¿Cuál es la casa formadade vestidos animales,donde tienen su aposentocinco hermanos desiguales?(el zapato)En las manos de las damasen verano estoy metido,unas veces estiradoy otras veces encogido.(el abanico)
miércoles, 1 de enero de 2025
El piscator de las damas o las comedias de Carabanchel
sábado, 28 de diciembre de 2024
Villancicos del tío Pingajo y de la tía Fandanga
Dicha obra, figuraba incluida en el volumen que dedicó a su teatro la colección "El Mirlo Blanco", de la editorial Taurus, aunque una vez impreso el volumen dicha obra fue separada del conjunto por decisión de la censura propia de la época franquista, hasta que, tras una cierta "apertura" fue autorizada su publicación el año 1974.
La obra teatral está ambientada en los arrabales madrileños, al igual que sucede en el pliego, aunque este último no guarda relación con los sucesos de la obra teatral, puesto que en el pliego La Fandanga es una robusta mujer de ojos azules llegada desde Asturias a Madrid donde se encuentra con El Pingajo. El resto de las coplas, donde La Fandanga engaña al Pingajo con un aguador asturiano, están impregnadas de dobles sentidos que las hacen divertidas y bien arraigadas en el imaginario popular.
Este es otro ejemplo de la relación de la literatura popular impresa con el teatro.
https://www.youtube.com/watch?v=VgaTdSjwMWg&ab_channel=JoaquinDiaz-Topic
martes, 24 de diciembre de 2024
Villancicos que se han de cantar en Cartagena en los solemnes maitines del año 1795
El pliego
Estos villancicos fueron compuestos para ser cantados en el año 1785 en la ciudad murciana de Cartagena.

lunes, 16 de diciembre de 2024
Los vómitos de Pilatos para los aficionados a tragar mucho
viernes, 6 de diciembre de 2024
El encuentro con Jesús y la conversión de la Samaritana
Llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla». Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». La mujer le dice: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?». La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: «Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será este el Mesías?». Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían: «Maestro, come». Él les dijo: «Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis». Los discípulos comentaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Jesús les dice: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra».
Si nos detenemos en el contenido del texto de una forma literal y al margen de sus interpretaciones teológicas, algunas de las respuestas de Jesús a la samaritana nos presentan a un Jesús con ciertos aires prepotentes o altaneros, puesto que tras pedir a la samaritana agua para beber, de la que que por cierto no se la proporciona en ningún momento, Jesús aprovecha para reivindicar su mensaje: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva», a lo que ella responde: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva? La interpretación religiosa del "agua viva" de asocia simbólicamente como medio de purificación, fuente de regeneración y aseguradora de vida eterna.
[...] Me parece más fácil que nosotros podamos aceptar que los cinco primeros maridos del alma son los cinco sentidos del cuerpo. De hecho, cuando uno nace, antes de poder usar la mente y la razón, no lo rigen sino los sentidos de la carne. En un niño pequeñín el alma apetece o rehúye esto: lo que se oye, lo que se ve, lo que tiene olor, lo que tiene sabor, lo que se siente por el tacto. Apetece cualquier cosa que encanta, rehúye cualquier cosa que molesta a estos cinco sentidos. De hecho, encanta a estos cinco sentidos el placer, les molesta el dolor. El alma, al principio, vive según estos cinco sentidos, como cinco maridos, porque la rigen. Ahora bien, ¿por qué se los ha llamado maridos? Porque son legítimos. Dios, en efecto, los ha hecho y Dios los ha dado al alma. Es débil todavía la que rigen esos cinco sentidos y actúa bajo el dominio de esos cinco maridos. Pero, cuando llegue a los años de ejercitar la razón, si se encargan de aquélla la disciplina y la doctrina de la sabiduría, a los cinco maridos no les sucede en el gobierno sino el auténtico marido legítimo, mejor que todos ellos, para regirla mejor y guiarla a la eternidad, cultivarla para la eternidad, instruirla para la eternidad [...].
Mañanita de San Juan, mañanita linda y clara,y ¡ay!, quién tuviera la suerte de aquella samaritana!Con su cantarillo de oro a Jesucristo dio agua.Dame agua a beber del pozo, dame agua, mujer mundana;dormistes con siete hombres con ninguno estás casada.¡Ay!, no diga eso, señor, que yo soy doncella honrada.Jueves Santo por la noche, Viernes Santo a la mañana,metistes un majo en casa por la tu baja ventana,le pusiste a las muñecas unas cintas encarnadas.La mujer, de que esto oyó, cayó al suelo desmayada;no la fueron de volver ni con vino ni con agua.Levántate ya del suelo, levanta a la mi palabra,levántate, pecadora, que tú ya estás perdonada.
Recitada por Leónides Prieto Ibáñez (69a). Recogida en Barniedo de la Reina por José Manuel Fraile Gil y Macario Santamaría Arias, 1989. Publicada en Fraile Gil 2001, Romances de Salio. Una tradición ahogada, nº II.F.1.f., p. 59 y CD, corte 8.
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¡Quién tuviera la fortuna de dir al pozo a por agua,como tuvo una mujer llamada Samaritana!En el brocal de su pozo tuvo a mi Dios en palabra,no entendiendo que era Dios, ni ella de Dios se acordaba;entendió que era un galán que de amores la trataba.Entra el cántaro en el pozo, entra y darásme en el agua;tanto como agua me dieres tanto te daré de gracia.¿Qué gracia me puedes dar que sea tan limpia y claracomo el agua de mi pozo que es como la mesma esperanza?¿Querrásme negar, mujer, que a las tres de la mañanaechaste un gallardo mozo por la tu baja ventana?A tres mozos pones mesa, con ninguno estás casada.Pues decirme, ¿quién sois vos que me descubrís mis faltas?El Padre tengo en el cielo el Hijo contigo habla,tú eres la oveja perdida que de mi rebaño falta.Si soy la oveja perdida que de tu rebaño falta,ea, Señor, recogeila, ea, Señor, amparaila,ea, Señor, recogeila, oveja tan desmandada.
Versión de Reinosa (Santander). Recogida por José María de Cossío y Tomás Maza Solano, entre 1933 y 1934 Publicada en Cossío 1933-1934, I. III (nº 8), pp. 32-33.
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https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0187
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Fuente de la Samaritana en la Plaza de la Justicia en Zaragoza |
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Paso procesional de la Hermandad de Aspe (Alicante) |