miércoles, 9 de enero de 2019

Ilustraciones de crímenes en pliegos de cordel [I]


Resulta ampliamente conocida la presencia en los pliegos de cordel de elementos y motivos sensacionalistas en sus ilustraciones para atraer la atención de un público ávido de alimentar su morbosidad con este tipo de literatura popular impresa. Es más, la percepción general de la gente sobre qué imagen mental le sugieren los pliegos de cordel o coplas de ciegos, suele decantarse precisamente sobre la idea de que tratan aspectos relacionados con lo nauseabundo y lo morboso.

Por lo general no les falta razón, pero esa percepción no es sino un aspecto más de la amplia gama de temas que trata y recoge este mundo selvático de la literatura de cordel, como puede comprobarse en la variedad de «etiquetas» recogidas en este mismo blog.

Esta atracción por lo morboso, hacia lo desagradable o escabroso, forma parte de imaginario individual y colectivo de la condición humana. El morbo supone una atracción por lo desconocido y no es patrimonio exclusivo de las clases populares frente a la cultura de élite. Otra cosa es el análisis de cómo desde un centro de producción urbano se potencia como negocio y con fines de lucro la profusión de esta modalidad de cultura popular convirtiéndola en cultura de masas para que resulte rentable económicamente.

Todo lo relacionado con homicidios, violaciones, robos, agresiones, accidentes, etc. despierta un general interés en todo tipo de público. Esta atracción por lo morboso sobrevuela por todas las clases sociales, puesto que lleva aparejado el interés por conocer las motivaciones o móviles de los hechos entremezclado con alguna debilidad humana como la rabia, el odio, la envidia, el ansia de poder, la codicia, lujuria, etc.

El gusto por lo sensacionalista y lo truculento de este tipo de pliegos puede considerarse como antecedente del famoso semanario El Caso, que se mantuvo activo desde su fundación en 1952 hasta su desaparición en 1997, con gran éxito mediático durante más de cuarenta años.

Adjunto una primera selección.











©Antonio Lorenzo

viernes, 4 de enero de 2019

Canciones pastoriles para cantar en las Pascuas de Navidad


Ante la pregunta de hasta cuándo hay que felicitar las Pascuas y consultando el diccionario de la Real Academia Española, no deja de resultar curioso que el término pascua remita a una serie de acepciones que resultan alejadas, en algún caso, del lenguaje popular. La cuarta y última acepción se refiere a la más extendida en el uso del lenguaje cotidiano, donde se identifica la palabra pascua, (aunque siempre en plural, con fiestas), al periodo comprendido desde el nacimiento de Jesús hasta la epifanía o adoración de los Reyes. La tercera acepción se identifica en el diccionario con el Colegio Apostólico, esto es, con Pentecostés (la venida del Espíritu Santo a los cincuenta días tras la Semana Santa), acepción alejada igualmente del lenguaje popular, al igual que ocurre con la primera acepción donde se alude a la fiesta de la Pascua judía, siendo la Pascua cristiana, conmemoración central del cristianismo y referida a la pasión, crucifixión y resurrección de Jesucristo, la que debería figurar como la primera teniendo en cuenta nuestra tradición católica.
1. f. Fiesta, la más solemne de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo, en memoria de la libertad del cautiverio de Egipto.
2. f. Pascua de Resurrección.
3. f. Cada una de las solemnidades del nacimiento de Cristo, del reconocimiento y adoración de los Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico.
4. f. pl. Tiempo desde la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo hasta el día de Reyes inclusive
.
En definitiva, no se felicita la Pascua en Navidad, sino las Pascuas (siempre en plural), y asociadas a las fiestas navideñas.

Todo esto no es sino un pequeño ejercicio de digresión, meramente teórico, para dar paso al pliego, que es a la postre de lo que se trata, con canciones pastoriles «para cantar en las Pascuas de Navidad», impreso en este caso en el taller barcelonés de Ignacio Estivill en 1851.





©Antonio Lorenzo

lunes, 31 de diciembre de 2018

Villancicos constitucionales (1820)

Celebración del restablecimiento de la Constitución de Cádiz
en la Plaza Mayor de Madrid (1820)
Curioso impreso donde se conmemora el primer año de libertad española en el 1820 tras una oscura y lamentable etapa. Para contextualizar a grandes rasgos la fecha y el impreso creo conveniente situar en el tiempo las tres etapas señaladas por la historiografía del reinado de Fernando VII (1814-1833).
* El sexenio absolutista (1814-1820)
* El trienio liberal (1820-1823)
* La década ominosa o absolutista (1823-1833)
Fernando VII, tras regresar de su exilio en 1814, procedió a restablecer las instituciones del antiguo régimen aboliendo la liberal Constitución de Cádiz ("La Pepa") de 1812, restaurando el carácter ilimitado del poder del rey, anulando la libertad de imprenta, etc., al tiempo que se procedió a la persecución de los liberales, que en buena medida fueron arrestados o tuvieron que exiliarse. Una etapa negra, en definitiva, con recortes de libertades, sin programa concreto de gobierno y con grandes prerrogativas para la influyente «camarilla», formada por hombres de confianza del rey absolutista: nobles, clérigos reaccionarios, consejeros aprovechados, etc. 

Las conspiraciones liberales, para tratar de restablecer el espíritu de la Constitución de 1812, no tuvieron el éxito esperado, entre ellas las de Espoz y Mina (1814), Porlier (1815), Lacy (1817) y otras. Sin embargo, en un pronunciamiento protagonizado por el militar Rafael del Riego el 1 de enero de 1820 en Cabezas de San Juan (Sevilla), con parte de las tropas que iban a embarcar para sofocar a los sublevados americanos, proclamó de nuevo la Constitución de 1812.

Es precisamente la fecha de 1820 la que aparece en el encabezamiento del pliego invitando a conmemorar el primer año de la retomada libertad liberal y el respeto a la Constitución. Así lo refleja el estribillo del coro junto al regreso hacia una religión de los humildes, aludiendo implícitamente al estamento religioso que apoyaba decididamente la vuelta al absolutismo y a la vieja alianza entre el "altar y el trono".

Rafael del Riego
El pronunciamiento de Riego tuvo éxito debido a una serie de circunstancias y factores ajenos al propio golpe, aunque en poco tiempo logró el consenso mayoritario y el apoyo popular.

El encabezamiento revolucionario protagonizado por Rafael del Riego acabó con su ajusticiamiento el 7 de noviembre de 1823, siendo previamente arrastrado en un serón por las calles de Madrid hasta llegar al patíbulo, situado en la Plaza de la Cebada, donde fue ahorcado y posteriormente decapitado.

Rafael del Riego, convertido en todo un símbolo del liberalismo, ha dado nombre y título al famoso himno republicano.

Ilustración del pintor Juan Alaminos López
Tras el éxito del pronunciamiento de Riego el rey se vio obligado a acatar la Constitución que previamente abolió, también a suprimir de nuevo Inquisición, a decretar una amnistía y a convocar elecciones, dando paso a la etapa conocida como el Trienio liberal (1820-1823), que recuperó en gran parte, mediante leyes y disposiciones, lo establecido en la Constitución de 1812.

El fracaso del Trienio se precipitó por la acción sucesiva de movimientos contrarrevolucionarios y por la posterior invasión francesa conocida por los Cien Mil Hijos de San Luis en abril de 1823, al que se sumaron refuerzos de voluntarios realistas que consiguieron devolver al rey su poder absoluto. 

Se iniciaba la llamada década ominosa o absolutista.



©Antonio Lorenzo