miércoles, 1 de enero de 2025

El piscator de las damas o las comedias de Carabanchel


Todo comienzo de un nuevo año nos retrotrae en la memoria a un trayecto emocional sobre lo sucedido y a las expectativas de lo que pueda acontecer. Ello guarda cierta relación con el enorme y diverso campo de los almanaques y las predicciones sobre todo el año que comienza. La diversidad y variedad del contenido de los mismos invitan y sugieren el adentrarnos en ellos de un modo generalista, y al margen de toda pretensión académica, con el fin de detenernos en algunas de sus características, ilustraciones o contenidos entresacados de unos y de otros y sin el afán de contribuir a mejorar el amplio conocimiento de los mismos al contar con excelentes estudios.

En esta ocasión me detendré en una de las publicaciones con el nombre de Piscatores que se publicaron durante el siglo XVIII en relación con los almanaques y que contienen toda una miscelánea de contenidos diversificados con una clara finalidad comercial. El piscator y los piscatores hacen referencia sobre aquellas personas que se atribuyen la posesión de facultades para pronosticar los acontecimientos a suceder. El conocido autor pionero del género no es otro que el salmantino Diego Torres Villarroel en su intento de acercarse a todo tipo de público donde ofrecía una amplia gama de noticias de carácter práctico junto a consejos y predicciones de tipo meteorológico o astrológico dentro de un ámbito claramente popular. Torres Villarroel fue el introductor de estas predicciones al ámbito propiamente literario y con vertientes creativas. Ello supuso un nuevo modelo evolutivo de las predicciones meteorológicas y astrológicas, propias de pasados siglos, a partir de su primera publicación del calendario para el año 1719 que obtuvo una calurosa acogida desde el principio.

Diego de Torres Villarroel (1694-1770), conocido como El gran piscator de Salamanca fue, entre otras muchas otras actividades, poeta, dramaturgo, matemático, médico, sacerdote y catedrático de la universidad salmantina. Muy famoso por sus pronósticos y enigmas que causaron gran expectación y estima en toda clase de gentes.

La publicación de estos piscatores para las damas, como otro modelo de la literatura popular impresa al igual que los pliegos de cordel, pueden considerarse como el primer almanaque concebido primordialmente para las señoras y como precedentes de la posterior evolución de los almanaques, tan prolíficos durante el siglo XIX y de naturaleza híbrida, popular y divulgativa. La incorporación al alza de textos literarios en este tipo de publicaciones generalistas abrió un nuevo camino en su desarrollo a la par que se acentuó la progresiva decadencia y el desprestigio de las predicciones astrológicas. La incorporación de variados contenidos era una forma de superar la validez anual de los mismos para dotarles de una mayor trayectoria.

Pero en lo que centraremos la atención en esta entrada es por la mención a Carabanchel en El piscator de las Damas o las Comedias de Carabanchel, de Joseph Julián de Castro, seguidor de los pasos de Diego Torres de Villarroel, personaje del que por cierto existe una muy reciente calle con su nombre en Carabanchel Alto y que por su ubicación cercana a mi lugar de nacimiento y donde resido desde siempre es lo que en parte me ha motivado y sugerido este acercamiento.


José Julián López de Castro (1723-1762) formó parte de una familia de actores y regente de dos imprentas madrileñas en la calle Jesús y María y en la del Correo, llegó a tener un puesto de venta de libros en la misma Puerta del Sol. Aparte de dramaturgo popular como ocurre en el caso de la pieza incluida en este almanaque, fue reconocido literariamente por haber escrito una comedia en verso titulada Más vale tarde que nunca, once sainetes y diez entremeses conservados.

Las predicciones para el próximo año se refieren al 1754 y como previamente se anuncia viene adornado de varias curiosidades, noticias, invenciones, enigmas o quisicosas, y del famoso Entremés nuevo de los indianos de Hilo negro para casas particulares, cuyo fin era el de entretener, divertir y alegrar al auditorio.

El impreso está dedicado con tratamiento protocolario a la Excelentísima señora doña María Luisa del Rosario Fernández de Córdova, de la Cerda, y Moncada, duquesa de Arcos, Maqueda... etc., etc. ¿Quién era esta señora? Pues la que estuvo casada con Francisco Ponce de León, duque de Arcos, de Maqueda y de Nájera, e hija de los XI duques de Medinaceli con la distinción de Grande de España, lo que era una forma de distinguir por cortesía a la esposa de un noble en este tipo de eventos.

A continuación se detalla la aprobación del opúsculo por el titular del fiscal de comedias a lo que se añade la autorización por el secretario del rey y por el corrector general de su majestad.

Tras estas aprobaciones el autor ensalza las magnificencias propias de Carabanchel, tanto por su saludable clima, delicadas aguas y fértiles cosechas que atrajeron a distinguidas familias de la Corte para establecer allí su domicilio veraniego. Estas fincas de recreo adquirieron una más amplia notoriedad durante el siglo XIX, de las que se conoce una cuidada documentación sobre las mismas.

Las quintas de temporada y de recreo fueron desde antiguo residencias estacionales propias y establecidas en los Carabancheles, Alto y Bajo, por familias burguesas y aristocráticas al encontrarse cercanas a la Corte madrileña y por gozar de un singular espacio acogedor desde el siglo XVIII y especialmente en el XIX.

 Se cita también a San Isidro y a Santa María de la Cabeza dando noticia, a su vez, del legendario y controvertido milagro del "prodigioso caso del lobo", que se sigue ensalzando y dando credibilidad en la actual ermita de Ntra. Sra. de la Antigua, que es el templo mudéjar más antiguo de toda la Comunidad de Madrid, construido en el siglo XIII, que se utiliza actualmente como capilla del cementerio parroquial de San Sebastián. También se alude en el folleto que se conserva como "preciosa inmemorial reliquia unos curiosos manteles que aseguran fueron propios de los dos bienaventurados consortes, y que se exponen en algunas festividades a la pública reverente veneración". En Carabanchel Bajo se exhibió el mantel que, según la tradición, obviamente como leyenda, utilizó Santa María de la Cabeza en la comida que dio a San Isidro cuando ingresó en la llamada Hermandad de Santiago quedando custodiado por el entonces regidor del pueblo Benigno Díez. Sobre este curioso mantel se publicó una noticia en el diario político y de noticias La correspondencia de España del día 15 de mayo de 1896.


Siguiendo con el piscator de las damas, tras el juicio del año para 1754 y sus pronósticos para cada una de las cuatro estaciones y para cada mes, se nos ofrece a continuación un historial de noticias excelentes sobre la invención, principio y origen de algunas cosas con clara intención satírica. Sigue más adelante con unos divertidos enigmas o quisicosas, como en este par de ejemplos:

¿Cuál es la casa formada
de vestidos animales,
donde tienen su aposento
cinco hermanos desiguales?
(el zapato)

En las manos de las damas
en verano estoy metido,
unas veces estirado
y otras veces encogido.
(el abanico)

Tras este sucinto repaso se adjunta en este piscator de las damas el entremés nuevo Los Indianos de hilo negro como anexo o complemento del Piscator de las damas, con la idea de representarse como comedia en Carabanchel ante un público dispuesto a entretenerse de una forma desenfadada. Teniendo en cuenta también el poco gasto que requeriría su puesta en escena junto con el número limitado de sus personajes.

Este tipo de teatro de carácter cómico y popular era normal y frecuente el que aparecieran como piezas teatrales en los almanaques durante el siglo XVII. Esta especie de injertos textuales podían tener una vida propia e independiente al margen de su inserción en estas publicaciones y cuyos autores, como se explicita en la portada del impreso del que damos noticia, tenía una vida dramática propia e independiente del resto de los añadidos.

Estas representaciones en casas particulares, como es el caso de las ofrecidas en Carabanchel, tenían por finalidad la de amenizar las veladas de las familias acomodadas que solían estar acompañadas de amistades invitadas. Estas representaciones fueron cada vez más prolíficas debido a la facilidad de usar pequeños espacios escénicos y un número reducido de personajes o actores que facilitaba una mayor comodidad de representación. Desde entonces ya resultaba más cómodo asistir como espectadores a una casa particular que a un corral de comedias (posteriores coliseos).

Los indianos de hilo negro, que es el entremés integrado en el piscator para ser leído o representado, expresión coloquial y desusada, referida a los disfraces que adoptan Bartolo, Martincho y el Gracioso como fingidos indianos con la intención de burlarse de don Judas Rompesquinas, que es el "vejete" y padre de Catanla, Pretorra y Pacorra, las amadas de los indianos. No es el caso de desarrollar el argumento del entremés, sino de resaltar estos curiosos personajes con una clara intencionalidad burlesca.

Este entremés publicado en el Piscator de las damas en 1753 se pudo adquirir suelto, muchos años más tarde, en la librería Quiroga de la calle de la Concepción Gerónima en el año 1793.

En el imaginario colectivo los indianos se asociaban a seres codiciosos que partían hacia las Indias en busca de fortuna. Indiano de hilo negro se define en el DRAE como hombre avaro, miserable y mezquino.

 Aunque no se cita en la obra, la práctica de llevar un hilo negro en el tobillo de la pierna izquierda se asociaba a la protección ante el mal de ojo o a la de cualquier otro incidente maléfico. El hilo negro servía a modo de amuleto defensivo y que te permitía el crecer económicamente. 

Este simple repaso sobre uno de estos piscatores para las damas, antecedentes literarios de los tan prolíficos y misceláneos almanaques posteriores, no es sino una sencilla muestra de todo lo conocido y estudiado posteriormente por insignes estudiosos.

La saga de calendarios y pronósticos para el nuevo año sigue estando vigente hoy en día, como es el caso, entre otros, de la publicación periódica anual del famoso Calendario Zaragozano, "que trae fríos, escarchas y nieves en invierno y calores en verano" formando parte de nuestra historia cultural.


©Antonio Lorenzo

sábado, 28 de diciembre de 2024

Villancicos del tío Pingajo y de la tía Fandanga

 

Este pliego de Villancicos del tío Pingajo y de la tía Fandanga, recoge una serie de coplas deshilvanadas y ambientadas en la época navideña donde se entremezclan motivos y alusiones a estos dos ambiguos personajes y a su estrambótica forma de comportarse.

Si el pliego resulta curioso y divertido por sí mismo, lo es más porque los nombres de sus protagonistas fueron rememorados de nuevo en el título de la obra teatral Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga, escrita en el año 1965 por el que fuera gran dramaturgo José María Rodríguez Méndez. En el título de su obra el autor rescata los nombres ya aparecidos en el pliego suelto, aunque sin citar su procedencia, que ya formaban parte de la memoria colectiva en el último cuarto del siglo XIX.

El conjunto de las obras teatrales escritas por José María Rodríguez Méndez (1925-2009) constituyen un valioso ejemplo del uso de materiales populares en forma de refranes, canciones o pliegos sueltos utilizados para encuadrar diferentes escenas, como sucede en su obra coincidente con el mismo título que el pliego.

La obra está estructurada en siete estampas (relacionadas con las aleluyas distribuidas por los ciegos cantores) y un epílogo. La primera estampa comienza aludiendo a coplas populares madrileñas; "de bellotas y cascajo…" y con un conjunto de niñas que canta a coro:  "En la era patatera/yo le dije al conductor:/que toma la Nita y Nita, /que toma la Nita y no. /Ay sí; ay no".


Mediante un rico y popular lenguaje con toques saineteros, que recuerdan a Ramón de la Cruz, las escenas se enmarcan en la pérdida del imperio colonial español en los años de desgracia en torno a 1898. Al igual que en el pliego se nos presenta una galería de tipos marginados viviendo en arrabales y donde las mujeres eran víctimas sometidas al hombre.

Esta obra de Rodríguez Méndez sufrió la soterrada "Ley del silencio" en plena dictadura de Franco al no ser publicada ni estrenada hasta muchos años más tarde como ejemplo de un teatro popular y marginado. 

Con colorido lenguaje y peculiar estilo esperpéntico la obra acabó estrenándose por fin en la conmemoración del 40 Aniversario de la creación del Centro Dramático Nacional siendo puesta en escena en el Teatro Bellas Artes de Madrid el 21 de noviembre de 1978, dirigida por José Luis Gómez, en contraposición al teatro comercial y burgués propio de la dictadura y que nunca fue sometido a censura alguna.

El teatro, "como expresión social y cultural" según las propias palabras de Rodríguez Méndez respecto a un teatro popular, desarrolla su obra ambientada en el desastre colonial de 1898, donde el Pingajo, que es un soldado repatriado de Cuba, gana mediante el juego de la Rana a una niña de trece años llamada Fandanga e hija del Petate y de Carmela, con el fin de celebrar una futura y sorprendente boda de una forma grotesca y esperpéntica.

Dicha obra, figuraba incluida en el volumen que dedicó a su teatro la colección "El Mirlo Blanco", de la editorial Taurus, aunque una vez impreso el volumen dicha obra fue separada del conjunto por decisión de la censura propia de la época franquista, hasta que, tras una cierta "apertura" fue autorizada su publicación el año 1974.

La obra teatral está ambientada en los arrabales madrileños, al igual que sucede en el pliego, aunque este último no guarda relación con los sucesos de la obra teatral, puesto que en el pliego La Fandanga es una robusta mujer de ojos azules llegada desde Asturias a Madrid donde se encuentra con El Pingajo. El resto de las coplas, donde La Fandanga engaña al Pingajo con un aguador asturiano, están impregnadas de dobles sentidos que las hacen divertidas y bien arraigadas en el imaginario popular.

Este es otro ejemplo de la relación de la literatura popular impresa con el teatro.






Nota: Parte del texto del pliego puede escucharse interpretado por Joaquín Díaz, con arreglos de Michel Lacomba, incluido en el disco Música en la calle del año 2003.


https://www.youtube.com/watch?v=VgaTdSjwMWg&ab_channel=JoaquinDiaz-Topic

©Antonio Lorenzo

martes, 24 de diciembre de 2024

Villancicos que se han de cantar en Cartagena en los solemnes maitines del año 1795

 

Para contextualizar someramente este pliego de Villancicos que se han de cantar en la Santa Iglesia Catedral de Cartagena para el año 1795, entresaco parte de la información ya publicada en anteriores entradas de este mismo blog donde comentaba otros ejemplos paralelos.

El pliego reproducido se aparta un tanto de los muchos impresos populares más tradicionales y conocidos donde tan solo se recogen coplas y estribillos para celebrar el Sagrado Nacimiento. Hoy en día, lo que se entiende generalmente por villancico ha quedado circunscrito a una breve canción con estribillo vinculada a la Navidad y caracterizada por la presencia y alternancia de coplas y estribillo. Sin embargo, las antiguas formas del villancico se han ido olvidando poco a poco reduciéndose en el imaginario popular a las canciones más o menos conocidas que se cantan estacionalmente en las fechas navideñas.

 El villancico alcanzó gran difusión en España en los siglos XV y XVI donde se interpretaban canciones profanas de variada temática en las villas rurales por los villanos (de ahí la procedencia de su nombre) y que poco tenían que ver con el nacimiento de Jesús. Pero fue la iglesia en el siglo XVI, contando con la participación de compositores y músicos, la que fue incorporando textual y musicalmente estas composiciones para promover la evangelización pasando de un sentido costumbrista a lo propiamente religioso. La iglesia utilizó, pues, las distintas formas del villancico a modo de propaganda y de aculturación no solo en la península, sino también en los pueblos de las entonces colonias americanas. 

En un sentido amplio, el villancico, como género literario-musical, abarca múltiples perspectivas y diversidades de formas y variedades en las que puede presentarse. La creciente utilización por parte de los críticos de los pliegos sueltos impresos confirma la importancia que se concede a este género híbrido. El villancico religioso posee una gran diversidad de modalidades e interpretaciones que no se circunscriben solamente a las festividades religiosas, ya que guardan relación con muchos otros aspectos emparentados con el teatro breve: jácaras, tonadillas, pastorelas, mojigangas, etc. El villancico no se circunscribe solamente al ciclo festivo navideño, ya que también aparece en las celebraciones del Corpus Christi o en la Asunción de la Virgen. La ejecución de los villancicos está íntimamente ligada al teatro en los conocidos maitines para celebrar la Navidad.

Los maitines, como extensión del oficio de vigilias nocturnas, primero en los monasterios y luego en las iglesias, se refiere a la ceremonia religiosa nocturna que se celebra entre la medianoche y el amanecer constituyendo uno de los momentos canónicos más significativos, aunque en su evolución y con su significado actual se enmarca como la primera oración de la mañana al amanecer. Los villancicos de maitines se componen en grupos de ocho o nueve, tres por cada uno de los tres oficios nocturnos, aunque el noveno podría omitirse si se acababa cantando como acción de gracias el Te Deum laudamos en lugar del último responsorio. El villancico fue ganando poco a poco espacio en la liturgia hasta formar parte del oficio de maitines ocupando el lugar de los responsorios de textos litúrgicos en latín. La sustitución del villancico respecto a los responsorios puede situarse con mayor claridad a finales del siglo XVI de una forma creciente hasta su sustitución completa.

La forma poético-musical del villancico alcanzó su mayor diversidad de formas durante el siglo XVII. El conocido como villancico barroco amplió de forma estructural la conocida brevedad del villancico de los siglos XV y XVI. Las distintas formas que adoptó el villancico en el siglo XVII, y que perduró durante los siglos siguientes, bien es verdad que con una estructura cada vez más decadente, incluyó distintas formas temáticamente más diversas que las arraigadas de estribillos y coplas.

Tras el Concilio de Trento (1545-1563) la importancia adquirida por el teatro religioso en su relación con la Navidad se asocia cada vez más con lo parateatral. Con motivo de la celebración de la Navidad en los llamados maitines se desarrolló una gran variedad de textos con influencias de otros géneros literarios y musicales encaminados hacia una recreación social. La popularidad de las festividades religiosas motivó el creciente uso de formas tradicionales, aunque no siempre fueron bien vistas por las autoridades eclesiásticas,

La amplia popularización de las tradicionales formas musicales en las festividades navideñas no fue bien vista por las autoridades eclesiásticas. A lo largo del siglo XVIII el villancico religioso comenzó una muy larga decadencia, sobre todo desde que el puritanismo litúrgico del papa Benedicto XIV, papa de la iglesia católica desde 1740 a 1758, aconsejó la sustitución de los villancicos como lenguas vulgares y textos en castellano por responsorios con textos en latín. Ello fue recogido en su encíclica Annus qui hunc, promulgada el año 1749 donde se prevenía a los obispos sobre los abusos introducidos en la música sagrada y encaminada a la supresión de textos no considerados convenientes y a favor de los responsorios en latín. No obstante, los encargados de la regulación de las formas y usos musicales dependían de los concilios locales, por lo que la supresión de los villancicos no se produjo de forma generalista y normativa para la Iglesia Católica universal, puesto que se siguieron interpretando en gran parte del ámbito hispánico.

En las celebraciones con villancicos que se desarrollaban en el interior de catedrales, colegiatas, monasterios o abadías era el maestro de capilla quien con antelación preparaba el repertorio de los nuevos villancicos. Los maestros de capilla se enfrentaban todos los años al desafío de tener que componer un gran número de villancicos en lengua vernácula que no debían reutilizarse en otros años, aunque se conocen intercambios. Al acto anual asistía una gran presencia de fieles y de público general donde estos villancicos se asociaban con recreaciones paralitúrgicas emparentadas con el teatro breve en sus distintas modalidades o manifestaciones.

El villancico religioso, en definitiva, presenta toda una complejidad de aproximaciones y significaciones que van más allá de su presencia sonora en las festividades religiosa, algo que viene suscitando un creciente interés para los investigadores, así como los pliegos que recogen los textos a lo largo de los años y que hasta relativamente fechas recientes no habían sido muy tenidos en cuenta.

El pliego

La costumbre de imprimir pliegos de villancicos catedralicios comenzó hacia la segunda mitad del siglo XVIII, ya fueran repartidos o vendidos a las puertas de la catedral. Como recordatorio de los ya interpretados, figuraba en la cabecera Villancicos ya cantados o bien, como el que nos ocupa, se adelantaban los textos a seguir bajo la fórmula de Villancicos que se han de cantar para que el público asistente dispusiera previamente de referencias de lo que iba a presenciar. 

Estos villancicos fueron compuestos para ser cantados en el año 1785 en la ciudad murciana de Cartagena.













©Antonio Lorenzo

lunes, 16 de diciembre de 2024

Los vómitos de Pilatos para los aficionados a tragar mucho

 

Esta nueva relación burlesca, atribuida a un tal Manuel el de Santiago, desarrolla de una forma burlona las excentricidades asociadas a los vómitos de Pilatos. Las estrategias comerciales del pliego para ser difundido y vendido también son destacables, pues el comprar el pliego y llevarlo con uno vendría a ser una especie de talismán para asegurarnos de esta forma que "llevando el papel consigo Pilatos nos asegura que toda nuestra basura no pasará del ombligo".

En el primero de los dos pliegos reproducidos con la misma temática, aparte de los vómitos de Pilatos, se incluye El viático de los borrachos contestando con un "sí creo" a las preguntas formuladas y acabando con un consolador acto de contrición antes de su despedida.

Al final se incluye también una especie de recetario sobre el Modo de aplicar las indulgencias donde a todo aquel acompañante del delicado vino acabarán obteniendo unos buenos resultados.






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©Antonio Lorenzo

viernes, 6 de diciembre de 2024

El encuentro con Jesús y la conversión de la Samaritana


En este episodio evangélico se narra el encuentro que tuvo Jesús en su regreso a Galilea con una mujer samaritana de la que no se menciona su nombre. Se cuenta que por venir cansado del camino se sentó junto al brocal de un pozo y le pidió a la mujer de beber mientras que sus discípulos se desplazaron para buscar comida. El relato se encuentra descrito en el discutido cuarto evangelio de Juan (4, 4-42), que es el único de los sinópticos que narra esta historia. Dicho diálogo ha proliferado en las tradiciones orales y escritas, como es el caso de los pliegos de cordel que recogen el citado encuentro, al igual que en las numerosas versiones orales recogidas en muchos puntos hispánicos por distintos investigadores. En el coloquio con Jesús le dijo la samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?, lo que viene a reflejar las divergencias entre los judíos y los samaritanos desde siglos anteriores. La escena de Jesús y la samaritana se enmarca dentro de una peculiar historia con interés teológico y simbólico al igual que la relación que mantuvo Jesús con otras mujeres que aparecen en las Escrituras. 

Antes de comentar algo sobre las tradiciones orales y los pliegos conviene enmarcar a grandes rasgos las antiguas discrepancias entre los samaritanos y los judíos. ¿Dónde se situaba Samaria y el porqué de las diferencias ideológicas y religiosas con los judíos de Jerusalén? Ello no deja de ser todo un sugerente recorrido académico, aunque ciertamente confuso desde un punto de vista histórico, pero de interés para encuadrar los pliegos reproducidos y su expansión en versiones orales y escritas.

El conflicto entre los judíos y los samaritanos nos retrotrae a siglos anteriores a la época de Jesús si tenemos en cuenta el contexto histórico, religioso y de prejuicios culturales entre ellos. Desde la división del reino unido de Israel, tras la muerte de Salomón hacia el año 930 a. C., tanto en su parte norte como en la del sur, establecieron sus propias capitales en Samaria (territorio actual de Cisjordania) y en Jerusalén. Los samaritanos vendrían a ser una especie de población mixta de judíos con personas de otras nacionalidades y con divergencias de prácticas teológicas entre los dos grupos. Esta animosidad entre los judíos y los samaritanos ya se encontraba arraigada en los tiempos de Jesús y el episodio de su encuentro con la samaritana viene a suponer todo una reconciliación y superación de todo tipo de barreras para enfatizar la universalidad del amor de Dios.

En los tiempos de la vida de Jesús Palestina se encontraba dividida en tres regiones: Judea en el sur, Galilea en el Norte y Samaria, que ocupaba la zona central en medio de las dos. Estas divisiones reflejaban las grandes diferencias culturales y religiosas que había entre judíos, samaritanos y galileos.

Si tenemos en cuenta la literalidad del texto evangélico sus interpretaciones han dado lugar a explicaciones o conclusiones injustificadas e incluso contradictorias. Mediante artificios retóricos se reinterpreta de forma connotativa la literalidad del episodio evangélico, ya que su texto propicia una compleja interpretación desde un punto de vista teológico o religioso. Para contextualizar dicho episodio copio el texto recogido en el evangelio de Juan según la versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, que es como sigue:
Llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla». Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». La mujer le dice: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?». La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: «Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será este el Mesías?». Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían: «Maestro, come». Él les dijo: «Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis». Los discípulos comentaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Jesús les dice: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra».

Si nos detenemos en el contenido del texto de una forma literal y al margen de sus interpretaciones teológicas, algunas de las respuestas de Jesús a la samaritana nos presentan a un Jesús con ciertos aires prepotentes o altaneros, puesto que tras pedir a la samaritana agua para beber, de la que que por cierto no se la proporciona en ningún momento, Jesús aprovecha para reivindicar su mensaje: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva», a lo que ella responde: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva? La interpretación religiosa del "agua viva" de asocia simbólicamente como medio de purificación, fuente de regeneración y aseguradora de vida eterna.

Jesús, mediante un giro inesperado en la conversación, le pide a la samaritana: «Anda, llama a tu marido y vuelve». A lo que ella contesta de una forma un tanto cortante y brusca "no tengo marido", a lo que Jesús le responde: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». Desde una lectura propiamente literal nada se dice sobre las causas de haber tenido cinco maridos, ni se nos ofrece ninguna pista sobre lo sucedido o su falta: ¿murieron? ¿se divorciaron? Según ello, ¿la mujer samaritana era por ello realmente inmoral? ¿Fue víctima, tal vez, de la visión patriarcal sobre la mujer, poseídas a modo de ganado, como se muestra en las leyes mosaicas? El mero hecho de haber tenido varios maridos no constituye, obviamente, ningún motivo de pecado en sí mismo, a no ser que la pregunta y respuesta de Jesús sobre sus cinco maridos se interprete parcial y subjetivamente a conveniencia  de las reflexiones teológicas, algo que algunos autores lo interpretan como referidos a los cinco dioses paganos a quienes rendían culto los samaritanos o las curiosas reflexiones de San Agustín asociando los cinco maridos a los cinco sentidos corporales (Tratado 15-21):
[...] Me parece más fácil que nosotros podamos aceptar que los cinco primeros maridos del alma son los cinco sentidos del cuerpo. De hecho, cuando uno nace, antes de poder usar la mente y la razón, no lo rigen sino los sentidos de la carne. En un niño pequeñín el alma apetece o rehúye esto: lo que se oye, lo que se ve, lo que tiene olor, lo que tiene sabor, lo que se siente por el tacto. Apetece cualquier cosa que encanta, rehúye cualquier cosa que molesta a estos cinco sentidos. De hecho, encanta a estos cinco sentidos el placer, les molesta el dolor. El alma, al principio, vive según estos cinco sentidos, como cinco maridos, porque la rigen. Ahora bien, ¿por qué se los ha llamado maridos? Porque son legítimos. Dios, en efecto, los ha hecho y Dios los ha dado al alma. Es débil todavía la que rigen esos cinco sentidos y actúa bajo el dominio de esos cinco maridos. Pero, cuando llegue a los años de ejercitar la razón, si se encargan de aquélla la disciplina y la doctrina de la sabiduría, a los cinco maridos no les sucede en el gobierno sino el auténtico marido legítimo, mejor que todos ellos, para regirla mejor y guiarla a la eternidad, cultivarla para la eternidad, instruirla para la eternidad [...]. 
La interpretación generalista usada por muchos predicadores en sus sermones para exponer e impartir doctrina religiosa y exégesis explicativas sobre los textos bíblicos, consideran a la samaritana como una mujer perdida y pecadora por haber tenido cinco maridos y que con el que vivía actualmente era un amante. Su llegada al pozo en la (hora sexta) que coincide más o menos con el pleno calor del mediodía, no parece la más adecuada para ello, lo que es interpretado como que era la hora mejor para evitar el ser vista por sus vecinos y hacernos pensar que era una adúltera desprotegida y rechazada por su comunidad.

A lo largo de la historia de la iglesia la interpretación sobre la figura de la mujer samaritana ha quedado vinculada al sexo y al pecado, ya que el tan generalizado punto de vista patriarcal ha modulado sesgadamente su imagen e interpretación tachándola como de estereotipo pecador, aunque convertida tras su arrepentimiento en símbolo de la gracia de Dios y ejemplo de la fe. De la imagen inicial de pecadora y de vida promiscua y tras la intervención conversacional con Jesús, pasó a convertirse en la nueva misionera de Jesús junto a sus discípulos.

Las diferencias entre lo expresado en los pliegos o en las muestras orales respecto al "canónico" texto evangélico son significativas y han permanecido consolidadas en el imaginario popular entre todos aquellos que han accedido en exclusiva a dicho episodio a través de los pliegos o a sus manifestaciones orales en forma de romances, canciones u oraciones.

La tradición popular

Sobre estas muestras que han conservado este relato, tanto en versiones orales como escritas, proporciono algunos ejemplos significativos con variantes y versiones distintas. Un primer ejemplo es el recogido en Jerez de la Frontera (Cádiz) incluido en la recopilación de José Manuel Fraile Gil en el tomo Tradición oral y zambomba, ed. Lamiñarra, Pamplona, 2016, pág. 613.


Otras variantes curiosas, aunque más desconocidas, se refieren a La fortuna de la Samaritana, donde al acercarse Jesús al pozo para pedirle agua ella piensa que en realidad se trataba de un mozo que intentaba cortejarla, a lo que ella se niega al declararse como una mujer honrada. En algunas de las escasas versiones conocidas Jesús la recrimina por haber dejado entrar por su ventana a un mozo o bien por haber dormido con varios galanes. Al reconocer ella sus faltas y sus culpas Jesús se identifica como Cristo y la perdona.

Mañanita de San Juan,    mañanita linda y clara,
y ¡ay!, quién tuviera la suerte    de aquella samaritana!
Con su cantarillo de oro    a Jesucristo dio agua.
Dame agua a beber del pozo,    dame agua, mujer mundana;
dormistes con siete hombres    con ninguno estás casada.
¡Ay!, no diga eso, señor,    que yo soy doncella honrada.
Jueves Santo por la noche,    Viernes Santo a la mañana,
metistes un majo en casa    por la tu baja ventana,
le pusiste a las muñecas    unas cintas encarnadas.
La mujer, de que esto oyó,    cayó al suelo desmayada;
no la fueron de volver    ni con vino ni con agua.
Levántate ya del suelo,    levanta a la mi palabra,
levántate, pecadora,    que tú ya estás perdonada.

Recitada por Leónides Prieto Ibáñez (69a). Recogida en Barniedo de la Reina por José Manuel Fraile Gil y Macario Santamaría Arias, 1989. Publicada en Fraile Gil 2001, Romances de Salio. Una tradición ahogada, nº II.F.1.f., p. 59 y CD, corte 8.

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¡Quién tuviera la fortuna    de dir al pozo a por agua,
como tuvo una mujer    llamada Samaritana!
En el brocal de su pozo    tuvo a mi Dios en palabra,
no entendiendo que era Dios,    ni ella de Dios se acordaba;
entendió que era un galán    que de amores la trataba.
Entra el cántaro en el pozo,    entra y darásme en el agua;
tanto como agua me dieres    tanto te daré de gracia.
¿Qué gracia me puedes dar    que sea tan limpia y clara
como el agua de mi pozo    que es como la mesma esperanza?
¿Querrásme negar, mujer,    que a las tres de la mañana
echaste un gallardo mozo    por la tu baja ventana?
A tres mozos pones mesa,    con ninguno estás casada.
Pues decirme, ¿quién sois vos    que me descubrís mis faltas?
El Padre tengo en el cielo    el Hijo contigo habla,
tú eres la oveja perdida    que de mi rebaño falta.
Si soy la oveja perdida    que de tu rebaño falta,
ea, Señor, recogeila,    ea, Señor, amparaila,
ea, Señor, recogeila,    oveja tan desmandada.

Versión de Reinosa (Santander). Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, entre 1933 y 1934 Publicada en Cossío 1933-1934, I. III (nº 8), pp. 32-33.

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Desde un punto de vista del imaginario popular, el pozo se considera como fuente de vida y de abundancia y lugar propicio para tejer historias de amor. Ello se encuentra muy extendido como forma simbólica en muchas muestras populares como en canciones y romances. El pozo, a su vez, viene a ser también una metáfora erótica con referencia al sexo femenino y la soga al sexo masculino. El cántaro se asocia también metafóricamente en algunas canciones y refranes con el vientre femenino en alusión a la pérdida de la virginidad, como alegóricamente se aprecia en el conocido refrán: "Tanto va el cántaro a la fuente que al final se acaba rompiendo".

Adjunto unas significativas muestras que recogen la conversión de la Samaritana en pliegos de cordel, alguno de los cuales va antecedido por unas "Coplas nuevas del Niño perdido" o bien con unas "Coplas de lo que padeció nuestro amado Jesús en la Sagrada Pasión", con el fin de rellenar con más textos los pliegos a la venta y que no quedaran cortos.


En el Índice General del Romancero Hispánico (IGRH), "La Conversión de la Samaritana" está catalogada con el número 0187, de las que se puede consultar unas muestras de la Pan-Hispanic Ballad Project:

 https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0187

 


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Para saber más
El episodio del encuentro de Jesús con la Samaritana ha dado lugar a numerosas representaciones en cuadros, esculturas, cerámicas y a pasos procesionales de cofradías y hermandades.

Fuente de la Samaritana en la Plaza de la Justicia en Zaragoza

Paso procesional de la Hermandad de Aspe (Alicante)

Bibliografía sobre el tema

* Mateos, Juan y Barreto, Juan, El evangelio de Juan: análisis lingüístico y comentario exegético, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1979.

* Fontana Elboj, Gonzalo, El evangelio de Juan: la construcción de un texto complejo: orígenes históricos y proceso compositivo, Universidad de Zaragoza, 2014.

* Piñero, Antonio, Jesús y las mujeres, reedición por la editorial Trotta, Madrid, 2014.


©Antonio Lorenzo