sábado, 27 de julio de 2024

Vida, muerte y testamento del "Churripampli"

Xilografía del pliego "La tabernera y los borrachos"
 
Otro ejemplo más sobre la relación entre la oralidad y la escritura es el referido al curioso y enigmático término de Churripampli y su relación con los pliegos reproducidos.

Sobre el término Churripampli existen diferentes acercamientos o sugerencias sobre su ambivalente significado según las distintas versiones y contextos desde un punto de vista sincrónico y diacrónico. Dicho término, ya se use como sustantivo o adjetivo, varía según las diferentes muestras conservadas y registradas. Por hacer un ligero balance, dicho término aparece como:
* Referencias a su uso en algunas tonadillas del siglo XVIII conservadas en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid
* Como repertorio de cantos de ciegos acompañados por músicos ambulantes
* Como forma musical de sonecito mexicano como baile con canto
* Aplicado al vino en general
* Como "churri", a modo de apelativo cariñoso
* Como apodo atribuido a personas
* Como algo de poco valor
* En la Roda (Albacete), como mistela, bebida de mosto sin fermentar y aguardiente, aromatizada con café y canela.
* Churripampli (a modo de cruce de palabras con el sentido de "pimplar a chorro")
* En Baza (Granada), el churripampli es una bebida donde se mezcla el agua de cocer membrillos con anís seco y vino tinto, azúcar, granos de café y canela en rama, dejándolo macerar al menos 6 meses.
* Fiesta o reunión nocturna donde hay música y baile
* Como danza vasca (reseñada por Juan Ignacio de Iztueta (1767-1845) en su descripción de las danzas guipuzcoanas en 1824.
Entresaco algunas referencias cronológicas sobre el término Churripampli:

Un claro referente sobre la popularidad como canción del Churripampli, del año 1800, aparece en el Saynete nuevo Los tres galanes corridos, sin que figure su autor y donde el zapatero canta la canción con versos que luego aparecen entremezclados en los pliegos. Se hallará en Salamanca por la imprenta de D. Francisco de Toxar, y en Madrid en la librería de la viuda de Quiroga, calle de Las Carretas.


Antes del conocido como Trienio Liberal (1820-1823), ya existen menciones sobre dicho termino, como en el periódico llamado El Churripampli literario, donde aparecen expresiones del lenguaje coloquial. Otro ejemplo es el que aparece en el número 52 de La Gazeta de Madrid del viernes 29 de junio de 1804 donde puede leerse:
«En la librería de Escribano, calle de las Carretas, se vende una canción nueva, llamada del Juguetón, hijo del famoso Churripampli, con un grabado alusivo á dicha canción, para guitarra y también para el piano, pues los dos acompaña­mientos están separados en la misma canción: puede ir en carta: su precio 6 rs. cada una».
Enrique de Olavarría y Ferrari, en el Tomo I de su Reseña histórica del teatro en México, Imprenta, encuadernación y papelería "La Europea", Segunda edición, 1895, donde analiza y repasa los programas de finales de 1805 (capítulo XV) anota los siguientes datos:
«En el beneficio del bailarín José María Morales, se estrenó un juguetillo en que cantaron Andrés del Castillo la Polaca del Astrólogo, y el mismo, la Munguía, Victorio Rocamora, y Rosalía Medina, un terceto, unas boleras y el sonecito la Chipicuaraca. Siguió la tonadi­lla general de la casa de locos por Mariana Argüello, María Guadalupe Gallardo, José Estoracio y Luciano Cortés. De baile hubo lo siguien­te: el Minuet fandango, el Churripampli, por Ana María Cendejas y Antonio Medina, y por grande el de Chaveta en la ciudad».
Sobre la popularidad de este baile-canción, en el tomo II de las Obras completas del Padre Donostia, que cito al final, se recoge el artículo que publicó en Lecaroz, 2ª Ep, nº 2 (1952) bajo el título Iztueta, la poesía vasca y el «Churripampli», donde relata cómo recibió antes de la guerra del 36 un manuscrito donde se describía el libro de Juan Ignacio Iztueta (1767-1845) escrito en lengua vasca: Guipuzcoaco danza gogoangarrien condaira edo historia, donde se describían treinta y seis danzas de la primera mitad del siglo XIX antes de 1830. El Padre Donostia desarrolla un interesante recorrido sobre el término que nos ocupa y sobre la introducción de la canción Churripampli en la poesía vascongada, que, aunque era muy conocida en el resto de las provincias españolas Iztueta se quejaba por la usurpación de los derechos del antiguo zortziko.

 Para finalizar su estudio concluye:
«Por los datos que he podido recoger gracias a la amabilidad de varios amigos, el Churripampli parece derivado de la tonadilla y se usaba en el primer tercio del siglo pasado tanto en la capital de México como en Veracruz. Parece ser que por lo que se refiere a Veracruz, la boda del Churripampli se debió al contacto que los habitantes de allá tenían con los españoles. [...] Nos inclinaríamos, pues, a creer que el Churripampli se cantaba ya, probablemente a fines del siglo XVIII; no parece exagerada la deducción teniendo en cuenta lo que algunas veces tardan las canciones en divulgarse». 
El término Churripampli parece tener su más claro precedente en su utilización en algunas de las tonadillas del siglo XVIII, y como forma forma musical de un sonecito mexicano, tal y como indico al final en un documentado e ilustrativo trabajo. Las tonadillas escénicas del siglo XVIII se basaban preferentemente en significados y contenidos folklóricos populares. Estas piezas musicales cortas se intercalaban entre los actos de las comedias o bien en otras obras teatrales más extensas. El intermedio de las comedias solía ser uno de los momentos más esperados en la escena teatral, tanto en el siglo XVIII como en los comienzos del XIX, con variedad de ejemplos textuales y musicales.

La interacción entre lo oral y lo escrito, en cuanto a términos y músicas, puede apreciarse también en el primer tercio del siglo XIX donde aparecieron tres números publicados de forma anónima a modo de folletos de corte satírico bajo el nombre de La Linterna Mágica (1820). La Linterna Mágica, como proyección de imágenes y figuras desde el siglo XVII, alude a un tipo de espectáculo con dispositivos ópticos capaces de proyectar imágenes y sonidos que favorecieron la interacción social a través de la ilusión visual. Los espectáculos con estos dispositivos y artilugios cobraron un nuevo auge y desarrollo como práctica cultural a lo largo del siglo XIX como se refleja en muchos de los periódicos del Romanticismo y sus proyecciones en las provincias americanas. Este tipo de espectáculos necesitaba de un narrador con el fin de reforzar y atrapar mediante su habilidad discursiva al público presente utilizando términos populares.

En el periódico madrileño El Panorama literario del 31 de enero de 1839, se da cuenta de la popularidad del Churripampli cantada por los ciegos.
«Dejemos al ciego de la gaita, y vamos a ocuparnos del ciego papelista. Este se presenta bajo infinitas fases; es el camaleón de la sociedad culta del siglo XIX, si se me permite un poco de libertad para la comparación. Pertenece al bello sexo, y al sexo feo: unas veces pide limosna; otras especula en las publicaciones periódicas, con manifiesta predilección por la Extraordinaria de hoy!; otras, con desvencijada guitarra y quebrajoso violín, canta la Pasión y las Aventuras de Francisco Esteban, la Manola y el Churripampli; cuando juzga que debe sacar a estas ocupaciones con medio chico u con media grande, se dirige a la taberna entonando solemnemente: a Madrid traigo en la mano, con todas sus calles y callejuelas, plazas y plazuelas, iglesias, hospitales..., porque es cuento para nunca acabar».
Antes de pasar a reproducir los pliegos hay que señalar que abundan los escritos donde se buscan y se vinculan las relaciones entre determinados géneros musicales españoles, como las peteneras o malagueñas, con los repertorios musicales practicados y conocidos en México o Cuba fruto de las relaciones comerciales entre España y América y de su interacción cultural. Los patrones y géneros musicales compartidos entre las dos orillas suscitan cada vez más una sugerente investigación musicológica y literaria que abra nuevos caminos para establecer estas relaciones y vinculaciones que sobrepasan los ejemplos musicales y amplían su contextualización.

En este primer pliego etiquetado como una curiosa jácara, a modo de reclamo publicitario y asociado a lo festivo, se identifica al Churripampli con el vino. El término jácara (derivado de la palabra jaque), se considera un lenguaje de los maleantes y con un sentido ambiguo, pero que puede ir acompañada por música y baile como forma musical de carácter cómico y tono desenfadado propio para el uso oral y atrapar el interés de un público lector u oidor. El uso en el pliego de este término no se corresponde propiamente con su contenido generalista de carácter satírico, aunque usado tal vez como elemento propagandístico.

El pliego fue reimpreso en Córdoba en la imprenta de don Luis de Ramos, cuya actividad impresora la ejerció desde 1765, a finales del siglo XVIII, hasta su muerte en 1825, taller que heredó su viuda de la que apenas existe documentación.





Otro ejemplo de este tipo de publicaciones sueltas es esta otra relación, conservada por la Cambridge University Library, donde el Churripampli, como señor del vino, designa por albaceas a los taberneros indicándoles que no "bauticen" el vino para mantener su linaje. Entre sus testigos figuran los zapateros, carpinteros, labradores y herreros junto a los soldados como fieles compañeros, expresando su deseo de ser enterrado en medio de las cepas con el fin de dar sustancia y aumentar la cosecha. 

En la segunda parte la esposa del Churripampli, Madama Guaracha (término asociado a música y baile), acude a despedirse de su esposo moribundo y quedando ella como protectora de su legado.

Sobre el impresor Isidro López, citado en el colofón, no he logrado encontrar datos convincentes.






Para saber más

* Hernández Jaramillo, José Miguel & Reyes Zúñiga, Lénica: "El sonecito del churripampli. Un acercamiento a las prácticas musicales de las clases subalternas de finales del periodo colonial", en Músicas coloniales a debate. Procesos de intercambio euroamericano, (Javier Marín López, ed.), ediciones ICCMU, Madrid, 2018, pág. 329-354

* Padre Donostia: «Iztueta, la poesía vasca y el "churripampli"», artículo que publicó en 1952 en en Lecaroz, 2ª Ep, nº 2, incluido en sus Obras completas II. Editorial la Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, 1983.

©Antonio Lorenzo

lunes, 15 de julio de 2024

Dificultades para evacuar mediante una vela de sebo

 

Este pliego reproducido fue editado en Murcia en la imprenta de Pedro Belda, imprenta a cuya trayectoria dediqué una entrada el año 2015.

En él se nos ofrece una divertida y graciosa relación contada por el protagonista a propuesta de un auditorio, lo que guarda relación con numerosos pliegos de tono burlesco para ser narrados en un teatro o en una simple reunión. En este caso se nos narran las consecuencias que ocasionó al protagonista narrador el encontrarse con hambruna y sin recursos una vez enviudado y con la barriga vacía. Un día, al ser convidado a una boda con suculentas comidas "con arroz, pavos, jamón y gallinas, carnero, vaca, perdiz, conejos y masas fritas", y al devorar con fruición de todo cuanto había, "se le atracó el conducto de la trasera oficina". Tras probar toda clase de unturas y lavativas, nuestro personaje se compró una vela de sebo que se introdujo por el ojo del poniente, pero que no consiguió aliviarse ni sacarse la vela a pesar del "tira que tira" viéndose ayudado al fin por una vieja, maestra de brujería. La citada vieja le ofreció al final una bebida con purgante al tiempo que metiendo sus dedos consiguió atrapar finalmente la dichosa vela, lo que provocó toda una significativa descarga de artillería alcanzando incluso hasta el mismo arrugado rostro de la vieja relamida. Una vez limpio ya se quedó descansando y con la pancita vacía.

El pliego concluye con una serie de coplas "para cantar a estilo de parrandas". Las parrandas son un conocido baile tradicional de la región murciana y asociado también a una cuadrilla de músicos o aficionados que a consecuencia de una determinada ocasión o motivo deambulan por las calles cantando y tocando instrumentos acompañados por las "postizas", consistentes estas últimas en una especie de variantes más abombadas o ahuecadas que las castañuelas más conocidas.





©Antonio Lorenzo

jueves, 4 de julio de 2024

Memorial que presentaron las mocitas españolas por la falta de consortes

 

El matrimonio fue un importante eje estructural sobre el que giraban las relaciones sociales en la sociedad tradicional del Antiguo Régimen. El estereotipo negativo construido y atribuido a las solteronas a través de los pliegos de cordel de los siglos pasados no es infrecuente según el contexto sociocultural de entonces.

Dentro del imaginario colectivo la finalidad de contraer matrimonio era el principal objetivo a conseguir por las mocitas solteras al considerarse como la mejor vía para el mantenimiento y sustento de la mujer dentro del extendido mercado matrimonial. De no casarse, la solterona tendría una vida anodina y dependiente con escasos recursos para su sustento económico tal y como se refleja en los distintos manuales publicados de buena conducta.

Obviamente, los pliegos reproducidos ni son concluyentes ni exclusivos sobre la visión del papel de la mujer si tenemos en cuenta lo desarrollado en diferentes obras teatrales, novelas o en la propia prensa popular. La imagen de la mujer hay que enmarcarla, pues, dentro de una perspectiva más amplia e interdisciplinar, pero en estos ejemplos reproducidos se mantiene la idea sobre las mocitas solteras desde un punto de vista negativo.

La literatura popular impresa recoge el estereotipo sobre la mocita soltera, aunque también existe un número significativo de pliegos de cordel donde la mujer transgrede y se aparta de la clásica imagen de la mujer sumisa y subordinada al hombre, lo que viene a ampliar la visión asociada de la mujer en general.

En esta entrada reproduzco cuatro ejemplos de pliegos de cordel donde la idea central se enmarca en la curiosa queja presentada por las mocitas solteras a la "Junta General y Regencia común", a los "Ayuntamientos de las ciudades" o a las "Autoridades competentes", para que deroguen la obligación de cumplir con las quintas a los jóvenes, y por contraposición se envíen a viejos, mancos, tuertos o jorobados.

En este primer pliego las mocitas presumen de su "buen talle y figura, garbo y hermosura", vestidas según pide la moda y sintiéndose escasas de mozos casaderos. El texto dice estar compuesto por un tal Bernardo Lobo e impreso en Lérida, sin año, por el taller de Buenaventura Corominas.





En otras versiones de este mismo pliego editadas por diferentes talleres las mocitas españolas son nombradas como "mocitas andaluzas", como forma de contextualizar más la venta de estos pliegos en Andalucía, como se aprecia en la cabecera del pliego editado en el taller de José María Moreno en Carmona (Sevilla) en 1859.


En el siguiente pliego, impreso en Madrid en el taller de José María Marés, las mozas lamentan la pérdida de vidas de muchos mozuelos como consecuencia de las guerras y que los pocos que han quedado "se muestran muy altaneros". Sin embargo, se mantienen dispuestas burlonamente a aceptar un marido "aunque sea tuerto o ciego, ya un manco o un tullido, sea jorobado o feo"...

La respuesta ofrecida por el Memorial se centra en que la mayoría de las mocitas no son las más adecuadas para casarse debido a toda una sarta de calificativos misóginos, como por ser ligeras de seso, pendientes de los bailes, holgazanas y murmuradoras..., por lo que, de insistir en sus pretensiones acabarían llevándoselas a las casas de recogida para enseñarles a hilar y a trabajar con la rueca y con el huso.

El pliego acaba con el "Gran pleito" gracioso y divertido, ganado por las señoras y quejándose del trato de sus maridos y posicionadas en una incipiente reivindicación feminista que hace de este pliego todo un ejemplo de la diversidad ideológica que podemos encontrar en este tipo de hojas.





El siguiente pliego reproducido, proveniente y conservado por la Cambridge Digital Library, expone el memorial enviado por las mozas solteras pidiendo la abolición de las quintas y el mucho más interesante "Gran Congreso de las mujeres casadas" donde se emancipan del dominio de sus maridos y se reivindica la libertad de la condición femenina, aunque se desechan sus reivindicaciones y se argumenta en su dependencia del marido.





En esta última muestra reproducida se manifiesta de una forma satírica la escasez de mozos para poder casarse, aunque se alude a que ante la ausencia de los novios los frailes les daban consuelo, lo que abre una nueva perspectiva. En el texto se menciona que esta petición de las mozas para el regreso de las quintas fue apoyada durante la Regencia del general Baldomero Espartero, quien asumió la última fase de la minoría de edad de Isabel II tras la revolución de 1840 y que puso fin a la regencia de su madre María Cristina de Borbón hasta 1843 en una época de continuos enfrentamientos entre moderados y liberales y donde la reina Isabel accedió al trono al ser declarada mayor de edad con apenas trece años.

El pliego acaba con una letrilla para cantarse con la que fuera entonces conocida música de las picarescas boleras jaleadas de "La Manola", donde se menciona y critica satíricamente a Arrazola. Lorenzo Arrazola, del partido moderado y ministro de Gracia y Justicia fue el hombre de confianza del general Narváez, presidente también del Tribunal Supremo y senador vitalicio desde 1848. 

Sobre la diversidad de letrillas de "La Manola", vendedora de productos frescos, dediqué una entrada en la que daba noticia de su entonces amplia aceptación popular.




©Antonio Lorenzo

jueves, 27 de junio de 2024

Cartas del más allá aparecidas a un sacerdote y al papa

 

Pliego donde se narra la aparición de una insólita carta enviada por el mismísimo Dios a un sacerdote en Roma cuando se disponía a celebrar la misa. La carta, que en el pliego se reproduce entera, nos advierte de que Jesús, si no hubiera atendido a los ruegos de su madre: "ya os hubiera destruido, y sumergido en eternas penas de aquel cancervero (sic) hidra de siete cabezas". Con un tono estremecedor y justiciero, aunque arropado sutilmente en la condescendencia y el perdón, lanza una serie de advertencias que, de no cumplirlas: "mandaré perros rabiosos que con crueldad os muerdan, padeceréis hambre y sed, pestes y sangrientas guerras, terremotos y huracanes, piedras, rayos y centellas, que en un todo os aniquile y consuma las haciendas".

La tremebunda y sorprendente carta, donde se proclama que no se debe dudar de su autenticidad por la propia mano del mismo Dios, invita a los creyentes y a las mujeres a difundirla y a llevarla consigo con fervor.

Estos resabios justicieros y tremendistas recuerdan las ideas contrarreformistas procedentes y difundidas tras las sesiones del concilio de Trento entre 1545 y 1563. En ellas y de forma hiperbólica, fustiga a todos aquellos a quienes no creen, si bien no hay que desdeñar que cada pliego con contenido más o menos de temática religiosa corresponde en exclusiva a la personal visión de su autor y no puede extrapolarse a una visión generalista del conjunto conservado.





El uso particularista de estos pliegos, con la subyacente intención de promover una interesada comercialización en determinadas localidades, se hace presente en la cabecera de una reimpresión de este mismo pliego conservado en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla con curiosa referencia al emblemático santuario que acoge la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de Utrera.


Si la carta que se encontró el sacerdote en la patena resulta absolutamente incongruente, no le anda a la zaga la encontrada por el propio papa en el sepulcro de Jesucristo y que su santidad la conserva en su oratorio grabada en una lámina de plata. Al margen de las creencias que puedan desatar estas manifestaciones se acercan más a lo humorístico debido a la absoluta falta de credibilidad histórica, aunque bien encauzadas y utilizadas comercialmente para lucrarse por la piedad e ignorancia de las gentes.

El texto de la inverosímil y supuesta carta no tiene desperdicio, puesto que se intuye el interés de la iglesia de que dicha carta se propague y se lleve encima.
Quien llevare esta relación consigo, será libre del demonio y no morirá de mala muerte, y en la casa donde hubiese dicha relación no habrá vicion alguna ni cosa triste: la mujer que estuviese de parto trayéndola consigo con una Fé verdadera, parirá sin peligro, y en resumen, á todo cristiano que devotamente la lleváre en el pecho, le guardaré de rayos y centellas, incendios, ladrones, persecuciones, injustas, trabajos, tribulaciones, y en la terrible hora de su muerte interdederá por él mi Madre Santísima.


©Antonio Lorenzo

lunes, 17 de junio de 2024

Regocijo de las mozas por el licenciamiento de los soldados

 

En este pliego las mozas solteras reciben con alegría la licenciatura de los soldados tras su servicio militar obligatorio. Ello da pie para incidir en las habituales críticas misóginas sobre la mujer en la por entonces gran cantidad de pliegos sueltos de la época, ya sea por la ardorosa pretensión de las mozas para casarse o bien por el progresivo abandono de las casadas por volver a fomentar su vestimenta y belleza y agradar a los hombres. Las casadas, a su vez, por sus muchas obligaciones se vuelven antojadizas cayendo en el desarreglo general, por lo que el anónimo autor del pliego aconseja a las jovencitas mantenerse solteras o bien conservarse discretas y con buenos modales y alejadas de las malas compañías manteniendo una obediencia total a los maridos. El pliego acaba con unas estrofas que se pueden interpretar mediante la popular jota aragonesa.

También resulta interesante la vida del impresor del pliego, Buenaventura Corominas, quien a raíz de la invasión napoleónica fue deportado a Auxerre en Francia y confiscado todo su material al ser acusado de imprimir proclamas contra Napoleón. Tras lograr evadirse se refugió en otras ciudades pasando por Westfalia, Holanda y costas inglesas antes de que pudiera regresar a Lleida.

Casado en tres ocasiones tuvo varios descendientes que continuaron de una forma desordenada la labor impresora y regentando también una librería y un taller de encuadernación. Buenaventura Corominas nació el año 1763 en Oristà (Barcelona), perteneciente a la diócesis de Vic, y falleció en Lleida en 1841.

A la actividad impresora de este famoso taller dediqué hace unos años una entrada en este mismo blog que puede consultarse a través del siguiente enlace.

https://adarve5.blogspot.com/2018/10/impresores-y-estamperos-populares-de.html

Sobre la visión y el papel dependiente de la mujer respecto al hombre y al matrimonio, tal como aparece en los pliegos conservados de la mitad del siglo XIX, dedicaré otros ejemplos significativos.





©Antonio Lorenzo

jueves, 6 de junio de 2024

La tía Girula, envenenadora de cuatro maridos

Fragmento de 'La poción de amor' (1903), pintura de Evelyn de Morgan (1855-1919)

Pliego donde se narra cómo la arrogante y desenvuelta Tía Girula, casada primeramente con un sereno, vendía fruta a espaldas de su marido al que acabó envenenando haciéndole comer un pan "con picardías". A su segundo marido, que era un "enaguas", también acabó con su vida para casarse con un tercero, que era un "vagamundo". A este último le echó unos polvitos en la ensalada por lo que también logró acabar con su vida. Tras ello, siendo acusada de "mata-maridos" por los vecinos, se casó de nuevo con un gitano al que también acabo envenenando con una purga.

Su último y aunque avisado marido de sus correrías anteriores, fue un soldado, quien, tras castigarla por sus crímenes anteriores, logró que ella bebiera el veneno activo que tenía preparado para él, por lo que consiguió acabar con la vida de la tía Girula.

Estos histriónicos hechos, donde se combina el envenenamiento con su motivación, gozaron de una atractiva popularidad en amplios sectores de público al combinar el engaño y la premeditación con lo satírico. Tampoco faltan las clásicas advertencias a los solteros para que se muestren prevenidos y alertas ante las mujeres, con claras recomendaciones de carácter misógino, aunque envueltas en un ambiente chistoso común en tantas hojas volanderas.

El predominante estereotipo sobre la mujer en el mundo de los pliegos sueltos se basa preferentemente en el engaño y en la premeditación para conseguir sus fines. La imagen de la mujer envenenadora, como forma de violencia marginal causada por su desafección al marido, ya fuera para lograr prosperar económicamente o entablar una nueva relación con la figura del amante, sugiere y alimenta el entonces estereotipo imaginario sobre la mujer.

La sutil forma de violencia, achacada a las mujeres del sigo XIX y que puede rastrearse en la literatura romántica y en la prensa diaria en cuanto al envenenamiento, se asocia preferentemente al género femenino al no requerir la fuerza física atribuida a los hombres.

Tras este "chiste moderno", que no deja de producir cierta sorpresa por la presunta actualidad innovadora del propio título, se añade una carta enviada desde Orán por Perico Pata-Gorda a un amigo suyo advirtiéndole de las consecuencias que tiene el casarse con mujeres derrochadoras.

A pesar del tiempo transcurrido, la mujer envenenadora de sus maridos nos recuerda a una canción del último cuarto del siglo XX interpretada por Massiel y procedente del disco "Viva" del año 1975, con el título de Lady Veneno, con estructura musical de tango y con letra de Moncho Alpuente y música de quien fuera inolvidable compañero y amigo Carlos Montero, donde se narra la forma de deshacerse de los maridos molestos.

A la interpretación con orquesta dirigida entonces por el entonces famoso director Augusto Algueró e interpretada en el año 1975, puede accederse a través del siguiente enlace.

https://www.youtube.com/watch?v=waw_NT5ZnPg&ab_channel=MelissaSabrina

Yo tuve tres maridos
y a los tres envenené
con unas cuantas gotas
de cianuro en el café.
Pero seguramente no me guardan rencor
pues derechos marcharon hacia un mundo mejor.
Mi vida es un infierno- se lamentó el primero-
no he de librarme nunca del negro pluriempleo.
Nos agobian las letras, las deudas y los plazos
y me persigue, atroz, la sombra del infarto.
Esto no es vida, es
sucumbir lentamente.
Yo aceleré su largo camino hasta la muerte.
Él me dijo: querida, excelente café,
yo no sé qué le pones que me sabe tan bien.
Yo tuve tres maridos
y a los tres envenené
con unas cuantas gotas
de cianuro en el café.
Pero seguramente no me guardan rencor
pues derechos marcharon hacia un mundo mejor
Mi segundo marido
era un rico banquero,
con él no tuve nunca problemas financieros,
más se volvió celoso,
como un jeque oriental
y se hizo insoportable la vida conyugal.
Lo libré del insomnio
y de sus consecuencias
y durmió el sueño eterno
y las buenas conciencias.
Él me dijo: querida, que bueno está el café,
yo no sé qué le pones que me sabe tan bien.
Pero volví a casarme,
nunca he de escarmentar,
y mi tercer marido
fue un intelectual.
Él quiso liberarme
de todos mis prejuicios,
suprimir de un plumazo
mis anteriores vicios
y, para reformarme,
me puso a trabajar,
mientras él meditaba
tumbado en el sofá.
Lo mandé incorruptible
y puro al otro barrio,
tal como vino al mundo,
con los brazos cruzados.
Yo tuve tres maridos
y a los tres envenené
con unas cuantas gotas
de cianuro en el café
Pero seguramente no me guardan rencor
pues derechos marcharon hacia un mundo mejor.

El pliego, que se encontraba a la venta en la librería Vidal de Reus, fue reimpreso por otros conocidos talleres, de los que adjunto al final un par de cabeceras.



 

Añado dos cabeceras del mismo pliego editado en Madrid por José María Marés en 1841 y en Carmona (Sevilla), sin año, por la imprenta de José María Moreno.


©Antonio Lorenzo