De la imprenta madrileña de la calle Colegiata, 6, este pliego de aleluyas de venta 'al por mayor' en dicho establecimiento.
El pliego fue publicado anteriormente y sacado a la venta por la Librería y Casa Editorial Hernando, en la calle Arenal, 11, con el número 53.
Según Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611), en su acepción de la palabra 'caldera', escribe:
Según Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611), en su acepción de la palabra 'caldera', escribe:
"Caldera de Pedro Botello se toma por el infierno; fúndase en algún particular que yo no alcanzo; sospecho debía ser algún tintorero caudaloso que hizo cualque caldera capacísima".Por su parte, Gonzalo Correas, en su célebre Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), recoge la expresión 'En las ollas de Pedro Botello' asociándola a un hipotético Maestre de Alcántara.
Quevedo también se hace eco de la expresión, entre otras obras, en sus llamados Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio (1634) bajo el título de 'La caldera de Pedro Botero'.
Una referencia a Pedro Botero, como sinónimo del diablo, también se recoge en La Santa Juana, una de las comedias religiosas de Tirso de Molina (1583-1648):
Santa: ¿Yo, hermano? ¿Aqueso dice?No faltan tampoco aquellos que han querido asociar a Pedro Botero con una leyenda protagonizada por un labrador catalán de Tordera (Barcelona) llamado Pere Porter. La leyenda parece que tuvo cierto éxito a juzgar por el libro, del que reproduzco la portada y la justificación de su historicidad, editado en Lérida en 1870. Dicho libro, donde curiosamente no figura el autor, se basa en manuscritos y en papeles apócrifos encontrados aquí y allá. No deben de sorprendernos estas atribuciones cuando también hay quienes defienden la ascendencia catalana de personajes como Cervantes (Joan Miquel Servent), Fray Bartolomé de las Casas (Bartomeu Casaus), Colón (Joan Colom i Bertran), Francisco Pizarro (Francesc de Pinós de So i Carròs) y hasta la del mismísimo Leonardo da Vinci (Leonardo de Vinçà), donde hay quienes quieren apreciar dibujadas a lo lejos de su famosísima Gioconda las propias montañas de Montserrat.
Gil: Si permite que mi Marica vuelva a casa sana, os diabros se van al alcrebite (expresión desusada del azufre) donde Pedro Botero los batana en su caldero, quedaré contento.
Santa: ¿Quién soy yo para hacer cosa tan grande?
Llorente: Ella puede sacarlos [...]
La leyenda catalana sobre el tal Pere Porter también ha encontrado eco en la red, de la que facilito un enlace:
Dejando aparte estas referencias reproduzco, por su indudable interés iconográfico, una representación de las calderas del infierno que pueden observarse en el tímpano de la fachada principal de la catedral de León.
Aunque nuestro pliego nada tiene que ver con estos antecedentes, salvo en el nombre que recoge una tradición anterior, en él se nos cuenta la historia de Pedro Botero que fue nombrado por Luzbel gobernador de la 'mansión del dolor' y que a su vez 'él inventó unas calderas, del infierno las primeras' [viñeta 5] a las que, a juzgar por el pliego, sacó un extraordinario provecho.
Divido el pliego en cuatro secciones y lo reproduzco completo al final.
Antonio Lorenzo