El municipio de Horcajo Medianero constituye actualmente un partido judicial perteneciente a la provincia de Salamanca. La denominación de "medianero" debe su nombre a la situación fronteriza de su término entre los antiguos reinos de León y Castilla, formando parte de la antigua Región Leonesa en la división administrativa y creación de las actuales provincias en 1833. Fue ya en el siglo XX cuando se decretó su integración en la provincia de Salamanca. Cuenta con otros núcleos de población repartidos en su término municipal, algunos deshabitados: Padiernos, Sanchopedro de Abajo, Sanchopedro de Arriba, Valdejimena y Valverde de Gonzaliáñez.
El santuario de Valdejimena se encuentra en un territorio de frontera entre las actuales provincias de Salamanca y Ávila (una de las estampas que reproducimos la sitúa aún en Ávila). El hecho de su situación fronteriza ha contribuido a aumentar una devoción muy extendida de su imagen en un espacio geográfico de culto muy amplio, constituyendo una de las advocaciones marianas provinciales más conocidas y de referencia, como también son la virgen de Cueto, Cabrera o la de la Peña de Francia.
Al ser una zona de paso de la trashumancia y de ganado bravo, el mundo rural la acogió como benefactora y abogada "de horas menguadas, aires pestilentes y mordeduras de perros rabiosos".
La expresión de "hora menguada", es definida por la RAE como una acepción en desuso en el sentido de «tiempo fatal o desgraciado en que sucede un daño o no se logra lo que se desea».
La expresión de "hora menguada", es definida por la RAE como una acepción en desuso en el sentido de «tiempo fatal o desgraciado en que sucede un daño o no se logra lo que se desea».
La devoción a su imagen fue acogida por los pastores como protectora contra la rabia, enfermedad que podía resultar mortal en décadas pasadas, así como protectora ante las mordeduras de un perro rabioso según ciertas leyendas.
La leyenda de su origen
Cuenta la leyenda que a un vaquero, llamado Juan Zaleos, se le escapó de la vacada un toro llamado "Romo". En su búsqueda, lo encontró postrado junto a una encina. Temiendo por su bravura, trató de reducirlo con piedras y retornarlo a la vacada; pero observando que no respondía decidió acercarse al animal, pero antes de llegar, un enorme resplandor que procedía de la encina hizo que reparara en una hermosa imagen de la virgen colocada en el hueco del tronco. Juan Zaleos se postra ente la imagen, reza y corre a contar la noticia a sus compañeros, quienes se dirigen a la encina y contemplan el misterioso hallazgo. El toro se retira mansamente y acuerdan comunicarlo a las autoridades, pero antes hace una señal en la encina para no confundirla con otra. El hecho se identifica como una clara señal del cielo para que se construyese una ermita en el lugar de la aparición, antecedente del santuario actual, que goza ya en su larga trayectoria de 800 años de antigüedad. El actual santuario es el tercero desde sus orígenes. Fue comenzado en 1683 y terminado en 1698, es por tanto, de estilo barroco. El proyecto arquitectónico fue trazado por Juan de Setién Gümes, Maestro Mayor de la catedral de Salamanca, y realizado por el arquitecto Manuel de Ávila.
La leyenda de su origen
Cuenta la leyenda que a un vaquero, llamado Juan Zaleos, se le escapó de la vacada un toro llamado "Romo". En su búsqueda, lo encontró postrado junto a una encina. Temiendo por su bravura, trató de reducirlo con piedras y retornarlo a la vacada; pero observando que no respondía decidió acercarse al animal, pero antes de llegar, un enorme resplandor que procedía de la encina hizo que reparara en una hermosa imagen de la virgen colocada en el hueco del tronco. Juan Zaleos se postra ente la imagen, reza y corre a contar la noticia a sus compañeros, quienes se dirigen a la encina y contemplan el misterioso hallazgo. El toro se retira mansamente y acuerdan comunicarlo a las autoridades, pero antes hace una señal en la encina para no confundirla con otra. El hecho se identifica como una clara señal del cielo para que se construyese una ermita en el lugar de la aparición, antecedente del santuario actual, que goza ya en su larga trayectoria de 800 años de antigüedad. El actual santuario es el tercero desde sus orígenes. Fue comenzado en 1683 y terminado en 1698, es por tanto, de estilo barroco. El proyecto arquitectónico fue trazado por Juan de Setién Gümes, Maestro Mayor de la catedral de Salamanca, y realizado por el arquitecto Manuel de Ávila.
Al ser zona de paso de la trashumancia los pastores la acogieron como protectora. Es por ello que entre las humildes pertenencias de los hombres que pastoreaban los ganados en su marcha hacia otras tierras, fuera frecuente encontrar pequeñas medallas de esta Virgen, que en muchos casos cosían en el interior de sus ropas.
Para saber más: Sánchez Vaquero, José: Nuestra Señora de Valdejimena (Historia de un santuario de Castilla en tierras salmantinas). Centro de Estudios Salmantinos, 1953.
La devoción popular a esta imagen ha desarrollado a lo largo del tiempo elementos recordatorios como las estampas que reproducimos, medallas alusivas o cuadros.
Un recorrido por estos exvotos pictóricos puede consultarse a través del siguiente enlace:
Añado otra estampa donde se relata un milagro debido a la intercesión de Ntra. Sra. de Valdejimena ante el ataque de unos perros rabiosos a dos niños y salvados por ser portadores de su imagen. Sigue la oración de un ángel vestido de peregrino y una más dedicada a santa Bárbara, protectora ante rayos y centellas.
Romance del peregrinoDel siguiente enlace copio esta hermosa composición dedicada a la virgen de Valdejimena. En ella se alude a su intercesión en rogativas para que llueva y riegue los campos y a la petición de que los vecinos de Horcajo no sean llamados para Melilla, lo que nos sitúa en el contexto de las llamadas guerras de África.
Virgen de Valdejimena, - que entre monte estás metida,
entre Valverde y Horcajo, - Sanchopedro y Chagarcía.
Apareciste en un tronco - y a un vaquero, gran Señora,
y aquí te hicieron la ermita - para ser Saludadora.
Pongo la carta en mis manos - y la lengua se me para
leyendo el primer renglón: - "Abogada de la rabia".
Toda la noche he venido - pisando cantos y arena,
sólo por venirte a ver, - Virgen de Valdejimena.
Tres puertas tiene la Ermita, - entremos por la mayor
y demos las buenas tardes - a la que es Madre de Dios.
Sacristán, abre las puertas, - las puertas de la alegría,
que venimos las doncellas - a cantar laudes a María.
Tres cosas tiene la Ermita, - lo que no tiene la España:
la Araña y el Camarín - y la Virgen Soberana.
De oro tienes la corona, - de plata la media luna;
como eres Madre de Dios - no tienes falta ninguna.
La corona de la Virgen - tiene veinticinco piedras
y los Señores de Horcajo - todos se miran en ella.
Si se miran que se miren, - ya se pueden remirar,
que si la corona es guapa, - la Virgen es mucho más.
Virgen de Valdejimena, - como eres tan milagrosa,
ni ha llovido ni nevado - y han florecido las rosas.
Agua pedimos, Señora, - aunque no la merezcamos,
que si por merecer fuera, - ni la tierra que pisamos.
Virgen de Valdejimena, - te venimos a pedir
el agua para los campos - y tu gracia hasta el morir.
¿Dónde vas, niña gloriosa, - con ese ramo florido?
Voy a pedir a la Virgen - por todos los desvalidos.
Virgen de Valdejimena, - te pedimos de rodillas
que los vecinos de Horcajo - no vayan para Melilla.
Virgen de Valdejimena, - ¿dónde tienes tus hermanas?
Una la tengo en la Vega - y otra en la Peña de Francia.
Virgen de Valdejimena, - que en el Camarín estás,
échanos la bendición, - que nos vamos a marchar.
©Antonio Lorenzo