- Relación burlesca intitulada Chasco que le sucedió a un mozo yendo a Maytines la Nochebuena.
- Relación burlesca intitulada Todas me gustan.
- Relación burlesca intitulada La calle de la Feria.
- Relación burlesca intitulada Suceso de la Pulga.
- Relación nueva burlesca, intitulada La tertulia.
- Relación burlesca intitulada del caballo.
- Relación burlesca. Las lágrimas.
- Relación burlesca intitulada De los toros.
- Relación burlesca nueva intitulada Chasco del paseo.
- Relación burlesca. La desgraciada muerte del Borrico Pajarito.
Antes de pasar a la reproducción del pliego completo creo de interés adjuntar las jugosas y esclarecedoras líneas sobre Agustín Nieto entresacadas de la citada obra de Rodríguez de Arellano del año 1921.
Natural de Córdoba. Juglar y donairoso de profesión, su cuna obscura y su educación nula malograron su privilegiado ingenio. Vivía a fines del siglo XVIII y murió a principios del XIX. En sus primeros años fue tejedor.
De humor festivo, imaginación pronta y fecunda en recursos y ocurrencias, de buen carácter y más aficionado a distraer que a zaherir, hizo de sus buenas dotes un segundo medio de vivir. Consistía éste en acudir a las reuniones a decir relaciones y ejecutar pasillos cómicos con dos o tres de sus compadres o discípulos. De estos auxiliares, D. Francisco de Borja Pavón, que nos suministra estos datos, recuerda a Bravo, llamado el cojo, porque lo era; a Fragoso, que murió a mediados del siglo en el Hospicio; Blanco y otros. Componía con gran inventiva y facilidad, y él mismo recitaba sus relaciones con entonación que le daba realce. Era excesivamente feo. Remedaba con particular precisión a varias personas de distintas edades y sexos, y hasta lo que él llamaba el tínguili tínguili de las monjas. Este tono dado a la voz según el personaje que hablaba en la relación que decía, unido a sus gestos excesivamente cómicos, le hacían ser la delicia de los salones, como hoy diríamos. Sus juegos y relaciones eran el más picante aderezo de toda reunión. En las bodas de rumbo, en los aniversarios y solemnidades de santos, en los días de los Patriarcas en los conventos de frailes, en las tomas de hábito, misas nuevas y monjíos, en los estrenos de becas en los colegios, jiras campestres, recolección de aceituna y visita primaveral a los lagares, en todo se encontraba. Las relaciones unipersonales las decía él, y en otras fábulas, en que entraban, a lo sumo, cuatro personas, era Nieto el protagonista y los demás le ayudaban. Todo recordando a Lope de Rueda.
No se conserva ninguna de sus comedietas; tal vez no las escribiría, y sólo de memoria las representara. Se cuenta que la marquesa de Guadalcázar, D.ª Isidra Quintina Guzmán de la Cerda, doctora por Alcalá la Real, una vez que tuvo en su casa hospedada a una dama de la reina María Luisa, la obsequió con los juegos de Nieto. La forastera se conformó, creyendo iba a fastidiarse oyendo a un grotesco bufón provinciano; pero se engañó y quedó sumamente complacida. La Duquesa de Alba, que se cree fue la forastera, se quiso llevar a Nieto a Madrid. Este no aceptó, y se quedó en su patria al amparo de algunos señorones que le protegían, y entre ellos el Marqués de Villaseca que le tenía asalariado y alguna vez le sentó en su mesa.
El recuerdo de Nieto vivió mucho en Córdoba, y hasta hace poco a los que pretenden hacer gracia sin tenerla, se les decía, como contestación a alguna simpleza: Otro chiste, Nieto. Fué procesado por la Inquisición por un cuento de un perro que se comió un chorizo envuelto en una bula y defecaba indulgencias. Los inquisidores, que por de dentro reían el chiste, se contentaron con el arrepentimiento del romancista. En las obras de éste no hay que buscar bellezas de lenguaje, cultura o aliño. Solo hay algunos toques de ingenio y rasgos pictóricos de la localidad; todos son festivos, alegres e inocentes.
Como ejemplos de algunos encabezados de pliegos donde sí se cita su autoría adjunto estas cuatro muestras:
Este tipo de manifestaciones populares constituyen un terreno poco tenido en cuenta, hasta fechas relativamente recientes, por los estudiosos de la literatura "culta", siendo reveladores de conductas, muchas veces transgresoras, en convivencia con lo considerado oficialmente como correcto.
Tras la relación de Todas me gustan, en forma de monólogo, sigue otra relación considerada como seria con el título Desengaño de las doncellas, donde tampoco figura su autor, donde se refleja la crítica social y moral de la época respecto a las mujeres jóvenes que pretenden prosperar, aún a costa de pagar un alto precio emocional o sentirse engañadas.