viernes, 23 de agosto de 2019

Relación del robo y horroroso homicidio por cuadrilla de ladrones


En la librería de Juan Llorens, proveniente de la imprenta barcelonesa de José Tauló (año 1857), podía encontrarse este y otros muchos pliegos de contenido escabroso, tan del gusto popular de mediados del siglo XIX. Ello no era óbice para que en la misma casa convivieran este tipo de pliegos con otros de contenido devocional, libritos, sainetes y tonadillas, o de temática variada. La imprenta de José Tauló distribuía los pliegos que imprimía a conocidas librerías para su difusión y venta, siendo la principal la de Juan Llorens, a la que también servía hojas recortables de soldados estampados, hojas de abanicos (ventalls), o aleluyas.

En la actualidad, el distrito de Horta-Guinardó es uno de los más extensos en territorio de la ciudad de Barcelona y comprende el antiguo municipio de San Juan de Horta y parte del antiguo municipio de San Martín de Provensals, así como parte del antiguo municipio de San Andrés de Palomar.





©Antonio Lorenzo

domingo, 18 de agosto de 2019

Pliegos de cordel y zarzuela: "La mascota"


El pliego reproducido contiene una selección de los números más representativos de la zarzuela La mascota. Dicha obra, cuyos libretistas franceses originales fueron Alfred Duru y Henri Charles Chivot, con música de Edmond Audran, se estrenó en el Théâtre des Bouffes Parisiens en París en 29 de diciembre de 1880. Vertida y readaptada al castellano se estrenó en el Teatro Español de Barcelona el 25 de agosto de 1882 en una readaptación no acreditada de Joan Manel Casademunt y un tal señor Medina. Tras un texto, nuevamente readaptado y revisado, la obra se representó en el Teatro Circo Price de Madrid, consolidándose entonces como propiedad literaria del libreto a Julio Nombela y Andrés Vidal Llimona.

Parece ser que la obra gozó de gran éxito en su tiempo si tenemos en cuenta su recorrido por diversos teatros nacionales hasta incluso los primeros años del siglo XX. Con su formato refundido, fue presentada con el título de zarzuela cómica en un acto y dos cuadros en prosa o, en otra versión, como ópera cómica en tres actos, manteniéndose la autoría de la música original de Edmond Audran.

Como puede observarse, existe un maremágnum de títulos para definir las singularidades de este tipo de obras que en el fondo mantienen características comunes. Con el término «opereta» nos referimos a las diversas manifestaciones del teatro lírico provenientes de fuera de España y asimilable en cierto modo a nuestra zarzuela. En ambas, se alternan las partes dialogadas sin música junto a partes musicales, ya sean cantadas o instrumentales. Sin embargo, la zarzuela no puede considerarse sin más como descendiente directa de la opereta, cuya característica principal de esta última descansa en lo cómico y lo ligero, mientras que la zarzuela abarca toda una realidad artística que trasciende en muchos casos esa encorsetada condición.

En la segunda mitad del siglo XIX, donde la zarzuela fue tomando su forma característica, la influencia de las operetas francesas o las óperas bufas italianas fue notable en el panorama escénico hispano. Un claro ejemplo de adaptación de una opereta francesa es caso que nos ocupa. No resulta infrecuente la coexistencia de diferentes versiones de una misma obra adaptadas comercialmente para el público español. Las adaptaciones hispanas de las obras extranjeras no solo afectaban al texto de las mismas, sino también a la música. El director o arreglista musical podía reducir o readaptar la partitura original para adaptarla a su conjunto orquestal. Esta práctica habitual, que hoy consideraríamos como un atentado a los derechos de autor, reordenaba los números musicales e incluso se añadían otros, ajenos a la partitura original, como fuente de atracción o para el lucimiento de los protagonistas. Al hacer pública la autoría de las obras no resulta infrecuente que el autor de la misma quedase en un segundo plano y se ensalzase la del arreglista o adaptador con expresiones del tipo: «inspirada en una obra extranjera».

El libreto sitúa la acción de la obra hacia el mil seiscientos en el Principado de Piombino, que fuera estado independiente y cuyo territorio comprendía las actuales provincias italianas de Livorno y Grosseto (La Toscana).

Cuenta la historia de Betina, muchacha campesina que cree que atrae la buena suerte a cualquiera que la posea, siempre y cuando permanezca virgen, por lo que sobran los comentarios.








©Antonio Lorenzo

jueves, 15 de agosto de 2019

Curiosa relación de un zapatero recién divorciado


Curiosa y divertida relación de un zapatero recién divorciado, achacando a su mujer de ser una manirrota y la defensa que hace la esposa ante sus amigas. Sigue una «americana», en catalán, dedicada a las niñas de Euterpe (musa de la música) junto a otra composición titulada «Flor de amor». 



©Antonio Lorenzo

martes, 13 de agosto de 2019

Ordenanzas y estatutos del amor


Pliego, sin fecha de edición, donde se recogen unas supuestas ordenanzas y estatutos del amor. Amparado bajo una apariencia irónica no se oculta la misoginia y discriminación que subyace y que se utiliza intencionadamente para provocar la sonrisa burlona y la aquiescencia de los varones.

La titulada como Carta constitucional incluye juicios de valor que, si los contemplamos desde una perspectiva actual, resultan ofensivos para la mujer, lo que daría pie para comentarlos y situarlos en un contexto de mentalidad general de épocas pasadas, lo que sobrepasa la intención de este blog que se limita a la difusión de estos impresos.









©Antonio Lorenzo

sábado, 3 de agosto de 2019

Divertidas críticas a las modas del día


En este pliego de 1857, la crítica a las modas se particulariza en las faldas o polleras que recuerdan a los pavos reales o a las tiendas de campaña. Estas críticas van también unidas en otros impresos a la reivindicación de lo considerado castizo o nacional.

Sobre las reivindicaciones nacionalistas ante la moda extranjera puede consultarse una entrada anterior, en este mismo blog, a través del siguiente enlace:






©Antonio Lorenzo

jueves, 1 de agosto de 2019

Chasco de tres estudiantes a un mesonero con resultado imprevisto


De la conocida imprenta madrileña de Marés, este pliego donde se nos narra un chasco de resultado imprevisto y con connotaciones parecidas a un cuento tradicional.





©Antonio Lorenzo

jueves, 25 de julio de 2019

Pliegos de cordel y zarzuela: El barberillo de Lavapiés


El éxito alcanzado por la zarzuela El barberillo de Lavapiés fue rápidamente aprovechado por los avispados impresores para incluir los números más significativos de la obra en pliegos de cordel y a reproducir condensada su historia en aucas o aleluyas, como veremos.

Zarzuela en tres actos, con libreto de Luis Mariano de Larra y música de Francisco Asenjo Barbieri, se estrenó en Madrid en el Teatro de la Zarzuela el 18 de diciembre de 1874.

El argumento se desarrolla en un ambiente castizo madrileño, a modo de cuadro de costumbres, donde se enfrentan dos modelos sociales paralelos: el de un mundo popular formado por el barbero Lamparilla y la maja Paloma y el de un modelo aristocrático, representado por la marquesa Estrella (partidaria política de Floridablanca) y don Luis de Haro (sobrino de Grimaldi y a su vez rival político de Floridablanca). Todo ello en un ambiente conspiratorio y pícaro donde no falta la crítica social, como en el pasaje que dice: «¡Ay, señora, qué ilusión, creer que porque ha cambiado el Secretario de Estado será feliz la nación!», junto a las historias que se entremezclan para asegurarse la atención del público.

Barbieri, hombre culto, polifacético y de amplia trayectoria, supo componer una música vibrante que conectó rápidamente con el gusto popular. Todo ello sobre un libreto compuesto por Luis Mariano de Larra, colaborador también de otras zarzuelas e hijo del célebre y malogrado escritor costumbrista Mariano José de Larra «Fígaro».

Por contextualizar algo de la famosa obra, hemos de situarnos en el convulso mes de diciembre del año de su estreno (1874), ya que a los pocos días de su primera representación se produjo el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto, lo que estuvo a punto de dar al traste con la restauración borbónica de Alfonso XII, promovida también por Cánovas. Tanto Martínez Campos como Cánovas eran firmes partidarios de la restauración de la monarquía, aunque diferían en la forma de llevarla a cabo. Cánovas apostaba por la creación de un estado de opinión favorable y no por un pronunciamiento militar, que fue el llevado a cabo por Martínez Campos en Sagunto y proclamando allí mismo como rey de España a Alfonso XII, por lo que Cánovas se vio obligado a admitirlo. La restauración de la monarquía borbónica se concretó con la entrada en España del nuevo monarca: el 9 de enero de 1875 llegaba a Barcelona y cinco días más tarde hizo su entrada triunfal en Madrid.

Como observamos, en el breve transcurso de unos de unos pocos días se estrenó la célebre zarzuela y se restauró la monarquía borbónica tras el fracaso de la I República española.

Reproduzco en primer lugar una aleluya que recoge en viñetas la trama del Barberillo y que se halla a la venta, sin especificar el año, en la papelería barcelonesa del sucesor de Antonio Bosch. La divido en secciones para facilitar su lectura.






Continúo con la reproducción de un pliego, impreso en Barcelona el año 1876 (a los escasos tres años de su estreno) por Narciso Ramírez y Compañía. Como curiosidad, al final del pliego se añade como relleno una «americana» con el título Carnaval de don Pompeyo. Se trata de un pasaje de la zarzuela Don Pompeyo en carnaval. (Juguete bufo-lírico en un acto y en prosa, arreglado a la escena española) compuesto por José Vicente Arche Bermejo (Madrid, 1829-1885), quien también fuera en un tiempo director de orquesta del Teatro de la Zarzuela. Como compositor estrenó su zarzuela en 1873.





Acabo este rápido recorrido con dos láminas que recogen conocidas canciones del barberillo, editadas también en Barcelona por los sucesores de Ramírez y compañía en 1879, y con un pliego donde en una de sus caras se incluye también la célebre Jota del Barberillo.




©Antonio Lorenzo

sábado, 20 de julio de 2019

Canciones entresacadas de obras teatrales o zarzuelas: "El tango sevillano" [II]

Revista "El fandango" (15 de septiembre de 1845)
Los continuos viajes de ida y vuelta de navegantes y comerciantes que iban y venían entre el viejo y el nuevo mundo, propició que los "aires" de las canciones americanas fuesen muy bien acogidas entre una juventud ansiosa de novedades. De ahí la proliferación de americanas, habaneras, tangos, etc. recogidas en pliegos de cordel. Canciones acompañadas de una humilde guitarra o coreadas y bailadas en pequeñas reuniones. Los poetas locales incorporaron pronto en las letras de sus canciones la etiqueta de americanas, si bien las estrofas utilizadas fueran las conocidas de siempre, fundamentalmente cuartetas o seguidillas.

El patrón musical del llamado tango americano coincide con el de habanera. Patrón rítmico desarrollado en Cuba y recreado en España en versiones rítmicas más lentas o rápidas dando lugar a los tangos flamencos y sus derivados. El llamado tango americano y sus variantes alcanzaron gran popularidad en las primeras décadas del siglo XIX, incorporados a zarzuelas u obras teatrales. El tango, una vez cristalizado como el estilo propiamente flamenco que conocemos, se perfila posterior a estas primeras décadas teniendo como antecedente el patrón rítmico del tango americano. Si hay un término que defina mejor las influencias de estos cantos con el flamenco destacaría el de mestizaje.


Si tenemos en cuenta alguna de las estrofas de este llamado «tango sevillano» vemos que están entresacadas de versos o epigramas de diferentes autores, todos ellos con el denominador común de su carácter satírico. El epigrama, composición en verso breve que trata de expresar un pensamiento ingenioso y de intencionalidad satírica, fue ampliamente utilizado en los pliegos de cordel. Sobre el epigrama, Francisco Cutanda, en su discurso de entrada en la Real Academia Española, con el título El Epigrama en general, y en especial el español, leído el 17 de marzo de 1861, sintetiza lo siguiente:

El sabor de la sátira es agrio y amargo; el del epigrama es el que caracterizamos habitualmente con la frase, «sal y pimienta»: locución trivialísima, pero la más expresiva que se me ofrece. La sátira es, como decían nuestros abuelos, medicina mayor, y su objeto el exterminio de algún vicio, y por desgracia frecuentemente, la perdición de un individuo. El epigrama estimula, pica, escuece, mortifica; no alcanza á más. Y tiene sobre todo la particularidad de limitarse las más veces á lograr el pasajero aplauso del chiste y la agudeza: pequeño efecto que no basta para sostener una sátira.

Como ejemplo de ello, adjunto un epigrama recogido en la revista El Fandango (nº 6, mayo de 1845) de Josep Bernat i Baldoví (1809-1864), reutilizado en el pliego con ligeras variantes.

                                                     A solas en su aposento
                                                     Gregoria me suplicaba
                                                     que la refiriese un cuento
                                                     del que yo no me acordaba.
                                                     «Piénsalo bien, me decía,
                                                     que él te vendrá a la memoria»
                                                     y al tiempo que me venía...
                                                     también le vino a Gregoria.





©Antonio Lorenzo