miércoles, 12 de agosto de 2020

San Pascual Bailón, centinela de España y patrón de los cocineros [VI]


En las anteriores entradas dedicadas a san Pascual Bailón comenté someramente los siguientes aspectos:
- Su presencia en pliegos de cordel
- Extracto de su vida y milagros asociados
- Algunos ejemplos de su iconografía
- Su alusión en coplas populares
- Su protagonismo en el dance aragonés
- Su nombre en la primera partitura conocida de una contradanza criolla
- Referencia a una zarzuela y comedia con su nombre
- Su patronazgo en exvotos populares mejicanos como patrón de los cocineros e intercesor de favores, de los que se reproducen 40 ejemplos significativos.
Para completar algunos datos más sobre su figura dedico esta entrada a la asociación del santo con el culto a la Santa Muerte en Guatemala y México.

La historia del culto a la Santa Muerte divide a los investigadores sobre si dicho culto tiene un origen prehispánico, europeo o indígena. Lo que parece claro es que, al margen de sus antecedentes, se relaciona con una búsqueda espiritual basada en lo mágico para recuperar lo que se ha perdido y sus aspectos simbólicos

Como consecuencia de la «peste negra» que asoló Europa y que acabó con la vida del 80% de sus habitantes, surgió un terror colectivo que se tradujo en manifestaciones artísticas, así como en danzas macabras o de la muerte como recordatorio de la fragilidad de la vida terrena y la posibilidad de una muerte repentina. Este temor a la muerte repentina se instaló en el imaginario popular durante generaciones al asociarse a factores culturales como la magia, la religión o representaciones simbólicas variadas.

El miedo a la muerte ya se encuentra de forma alegórica en los Autos sacramentales, en los Libros de Horas y en las Danzas de la Muerte como expresión del temor (y también de consuelo como contrapartida) provocado por las guerras, enfermedades, pobreza, plagas o pestes. «La dança general de la muerte», (códice de El Escorial y edición sevillana de 1520) puede considerarse como eje central sobre el que descansa la dramaturgia posterior. Poema alegórico y anónimo del siglo XV es clara expresión de una sociedad medieval asolada por la muerte en todos sus estratos sociales. La impresión de dibujos en madera es una obra maestra de Hans Holbein, publicada originalmente en Lyon en 1538. Los dibujos de este artista alemán presentan una serie de escenas llenas de acción donde la muerte se introduce en la vida cotidiana de treinta y cuatro personales de la sociedad: desde el papa hasta el labrador, otorgando a cada uno un tratamiento particularizado.



La imagen occidental de la muerte se integró en el pensamiento mágico de las nuevas culturas coloniales emergiendo con vida propia y significativa.

En el sur de México, fundamentalmente en el estado de Chiapas, así como en la fronteriza Guatemala, se venera a san Pascual Bailón al que se asocia con la figura de la muerte. En Chiapas se le conoce como San Pascualito Rey y en Guatemala como el Rey San Pascual, y se le señala como intercesor para tener una buena muerte. Cuando se le saca en procesión se le representa como un esqueleto que yace en una especie de carretón-ataúd como el que se reproduce.


En 1650 hubo una peste en Guatemala, región donde la labor misionera estaba encomendada a la orden franciscana, devota de San Pascual Bailón y que también era franciscano, beatificado en 1618, canonizado en 1690 y popularizado en esa zona centroamericana por sus correligionarios. A raíz de esa peste se empezó a rendir culto a la figura de la muerte entre los indios.

En la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado mexicano de Chiapas, al igual que en la fronteriza Guatemala, son los lugares donde se encuentra más arraigado el culto popular al llamado Rey San Pascual o San Pascualito Rey. El gran investigador guatemalteco Carlos Navarrete dedicó un importante estudio sobre este culto en su trabajo: San Pascualito Rey y el culto a la muerte en Chiapas (UNAM, serie antropológica, número 46, México, 1982). Este investigador asocia estos sucesos a la época colonial y a la beatificación y canonización del santo en el siglo XVII, que fueron celebrados entonces por la Orden de San Francisco, a la que pertenecía Pascual, y que trascendió a la población indígena, quienes asociaron el nombre del santo con los túmulos funerarios y la alegoría de la muerte. Todo ello coincidió con una epidemia de peste que se declaró entonces, que se representada a la usanza medieval con la iconografía de la muerte. La conjunción y sincretismo de estos hechos propició que la figura de san Pascual se asociara con la muerte atribuyendo al santo numerosos poderes y favorecedor de amores y fortuna.

Carlos Navarrete aporta también, en otra publicación posterior, una importante referencia del cronista guatemalteco Antonio de Fuentes y Guzmán que se encuentra recogida en su obra La recordación Florida, una especie de crónica de la época colonial del entonces reino de Guatemala. La obra de Fuentes y Guzmán (1642-1699) resulta de gran importancia ya que recoge de forma abundante cuestiones y aspectos de la cultura popular indígena en el siglo XVII, entre ellas el origen del culto.

Fuentes y Guzmán indica que el origen del culto se dio cuando un indio que se hallaba enfermo y moribundo tuvo una visión en la que se le presentó un personaje resplandeciente que no reconoció y le dio mucha paz. Al preguntarle quién era, la entidad le reclamó el hecho de que los indios no le hicieran fiestas a San Pascual Bailón. El indio dijo que no sabía qué santo era. La figura le explicó que sería su protector en sus enfermedades si lo invocaban de corazón y le mostraban devoción; porque Dios quería que fuera patrón de los indios para que quedaran libres de la peste que los estaba matando. El enfermo se ofreció a ser su devoto, pero no sabía qué hacer para que los demás indios lo supieran, porque no le darían crédito a sus palabras y dirían que había perdido la razón. El personaje le dijo que no temiera y dijera que en señal de que San Pascual Bailón sería su protector si se le encomendaban, su agonía terminaría en nueve días y cesaría la peste y el contagio. Todo ocurrió como se había solicitado. La enfermedad cesó y el indio murió a los nueve días, lo cual dejó en claro que lo acontecido no había sido un delirio producido por su enfermedad. Este hecho se divulgó entre la población creciendo la devoción a San Pascual Bailón. Al haberlos librado de morir, consideraron que el santo tenía poder sobre la muerte y lo representaron con la figura de un esqueleto y no con la propia de un fraile franciscano.

Apropiación y resignificación de un símbolo religioso  

Puede entenderse por resignificación el proceso mediante el cual un individuo o sociedad incorpora patrones culturales distintos a los de su entorno social transformándolos y enriqueciendo los propios, lo que les permite adaptarse a determinadas contingencias y experimentar un conjunto de competencias simbólicas que incorporan y orientan su vida cotidiana en un contexto social y cultural dinámico.

La iglesia católica no reconoce esta práctica tan redefinida como sujeto de veneración ni devoción, aunque cuenta actualmente con varios templos dedicados al santo, tanto en Chiapas como en Guatemala. Las autoridades eclesiásticas católicas buscaron una solución radical prohibiendo la alegoría de la muerte en altares y atrios. Sin embargo, el culto ha sobrevivido de manera más o menos oculta hasta nuestros días.

La primera mención documental sobre este santo aparece el año de 1872 en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez en su representación como un esqueleto de madera sobre su carretón-ataúd en el acta de una hermandad dedicada al culto de San Pascual Rey. En 1902 la imagen del esqueleto, ya conocido con el diminutivo de San Pascualito, se guardó en una de las capillas laterales de la catedral de San Marcos. En 1908 fue llevado a la iglesia de El Calvario junto al mercado municipal, donde permaneció por mucho tiempo. En 1914 llegaron tropas constitucionalistas a la ciudad donde el general al mando ordenó destruir la imagen por considerar que era idolatría. Los indígenas zoques (etnia mexicana de dicha zona y subordinada históricamente a los mestizos) la sacaron de la capilla y la escondieron en el monte. Dos años después, al irse los carrancistas, volvió al templo un tanto a la fuerza, pues el cura encargado no la quería recibir. En 1934, en los días de la persecución religiosa su culto pasó a la clandestinidad. A fines de la década de los 40 un miembro de la hermandad del barrio del Calvario inició una campaña de proselitismo y organizó la feria anual del 17 de mayo, fiesta mayor de San Pascual Bailón. Alrededor de esta imagen se efectúa una feria anual, gracias al fervor de los creyentes, los días 14 y 17 de mayo. En dichas fechas es cuando puede verse la imagen, pues el resto del año se encuentra resguardada en un carromato del altar principal. En esos días se celebran misas sumamente especiales de acuerdo con la ideología ortodoxa, siendo este santo uno de los más venerados y respetados de la ciudad.

El culto a San Pascual Bailón es propio de la Iglesia Católica Ortodoxa, lo que supone una mezcla de la religión propiamente católica con ritos de origen indígena. Resulta, pues, una interesante mezcla en una misma iglesia de dos santos que remiten al mismo: la imagen católica de San Pascual Bailón, que se venera a distancia en el altar principal, conviviendo a su vez con las llamadas «rameadas» donde en la puerta se venden y depositan manojitos de albahaca pidiendo protección y limpieza de espíritu a San Pascualito, en una curiosa dualidad devocional al margen de sus distintos orígenes.

La combinación entre lo considerado ortodoxo con lo alejado de ello es propio y característico de algunas comunidades indígenas en relación a la celebración de festejos, el culto y las expresiones rituales en las capillas y ofrendas en los altares domésticos en curiosas formas de interrelación, aunque no exentos de confrontamientos. Lo interesante y significativo en nuestro caso es resaltar la religiosidad tradicional frente a la promovida por la autoridad católica parroquial. Lo heterogéneo del escenario religioso, muy cambiante durante el pasado siglo, se ha vuelto cada vez más complejo por la emergencia de agrupaciones religiosas, como los protestantes o evangélicos, entre otros.


Sin embargo, la figura de San Pascualito no ha caído en desuso, aunque se aprecia con el paso del tiempo un descenso en su popularidad. La devoción a san Pascual Bailón en Chiapas es un ejemplo de aceptación por la iglesia católica apostólica ortodoxa, concebida como iglesia nacional independiente de Roma. A ello se une la propuesta nacional por un cristianismo vivo, emocional y festivo, con expresiones corporales y acompañadas de cantos y músicas. La oferta de vivenciar propuestas religiosas se ha consolidado posibilitando variadas formas de creencias y prácticas religiosas.


La controversia entre las iglesias católica y católica ortodoxa tratan de reorientar la creencia sobre el santo. La católica oficial sostiene que en el carretón del altar lo que reposa es una réplica, ya que el esqueleto original se encuentra en España. Mediante este giro interpretativo la iglesia católica oficial ha ido ganando poco a poco un mayor reconocimiento entre las capas populares alejando al mismo tiempo lo que siempre se consideró como superstición y superchería. La expulsión fuera del templo de la Santa Muerte del templo de San Pascualito ha constituido un logro del obispo para reconducir la piedad popular hacia una ortodoxia oficialista católica.


Bailes dedicados a San Pascual Bailón

La llegada de los padres franciscanos introdujo la devoción a san Pascual en su evangelización. Dicha devoción se fue extendiendo y adoptando una serie de características propias de cada comunidad, en este caso en forma de danzas o bailes.

No quiero dejar pasar la ocasión sin hacer mención a una danza tradicional nicaragüense de carácter religioso con referencia a San Pascual Bailón, si bien con otro sentido de lo expresado más arriba respecto a México y Guatemala.

En las ciudades de Chinaldega, Chichigalpa y León, principalmente, se baila alrededor de la imagen del santo una danza conocida por «Los Mantudos». En dicha danza interviene el «Diablo Mayor» junto a seis «Diablillos» que vienen a representar simbólicamente a aquellos demonios que tentaban al santo según la tradición popular.


Se dice que en el año 1862, antepasados de la familia Mejía de la comarca de San Benito iniciaron esta práctica bailando alrededor del santo sacado en procesión y acompañados de una banda de músicos, conocidos por «chicheros», que interpretan el «son del Mantudo», de ahí que el baile tomara el nombre de este son, baile que se ha prodigado de manera exponencial por otras localidades donde se ejecuta por los llamados «promesantes» o devotos que han conseguido algún favor durante la procesión de la imagen.

Otro ejemplo de baile asociado al santo es el que se prodiga en el departamento de Boyacá (Colombia) y que se ha extendido en otras ciudades, llegando incluso a Bogotá debido al traslado de personas de otras regiones a la capital.

Antes de proceder al baile de San Pascual Bailón el llamado «rezadero» es el encargado de rezar el rosario y las oraciones a san Pascual, organizar la estructura del baile y dispuesto a asistir como observador preeminente de la manifestación.

Para completar este pequeño recorrido añado un testimonio más. En el sur de la isla canaria de Tenerife (San Miguel, Arona) se conoce también un baile, desaparecido en la década del sesenta del pasado siglo, que también tenía por intercesor a San Pascual Bailón. El marco cultural donde tuvieron lugar esas manifestaciones populares se regían por las promesas bailadas bajo la advocación de San Pascual. Esos bailes no fueron exclusivos de Tenerife, pues también hay testimonios de su práctica en la isla de Fuerteventura agradeciendo algún favor concedido. Estos bailones se realizaban para cumplir determinadas promesas, una vez concedido el favor solicitado, como la curación de un enfermo: «hacer un bailón a ver si se mejoraba». La persona que había hecho la promesa fijaba el lugar, el día y la hora del baile así como su duración. Durante el desarrollo del baile, quien hubiese organizado el evento, que solía ser generalmente una mujer de una cierta edad, permanecía sentada y mirando el desarrollo del bailón o bien de rodillas sosteniendo una vela en la mano hasta que terminara el baile. En la vela se solía atar un lazo rojo hasta que la llama llegara a su altura, lo que era la señal para el final del baile. Estos bailones se acompañaban con instrumentos de cuerda ejecutados por músicos populares: guitarra, timple, laúd (cuya púa se confeccionaba, según testimonios, de las astillas de los cuernos de cabra o de otros animales).

(Información entresacada de Manuel J. Lorenzo Perera et al. «Los bailones o promesas a San Pascual Bailón en el sur de Tenerife», en Tenique, revista de cultura popular canaria, número 03, 1995).

Estos ejemplos son testimonios añadidos a la resignificación y apropiación tradicional al culto del santo zaragozano.


©Antonio Lorenzo

jueves, 30 de julio de 2020

San Pascual Bailón, centinela de España y patrón de los cocineros [V]


Los exvotos gráficos mexicanos que vengo reproduciendo, conocidos como «retablitos», se encuentran en claro retroceso y en trance de desaparición, por lo que es importante su valoración y protección.

Desde un punto de vista temporal se conocen desde el siglo XVIII, aunque su máxima proliferación se sitúa en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX. No obstante, y como puede observarse en alguno de los reproducidos en esta entrada, nos remiten a fechas mucho más cercanas.

A medida en que las fechas anotadas en estas manifestaciones son más tardías se observa que reflejan un contexto social mucho más cercano al actual. La temática que expresan es variopinta e invita a un estudio más pormenorizado, sobre todo en relación con la figura de la mujer, donde san Pascual interviene en lograr que su peticionaria se convierta en una chef profesional; que la suegra alabe las habilidades culinarias de la recién casada; que consiga enamorar al capataz; que el marido deje de pegar a su mujer o el agradecimiento por el auge del negocio emprendido de un restaurante, pizzería, repostería, etc.

En esta entrada añado quince ejemplos más de estos exvotos o retablitos que vienen a completar, junto a los reproducidos en las entradas anteriores, un conjunto representativo de cuarenta de ellos donde se solicita y se concede la petición formulada al santo.

En una siguiente entrada me detendré en la curiosa historia de cómo la figura de san Pascual se asocia también con el culto a la Santa Muerte.

«Dolores Corona estaba enamorada del capataz del rancho. Le pidió ayuda a San Pascualito y pudo enamorarlo con su buen sazón por lo que le dedica el presente retablito con mucha fe y deboción. Tecamachalco, Puebla».
«Angel Andrade no sabia guisar y se le ocurrió abrir la olla express cuando estaba todavia caliente dandose una quemadota con los frijoles agradece con mucho fervor en el presente retablo a san Pascual Bailon de que ya se curó».
«La señora María da infinitas gracias a San Pascual Bailon porque su esposo Ausencio ya no le pega y porque ya dejo de tomar y ahora viven muy felizes los dos por ello te pide de todo corazón vendigas su matrimonio siempre. 25 de octubre de 1989. Pueblo de Ixtlahuca».
«Dedico el presente exvoto a San Pascual Bailón agradeciéndole el que mi abuela Petra me haya inculcado desde niña el amor a la cocina, pues ella tenía un gran sazón y me lo heredó, por lo cual descubrí mi vocación y ahora, que soy una chef profesional, llevo con orgullo el sabor de la comida tradicional mexicana a todo el mundo. Catalina Muñoz. Oaxaca, México».
«Agradesco de corazón a San Pascual por el milagro de que mi comida le guste a la gente y se vaya muy contenta».
«Doy gracias a San Pascual patrono de los cocineros, porque gracias a su divina inspiración, soy muy buena repostera. Y junto con mi hija, hago galletas y pasteles para mantener a mi familia y nos esta llendo muy bien».
«Al joven Marcos Garzón le apasionaba la cocina y puso su pizzeria agradece con mucho fervor a san Pascualito de que le ha ido muy bien pues ha tenido muchas ventas por lo que pone este testimonio».
«La señora antonia Gutierrez estaba en su cocina y salió a dar de comer a sus cochinos y le dio un enfriamiento en su pecho que la puso cravida y se encomendó a san Pascualito y se alivio en agradecimiento dedica el presente retablito. Cholula, 1935».
«Le estaba yo enseñando a guizar a mija porque ya se me va a matrimoniar pero nos distrajimos platicando y no nos dimos cuenta que con la lumvre tan fuerte ya se nos estaba quemando la casuela de los frijoles y asta la cosina inboque a san Pascualito Bailon su ayuda y con una olla de agua que le eché pudimos apagarlo y no pasó a mayores por lo que le doy las gracias. Ignasia Romero – Zacatlan Puebla – 1949».
«Laura y Catalina peña estaban muy mal económicamente y como son muy buenas reposteras se les ocurrió vender pasteles. Dan gracias a San Pascual Bailon Patrono de los cocineros porque ahora ganan suficiente dinero para mantenerse y ahorrar para los malos tiempos ademas de darse uno que otro gusto».
«Alicia Ramos le pone el presente retablo con mucho fervor a san Pascual Bailon en donde se hace patente su agradecimiento por ayudarle a ganar el concurso de galletas artesanales en la feria del pueblo y ya es famosa en todo el estado».
«Pongo el presente retablito a san Pascualito bailon porque me ayudó a que me salieran bien las tortillas porque se quemaban ya que iba a venir mi suegra y hasta ya le gusta mis gisos por lo que le doy gracias. Gregoria Xicotencatl Tlaxcala 1938».
«Dedico este retablo como muestra de gratitud a San Pascual Bailón por haberme dado la sazón correcta en mis platillos y una buena mesera para el éxito de mi fonda. Chef Patiño».
«A la señora bernarda aguado le pico un pinacate en un ojo que su cara se le incho tanto que no se le conosia inploro a san Pascualito con mucha debosion y al poco tiempo sano llena de agradecimiento pone el presente retablito. Atolinga, 1911».
«Mi hijito se puso grabisimo de una pulmonía y el doctor me dijo que lo mantuviera abrigado y yo me llebe la cuna a la cocina que es calientita y se lo encomendo a San Pascual Bailon y al dia siguiente mi niño ya estaba mucho mejor por lo que le dedico este retablo a San Pascual bendito».

©Antonio Lorenzo

viernes, 24 de julio de 2020

San Pascual Bailón, centinela de España y patrón de los cocineros [IV]


Continuando con la entrada anterior, a la que seguirá una siguiente con más ejemplos de exvotos pintados o «retablitos» como se conocen en México, he elegido en exclusiva ejemplos donde interviene san Pascual Bailón como concesionario de las peticiones recibidas. Todos ellos presentan diferencias en cuanto a su forma o petición de favores, algunos ciertamente hilarantes, pero en su conjunto constituyen brillantes ejemplos de religiosidad popular.

Para la iglesia oficial estos exvotos o retablitos vienen a ser como una especie de «piedrecita en el zapato», al considerarlos como desviaciones de la ortodoxia oficial, ya que a través de ellos se establece una relación directa entre la petición del devoto, la concesión del favor y el agradecimiento como complemento explicativo. De esta manera, el exvoto es también una manera de hacer pública la intervención divina por el favor recibido. La ausencia de sacerdotes en la representación de este tipo de testimonios gráficos confirma las características no institucionales de este tipo de manifestaciones al establecerse un contacto directo entre lo humano y lo divino sin intermediarios. 

Los exvotos, en general, causan fascinación por su variedad temática y su original representación visual y artística unida a su carga expresiva como testimonio histórico, fundamentalmente protagonizado por los estratos sociales populares o clases subalternas, por utilizar la feliz expresión de Gramsci.

Aún a riesgo de resultar insistente, en una posterior entrada continuaré mostrando más ejemplos de estos exvotos populares por considerarlos de gran interés sociológico.

Ejemplos de «retablitos»  


«Desde el río se vinieron unos cocodrilos hasta mi cocina y se quedaron ahí muy contentos, yo no sabía como sacarlos y no podía cocinar a gusto por miedo a que me arrancaran una pierna, le recé a San Pascualito Bailón para que me ayudara a recuperar mi cocina y él mandó una bendición a mi escoba que pareció brillar de pronto y supe que era un milagro y desde arriba de una silla les di de escobazos a los saunos que huyeron muy asustados por el poder bendito de mi escoba y doy gracias».
«Leonorilda glez. sufría mucho porque cuando comía cualquier cereal o Harina, no dejaba de pedorrearse, aclamó a San Pascual Bailón y logró curarse, despues de mucho rezar, agradece mucho el favor en este retablo».
«Estando en su cosina asiendo un mole Petra Sanches de repente una rata se le subió por las patas asta la ingle le da infinitas gracias en este retablo a san Pascual Bailon que no la mordió. Puebla, 1917».



«Me gusta la comida picante, pero mi Conchita siempre se le pasaba y le echaba harto chile a sus guisos. Le pedí su divina ayuda a San Pascualito porque yo ya no aguantaba las enchiladotas que me daba y ahora mi mujer ya sabe la medida correcta de chile para sus guisos. Casiano Hernández, Puebla, México».
«El dia 28 de junio de 1972 Paquito Gonzalez se hecho la cazuela de dulce de perón irviendo y tubo feas quemaduras. Su mamacita, doña Luz Castrejon de Gonzales se lo encomendo a San Pascual Bailon para que por su divina intervensión el niño se curara de las quemadas. Da gracias al santo por el milagro de que su niño sanara asombrosamente rápido y que quedara muy bien».
«La monja Marcela Gonzalez pone el presente retablo a San Pascual Bailon en agradecimiento por su ayuda en la elaboracion del excelente rompope que fabrican ya que su venta es una gran ayuda para el convento. Puebla, 1920».
«Cuando llegué a trabajar a casa de la familia Sánchez tuve muchos problemas con Rosa, la anterior cocinera, ya que me agarró envidia porque yo tenia mejor sazón que ella, haciéndome maldades en mi comida. Le doy las gracias infinitas a San Pascual Bailón de que mis patrones se dieron cuenta y la regañaron antes de cometer una injusticia conmigo, dejándome ya por fin en paz. Filomena Salazar, Zacatlán, Puebla».
«No se como se nos metieron unos diablos del maíz a la cocina y se la pasaban haciendo travesuras, rompían los platos y las cazuelas, derramaban el aceite y hasta desbordaban el fuego de la estufa poniendonos en peligro de incendio; le rezamos a San Pascual Bailón pidiendo su ayuda y el santo nos mando un hermoso gato negro y como los diablos tienen miedo de los gatos salieron huyendo al verlo, ahora el gato vive en la cocina y ya ni se acetan».
«El demonio de la gula se había apoderado de todos en mi casa y comíamos sin freno todo lo que teníamos a nuestro alcance y estabamos engordando tanto que yo ya no cabía en mis vestidos y pedí ayuda a San Pascual Bailón, el santo se conpadecio de nosotros y nuestra hambre voraz disminuyó gracias a que el santo echo al demonio fuera de nuestra cocina y ahora ya comemos mucho menos y estamos bajando de peso».
«El Padre Macario Mendoza pone el presente retablo a san Pascual Bailon dandole infinitas gracias de que ya se curo del Fuerte Tifo que padeció y ahora ya puede disfrutar de los sabrosos chiles en nogada que hacen las monjas del convento. Puebla, 1917».
«Ramira Tecanguey tenia muchas dificultades con su suegra por que no sabia cosinar se encomendó a san Pascualito y ora cosina tan sabroso que hasta su suegra se chupa los dedos con sus guisos por tan singular beneficio le da infinitas gracias. Puebla, 1914».

«Mis patrones me pidieron que hiciera en mole a dos guajolotes, pero yo sentía rete feo matarlos. Le agradezco a San Pascualito de que pude convencerlos de guizar otra comida y hasta me los regalaron por lo que estoy muy contenta pues me los llevé a mi jacalito. Carmela Jimenez. Oaxaca, México».
«La señora agapita mendez tenia muchos problemas con su suegra por no saber guisar aclamo a san pascualito y ara guisa muy sabroso por lo que agradese y lo baila y pone este retablito. Puebla, 1946».
«La Señora gregoria carreto pone este Retablito a San Pascualito en agradecimiento de La ayuda que le a dado siempre en su cosina para que no la corriera la patrona. Atlixco 25 de junio del año de 1907».

«Hago patente mi agradecimiento en el presente retablo a san Pascual Bailon por que me concedió que mis guisos tengan un gran sazón especialmente el mole poblano y los chiles en nogada. Puebla, 1910».
©Antonio Lorenzo

sábado, 18 de julio de 2020

San Pascual Bailón, centinela de España y patrón de los cocineros [III]


Cuenta la leyenda que San Pascual se dedicaba a recoger las sobras de las comidas para ayudar a los pobres, curaba enfermos y atendía a las gentes necesitadas. Se dice también que al estar en la cocina experimentaba una gran alegría y emoción y se ponía a bailar, lo que le distraía de los guisos que preparaba, por lo que los ángeles estaban pendientes de que no se le quemaran otorgando a sus recetas una buena sazón.

En esta nueva entrada recojo una pequeña muestra de magníficos ejemplos de exvotos ilustrados, donde la tradición popular mexicana asocia a nuestro santo con la cocina y como protector ante todo tipo de males. En sucesivas entradas continuaré con más ejemplos de exvotos populares y con la curiosa y sorprendente asociación de San Pascual con el culto a la Santa Muerte (también denominado San Pascual Bailón o Santo Esqueleto, ya que se le representa de esa manera).

El exvoto es una ofrenda que los fieles dedican a Dios, a la Virgen o a los santos como señal o recuerdo de un beneficio recibido. Son un claro testimonio de la cultura popular que la iglesia católica ha tratado de impedir su propagación en los nuevos tiempos al considerarlos como elementos supersticiosos y que se apartan de su doctrina oficialista. En México, grandes artistas han sabido valorar estas manifestaciones populares por su originalidad, colorido, creatividad, su rudimentaria técnica y el humor que rebosan. Entre los más conocidos podemos citar a Roberto Montenegro, Diego Rivera o Frida Kahlo.

Los exvotos mexicanos, a modo de relatos visuales, son una fuente importante para el conocimiento de la historia cultural y del imaginario colectivo. Son fuente también de una historia no-oficial que trasciende al elemento puramente religioso, pues estos retablos derrochan imaginación y creatividad convirtiendo determinados acontecimientos en ejemplos visuales donde todos los finales son felices. 

En España, los exvotos se asocian con objetos colgados en la pared o en el techo del templo o capilla, generalmente trenzas, muletas, piernas, manos, brazos, pechos, etc., generalmente de cera, lo que proporcionaba un trabajo añadido a cereros, pintores o carpinteros. Poco a poco, sobre todo en el último cuarto del siglo XX, la iglesia se ha ido desprendiendo de estos objetos de devoción popular. Pero en el fondo, la idea que subyace en el afán de apartar paulatinamente por la iglesia estos objetos es que, a través de ellos, se establece una relación directa entre el ser sobrenatural y el ser humano: petición de favores, otorgación de los mismos y gracias por su concesión, haciendo de la intervención clerical algo totalmente prescindible.

Los exvotos en forma de retablo, como los que nos ocupan, suelen contener un pequeño espacio dedicado a la Virgen o al santo en cuestión; otro, de índole narrativo, donde se explica figurativamente el motivo del mismo y una parte escrita o explicativa.

La asociación de San Pascual con los cocineros obtuvo un gran eco en la Nueva España donde lo consideraron como santo protector de los fogones y de los accidentes en las cocinas. Durante el periodo del virreinato las cocineras lo invocaban para contar con su protección antes y después de cocinar. También se hallaba presente en las cocinas conventuales donde se preparaban los guisados y se le rezaba antes de iniciar para que nunca faltase comida. No en vano hay unas muy conocidas invocaciones:

               San Pascual Bailón, atiza mi fogón y concédeme una buena sazón.
                                                     
                                                        San Pascual Bailón,
                                                        báilame en este fogón.
                                                       Tú me das la sazón
                                                        y yo te dedico un danzón.

                                                       San Pascual, San Pascualillo,
                                                       tú te encargas del caldillo
                                                       mientras yo me tomo un vinillo

En Nuevo México también se cuenta que San Pascual, cuando estaba inmerso en la cocina, mientras se dedicaba a bailar invocaba a varios santos para que viniesen en su ayuda:

                                         Te lo pido Santa Elena, que la comida me quede buena
                                         San Efrén, que me salga todo bien
                                         Santa Ada, que no dejen nada
                                         Santa Leonor, que tenga buen sabor
                                         Santa Eloísa, que se haga todo deprisa
                                         Virgen de los Dolores; que tenga buenos olores
                                         San Benito, que salga bien el pozolito
                                         San Simón, no se te olvide el limón
                                         Santa Teresa, que esté todo listo en la mesa
                                         Santa Rosa, que la salsa no quede picosa
                                         Santa Tomasa, que me salga bien la masa
                                         San Federico que me quede rico
                                         San Mateo que no sepa feo
                                         San Marcial que no se me pase de sal
                                         San Sansón que todo quede sabrosón.

Otras coplas donde se considera en México a San Pascual Bailón como patrono de los cocineros son las siguientes:
                                                     Ay, San Pascual Bailón
                                                     que por ollas y cazuelas
                                                     brincas, corres, casi vuelas,
                                                     dale a mi pipián sazón.

                                                    Ay, San Pascual bendito
                                                    yo te brindo mi oración
                                                    y el corazón se me vuela
                                                    ponle amor a mi cazuela.

Ejemplos de exvotos pictóricos populares


En esta entrega traigo unos cuantos ejemplos donde, aparte del relato visual que muestran, es necesario leer con atención la parte explicativa, de descuidada ortografía, pero que resultan sumamente atractivos y no tienen desperdicio

Para un lector español peninsular hay palabras o expresiones que nos resultan ajenas o desconocidas y necesitarían de una contextualización, pero con los medios de los que ahora disponemos es fácil (y curioso) indagar sobre ellas.

«Estando en su cosina asiendo un mole de encargo Petra Sanches al momento de moler los chiles se machucó una chichi en el metate que le quedó muy fregada y como no se curaba aclamó a San Pascualito y se curó por lo que da grasias. Puebla, 1920».
«Mi marido se jubiló y por entretenerse le dio por cocinar y cosinaba orrible y nos traía a todos enfermos del estómago. Yo tenía miedo de que nos envenenara. Gracias a San Pascual Bendito se aburrió por fin de cocinar y mejor se dedicó a la jardinería».
«Mi marido Filemón murió hace muchos años y sin embargo sigue viniendo cada año el día de su cumpleaños a probar la comida que le preparo y que tanto le gusta y le doy gracias a San Pascual Bailón por hacerme una buena cocinera y darme la oportunidad de seguir viendo a mi querido esposo aunque de esta peculiar manera que así no lo olvido».
«El convento de las hermanas dominicas agradecen de todo corazón a San Pascual Bailón porque tuvieron un buen pedido de rompope y de mole que unos extranjeros les hicieron y quedaron encantados con su sazón. Cholula, Puebla».
«A Federica Villegas no se le daba el aser chiles en nogada por más esfuerzos que asia por lo que le pidió a San Pascualito le concediera aserlos sabrosos y como así fue le da infinitas gracias. Puebla, 1920».
«Los diablos del fuego se habían apoderado de mi estufa y cada vez que yo cocinaba se producían enormes y poderosas llamaradas, temiendo quemarme le recé muchas oraciones a San Pascual Bailón y le pedí que me ayudara a expulsar a aquellos demonios de mi cocina. San Pascual me escuchó y en sueños me aconsejó echar agua bendita en la estufa, eso hice y todo se resolvió, los diablos no volvieron a molestar».
«Mis hijos crecieron y se fueron a vivir lejos y mi esposo casi nunca está en casa por lo que yo me sentía muy sola hasta que encontré un perrito abandonado y lo traje a casa para cuidarlo, me sentí tan bien de tener a quien darle mi cariño que empecé a recoger perros y gatos sin hogar y soy muy feliz alimentándolos y acariciándolos y viendo como se ponen regordetes y lustrosos con un poco de cuidado y amor y doy las gracias a San Pascual por este milagro».
«Yo soy una pésima cocinera y mi mamá decía que no me hiba a casar, pero gracias a San Pascual encontré a un marido que cocina maravillosamente y que además cocinar es su pasión y nos prepara a mi y a mis hijos deliciosos platillos. Doy gracias a San Pascual Patrono de los cocineros».
«Sofia le pidió a San Bailon por su marido cuando este estuvo en altamar a punto de ser devorado por los tiburones. Veracruz. Mx. 1879».

«A Camila Garcia le encargaron un mole y su chilpayate perdió dos guajolotes agradece con mucho fervor a San Pascual Bailon de que ya los encontraron aunque no está segura de que sean los mismos».
©Antonio Lorenzo