sábado, 17 de febrero de 2024

Lo que no puede decirse y el por qué de la pobreza en España

Potada del pliego editado en Madrid por la Imprenta Universal

El pliego que reproduzco es otro ejemplo más de sátira burlesca, tan frecuente en otros muchos pliegos de cordel. En este caso, el título nos invita a adentrarnos en las causas de la pobreza en España y el por qué no pueden decirse, ya que: el que la dice, la paga. El pliego hace hincapié en la diferencia entre las clases sociales donde los pobres apenas tienen para subsistir, mientras que los ricos lucen vestimentas y trajes para resaltar su posición.

Se conocen numerosos estudios que analizan la evolución de la pobreza en España a lo largo del siglo XIX, siglo convulso y con grandes diferencias regionales. A lo largo del siglo en España se produjeron continuas revoluciones y golpes militares, aparte de las guerras carlistas, las intervenciones en los conflictos con Marruecos, las guerras de independencia hispanoamericanas, etc., lo que nos presenta un panorama del siglo XIX español en términos de pobreza. Pero si hay algo que define propiamente la situación económica de España a lo largo de todo el siglo es la desigualdad social.

Este pliego fue reimpreso por distintos talleres conteniendo una serie de aspectos cuya finalidad es básicamente el satirizar, como ya se anuncia en la cabecera. Por detenerme en una de las alusiones mencionadas se nos indica que la situación de pobreza podría mejorarse con motivo de la producción minera en Verja, Almagrera y Adra. En la Sierra de Almagrera, en el término de Cuevas de Almanzora (Almería), se descubrieron en 1838 unos filones de plomo argentífero, lo que supuso toda una accidentada historia minera a lo largo de los años, pero que repartió riqueza en sus buenos tiempos. En el pliego también se alude a las grandes diferencias en las vestimentas usadas por las mujeres según la conocida tendencia misógina de acusar a las mujeres por su deseo de lucir galas y moda y criticar al mismo tiempo la mejor valoración de los productos foráneos respecto a los nacionales.

Esta sátira burlesca titulada La Carpanta, término de origen incierto, evoca la lucha por encontrar alimentos en tiempos difíciles y por la urgente necesidad de llenar el estómago. La RAE define esta palabra como "hambre violenta", lo que nos recuerda indefectiblemente al célebre personaje caricaturesco creado por José Escobar Saliente (1908-1994). El personaje de Carpanta apareció por primera vez el año 1947 en la revista Pulgarcito. Carpanta es, sin duda, uno de los personajes populares caricaturescos más representativos del imaginario popular desde finales de los años cuarenta en adelante, aunque para evitar la censura propia del régimen establecido, donde se sostenía la idea oficialista de que "en la España franquista nadie pasaba hambre", el gran Escobar suavizaba en sus guiones con perspicacia la "hambruna" característica y definitoria del personaje con la palabra "apetito" para desligarse de la atenta mirada de los censores. El creador de este personaje, defensor de los derechos de los dibujantes y contrario políticamente al triunfo del bando nacionalista, fue juzgado por un tribunal militar y expulsado del trabajo que por entonces desarrollaba en Correos. Fue encarcelado en la prisión Modelo de Barcelona hasta su salida el año 1940, aunque en régimen de libertad controlada. Como dibujante colaborador para la editorial Bruguera, fue el creador del personaje caricaturesco y arquetípico de Carpanta como personaje marginal que sobrevivía en la calle en tiempos de penuria económica y con el que se identificaba mucha gente.

Este tipo de personajes caricaturescos, propios de las historietas y tebeos de la posguerra, entroncan con personajes que aparecen mucho antes en pliegos de cordel desde un punto de vista de enunciados textuales, lo que invita a considerar la evolución de las estrategias creativas a lo largo del tiempo desde un punto de vista sociológico y en su relación con el imaginario popular colectivo.


El pliego reproducido completo fue editado en Reus el año 1853, aunque se conocen otros anteriores, como el impreso en Madrid por Marés en el año 1845.







©Antonio Lorenzo

martes, 6 de febrero de 2024

Chistosa relación y testamento del Gran Palanquín


La relación chistosa del Gran Palanquín es un histórico pliego impreso en los inicios del siglo XVIII y reimpreso con cierta continuidad hasta mediados del siglo XIX. En la primera parte se nos cuenta sus graciosas habilidades y en una más desarrollada segunda parte las mandas de su testamento. El autor de esta chistosa relación no suele figurar en los pliegos posteriores, pero sí en algunos de los más antiguos con el nombre de Andrés de Porras Trenllado del que poco conocemos, ya que era frecuente relegar al anonimato a los autores a cambio de potenciar más el título de la publicación.

Conocidos talleres de impresores pusieron a la venta este curioso y divertido pliego a lo largo de más de cien años, según se desprende de los colofones de las diferentes ediciones. A pesar de la lectura más dificultosa respecto a los editados posteriormente, creo de mayor interés el reproducir el impreso más antiguo editado en Sevilla en el taller heredado por la viuda de quien fuera el conocido impresor Francisco Leefdael (Bruselas 1669-Sevilla 1728). Francisco Leefdael estableció su taller en el año 1700 siendo todo un referente por su labor impresora de comedias sueltas y entremeses hasta el año 1728, cuya viuda continuó con la labor impresora tras el fallecimiento de su marido hasta aproximadamente 1733. La continuidad a lo largo de tantos años de la reimpresión de este pliego indica la buena acogida que tuvo por parte del público consumidor de estas hojas volantes.

Desde una perspectiva actual el término palanquín se encuentra en desuso. Como personaje, la actividad de un palanquín se asociaba a un mozo de cordel o ganapán de oficio precario, y por extensión a una persona holgazana y vividora que se dedicaba preferentemente a cargar y transportar cargas de una parte a otra mediante andas o barras horizontales y paralelas. El término parece provenir de palanca, ya que era la manera de transportar heridos, enfermos, imágenes procesionales, personas consideradas importantes o ataúdes con cadáveres en los entierros. 

Como curiosidad, el nombre de palanquín ha quedado asociado a un tipo de exquisitos pralinés crujientes y trufados elaborados por un conocido obrador de pastelería artesanal en la localidad sevillana de Estepa.



La nueva y chistosa relación cómica se hace eco de las habilidades del Gran Palanquín, pariente de todo el mundo, vecino de todas partes, comedor de todos los manjares, bebedor de todos los vinos, empleado de todos los oficios y enfermo de todos achaques, como lo verá el lector, como consta en la portada de uno de los pliegos de mediados del siglo XIX editado en Madrid en el taller de José María Marés en 1845.

Según se cuenta en la primera parte del pliego nuestro personaje tiene más de noventa años y padece una infección en la vejiga, llamada "modorrilla" por los doctores, referida a los síntomas de una enfermedad cuando la orina gotea frecuentemente, por lo que cree intuir una pronta muerte y llama a un escribano para dictar su testamento, dando lugar también a una jocosa segunda parte del pliego que reproduzco a continuación del primero.

Impreso en Madrid por José María Marés en 1845

Esta primera parte del pliego fue impresa en Sevilla, en pleno movimiento intelectual de la Ilustración, dando lugar a otras reimpresiones con ligeras variaciones de texto, pero conservando en todas ellas su sentido burlesco.





La arraigada tradición de pliegos de burlas y de testamentos tuvo su continuidad en una segunda parte, donde el gran Palanquín otorga sus curiosos bienes a sus presuntos beneficiarios, lo que remonta a una vieja tradición con antecedentes medievales sobre los testamentos de personas o animales propios de la literatura popular impresa.

Los testamentos burlescos constituyen un subgénero poético y literario cuya finalidad consiste en satirizar todo lo disponible por el testador ridiculizando a su vez a aquellos a quienes iban destinados sus presuntos o inexistentes bienes. Mediante esta práctica, de la que existen en pliegos numerosos antecedentes, no solo se conocen testamentos de personas humanas, sino también de animales, como el gallo, el burro, el ratón, la pulga o la zorra, entre otros. Todo ello forma parte de un hábil recurso para criticar cualquier aspecto amparándose en la impunidad que conlleva al refugiarse de cualquier reprobación de las mandas al estar redactadas a un escribano o secretario poco antes del fallecimiento del testador. 

En esta segunda parte sobre el testamento del Gran Palanquín se recogen las mandas muy graciosas que hizo, entre otras, el reparto de su propio cuerpo como recurso para acentuar el sentido humorístico, puesto que, obviamente, ya no se admite reprobación al testador una vez fallecido. Estas mandas o encargos de sus hipotéticos o inexistentes bienes a sus destinatarios son claros ejemplos de intención burlesca para causar risa al público lector u oidor.






Para saber más

García de Diego, Pilar, «El testamento en la tradición popular». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. 3 (1947), pp. 551-557.

García de Diego, Pilar, «El testamento en la tradición popular (continuación)». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. 10 (1954), pp. 400-471.

Amades, Joan, «El testamento de animales en la tradición catalana». Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo XVIII (1962), cuadernos 3 y 4.

©Antonio Lorenzo

viernes, 26 de enero de 2024

Relación del médico pintor San Lucas

Giorgio Vasari (1511-1574) - San Lucas retratando a la Virgen

En el pliego reproducido, como sucede con tantos otros, no se cita el nombre del autor, pero sabemos que corresponde a un fragmento extraído de la comedia áurea El médico pintor San Lucas, firmada con el seudónimo de Fernando de Zárate, aunque su nombre real era Antonio Enríquez Gómez, ya que al ser judeoconverso le ocasionó enfrentamientos con el Santo Oficio, algo que finalmente hizo que perdiese la vida estando encerrado en una de las cárceles sevillanas. La vida y obra de este importante, aunque poco conocido dramaturgo, contemporáneo de Lope y Calderón, ha permanecido envuelta en una aureola de complejidades y de misterio debido a su ascendencia judía. En la actualidad contamos con valiosos estudios sobre su biografía y obra que sería prolijo enumerar en esta sucinta entrada.

El interés que suscita el pliego, no solo hace referencia al autor del texto y a su anonimato en otras producciones suyas, sino también a la su actividad literaria y a la temática que desarrolla en la comedia y en el pliego sobre la supuesta actividad artística de San Lucas como pintor.

Estas relaciones entresacadas de comedias impresas en pliegos de cordel fueron comunes desde finales del siglo XVII en adelante, donde era frecuente que se reutilizaran o versionaran argumentalmente. Este tipo de pliegos de procedencia teatral estaban destinados para ser leídos individualmente o para ser difundidos en tertulias o en reuniones sociales o familiares donde se recitaban fragmentos escogidos al margen de su puesta en escena en teatros. Este tipo de relaciones impresas era una forma comercial de acercamiento a un público que podía acceder a ellos de una forma fácil y barata.

¿Quién fue Antonio Enrique Gómez bajo el seudónimo de Fernando de Zarate y Castronovo? Este prolífico y poco reconocido escritor de indudable interés procedía de una familia judeoconversa, es decir, que seguían las prácticas secretas del criptojudaísmo propias de los apodados como "marranos". Nacido en la ciudad de Cuenca en torno al año 1600 acabó falleciendo en Sevilla en 1663. Aparte de dramaturgo y poeta desarrolló una notoria labor comercial en su ajetreada vida exportando e intercambiando lanas y paños con Francia, labor heredada de su padre. Escribió numerosas piezas para los entonces corrales de comedias donde alcanzó cierta notoriedad. A su vuelta de tierras francesas se instaló en Granada donde contrató como criada y mantuvo una apasionada relación con María Felipa de Hoces. Se establecieron finalmente en Sevilla dedicándose también al comercio con las Indias adoptando el seudónimo de Fernando de Zárate. Identificado al fin por la Santa Inquisición como judío converso, fue detenido en septiembre de 1661. Tras dos años y medio de cárcel, confesar sus culpas y manifestar su arrepentimiento, recibió la extremaunción falleciendo finalmente en la cárcel del castillo de Triana, sede del Santo Oficio sevillano.


La enigmática vida de tan insigne autor, ha dado pie a fomentar unas interesantes investigaciones sobre su biografía y obra publicada por distintos autores, al provenir de una familia criptojudía envuelta en una intrincada madeja genealógica, así como repasar las disposiciones conservadas de los procesos que se llevaron a cabo. La ajetreada vida del dramaturgo y su persecución por parte del Santo Oficio, provocó el que se exiliase durante un tiempo en ciudades extranjeras como en París, Nantes, Rouen o Burdeos.

Es notorio el hecho de que el dramaturgo combine en su producción literaria obras con apariencia católica para librarse de acusaciones que pudieran perjudicarle. Esa técnica del disfraz y de la ambigüedad y argucias temáticas en algunas de sus obras no siempre le salieron bien, pues, por citar un ejemplo de su producción, en su comedia El mayor prodigio de las misas de San Vicente Ferrer, de 1661, fue prontamente censurada por la Inquisición, algo propio del espíritu contrarreformista de entonces, ya que el autor se mostraba condescendiente con el protagonista, el negro Muley, haciéndose eco de la marginalidad y prejuicios añadidos por ser negro en un mundo de blancos. Fernando de Zárate, seudónimo con el que también firmó esta comedia, fue detenido seis meses después.

Resultaba habitual en aquellos años la vigilancia que ejercía la iglesia sobre las obras que se representaban en teatros, aunque más que las publicadas en impresos, poniendo especial énfasis en la combinación entre lo cómico y lo religioso, algo que podría resultar dañino a un tipo de público de escasa preparación provocándoles disonancias morales.  

Respecto a San Lucas, eje sobre el que descansa la comedia y el pliego, fue censurada posteriormente en Madrid por Juan de la Hoz y Mota y por Josep de Cañizares en diciembre de 1708, enmendando o suprimiendo versos. La iglesia católica sostiene que San Lucas no solo fue el autor del tercer evangelio canónico, sino que también lo fue de los Hechos de los Apóstoles (quinto libro del Nuevo Testamento), aunque algunos prestigiosos investigadores pongan en duda su directa autoría al considerar una serie de anacronismos y controvertidos aspectos inclinándose más hacia la autoría de un discípulo. Los dispersos datos sobre la biografía de San Lucas lo señalan como un afamado médico, aunque puede interpretarse de forma metafórica a modo de sanador espiritual, a semejanza a las curaciones físicas o mentales obradas por el propio Jesús. Según la tradición se le adjudica también como un acreditado pintor de la propia Virgen, aparte de predicador, escritor y santo. Todo ello viene a expandir toda una leyenda sobre el considerado autor del tercer evangelio, refrendado como auténtico o sinóptico junto a los de Mateo, Marcos y Juan.

Lucas no fue directamente apóstol de Cristo, pero su evangelio se cree redactado a finales del siglo I d.C. y destinado a los no judíos. En su evangelio se entremezclan sus referencias al Jesús histórico con su reinterpretación o elaboración procedentes de otras fuentes, aunque la iglesia católica asume su veracidad completa de una forma acrítica.

Los escritos conservados señalan que fue amigo, compañero de viajes y seguidor de San Pablo de Tarso, según cita el propio San Pablo en la Carta a los Colosenses (Col. 4, 14), al que acompañó y asistió con lealtad durante los dos encarcelamientos que sufrió San Pablo en Roma. Nacido en Antioquía (Siria) en el siglo I d.C., no conoció personalmente a Jesús, pero sí a la Virgen María. A San Lucas se le representa junto con un buey o toro, según la época, como símbolos asociados a animales de sacrificio en relación con la Pasión de Cristo y por extensión con el espíritu de sacrificio de los cristianos.

En cuanto a sus dotes pictóricas, leyenda que no es anterior al siglo VI, aparte de su condición de médico según la tradición, algunos teólogos han puesto en duda esa actividad, como el mismo San Agustín. La enorme exageración de obras pictóricas atribuidas a San Lucas, ya que se presupone que también el evangelista pintó numerosos retratos de la Virgen María, algo que puede relacionarse con la abundancia de reliquias conservadas de la crucifixión de Jesús en cuanto a las hiperbólicas astillas de la cruz de Jesús que circularon por toda Europa, por citar algunas de las más conocidas y extravagantes. Ninguno de los retratos de la Virgen atribuidos a San Lucas puede ser suyo.

Pero centrándonos en la intención generalizadora de la comedia y en el pliego fragmentario que nos ocupa, su desarrollo consiste en destacar su labor evangelizadora para convertir al cristianismo a cuatro paganos o gentiles: Alejandro, primo de la infanta, el virrey Tiberio, la princesa de Tebas y la infanta de Antioquía. Desde un punto de vista pictórico es interesante señalar cómo la princesa de Tebas, para acreditar su encuentro con el Nazareno mientras recorría el Templo de Salomón (que ya no existía materialmente y solo en la ficción), lo describe de una forma detallada:

Digo que era el Nazareno
de muy agradable rostro,
el cabello largo y liso,
hasta llegar a los hombros,
de allí abajo crespo o rizo,
ni muy pardo ni muy rojo,
partido en crencha igualmente,
más dilatado que corto.
La frente llana y serena,
la tez delicada, en copos
blancos y rosados, lisa
y sin arruga en el rostro.
Pobladas las cejas negras,
pestañas del mismo modo,
los ojos bellos y garzos,
graves, dulces y amorosos,
la nariz en proporción,
pequeña la boca, y todos
los dientes como el armiño,
iguales y muy lustrosos.
La barba un poco más clara
que el cabello misterioso,
partida a lo nazareno;
el pelo blando y copioso;
la estatura en igualdad:
brazos ni largos ni cortos;
talle divino diseño,
las manos de dadivoso,
los pies pequeños y el paso
con misterioso decoro,
porque señala el andar
la prudencia de los doctos.

Tras esta exuberante descripción del aspecto físico del Nazareno, la princesa de Tebas expone también de una forma didáctica sus cualidades morales 

El mirar grave y severo,
y entre severo piadoso,
gravedad con alegría,
su hablar reposado y poco.
En el reprender terrible,
en el consejo amoroso,
en el castigo muy pío,
en el perdonar muy pronto,
en lo humano sin igual,
pero en lo divino solo.
Su edad de treinta y dos años,
muy tierno en llorar con todos,
y aunque es la misma alegría,
el amigo más celoso
no le vio reír jamás.
En predicar es asombroso,
único en sabiduría.

Estas descripciones de la princesa sobre el Nazareno, hicieron las veces de conjuro para que la infanta sanase y expulsase al demonio que llevaba dentro (algo que aparece en la comedia, pero no en el pliego), lo que recuerda las prácticas exorcistas que el propio Jesús hizo en vida expulsando a los demonios, según queda recogido en distintos escritos con sólido fundamento documental. 


La intención de Fernando de Zárate a lo largo de su comedia o de algunos fragmentos incluidos en el pliego era resaltar de una forma anacrónica la figura de San Lucas como un excelente retratista que inculca a través de sus atribuidas pinturas una profunda devoción a sus observadores, algo bien tenido en cuenta por la iglesia católica en el sentido de resaltar las pinturas como importantes elementos de carácter doctrinal y didáctico.

La leyenda tejida sobre la biografía de San Lucas viene recogida en parte en el famoso y muy traducido Año Cristiano del Padre Croisset, donde se dice:
Afirma san Jerónimo que murió de edad de ochenta y cuatro años, y que fue virgen toda la vida. San Gregorio Nazianzeno, San Paulino y San Gaudencio aseguran que coronó con el martirio una vida tan ilustre después de tantos trabajos; y Nicéforo se adelanta a decir que fue colgado de un olivo por los gentiles. Lo cierto es que pocos santos padecieron más por amor de Jesucristo, y que toda su vida se puede llamar un glorioso martirio; que aún por eso la Iglesia en la oración de su día da el glorioso testimonio de que llevó continuamente grabada en su cuerpo la mortificación de la cruz por el nombre de su divino Maestro. 
El desenlace de su vida permanece envuelto en el misterio, puesto que no se sabe con certeza si falleció de forma natural o padeció el martirio. Sus restos mortales son objeto de veneración en la actualidad en la basílica de San Justino en Padua, aunque las leyendas relatan traslados de su cuerpo a otros lugares, como Constantinopla y Venecia.

La festividad de San Lucas se viene celebrando el día 18 de octubre y se le considera a modo de patrón o protector de los gremios de pintores, y de forma oficial como patrón de Medicina, aunque los santos mártires San Cosme y San Damián parece que vinieron a disputarle su patrocinio en distintos lugares.

Independientemente de la credibilidad otorgada a los hechos narrados, la lectura de este pliego, ciertamente farragosa, motiva a desarrollar una mejor y adecuada contextualización, pero de lo que se trata en este caso es traerlo como ejemplo de la antigua práctica de extraer determinados pasajes de comedias para convertirlos en pliegos de cuatro hojas que sirviesen para otros menesteres al margen de su inicial intención representativa.





©Antonio Lorenzo