Este Almanaque enciclopédico español ilustrado para 1871 estuvo a cargo del periodista y escritor Julio Nombela. La distribución de sus apartados corresponde a grandes rasgos con los anteriormente editados bajo la etiqueta de «enciclopédico».
Julio Nombela (1836-1919), fue un prolífico periodista, dramaturgo y escritor de oficio de la segunda mitad del siglo XIX, aunque poco reconocido en la actualidad. Novelista abierto a los gustos del público de entonces y gran activista en las empresas periodísticas en las que participó. Colaboró en numerosas publicaciones de distintos periódicos con ideología dispar, como El Clamor Público, La Iberia o La Esperanza, como redactor en 1856 en el influyente Diario Español, donde a lo largo de dos años y medio fue el encargado de las revistas de teatros, así como de la gacetilla y el folletín. También fue redactor del Correo de la Moda, La España Musical y Salones y Teatros, Periódico para todos, El Correo de Ultramar, etc., lo que nos da idea de su enorme actividad en la prensa de la época. Ello se explica por la dificultad de mantener un elevado número de lectores de cara a sus resultados comerciales debido a la proliferación de periódicos que aparecían o desaparecían en un escaso periodo de tiempo, a lo que se unía el sesgado carácter partidista de diferente signo.
Nombela, ilusionado en un principio por el triunfo de La Gloriosa, participó activamente en distintas publicaciones que la ensalzaban, aunque con el paso del tiempo fue decantándose hacia una ideología conservadora como consecuencia del rumbo que iban tomando los acontecimientos. Nombela acabó defendiendo el régimen foral e identificándose paulatinamente con la causa carlista como defensora de la tradición española y participando en ella activamente, pues hasta llegó a ser secretario del general carlista Ramón Cabrera, lo que indica todo un perfil acomodaticio y contradictorio en su evolución política respecto a sus posiciones ideológicas expresadas con anterioridad.
Las perspectivas para el año 1871 en España no parecían ser alentadoras desde un punto de vista político, puesto que en el anterior año transcurrido el gobierno seguía siendo provisional y transitorio en su búsqueda del restablecimiento de la monarquía como forma de gobierno aprobada y restablecida en la Constitución de 1869, mientras la regencia del gobierno recaía por entonces en el general Serrano.
El jefe de gobierno de entonces era el general Prim, asesinado tras un atentado el 27 de diciembre de 1870. Gracias a su mediación se aprobó la Constitución de 1869 y la elección el 16 de noviembre del que sería el nuevo rey de España, el hijo de Víctor Manuel II de Italia, Amadeo I de Saboya, quien juró la Constitución el día 2 de enero del nuevo año 1871.
Al anunciarse el almanaque con la etiqueta de enciclopédico distribuye su contenido en diferentes apartados, tras las habituales referencias al santoral, las fiestas movibles, estaciones, eclipses, etc. La distribución de los distintos apartados o secciones del almanaque enciclopédico son los siguientes:
En el Juicio del año, sección común en los almanaques para el año que va a comenzar, el autor aboga de forma ilusionada por alcanzar un cristianismo generalizado, y en el caso español por lograr la disolución de los partidos y el encuentro de un rey conciliador que una a los españoles en el respeto a la ley.
En la sección dedicada al almanaque religioso se ofrecen noticias y detalles sobre la convocatoria del I Concilio Vaticano (1869-1870) convocado por el papa Pío IX. Su primera Sesión se celebró el 8 de diciembre de 1869 concluyendo el 20 de octubre de 1870, donde se declaró, entre otras cuestiones y con controversias entre sus miembros, cuyas discusiones debían mantenerse en secreto, la infalibilidad del papa cuando se pronuncie ex cathedra, sobre la doctrina de fe y las costumbres, algo que obligatoriamente debe ser aceptado por toda la iglesia católica. Todo el desarrollo del concilio estuvo marcado por la notable ausencia de comunicados oficiales en el desarrollo de las distintas sesiones.
El almanaque, dada su ideología conservadora, recalca la defensa de la fe católica y de la justicia de un mundo civilizado a través de una pormenorizada descripción de su comienzo y transcribiendo la primera alocución pronunciada por el santo padre el día 8 de diciembre.
Pero algo que despierta la curiosidad y la atención en este apartado del almanaque es la pormenorizada relación que ofrece con la lista de los donativos hechos a su santidad con motivo del concilio, de los que no me resisto a entresacar algunos de ellos como ¿ofrenda? o para ¿sufragar? los gastos del mismo.
* Un roquete bordado por las señoras de Santiago de Cuba.
* Un magnífico pescado de oro con la boca llena de rubíes, y metido en una caja llena de oro, regalado por el Arzobispo de Nueva-York.
* Riquísimas piezas de oro y plata nativos de gran peso, tasadas en 100.000 pesos fuertes, por el Obispo de California.
* Una magnífica campanilla de bronce dorado, que servirá para las sesiones del Concilio, ofrecida por un eclesiástico de Rímini.
* Las señoras de esta república [Venezuela] han enviado á Su Santidad multitud de pendientes, collares, anillos, pulseras y aderezos de gran riqueza y mérito artístico.
* Un canastillo con un búcaro de flores de filigrana de plata, y 7.000 francos en oro, ofrecidos por las señoras de Lima.
* M. Maupin, Obispo de la Reunión (América), ha entregado al Padre Santo 400 libras del mejor café de la isla de Borbon, regaladas para Su Santidad por diferentes productores. El mismo señor Obispo ha ofrecido á Su Santidad 100 libras de miel verde, que no se encuentra más que en ciertas localidades
de la isla de Borbon, y cuya miel es una de las mejores del globo.
* Las Hijas de María de Santa Rufina (Italia) han ofrecido á Su Santidad una casulla magníficamente bordada y un roquete con arreglo al modelo de los que usa Su Santidad.
Por su parte, la sección dedicada al almanaque artístico se detiene principalmente en la pintura y en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona, con especial mención al pintor Mariano Fortuny.
Respecto al teatro de 1870, en el almanaque se critica el éxito del "can-can", conocida danza de origen francés y asociado a las clases trabajadoras, a la que califica con la etiqueta de "mercantilismo", alabando, por el contrario, el teatro de corte clásico, la ópera y la zarzuela.
Se lamenta también sobre los tiempos vividos que no son propicios en las naciones al propósito del desarrollo del arte, más preocupadas por las armas para apoyar con ellas sus ambiciones o justificar sus debilidades.
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Exposición de Bellas Artes en Barcelona |
En el almanaque estadístico se recoge toda una serie de datos de superficie, población y situación de la Hacienda y presupuestos de ingresos y gastos de los países de Europa y del resto de los continentes. También da noticia y balance de nacimientos y defunciones según el aumento o disminución de las distintas provincias españolas junto al número de matrimonios por provincia, según diferentes censos anteriores. Visto desde nuestra perspectiva actual, no son datos que despierten un interés significativo, salvo la curiosidad de los nacimientos provinciales ya fueran "legítimos" o "ilegítimos" según el estado civil de los padres, tanto de varones como de hembras. También se recoge estadísticamente un listado de las defunciones provinciales clasificadas según fueran casados, solteros o viudos.
En la sección del almanaque de Madrid se recoge la historia de algunos lugares y edificios emblemáticos ilustrados con bellos grabados, de los que reproduzco algunos.
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Convento de Las Calatravas |
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Estanque del Buen Retiro |
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Plaza de Oriente |
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Teatro y Circo de Madrid (demolido en 1876) |
El almanaque político es el que mayor interés despierta por las intrigas y posicionamientos entre los dos grandes partidos: los afortunados que ocupan destinos oficiales y aquellos que intentan despojarlos de sus regaladas poltronas para apoderarse de ellas. En su resumen, comienza:
«Al comenzar el año1870 hallábase el general duque de la Torre [Francisco Serrano] ocupando la regencia de España; Prim era ministro de la Guerra, y los unionistas, progresistas y demócratas formaban la mayoría de la Cámara Constituyente.
En aquella fecha estaba terminada la Constitución democrática que hoy nos rige, y solo faltaba coronar la obra nombrando el monarca que ha de ocupar el trono de San Fernando, para que terminara de una vez una interinidad tan peligrosa como contraria a los intereses de la patria, a su comercio, a su industria y, en una palabra, a su prosperidad».
La búsqueda de un candidato consensuado al trono de España fue una de las principales preocupaciones políticas de los partidos de entonces en la idea de tratar de dar una cierta estabilidad a la nación. Barajando los nombres y las distintas posibilidades de los aspirantes se desarrolla en este apartado los pros y los contras de cada uno de ellos y donde se hace un repaso de la política exterior de 1870, con especial atención a la insurrección cubana.
Entresaco algunos grabados incluidos en esta sección de los entonces aspirantes al trono español.
Poco interés tienen las secciones dedicadas al almanaque recreativo y poético desde un punto de vista actual, con poemas y letrillas variopintos con especial dedicación y homenaje a José Zorrilla como referente.
En el almanaque de las damas se considera la bondad como la mejor cualidad moral para toda mujer, educada por sus madres como cualidad de "inapreciable valor cuando adorna al sexo débil".
«No es suficiente que la mujer se parezca á los ángeles en la belleza, preciso es también que en la bondad se les asemeje...
El primer trabajo que debe emprender la madre que quiera hacer bondadosa a su hija es torcer su voluntad cuando esta sea producto de los caprichos tan frecuentes en la niñez».
Pero son las disposiciones sobre la nueva ley del matrimonio civil las que merecen una mayor atención y detenimiento:
[...] La nueva ley civil a que nos referimos tiene su fundamento en la libertad de cultos consignada en el programa de la revolución de Setiembre, y es una consecuencia lógica de aquel precedente.
Sin embargo, en nuestra opinión no comprendemos la necesidad del establecimiento de la libertad de cultos en un país donde todos somos católicos, ni por consecuencia la urgencia de la promulgación de una ley de matrimonio que, sin aumentar ventaja alguna al ciudadano, le da ocasión a grandes molestias y no deja por otra parte de introducir alguna perturbación en los ánimos de las personas adictas a sus antiguas y venerandas costumbres. [...] (pág. 157-158)
Tras este apresurado repaso general extraigo de la última sección, correspondiente al almanaque cómico, algunos de sus grabados.
©Antonio Lorenzo