domingo, 14 de enero de 2024

Todas me gustan + El desengaño de las doncellas

 

El pliego reproducido, editado repetidamente por distintos talleres, fue impreso, sin fecha, en Carmona (Sevilla) en el taller de José María Moreno. En él, no se menciona el autor de la primera parte, algo que en otras reimpresiones del mismo pliego figura como compuesto por Agustín Nieto. Este ingenioso autor aparece como artífice de otros conocidos pliegos sueltos, como cito en la siguiente relación tomada de la obra de Rafael Rodríguez de Arellano: Ensayo de un catálogo biográfico de escritores de la provincia y diócesis de Córdoba con descripción de sus obras (Tomo I, año 1921, pág. 430)

- Relación burlesca intitulada Chasco que le sucedió a un mozo yendo a Maytines la Nochebuena.
- Relación burlesca intitulada Todas me gustan.
- Relación burlesca intitulada La calle de la Feria.
- Relación burlesca intitulada Suceso de la Pulga.
- Relación nueva burlesca, intitulada La tertulia.
- Relación burlesca intitulada del caballo.
- Relación burlesca. Las lágrimas.
- Relación burlesca intitulada De los toros.
- Relación burlesca nueva intitulada Chasco del paseo.
- Relación burlesca. La desgraciada muerte del Borrico Pajarito.

Antes de pasar a la reproducción del pliego completo creo de interés adjuntar las jugosas y esclarecedoras líneas sobre Agustín Nieto entresacadas de la citada obra de Rodríguez de Arellano del año 1921.

  Natural de Córdoba. Juglar y donairoso de profesión, su cuna obscura y su educación nula malograron su privilegiado ingenio. Vivía a fines del siglo XVIII y murió a principios del XIX. En sus primeros años fue tejedor.

   De humor festivo, imaginación pronta y fecunda en recursos y ocurrencias, de buen carácter y más aficionado a distraer que a zaherir, hizo de sus buenas dotes un segundo medio de vivir. Consistía éste en acudir a las reuniones a decir relaciones y ejecutar pasillos cómicos con dos o tres de sus compadres o discípulos. De estos auxiliares, D. Francisco de Borja Pavón, que nos suministra estos datos, recuerda a Bravo, llamado el cojo, porque lo era; a Fragoso, que murió a mediados del siglo en el Hospicio; Blanco y otros. Componía con gran inventiva y facilidad, y él mismo recitaba sus relaciones con entonación que le daba realce. Era excesivamente feo. Remedaba con particular precisión a varias personas de distintas edades y sexos, y hasta lo que él llamaba el tínguili tínguili de las monjas. Este tono dado a la voz según el personaje que hablaba en la relación que decía, unido a sus gestos excesivamente cómicos, le hacían ser la delicia de los salones, como hoy diríamos. Sus juegos y relaciones eran el más picante aderezo de toda reunión. En las bodas de rumbo, en los aniversarios y solemnidades de santos, en los días de los Patriarcas en los conventos de frailes, en las tomas de hábito, misas nuevas y monjíos, en los estrenos de becas en los colegios, jiras campestres, recolección de aceituna y visita primaveral a los lagares, en todo se encontraba. Las relaciones unipersonales las decía él, y en otras fábulas, en que entraban, a lo sumo, cuatro personas, era Nieto el protagonista y los demás le ayudaban. Todo recordando a Lope de Rueda.

   No se conserva ninguna de sus comedietas; tal vez no las escribiría, y sólo de memoria las representara. Se cuenta que la marquesa de Guadalcázar, D.ª Isidra Quintina Guzmán de la Cerda, doctora por Alcalá la Real, una vez que tuvo en su casa hospedada a una dama de la reina María Luisa, la obsequió con los juegos de Nieto. La forastera se conformó, creyendo iba a fastidiarse oyendo a un grotesco bufón provinciano; pero se engañó y quedó sumamente complacida. La Duquesa de Alba, que se cree fue la forastera, se quiso llevar a Nieto a Madrid. Este no aceptó, y se quedó en su patria al amparo de algunos señorones que le protegían, y entre ellos el Marqués de Villaseca que le tenía asalariado y alguna vez le sentó en su mesa.

   El recuerdo de Nieto vivió mucho en Córdoba, y hasta hace poco a los que pretenden hacer gracia sin tenerla, se les decía, como contestación a alguna simpleza: Otro chiste, Nieto. Fué procesado por la Inquisición por un cuento de un perro que se comió un chorizo envuelto en una bula y defecaba indulgencias. Los inquisidores, que por de dentro reían el chiste, se contentaron con el arrepentimiento del romancista. En las obras de éste no hay que buscar bellezas de lenguaje, cultura o aliño. Solo hay algunos toques de ingenio y rasgos pictóricos de la localidad; todos son festivos, alegres e inocentes.

Como ejemplos de algunos encabezados de pliegos donde sí se cita su autoría adjunto estas cuatro muestras:





En cuanto a este tipo de pliegos de burlas, sátiras o ridiculizaciones de personajes hay que entenderlos dentro del contexto histórico donde se inscriben, puesto que son valiosos referentes para situar el imaginario colectivo dentro de unas coordenadas históricas que no tienen que coincidir con las actuales. Ello hace que estos pliegos nos remitan a unas formas de pensar de una determinada época, por lo que resultan valiosos para adentrarnos en el estudio de las visiones o mentalidades del público al que iban dirigidos preferentemente.

Este tipo de manifestaciones populares constituyen un terreno poco tenido en cuenta, hasta fechas relativamente recientes, por los estudiosos de la literatura "culta", siendo reveladores de conductas, muchas veces transgresoras, en convivencia con lo considerado oficialmente como correcto.

Tras la relación de Todas me gustan, en forma de monólogo, sigue otra relación considerada como seria con el título Desengaño de las doncellas, donde tampoco figura su autor, donde se refleja la crítica social y moral de la época respecto a las mujeres jóvenes que pretenden prosperar, aún a costa de pagar un alto precio emocional o sentirse engañadas.





Por añadir algún otro elemento sobre la expresión Todas me gustan, resulta curiosa su semejanza con el título del juguete cómico de Eduardo Zamora y Caballero en tres actos y en verso ¡Me gustan todas!, representado por primera vez en Madrid en el Teatro Lope de Rueda el 9 de noviembre de 1869.


Un par de años antes, en 1867, también se representó en Madrid el juguete cómico en un acto y en verso con el mismo título, del autor Rafael Villa, estrenado en el entonces popular local de espectáculos Teatro del Circo de Paul en el mes de septiembre, teatro demolido en 1880.


El título de Me gustan todas debió causar gran expectación en el publico debido a su atrayente o imaginado contenido, pues con igual título se conoce también otro juguete cómico, debido, en este caso, a la pluma de Miguel Portolés, que fue estrenado en el Teatro Lara el 8 de marzo de 1901.


Pero al margen de si gustaban más las morenas o las rubias, en el pasillo cómico-burlesco titulado El joven Telémaco, donde se representaba burlonamente las peripecias del hijo de Ulises y Penélope, con música de José Rogel y libreto de Eusebio Blasco, se mencionan referencias. El Coro de las Suripantas como se llamaban a las coristas del teatro frívolo que se movían rítmicamente con escasa indumentaria y con las piernas al descubierto, ya cantaban las preferencias del joven protagonista que se decantaba preferentemente y sin ambages por las rubias, algo que seguramente vendría a causar ciertas controversias entre el público asistente. El joven Telémaco se estrenó con extraordinario éxito en el Teatro de los Bufos Madrileños el 23 de septiembre de 1866, lo que supuso toda una renovación del teatro popular al quitar cierto protagonismo a la zarzuela.


©Antonio Lorenzo

viernes, 5 de enero de 2024

Baile de los pastores y las gitanas de Egipto en alabanza al Hijo de Dios

 

A la adoración y al baile de los pastores en alabanza al nacimiento del Niño Dios aparecen también en este pliego las gitanas de Egipto, de procedencia errónea atribuida desde antiguo al pueblo gitano. El curioso pliego, impreso en el siglo XVIII en el conocido taller valenciano de Agustín Laborda, se detiene en transcribir coplas y estribillos para ser cantados en el portal y alegrar de este modo al niño recién nacido.

El texto del pliego se hace mención a la creencia de la habilidad atribuida a la mujer gitana de echar la buenaventura, anticipar el futuro del niño y vaticinar su pasión en la cruz. Respecto a los pastores, según el Evangelio de San Lucas, se dirigieron a Belén una vez que los ángeles anunciadores del nacimiento subieran al cielo. Entre las ofrendas que portaban figuraba un corderito junto con pieles blancas para abrigar al niño. A continuación, se despidieron de María y de José tras sus bailes y sonecitos.

Toque las sonajas Menga,
suene la gayta y el pito,
bayle cada qual su buelta,
y alegre al Niño chiquito,
al son sonecito
del pándare pándere panderito.

Aspectos de la adoración de los pastores aparecen en numerosas coplas sueltas en la tradición oral de carácter divertido, integradas en los aguinaldos o "aguilandos" de muchas regiones donde se identifica a los pastores, de forma errónea según la tradición escrita, con los ángeles anunciadores.

Los pastores no son hombres
que son ángeles del cielo,
y en el parto de María,
ellos fueron los primeros...  

Como villancico cantado se añaden numerosas y variadas coplas como estas:

Yo soy un pobre gitano
que vengo de Egipto a aquí,
y al Niño Jesús le traigo
un gallo quiquiriquí.

Yo soy un pobre labriego
que vengo con mi cestilla
y al niño Jesús le traigo
pañal, jabón y mantilla.

Yo soy un pobre gallego
que vengo de mi Galicia
y al niño Jesús le traigo
lienzo para sus camisas...


El pliego recoge también coplas alusivas respecto a la adoración de los Santos Reyes para ser cantadas tras la curiosa descripción de la búsqueda de una posada para el Nacimiento del hijo de Dios.

Desde un punto de vista histórico o, mejor dicho, congruente, no deja de resultar sorpresivo y sorprendente la simultaneidad de la adoración de los pastores con la visita de los Reyes Magos siguiendo una estrella si se tiene en cuenta lo descrito en el canónico Evangelio de San Mateo, donde no se dan nombres ni se dice que fueran reyes ni que fueran tres, ya que su número queda fijado por los regalos ofrecidos. A su llegada, Jesús ya tendría alrededor de dos años de edad, pues Herodes calculó el tiempo que habrían tardado en llegar los reyes para ordenar la matanza de todo varón de dos años de edad hacia abajo.

Los episodios sobre el nacimiento y la infancia de Jesús apenas se encuentran presentes salvo en los dos primeros capítulos de los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, como son: su nacimiento, la adoración de los magos, la huida a Egipto, la matanza de los inocentes o el regreso a Nazaret, más desarrollados en los evangelios apócrifos, en particular en el Evangelio árabe de la infancia, donde se nos dan noticias sobre los ocultos años de la vida de Jesús

Las referencias a los Reyes Magos en la literatura medieval española se remontan al siglo XII o comienzos del XIII en el Auto de los Reyes Magos o en el breve poema hispánico recogido en el Libro de los tres reyes de Oriente, cuyas alusiones han quedado profundamente arraigadas en el imaginario colectivo con el paso de los años, junto al aprovechamiento y readaptación narrativa por parte de la iglesia oficial aparecida en comedias y zarzuelas.

Al margen de tantos datos contradictorios y de dudosa credibilidad sobre estos acontecimientos, lo que nos interesa en este caso es la difusión de estas creencias a través de la literatura popular impresa que recoge estos episodios fruto del imaginario colectivo cristiano.





©Antonio Lorenzo

martes, 2 de enero de 2024

Fiesta de los pastores celebrando el nacimiento de Cristo

Domenico Ghirlandaio - Capilla Sanssetti (Florencia), 1483-1485
 
Como es sabido, el conjunto de las celebraciones navideñas se encuentra lleno de ficciones y leyendas, como sucede con las sorprendentes imágenes y relatos sobre la Adoración de los pastores festejando el nacimiento de Jesús. La escena bíblica de la adoración, descrita en el Evangelio de San Lucas, donde, por cierto, es el único evangelio de los considerados canónicos que recoge el episodio de la adoración pastoril, si bien también se menciona en otros evangelios apócrifos, como en el Evangelio del Pseudo Mateo o en el Evangelio Árabe de la Infancia. En el canónico Evangelio de Lucas, se afirma que un ángel se apareció a algunos pastores durante la noche mientras vigilaban sus rebaños para anunciarles la gozosa noticia del nacimiento en Belén del Salvador del mundo. Ello tuvo una enorme repercusión artística como tema iconográfico a través de numerosos grabados, esculturas, mosaicos, cuadros y tallas tratando de representar el supuesto suceso. El arte europeo, a partir del siglo XII en adelante, recogió el lado más humano del nacimiento ensalzando la pobreza del lugar y el habitáculo donde se produjo, ya fuera cueva, cabaña, gruta excavada en roca o establo, aunque con el siempre elemento recurrente del pesebre. Ello dio pie a que los artistas ofreciesen en sus obras distintos tratamientos paisajísticos, de la luz, los ropajes, los animales o las expresiones de los rostros.

Al margen de la amplia difusión iconográfica de este episodio, las narraciones o menciones escritas sobre este suceso también han quedado recogidas en pliegos de cordel, como en este que reproduzco del siglo XVIII, conservado en la Biblioteca Nacional de Portugal, donde se recoge la concurrida fiesta llevada a cabo por los pastores en su visita a Belén. Los pastores vinieron pertrechados con todo tipo de utensilios para cocinar una gran variedad de comidas, donde no faltaron los carneros, lechones, terneras, ciervas y venados, conejos, perdices, gallinas y pavos. Tras encender una gran hoguera tampoco faltaron los manjares, como bollos de manteca, miel y mazapán, buñuelos, pestiños, natillas y bizcochos. Tras esta suculenta comida dieron paso a una danza de dos horas de duración donde se tocaron sonajas, rabeles, guitarras, castañuelas, etc.

El pliego es un curioso ejemplo donde se asocia la adoración de los pastores con toda una grandiosa fiesta para celebrar el Santo Nacimiento. 





©Antonio Lorenzo