viernes, 7 de abril de 2023

Vida, pasión y muerte de nuestro Redentor Jesús


La temática de contenido religioso en los pliegos de cordel es muy extensa. En la literatura popular impresa no solo abundan sucesos que relatan crímenes pasionales, burlas y chanzas de contenido satírico o composiciones y canciones de moda entresacadas de representaciones teatrales, sino que también existe gran número de pliegos de contenido religioso con fines más o menos devocionales que resultaban fáciles de vender al tener buena acogida.

La Semana Santa es uno de los períodos que sustentan muchas de estas composiciones donde se hace hincapié en todo el recorrido de la Pasión de Cristo y donde también aparecen elementos de contenido pagano o supersticioso o con referencias a los evangelios apócrifos. Es por ello que la temática religiosa en los pliegos de cordel han de estudiarse no solo desde un punto de vista generalista, sino también desde una perspectiva particularizada, ya que en ellos aparece una extensa variedad y multiplicidad de elementos que sobrepasan y van más allá de la enseñanza ortodoxa del catolicismo.

La continua reedición y reimpresión de los pliegos por distintos talleres, en las que no suele figurar el autor de las composiciones hace difícil, salvo escasas excepciones, atribuirlos a un determinado autor. Todo ello va asociado a que fuesen recitados y aprendidos de memoria lo que dificulta aún más su atribución a su origen o autoría.

Independientemente del contenido socialmente admitido por las enseñanzas de la iglesia, nos movemos en un mundo donde sus contenidos entremezclan variados aspectos al descansar en lo que solía ser un acto colectivo de lectura, memorización y de recitados varios.

La vida, pasión y muerte de Cristo es uno de los temas recurrentes en este tipo de composiciones de los que reproduzco este disperso recorrido en el pliego editado en Valencia por la hija del conocido impresor Agustín Laborda, de nombre María Teresa Laborda y Devis, continuadora de la tradición impresora familiar entre 1820 y 1830, según datos obtenidos del Diccionario de las imprentas que han existido en Valencia desde la introducción del arte tipográfico hasta el año 1868, de José Enrique Serrano y Morales, Valencia, Imprenta de F. Domenech, 1898-1899.









©Antonio Lorenzo

jueves, 6 de abril de 2023

Recorrido de la pasión de Cristo en veinticuatro horas

 

Como comenté en una entrada anterior, el Reloj de la Pasión de Jesucristo fue ideado por San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), sacerdote y religioso italiano, obispo católico y fundador de los redentoristas, como una meditación de la pasión de las últimas 24 horas de Jesús en la tierra.

Fue beatificado el 15 de septiembre de 1815 y canonizado por el papa Gregorio XVI el 26 de mayo de 1839. En 1871, Pío IX lo declaró doctor de la Iglesia.

A principios del siglo XX, Luisa Piccarreta (1865-1947), tras experimentar a los 17 años un «éxtasis religioso», similar a santa Teresa de Jesús, quedó postrada en la cama durante el resto de su vida recibiendo la eucaristía en su misa diaria y experimentando visiones a lo largo de los 64 años siguientes hasta su fallecimiento.

Luisa Piccarreta publicó, a través de su confesor y guía espiritual Aníbal María de Francia (1851-1927), el libro Las horas de la pasión, fruto de sus revelaciones y de sus propias experiencias, según se dice. 

Juan Pablo II canonizó a Aníbal María de Francia el 16 de mayo de 2004. Luisa sigue esperando su posible canonización como santa de la Iglesia católica.

El Reloj de la Pasión, ya sea recitativo o cantado, se ha recogido también por tradición oral debido a que se ha incorporado a la devoción popular de muchas localidades. Se canta o recita el Jueves Santo donde se repasa hora a hora la vida de Jesús. Se trata de un ejemplo más de los cánticos piadosos populares que alimentan el fervor religioso de la Semana Santa.





©Antonio Lorenzo

lunes, 3 de abril de 2023

Saetas de los mejores artistas

Julio Romero de Torres - La saeta (1918)

El amplio recorrido de la literatura popular impresa en hojas sueltas alcanza hasta mediados del siglo XX y algunos años posteriores. A lo largo de su trayectoria sus contenidos han ido lógicamente variando en relación con la sociedad de la época. En esta última etapa fueron frecuentes la publicación de letras de canciones debido a la influencia de la radio y de los espectáculos donde intervenían los artistas de entonces.

Un ejemplo de ello, y que llegué a conocer personalmente junto a José Manuel Fraile Gil en la venta callejera, fue la oferta de toda una clase de contenidos en variedad de papeles coloreados con textos y letras de canciones más o menos conocidas por entonces y que también fueron impresas en folletos personalizados donde se recogían los textos más conocidos de sus intérpretes.

Adjunto estas pequeñas muestras de las saetas interpretadas por los mejores o más conocidos y significativos artistas de la época.

La Semana Santa es el tiempo de interpretación de las saetas donde en ellas se unen el quejío, el fervor y la plegaria al paso de las preferentemente procesiones en Andalucía. La saeta se interpreta "a palo seco" o "a solo", esto es, sin acompañamiento de un instrumento y donde caben distinguirse estilos y matices personales propios.

La llamada saeta remite a toda una serie de formas musicales salmodiadas desde el llamado preflamenco de mediados del siglo XIX en un largo proceso de evolución hasta constituirse como uno más de los palos flamencos de estilo libre que responde a la personalísima interpretación del artista, aunque los estudiosos distinguen referencias de carácter local o de ejecución e interpretación a lo largo de su evolución como repertorio musical en lo que constituye toda una construcción cultural a tener en cuenta.

El cante por saeta admite diversas clasificaciones, entre ellas la saeta por seguiriya, por toná o martinete, también por las llamadas "cuarteleras" (modalidad de martinete asociadas a cofradías de Semana Santa), aunque en realidad se trata de una forma de cante propio cuyas frases musicales son fundamentalmente de ritmo libre dependiendo de cada artista. 

De unos años a esta parte hasta se han creado Escuelas de saetas para su enseñanza atendiendo a la variabilidad y características de interpretación propias de cada población, como la de Marchena (con más de treinta años de recorrido), Puente Genil o Castro del Río, entre otras.

Desde un punto de vista estrófico hay que considerar la hipótesis de que las saeta pudiera ser una especie de forma desgajada de romances, cuartetas o quintillas o de antiguas representaciones sacras que poco a poco fueron independizándose de sus fuentes. De ahí la importancia a tener en cuenta la profusión de pliegos de cordel de temática religiosa sobre la pasión de Cristo en el ámbito popular.

Como apunte simplemente curioso, en estas hojitas se menciona al que fuera conocido como el Niño de Marchena o Pepe Marchena, de nombre José Tejada Martín (1903-1976), cantaor de controvertido carisma, tanto dentro como fuera de los escenarios, cuyas grabaciones en discos remontan a la década de los años veinte, así como su intervención en distintas películas a partir de la década de los años treinta. 

Otro aspecto que merecería una mayor atención es el referido a los autores de las letras, alguna de ellas atribuidas a Antonio García Padilla, poeta y letrista de coplas andaluzas, bajo el seudónimo "Kola", colaborador también de Rafael de León y de Manuel Quiroga y padre de la polifacética artista Carmen Sevilla.

Estas hojitas fueron editadas en Madrid por la imprenta de M. R. de Llano alrededor de los años cincuenta del pasado siglo.









Para saber más

Un pionero en la recopilación y el estudio de las saetas en la temprana fecha de 1929, es Agustín Aguilar y Tejera a través de su libro Saetas populares, editado en Madrid por la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, S. A., donde nos ofrece en un suculento e iluminador prólogo todo un recorrido sobre sus reminiscencias, variedades y opiniones sobre estas manifestaciones de religiosidad popular, a lo que también se añaden transcripciones musicales. 

La obra puede consultarse a través de la Biblioteca Nacional de España.


©Antonio Lorenzo

sábado, 1 de abril de 2023

Máximas, proverbios y refranes por "El buen Sancho de España" [Abril]

 
Continuando con ejemplos de refranes propios de la sabiduría popular recogidos en la temprana obra de José María Sbarbi y Osuna (1834-1910), Colección metódica de máximas, proverbios, sentencias y refranes, publicada en 1862, aunque oculto bajo el pseudónimo de "El Buen Sancho de España", entresaco lo relativo al mes de abril bajo las etiquetas de meteorognosia (conocimiento de los fenómenos atmosféricos), labranza, zootecnia, moral, economía, higiene y administración.













©Antonio Lorenzo

viernes, 31 de marzo de 2023

Los siete dolores de la Virgen en quintillas

 

Procedente del taller y librería de Juan Llorens en Barcelona este pliego en quintillas sobre los siete dolores de la Virgen.




©Antonio Lorenzo

sábado, 25 de marzo de 2023

Castigo que Dios nuestro señor ha obrado con una ventera

 

En la anterior entrada centraba la atención en un conjunto de pliegos que también estaban relacionados con cuentecillos y romances tradicionales donde se detallaba el tremendo castigo a una criada por no atender debidamente a los indigentes, con especial atención a la figura de Jesucristo que disfrazado de pobre también solicitaba ayuda.

El castigo a la criada, considerada como subalterna de segundo orden en la mentalidad machista, se refleja también es este otro pliego de cordel, aunque en este caso se trata de una ventera donde se cuenta en dos partes la historia de lo ocurrido con un arriero vendedor de aceite.

El pliego fue editado en Valencia el año 1814 por la imprenta y librería de Manuel López, quien también fuera editor de periódicos, diarios y folletos. 

La historia se desarrolla en una desconocida provincia de Andalucía que el autor del pliego no cita por considerarlo indecoroso. Al arriero José Francisco, que llevaba cargas de aceite para vender en una localidad próxima, se le apareció la Virgen indicándole que se acercara a la cercana venta para advertir a la ventera que tuviese más caridad con los pobres ya que de no hacerlo se le acabaría quemando la venta. Cumpliendo su recomendación comunicó a la ventera el aviso que le dio la Virgen para que tuviese consideración con los pobres, aunque ella ni lo creyó ni lo tuvo en cuenta. En la segunda parte del pliego y tras regresar el arriero el día siguiente a su trabajo, se encontró con un quejoso anciano que se hallaba recostado sobre unas yerbas del camino y que resultó, sin él saberlo, el mismo Dios quien solicitó al arriero ir a la venta para examinar el trato de la ventera. Una vez allí, la ventera se negó a atenderle mostrando una enorme falta de caridad y echándole a empujones de la venta por lo que José Francisco lo llevó a su casa para atenderle de sus heridas y que descansara en cama. Al regresar de nuevo Francisco a su trabajo se encontró con otros arrieros que le comunicaron que la venta estaba ardiendo en llamas y que cuatro demonios despedazaban con sus garras a la ventera al tiempo que se abría la tierra tragándose a la infeliz mesonera en medio de un hedor a azufre.

Al regresar Francisco a su casa resulta que ya no se encontró al anciano, sino que apareció un señor crucificado y derramando sangre y agua por su costado. El final del pliego recoge que Francisco apareció muerto y abrazado a un crucifijo, por lo que fue recompensado por su demostrada caridad con la gloria santa.

Como señalé en la entrada anterior, el encuentro de un labrador (arriero en el caso del pliego) con un indigente que pide caridad y que no es otro que Jesucristo, es recurrente en la tradición romancística. A modo de ejemplo, transcribo esta versión inédita de El labrador caritativo [IGR, 0185] que nos recitó María Bernal, Bernal, de 63 años, en La Puebla de la Sierra (Madrid) junto a mis compañeros Julio Camarena y Paloma Esteban el 5 de noviembre de 1983.

Madrugaba un labrador   tres horas antes del día
y antes de ponerse el sol   a su casa se volvía.
Se ha encontrado a un pobrecito   el pobrecito decía:
- Mónteme usté en ese macho   que Dios se lo pagaría.
El labrador se apeó   y un rato lo subiría,
y a su casa le llevó   y de cenar le daría
pan de centeno le dio   porque de otro no tenía.
Cada bocado que daba   de trigo se le volvía.
Tres mantas le dio a escoger   por ver de cuala quería.
A eso de la medianoche   el labrador no dormía.
Se levantó el labrador   con una vela encendida
por ver si el pobre descansa,   por ver si el pobre dormía.
Y vio que era Jesucristo,   la cruz por cama tenía.
- Si yo hubiera sabido esto,   que tal huésped yo tenía,
No le hubiera dao mis mantas   sino mi alma y mi vida.
-Te prometo, labrador,   trigo pa toda tu vida
y para cuando te mueras   la gloria tendrás cumplida.

El pliego








©Antonio Lorenzo