En el conjunto de los índices y catálogos inquisitoriales que se conservan aparecen también una serie de composiciones populares que fueron prohibidas por el Santo Tribunal de la Inquisición al considerarlas obscenas o impropias desde el punto de vista de la doctrina cristiana. Al margen de las relaciones de los libros expurgados, estas muestras censuradas por las autoridades eclesiásticas fueron ampliamente difundidas por los ciegos en ámbitos concurridos de las ciudades o en medios rurales. Debido a la pobre calidad impresora de este tipo de folletos y pliegos volanderos resulta laborioso el rescatar muestras de este tipo de ejemplares publicados si es que han logrado conservarse a lo largo del tiempo.
Si hacemos un recorrido por las tantas y exhaustivas disposiciones sobre los textos expurgados a lo largo de los años, aparecen también toda una serie de comedias, indulgencias, tratados, folletos, oraciones, discursos, romances o canciones donde se tiene en cuenta para su búsqueda la primera palabra por la que comienza, eliminando en su caso el previo artículo si lo hay, y añadiendo la palabra con la que termina. De esta forma se trataba de evitar que pasasen desapercibidos de cara a su control y anotando en cada caso la fecha de su publicación para advertir de cara al futuro sobre su enmienda o expurgación.
Las referencias a canciones, romances o cantinelas se encuentran desperdigadas en los distintos índices, por lo que resulta complicado el rescatar algunos de los textos mencionados, si es que han logrado sobrevivir, a lo que se une la ocultación y carencia de datos, tanto de impresores como de autores, que deberían aparecer en el colofón de los pliegos volanderos, pero que se ocultaban para evitar la censura previa y enmascarar su difusión y control a las autoridades censoras.
Debido al carácter incontrolado de este tipo de impresiones, tratando de huir del requisito de obtención de permisos o licencia de impresión, estos papeles volanderos se distribuían preferentemente a través de los ciegos copleros. Estos ciegos, asociados en Hermandades que se remontan a la Edad Media, cuyo fin era el tratar de mejorar en lo posible la precariedad laboral de una vida dedicada a la mendicidad. A lo largo de los últimos años consiguieron el monopolio sobre la distribución y venta de estos papeles. Ello originó controversias por las prerrogativas concedidas entre los miembros asociados a las hermandades y aquellos ciegos no pertenecientes a ellas sobre el monopolio de venta de esos impresos.
Resulta altamente conocida la enorme cantidad de coplas de carácter erótico que se han transmitido y perduran por tradición oral, pero que no han sido recogidas por escrito a pesar de aparecer de forma implícita con juegos de palabras y dobles sentidos, por lo que los controladores de entonces carecían de una base escrita perdiendo la oportunidad de prohibirlas. Todo un arsenal de coplas eminentemente eróticas del folklore español las ha recopilado en gran parte Manuel Urbano en su libro Sal gorda: cantares picantes del folklore español (Madrid, Ediciones Hiperión, 1999). En dicha recopilación se nos ofrece todo un extenso recorrido por el amplio repertorio de coplas eróticas donde no faltan las alusiones al mundo de los curas y frailes.
Pero el interés de esta entrada consiste simplemente en dar a conocer algunos de estos pliegos prohibidos y censurados por la Inquisición. En este primer ejemplo reproducido, cuya circulación fue prohibida desde enero de 1820, aparece un conjunto de coplas con evidentes y sugerentes dobles sentidos, pero que curiosamente no pasaron de largo a la aguda percepción de las autoridades eclesiásticas de entonces.
Al igual que sucede con el simbolismo asociado a otros animales, como las cabras, el potro es también un ejemplo significativo de simbolismo erótico y referencias metafóricas por la asociación del mismo con los genitales masculinos.
María, si vas al huertocierra bien la portillera,que tengo el potrito bravo,quiere entrar en tu pradera.
Para saber más
En el año 1978 el grupo folklórico segoviano HADIT nos deleitó con la original e innovadora grabación de un disco de larga duración (LP), que conservo desde entonces, donde se nos ilustraba con una novedosa y referencial recopilación de algunas de las canciones prohibidas por el Santo Tribunal de la Inquisición. Entre ellas figura precisamente esta Canción nueva del potrito, mandada recoger por la Inquisición de Corte el 28 de enero de 1820. La música y los arreglos de la canción son obra del propio grupo pudiéndose acceder a ella a través del siguiente enlace:
©Antonio Lorenzo
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