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| Xilografía del pliego editado en Valladolid por Santarén [s.a.] |
«En cuanto sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales».
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| Xilografía del pliego editado en Valladolid por Santarén [s.a.] |
«En cuanto sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales».

Pliego editado en Madrid por la conocida imprenta de la calle Juanelo donde se narra la curiosa historia de un «ladrón de mucho nombre», condenado a muerte por sus robos y que convenció al religioso que fue a confesarle, como era costumbre antes de proceder a su ejecución, el que colocase una silla sobre el altar de la capilla donde se encontraban. Tras ello, encaramándose el reo sobre los hombros del religioso y tras un formidable salto, alcanzó la ventana por la que accedió a los tejados para escaparse.
El religioso, al cabo de los años de este suceso, mientras recorría diversos pueblos predicando misiones, encontrándose extraviado en una noche tumultuosa, logró encontrar refugio gracias a la ayuda de un paisano que resultó ser el que fuera el reo condenado a muerte al que confesó veinte años atrás, que ahora se encontraba felizmente casado y en compañía de sus bellos ocho hijos.
El trasunto moral que se desprende de esta relación viene a recalcar la importancia del propósito de enmienda de nuestros pecados o errores cometidos en el pasado como forma de expiar una conducta inadecuada.
©Antonio Lorenzo

«Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los qué con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles, todos, invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. …Nadie achacará á flaqueza de ánimo mi resolución. No había peligro que me moviera a desceñirme la Corona si creyera que la llevaba en mis sienes para bien de los españoles, ni causó mella en mi ánimo el que corrió la vida de mi augusta esposa, que en este solemne momento manifiesta, como yo el vivo deseo de que en su día se indulte a los autores de aquel atentado. Pero tengo hoy la firmísima convicción de que serían estériles mis esfuerzos e irrealizables mis propósitos. Estas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver a la nación; y en su nombre a vosotros, la corona que me ofrecía el voto nacional».
(Fragmento del discurso de abdicación de Amadeo I ante las Cortes)
La lámina reproducida se hallaba en venta en la que parece ser la casa particular de Marcos Bargalló, distribuidor de este tipo de documentos y no sabemos si fuera además impresor o editor. Aunque no consta la fecha, todo parece indicar de que se trata del año 1873 tras la reciente abdicación del rey.
