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Lorenzo Quirós - Entrada de Carlos III por la calle de las Platerías en Madrid |
El 11 de septiembre de 1759 se celebró en Madrid la llegada del rey Carlos III a su regreso de Nápoles tras ejercer su reinado con el nombre de Carlos VII durante nada menos que 25 años. Carlos III (1716-1788), era hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, segunda esposa del rey borbón nacida en la ciudad italiana de Parma. Carlos era, pues, el hermanastro de los anteriores tres hijos varones de quien fue la primera esposa del monarca María Luisa Gabriela de Saboya: Luis, Felipe Pedro y Fernando.
Las posibilidades de que Carlos llegase a ser rey de la corona española eran muy remotas, ya que tenía por delante a sus hermanastros. Las circunstancias, sin embargo, se fueron poniendo a su favor de forma progresiva, ya que Felipe Pedro murió con apenas 7 años en 1719. Luis, que llegó a ser rey de España bajo el nombre de Luis I, falleció tras un efímero reinado que ni siquiera duró un año. Fernando, su otro hermanastro, reinó durante trece años como Fernando VI, hasta que falleció en 1759 sin dejar descendencia.
Para situar convenientemente todo este trasiego de nombres y derechos sucesorios, conviene recordar que la promulgación en la Pragmática Sanción del 10-V-1713 de la llamada Ley Sálica, establece que la Corona de España será heredada sólo por los descendientes varones por línea de varón de Felipe V, y sólo en el caso de extinguirse todas las líneas de varón, será llamada a la sucesión la descendencia varonil de la Infanta más próxima en parentesco al último Rey.
Hagamos un pequeño recorrido: el rey Felipe V, en enero de 1724, aquejado de depresiones y de grandes desórdenes mentales, renunció de forma inesperada al trono de España en favor de su hijo Luis. Tras el fallecimiento del tan poco conocido Luis I, sin alcanzar siquiera un año de reinado, su padre se vio obligado a retomar de nuevo el trono español hasta su muerte en 1746 concluyendo sus dos periodos de reinado. El trono español pasó entonces a su hijo Fernando con el nombre de Fernando VI. Pero fue, tras la muerte de Fernando sin descendencia en el año 1759, cuando entró en juego su hermanastro Carlos, aunque anteriormente ejerció en la corona europea como Carlos VII de Nápoles y Carlos V de Sicilia. Tras la muerte de Fernando VI, asumió la regencia la reina madre Isabel de Farnesio donde tuvo la oportunidad de declarar como nuevo rey a su hijo, tras ocupar desde su nacimiento un puesto de infante segundón en la línea sucesoria para el trono español. Tras estos acontecimientos Carlos fue proclamado como rey de España en 1759, aunque previamente hubo de renunciar a la corona de Nápoles, ya que los tratados internacionales impedían reunir ambas coronas en la misma cabeza.
A lo largo de tan ajetreado y rocambolesco recorrido en la línea sucesoria al trono de España, su madre, (la "parmesana", que era como se la apodaba por entonces y que hoy nos recordaría de forma divertida a una modalidad de pizza), intervino desde un principio para que su hijo fuese nombrado como rey de Nápoles y de Sicilia, a consecuencia de lo acordado en el Tratado de Utrech donde se cambió el mapa político de Europa poniendo fin a Guerra de Sucesión Española entre los años 1713 y 1715.
La trayectoria de Carlos se resume a través del siguiente cuadro.
En octubre de 1759 partió de la bahía de Nápoles el físicamente poco agraciado monarca, que contaba entonces con 43 años, con hombros caídos, baja estatura y nariz prominente, como queda reflejado en los cuadros donde se le representa. Tras recabar en el puerto de Barcelona se dirigió a la capital madrileña donde se le tributó un brillante recibimiento oficial en ceremonia jalonada por tapices, colgaduras y efímeros arcos triunfales diseñados para la ocasión y suscitando un enorme entusiasmo popular que marcó el inicio de su reinado tras haber pasado numerosos años fuera de España.
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Pietro Fabris - Salida de Carlos III de la bahía de Nápoles |
Todo lo expuesto anteriormente de forma sucinta y sin duda enrevesada solo tiene por objeto el contextualizar a grandes rasgos el contenido del pliego reproducido que trata de las seguidillas que le cantaron "las vasallas" madrileñas a su llegada a Madrid procedente de Nápoles.
A Carlos III se le achaca un gran talento político y sentido del deber. Aunque de una forma un tanto controvertida se le conoce como el mejor alcalde de Madrid, paradigma del reformismo ilustrado y artífice de reformas administrativas y urbanísticas de la ciudad al rodearse por ilustrados y competentes ministros y colaboradores.
Con motivo de la llegada del nuevo monarca a Madrid las calles por donde había de pasar el rey se engalanaron profusamente para exaltar su llegada en una gran escenografía recogida en variados lienzos, como los que pintó Lorenzo Quirós, de los que reproduzco algunas de las muestras que pertenecieron en su día a la colección reunida por Manuel Godoy.
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Lorenzo Quirós - Proclamación de Carlos III en la Plaza Mayor |
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Lorenzo Quirós - Entrada de Carlos III por la calle de Carretas |
El pliego que nos ocupa recoge una serie de seguidillas laudatorias a la entrada del nuevo rey Carlos III cantadas por las autoproclamadas vassallas y apasionadas matritenses, vecinas de los barrios de Maravillas, Barquillo, y Labapies.
En el pliego se menciona también a la mujer del nuevo rey, nacida en Polonia, a algunos de los 13 hijos de los nuevos monarcas españoles y a conocidos personajes con títulos nobiliarios.
©Antonio Lorenzo