lunes, 26 de agosto de 2019

La muerte del demonio: experiencia para los fanáticos y más


«Un cura con sus ruegos se presentó en casa de un enfermo riquísimo para administrarle los sagrados auxilios y por dos veces los rehusó. Dijo en alta voz a los concurrentes, que al espirar [sic] ya se encargaría el diablo de conducirle al infierno. Efectivamente se presentó uno vestido de demonio para llevarse el cadáver, y con tres tiros de revólver fué muerto por un criado, y reconocido resultó ser el sacristán del pueblo».

Por si todo esto fuera poco, el pliego añade unos sucesos ocurridos en la ciudad italiana de Capua y que se dicen copiados de un diario. Un cura, que dirigía una escuela de niños, tuvo que ausentarse, lo que aprovecharon los niños para liberar, por diversión, un canario enjaulado muy apreciado por el sacerdote. A su regreso, y ante el anuncio de terribles castigos, los niños acabaron acusando a uno de ellos para salvarse. Los padres del muchacho, ante la falta de noticias de su hijo, se dirigieron a la escuela y acabaron descubriendo el horrible espectáculo de su hijo con los brazos puestos en cruz y un clavo en cada mano y con los pies cortados, como consecuencia de resultar corta la mesa. La venganza del padre sobre el malévolo cura no se hizo esperar.

El pliego, independientemente de los sucesos que narra, no esconde la intencionalidad final de prevenir a los feligreses frente a la antigua práctica de atemorizar a los parroquianos mediante sermones para obtener algún tipo de beneficio, lo que enlaza con un anticlericalismo ideológico de largo recorrido.

                                                     «Bien podréis abrir el ojo
                                                     y limpiarlo con pincel,
                                                     que no os saquen el chaleco,
                                                     cuidado aún la piel...»





©Antonio Lorenzo

viernes, 23 de agosto de 2019

Relación del robo y horroroso homicidio por cuadrilla de ladrones


En la librería de Juan Llorens, proveniente de la imprenta barcelonesa de José Tauló (año 1857), podía encontrarse este y otros muchos pliegos de contenido escabroso, tan del gusto popular de mediados del siglo XIX. Ello no era óbice para que en la misma casa convivieran este tipo de pliegos con otros de contenido devocional, libritos, sainetes y tonadillas, o de temática variada. La imprenta de José Tauló distribuía los pliegos que imprimía a conocidas librerías para su difusión y venta, siendo la principal la de Juan Llorens, a la que también servía hojas recortables de soldados estampados, hojas de abanicos (ventalls), o aleluyas.

En la actualidad, el distrito de Horta-Guinardó es uno de los más extensos en territorio de la ciudad de Barcelona y comprende el antiguo municipio de San Juan de Horta y parte del antiguo municipio de San Martín de Provensals, así como parte del antiguo municipio de San Andrés de Palomar.





©Antonio Lorenzo

domingo, 18 de agosto de 2019

Pliegos de cordel y zarzuela: "La mascota"


El pliego reproducido contiene una selección de los números más representativos de la zarzuela La mascota. Dicha obra, cuyos libretistas franceses originales fueron Alfred Duru y Henri Charles Chivot, con música de Edmond Audran, se estrenó en el Théâtre des Bouffes Parisiens en París en 29 de diciembre de 1880. Vertida y readaptada al castellano se estrenó en el Teatro Español de Barcelona el 25 de agosto de 1882 en una readaptación no acreditada de Joan Manel Casademunt y un tal señor Medina. Tras un texto, nuevamente readaptado y revisado, la obra se representó en el Teatro Circo Price de Madrid, consolidándose entonces como propiedad literaria del libreto a Julio Nombela y Andrés Vidal Llimona.

Parece ser que la obra gozó de gran éxito en su tiempo si tenemos en cuenta su recorrido por diversos teatros nacionales hasta incluso los primeros años del siglo XX. Con su formato refundido, fue presentada con el título de zarzuela cómica en un acto y dos cuadros en prosa o, en otra versión, como ópera cómica en tres actos, manteniéndose la autoría de la música original de Edmond Audran.

Como puede observarse, existe un maremágnum de títulos para definir las singularidades de este tipo de obras que en el fondo mantienen características comunes. Con el término «opereta» nos referimos a las diversas manifestaciones del teatro lírico provenientes de fuera de España y asimilable en cierto modo a nuestra zarzuela. En ambas, se alternan las partes dialogadas sin música junto a partes musicales, ya sean cantadas o instrumentales. Sin embargo, la zarzuela no puede considerarse sin más como descendiente directa de la opereta, cuya característica principal de esta última descansa en lo cómico y lo ligero, mientras que la zarzuela abarca toda una realidad artística que trasciende en muchos casos esa encorsetada condición.

En la segunda mitad del siglo XIX, donde la zarzuela fue tomando su forma característica, la influencia de las operetas francesas o las óperas bufas italianas fue notable en el panorama escénico hispano. Un claro ejemplo de adaptación de una opereta francesa es caso que nos ocupa. No resulta infrecuente la coexistencia de diferentes versiones de una misma obra adaptadas comercialmente para el público español. Las adaptaciones hispanas de las obras extranjeras no solo afectaban al texto de las mismas, sino también a la música. El director o arreglista musical podía reducir o readaptar la partitura original para adaptarla a su conjunto orquestal. Esta práctica habitual, que hoy consideraríamos como un atentado a los derechos de autor, reordenaba los números musicales e incluso se añadían otros, ajenos a la partitura original, como fuente de atracción o para el lucimiento de los protagonistas. Al hacer pública la autoría de las obras no resulta infrecuente que el autor de la misma quedase en un segundo plano y se ensalzase la del arreglista o adaptador con expresiones del tipo: «inspirada en una obra extranjera».

El libreto sitúa la acción de la obra hacia el mil seiscientos en el Principado de Piombino, que fuera estado independiente y cuyo territorio comprendía las actuales provincias italianas de Livorno y Grosseto (La Toscana).

Cuenta la historia de Betina, muchacha campesina que cree que atrae la buena suerte a cualquiera que la posea, siempre y cuando permanezca virgen, por lo que sobran los comentarios.








©Antonio Lorenzo

jueves, 15 de agosto de 2019

Curiosa relación de un zapatero recién divorciado


Curiosa y divertida relación de un zapatero recién divorciado, achacando a su mujer de ser una manirrota y la defensa que hace la esposa ante sus amigas. Sigue una «americana», en catalán, dedicada a las niñas de Euterpe (musa de la música) junto a otra composición titulada «Flor de amor». 



©Antonio Lorenzo

martes, 13 de agosto de 2019

Ordenanzas y estatutos del amor


Pliego, sin fecha de edición, donde se recogen unas supuestas ordenanzas y estatutos del amor. Amparado bajo una apariencia irónica no se oculta la misoginia y discriminación que subyace y que se utiliza intencionadamente para provocar la sonrisa burlona y la aquiescencia de los varones.

La titulada como Carta constitucional incluye juicios de valor que, si los contemplamos desde una perspectiva actual, resultan ofensivos para la mujer, lo que daría pie para comentarlos y situarlos en un contexto de mentalidad general de épocas pasadas, lo que sobrepasa la intención de este blog que se limita a la difusión de estos impresos.









©Antonio Lorenzo

sábado, 3 de agosto de 2019

Divertidas críticas a las modas del día


En este pliego de 1857, la crítica a las modas se particulariza en las faldas o polleras que recuerdan a los pavos reales o a las tiendas de campaña. Estas críticas van también unidas en otros impresos a la reivindicación de lo considerado castizo o nacional.

Sobre las reivindicaciones nacionalistas ante la moda extranjera puede consultarse una entrada anterior, en este mismo blog, a través del siguiente enlace:






©Antonio Lorenzo

jueves, 1 de agosto de 2019

Chasco de tres estudiantes a un mesonero con resultado imprevisto


De la conocida imprenta madrileña de Marés, este pliego donde se nos narra un chasco de resultado imprevisto y con connotaciones parecidas a un cuento tradicional.





©Antonio Lorenzo

jueves, 25 de julio de 2019

Pliegos de cordel y zarzuela: El barberillo de Lavapiés


El éxito alcanzado por la zarzuela El barberillo de Lavapiés fue rápidamente aprovechado por los avispados impresores para incluir los números más significativos de la obra en pliegos de cordel y a reproducir condensada su historia en aucas o aleluyas, como veremos.

Zarzuela en tres actos, con libreto de Luis Mariano de Larra y música de Francisco Asenjo Barbieri, se estrenó en Madrid en el Teatro de la Zarzuela el 18 de diciembre de 1874.

El argumento se desarrolla en un ambiente castizo madrileño, a modo de cuadro de costumbres, donde se enfrentan dos modelos sociales paralelos: el de un mundo popular formado por el barbero Lamparilla y la maja Paloma y el de un modelo aristocrático, representado por la marquesa Estrella (partidaria política de Floridablanca) y don Luis de Haro (sobrino de Grimaldi y a su vez rival político de Floridablanca). Todo ello en un ambiente conspiratorio y pícaro donde no falta la crítica social, como en el pasaje que dice: «¡Ay, señora, qué ilusión, creer que porque ha cambiado el Secretario de Estado será feliz la nación!», junto a las historias que se entremezclan para asegurarse la atención del público.

Barbieri, hombre culto, polifacético y de amplia trayectoria, supo componer una música vibrante que conectó rápidamente con el gusto popular. Todo ello sobre un libreto compuesto por Luis Mariano de Larra, colaborador también de otras zarzuelas e hijo del célebre y malogrado escritor costumbrista Mariano José de Larra «Fígaro».

Por contextualizar algo de la famosa obra, hemos de situarnos en el convulso mes de diciembre del año de su estreno (1874), ya que a los pocos días de su primera representación se produjo el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto, lo que estuvo a punto de dar al traste con la restauración borbónica de Alfonso XII, promovida también por Cánovas. Tanto Martínez Campos como Cánovas eran firmes partidarios de la restauración de la monarquía, aunque diferían en la forma de llevarla a cabo. Cánovas apostaba por la creación de un estado de opinión favorable y no por un pronunciamiento militar, que fue el llevado a cabo por Martínez Campos en Sagunto y proclamando allí mismo como rey de España a Alfonso XII, por lo que Cánovas se vio obligado a admitirlo. La restauración de la monarquía borbónica se concretó con la entrada en España del nuevo monarca: el 9 de enero de 1875 llegaba a Barcelona y cinco días más tarde hizo su entrada triunfal en Madrid.

Como observamos, en el breve transcurso de unos de unos pocos días se estrenó la célebre zarzuela y se restauró la monarquía borbónica tras el fracaso de la I República española.

Reproduzco en primer lugar una aleluya que recoge en viñetas la trama del Barberillo y que se halla a la venta, sin especificar el año, en la papelería barcelonesa del sucesor de Antonio Bosch. La divido en secciones para facilitar su lectura.






Continúo con la reproducción de un pliego, impreso en Barcelona el año 1876 (a los escasos tres años de su estreno) por Narciso Ramírez y Compañía. Como curiosidad, al final del pliego se añade como relleno una «americana» con el título Carnaval de don Pompeyo. Se trata de un pasaje de la zarzuela Don Pompeyo en carnaval. (Juguete bufo-lírico en un acto y en prosa, arreglado a la escena española) compuesto por José Vicente Arche Bermejo (Madrid, 1829-1885), quien también fuera en un tiempo director de orquesta del Teatro de la Zarzuela. Como compositor estrenó su zarzuela en 1873.





Acabo este rápido recorrido con dos láminas que recogen conocidas canciones del barberillo, editadas también en Barcelona por los sucesores de Ramírez y compañía en 1879, y con un pliego donde en una de sus caras se incluye también la célebre Jota del Barberillo.




©Antonio Lorenzo