue juzgado por un tribunal militar y expulsado del trabajo que por entonces desarrollaba en Correos. Fue encarcelado en la prisión Modelo de Barcelona hasta su salida el año 1940, aunque en régimen de libertad controlada. Como dibujante colaborador para la editorial Bruguera, fue el creador del personaje caricaturesco y arquetípico de Carpanta como personaje marginal que sobrevivía en la calle en tiempos de penuria económica y con el que se identificaba mucha gente.

Este tipo de personajes caricaturescos, propios de las historietas y tebeos de la posguerra, entroncan con personajes que aparecen mucho antes en pliegos de cordel desde un punto de vista de enunciados textuales, lo que invita a considerar la evolución de las estrategias creativas a lo largo del tiempo desde un punto de vista sociológico y en su relación con el imaginario popular colectivo.


El pliego reproducido completo fue editado en Reus el año 1853, aunque se conocen otros anteriores, como el impreso en Madrid por Marés en el año 1845.







©Antonio Lorenzo

martes, 6 de febrero de 2024

Chistosa relación y testamento del Gran Palanquín


La relación chistosa del Gran Palanquín es un histórico pliego impreso en los inicios del siglo XVIII y reimpreso con cierta continuidad hasta mediados del siglo XIX. En la primera parte se nos cuenta sus graciosas habilidades y en una más desarrollada segunda parte las mandas de su testamento. El autor de esta chistosa relación no suele figurar en los pliegos posteriores, pero sí en algunos de los más antiguos con el nombre de Andrés de Porras Trenllado del que poco conocemos, ya que era frecuente relegar al anonimato a los autores a cambio de potenciar más el título de la publicación.

Conocidos talleres de impresores pusieron a la venta este curioso y divertido pliego a lo largo de más de cien años, según se desprende de los colofones de las diferentes ediciones. A pesar de la lectura más dificultosa respecto a los editados posteriormente, creo de mayor interés el reproducir el impreso más antiguo editado en Sevilla en el taller heredado por la viuda de quien fuera el conocido impresor Francisco Leefdael (Bruselas 1669-Sevilla 1728). Francisco Leefdael estableció su taller en el año 1700 siendo todo un referente por su labor impresora de comedias sueltas y entremeses hasta el año 1728, cuya viuda continuó con la labor impresora tras el fallecimiento de su marido hasta aproximadamente 1733. La continuidad a lo largo de tantos años de la reimpresión de este pliego indica la buena acogida que tuvo por parte del público consumidor de estas hojas volantes.

Desde una perspectiva actual el término palanquín se encuentra en desuso. Como personaje, la actividad de un palanquín se asociaba a un mozo de cordel o ganapán de oficio precario, y por extensión a una persona holgazana y vividora que se dedicaba preferentemente a cargar y transportar cargas de una parte a otra mediante andas o barras horizontales y paralelas. El término parece provenir de palanca, ya que era la manera de transportar heridos, enfermos, imágenes procesionales, personas consideradas importantes o ataúdes con cadáveres en los entierros. 

Como curiosidad, el nombre de palanquín ha quedado asociado a un tipo de exquisitos pralinés crujientes y trufados elaborados por un conocido obrador de pastelería artesanal en la localidad sevillana de Estepa.



La nueva y chistosa relación cómica se hace eco de las habilidades del Gran Palanquín, pariente de todo el mundo, vecino de todas partes, comedor de todos los manjares, bebedor de todos los vinos, empleado de todos los oficios y enfermo de todos achaques, como lo verá el lector, como consta en la portada de uno de los pliegos de mediados del siglo XIX editado en Madrid en el taller de José María Marés en 1845.

Según se cuenta en la primera parte del pliego nuestro personaje tiene más de noventa años y padece una infección en la vejiga, llamada "modorrilla" por los doctores, referida a los síntomas de una enfermedad cuando la orina gotea frecuentemente, por lo que cree intuir una pronta muerte y llama a un escribano para dictar su testamento, dando lugar también a una jocosa segunda parte del pliego que reproduzco a continuación del primero.

Impreso en Madrid por José María Marés en 1845

Esta primera parte del pliego fue impresa en Sevilla, en pleno movimiento intelectual de la Ilustración, dando lugar a otras reimpresiones con ligeras variaciones de texto, pero conservando en todas ellas su sentido burlesco.





La arraigada tradición de pliegos de burlas y de testamentos tuvo su continuidad en una segunda parte, donde el gran Palanquín otorga sus curiosos bienes a sus presuntos beneficiarios, lo que remonta a una vieja tradición con antecedentes medievales sobre los testamentos de personas o animales propios de la literatura popular impresa.

Los testamentos burlescos constituyen un subgénero poético y literario cuya finalidad consiste en satirizar todo lo disponible por el testador ridiculizando a su vez a aquellos a quienes iban destinados sus presuntos o inexistentes bienes. Mediante esta práctica, de la que existen en pliegos numerosos antecedentes, no solo se conocen testamentos de personas humanas, sino también de animales, como el gallo, el burro, el ratón, la pulga o la zorra, entre otros. Todo ello forma parte de un hábil recurso para criticar cualquier aspecto amparándose en la impunidad que conlleva al refugiarse de cualquier reprobación de las mandas al estar redactadas a un escribano o secretario poco antes del fallecimiento del testador. 

En esta segunda parte sobre el testamento del Gran Palanquín se recogen las mandas muy graciosas que hizo, entre otras, el reparto de su propio cuerpo como recurso para acentuar el sentido humorístico, puesto que, obviamente, ya no se admite reprobación al testador una vez fallecido. Estas mandas o encargos de sus hipotéticos o inexistentes bienes a sus destinatarios son claros ejemplos de intención burlesca para causar risa al público lector u oidor.






Para saber más

García de Diego, Pilar, «El testamento en la tradición popular». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. 3 (1947), pp. 551-557.

García de Diego, Pilar, «El testamento en la tradición popular (continuación)». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. 10 (1954), pp. 400-471.

Amades, Joan, «El testamento de animales en la tradición catalana». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo XVIII (1962), cuadernos 3 y 4.

©Antonio Lorenzo