viernes, 26 de enero de 2024

Relación del médico pintor San Lucas

Giorgio Vasari (1511-1574) - San Lucas retratando a la Virgen

En el pliego reproducido, como sucede con tantos otros, no se cita el nombre del autor, pero sabemos que corresponde a un fragmento extraído de la comedia áurea El médico pintor San Lucas, firmada con el seudónimo de Fernando de Zárate, aunque su nombre real era Antonio Enríquez Gómez, ya que al ser judeoconverso le ocasionó enfrentamientos con el Santo Oficio, algo que finalmente hizo que perdiese la vida estando encerrado en una de las cárceles sevillanas. La vida y obra de este importante, aunque poco conocido dramaturgo, contemporáneo de Lope y Calderón, ha permanecido envuelta en una aureola de complejidades y de misterio debido a su ascendencia judía. En la actualidad contamos con valiosos estudios sobre su biografía y obra que sería prolijo enumerar en esta sucinta entrada.

El interés que suscita el pliego, no solo hace referencia al autor del texto y a su anonimato en otras producciones suyas, sino también a la su actividad literaria y a la temática que desarrolla en la comedia y en el pliego sobre la supuesta actividad artística de San Lucas como pintor.

Estas relaciones entresacadas de comedias impresas en pliegos de cordel fueron comunes desde finales del siglo XVII en adelante, donde era frecuente que se reutilizaran o versionaran argumentalmente. Este tipo de pliegos de procedencia teatral estaban destinados para ser leídos individualmente o para ser difundidos en tertulias o en reuniones sociales o familiares donde se recitaban fragmentos escogidos al margen de su puesta en escena en teatros. Este tipo de relaciones impresas era una forma comercial de acercamiento a un público que podía acceder a ellos de una forma fácil y barata.

¿Quién fue Antonio Enrique Gómez bajo el seudónimo de Fernando de Zarate y Castronovo? Este prolífico y poco reconocido escritor de indudable interés procedía de una familia judeoconversa, es decir, que seguían las prácticas secretas del criptojudaísmo propias de los apodados como "marranos". Nacido en la ciudad de Cuenca en torno al año 1600 acabó falleciendo en Sevilla en 1663. Aparte de dramaturgo y poeta desarrolló una notoria labor comercial en su ajetreada vida exportando e intercambiando lanas y paños con Francia, labor heredada de su padre. Escribió numerosas piezas para los entonces corrales de comedias donde alcanzó cierta notoriedad. A su vuelta de tierras francesas se instaló en Granada donde contrató como criada y mantuvo una apasionada relación con María Felipa de Hoces. Se establecieron finalmente en Sevilla dedicándose también al comercio con las Indias adoptando el seudónimo de Fernando de Zárate. Identificado al fin por la Santa Inquisición como judío converso, fue detenido en septiembre de 1661. Tras dos años y medio de cárcel, confesar sus culpas y manifestar su arrepentimiento, recibió la extremaunción falleciendo finalmente en la cárcel del castillo de Triana, sede del Santo Oficio sevillano.


La enigmática vida de tan insigne autor, ha dado pie a fomentar unas interesantes investigaciones sobre su biografía y obra publicada por distintos autores, al provenir de una familia criptojudía envuelta en una intrincada madeja genealógica, así como repasar las disposiciones conservadas de los procesos que se llevaron a cabo. La ajetreada vida del dramaturgo y su persecución por parte del Santo Oficio, provocó el que se exiliase durante un tiempo en ciudades extranjeras como en París, Nantes, Rouen o Burdeos.

Es notorio el hecho de que el dramaturgo combine en su producción literaria obras con apariencia católica para librarse de acusaciones que pudieran perjudicarle. Esa técnica del disfraz y de la ambigüedad y argucias temáticas en algunas de sus obras no siempre le salieron bien, pues, por citar un ejemplo de su producción, en su comedia El mayor prodigio de las misas de San Vicente Ferrer, de 1661, fue prontamente censurada por la Inquisición, algo propio del espíritu contrarreformista de entonces, ya que el autor se mostraba condescendiente con el protagonista, el negro Muley, haciéndose eco de la marginalidad y prejuicios añadidos por ser negro en un mundo de blancos. Fernando de Zárate, seudónimo con el que también firmó esta comedia, fue detenido seis meses después.

Resultaba habitual en aquellos años la vigilancia que ejercía la iglesia sobre las obras que se representaban en teatros, aunque más que las publicadas en impresos, poniendo especial énfasis en la combinación entre lo cómico y lo religioso, algo que podría resultar dañino a un tipo de público de escasa preparación provocándoles disonancias morales.  

Respecto a San Lucas, eje sobre el que descansa la comedia y el pliego, fue censurada posteriormente en Madrid por Juan de la Hoz y Mota y por Josep de Cañizares en diciembre de 1708, enmendando o suprimiendo versos. La iglesia católica sostiene que San Lucas no solo fue el autor del tercer evangelio canónico, sino que también lo fue de los Hechos de los Apóstoles (quinto libro del Nuevo Testamento), aunque algunos prestigiosos investigadores pongan en duda su directa autoría al considerar una serie de anacronismos y controvertidos aspectos inclinándose más hacia la autoría de un discípulo. Los dispersos datos sobre la biografía de San Lucas lo señalan como un afamado médico, aunque puede interpretarse de forma metafórica a modo de sanador espiritual, a semejanza a las curaciones físicas o mentales obradas por el propio Jesús. Según la tradición se le adjudica también como un acreditado pintor de la propia Virgen, aparte de predicador, escritor y santo. Todo ello viene a expandir toda una leyenda sobre el considerado autor del tercer evangelio, refrendado como auténtico o sinóptico junto a los de Mateo, Marcos y Juan.

Lucas no fue directamente apóstol de Cristo, pero su evangelio se cree redactado a finales del siglo I d.C. y destinado a los no judíos. En su evangelio se entremezclan sus referencias al Jesús histórico con su reinterpretación o elaboración procedentes de otras fuentes, aunque la iglesia católica asume su veracidad completa de una forma acrítica.

Los escritos conservados señalan que fue amigo, compañero de viajes y seguidor de San Pablo de Tarso, según cita el propio San Pablo en la Carta a los Colosenses (Col. 4, 14), al que acompañó y asistió con lealtad durante los dos encarcelamientos que sufrió San Pablo en Roma. Nacido en Antioquía (Siria) en el siglo I d.C., no conoció personalmente a Jesús, pero sí a la Virgen María. A San Lucas se le representa junto con un buey o toro, según la época, como símbolos asociados a animales de sacrificio en relación con la Pasión de Cristo y por extensión con el espíritu de sacrificio de los cristianos.

En cuanto a sus dotes pictóricas, leyenda que no es anterior al siglo VI, aparte de su condición de médico según la tradición, algunos teólogos han puesto en duda esa actividad, como el mismo San Agustín. La enorme exageración de obras pictóricas atribuidas a San Lucas, ya que se presupone que también el evangelista pintó numerosos retratos de la Virgen María, algo que puede relacionarse con la abundancia de reliquias conservadas de la crucifixión de Jesús en cuanto a las hiperbólicas astillas de la cruz de Jesús que circularon por toda Europa, por citar algunas de las más conocidas y extravagantes. Ninguno de los retratos de la Virgen atribuidos a San Lucas puede ser suyo.

Pero centrándonos en la intención generalizadora de la comedia y en el pliego fragmentario que nos ocupa, su desarrollo consiste en destacar su labor evangelizadora para convertir al cristianismo a cuatro paganos o gentiles: Alejandro, primo de la infanta, el virrey Tiberio, la princesa de Tebas y la infanta de Antioquía. Desde un punto de vista pictórico es interesante señalar cómo la princesa de Tebas, para acreditar su encuentro con el Nazareno mientras recorría el Templo de Salomón (que ya no existía materialmente y solo en la ficción), lo describe de una forma detallada:

Digo que era el Nazareno
de muy agradable rostro,
el cabello largo y liso,
hasta llegar a los hombros,
de allí abajo crespo o rizo,
ni muy pardo ni muy rojo,
partido en crencha igualmente,
más dilatado que corto.
La frente llana y serena,
la tez delicada, en copos
blancos y rosados, lisa
y sin arruga en el rostro.
Pobladas las cejas negras,
pestañas del mismo modo,
los ojos bellos y garzos,
graves, dulces y amorosos,
la nariz en proporción,
pequeña la boca, y todos
los dientes como el armiño,
iguales y muy lustrosos.
La barba un poco más clara
que el cabello misterioso,
partida a lo nazareno;
el pelo blando y copioso;
la estatura en igualdad:
brazos ni largos ni cortos;
talle divino diseño,
las manos de dadivoso,
los pies pequeños y el paso
con misterioso decoro,
porque señala el andar
la prudencia de los doctos.

Tras esta exuberante descripción del aspecto físico del Nazareno, la princesa de Tebas expone también de una forma didáctica sus cualidades morales 

El mirar grave y severo,
y entre severo piadoso,
gravedad con alegría,
su hablar reposado y poco.
En el reprender terrible,
en el consejo amoroso,
en el castigo muy pío,
en el perdonar muy pronto,
en lo humano sin igual,
pero en lo divino solo.
Su edad de treinta y dos años,
muy tierno en llorar con todos,
y aunque es la misma alegría,
el amigo más celoso
no le vio reír jamás.
En predicar es asombroso,
único en sabiduría.

Estas descripciones de la princesa sobre el Nazareno, hicieron las veces de conjuro para que la infanta sanase y expulsase al demonio que llevaba dentro (algo que aparece en la comedia, pero no en el pliego), lo que recuerda las prácticas exorcistas que el propio Jesús hizo en vida expulsando a los demonios, según queda recogido en distintos escritos con sólido fundamento documental. 


La intención de Fernando de Zárate a lo largo de su comedia o de algunos fragmentos incluidos en el pliego era resaltar de una forma anacrónica la figura de San Lucas como un excelente retratista que inculca a través de sus atribuidas pinturas una profunda devoción a sus observadores, algo bien tenido en cuenta por la iglesia católica en el sentido de resaltar las pinturas como importantes elementos de carácter doctrinal y didáctico.

La leyenda tejida sobre la biografía de San Lucas viene recogida en parte en el famoso y muy traducido Año Cristiano del Padre Croisset, donde se dice:
Afirma san Jerónimo que murió de edad de ochenta y cuatro años, y que fue virgen toda la vida. San Gregorio Nazianzeno, San Paulino y San Gaudencio aseguran que coronó con el martirio una vida tan ilustre después de tantos trabajos; y Nicéforo se adelanta a decir que fue colgado de un olivo por los gentiles. Lo cierto es que pocos santos padecieron más por amor de Jesucristo, y que toda su vida se puede llamar un glorioso martirio; que aún por eso la Iglesia en la oración de su día da el glorioso testimonio de que llevó continuamente grabada en su cuerpo la mortificación de la cruz por el nombre de su divino Maestro. 
El desenlace de su vida permanece envuelto en el misterio, puesto que no se sabe con certeza si falleció de forma natural o padeció el martirio. Sus restos mortales son objeto de veneración en la actualidad en la basílica de San Justino en Padua, aunque las leyendas relatan traslados de su cuerpo a otros lugares, como Constantinopla y Venecia.

La festividad de San Lucas se viene celebrando el día 18 de octubre y se le considera a modo de patrón o protector de los gremios de pintores, y de forma oficial como patrón de Medicina, aunque los santos mártires San Cosme y San Damián parece que vinieron a disputarle su patrocinio en distintos lugares.

Independientemente de la credibilidad otorgada a los hechos narrados, la lectura de este pliego, ciertamente farragosa, motiva a desarrollar una mejor y adecuada contextualización, pero de lo que se trata en este caso es traerlo como ejemplo de la antigua práctica de extraer determinados pasajes de comedias para convertirlos en pliegos de cuatro hojas que sirviesen para otros menesteres al margen de su inicial intención representativa.





©Antonio Lorenzo

domingo, 14 de enero de 2024

Todas me gustan + El desengaño de las doncellas

 

El pliego reproducido, editado repetidamente por distintos talleres, fue impreso, sin fecha, en Carmona (Sevilla) en el taller de José María Moreno. En él, no se menciona el autor de la primera parte, algo que en otras reimpresiones del mismo pliego figura como compuesto por Agustín Nieto. Este ingenioso autor aparece como artífice de otros conocidos pliegos sueltos, como cito en la siguiente relación tomada de la obra de Rafael Rodríguez de Arellano: Ensayo de un catálogo biográfico de escritores de la provincia y diócesis de Córdoba con descripción de sus obras (Tomo I, año 1921, pág. 430)

- Relación burlesca intitulada Chasco que le sucedió a un mozo yendo a Maytines la Nochebuena.
- Relación burlesca intitulada Todas me gustan.
- Relación burlesca intitulada La calle de la Feria.
- Relación burlesca intitulada Suceso de la Pulga.
- Relación nueva burlesca, intitulada La tertulia.
- Relación burlesca intitulada del caballo.
- Relación burlesca. Las lágrimas.
- Relación burlesca intitulada De los toros.
- Relación burlesca nueva intitulada Chasco del paseo.
- Relación burlesca. La desgraciada muerte del Borrico Pajarito.

Antes de pasar a la reproducción del pliego completo creo de interés adjuntar las jugosas y esclarecedoras líneas sobre Agustín Nieto entresacadas de la citada obra de Rodríguez de Arellano del año 1921.

  Natural de Córdoba. Juglar y donairoso de profesión, su cuna obscura y su educación nula malograron su privilegiado ingenio. Vivía a fines del siglo XVIII y murió a principios del XIX. En sus primeros años fue tejedor.

   De humor festivo, imaginación pronta y fecunda en recursos y ocurrencias, de buen carácter y más aficionado a distraer que a zaherir, hizo de sus buenas dotes un segundo medio de vivir. Consistía éste en acudir a las reuniones a decir relaciones y ejecutar pasillos cómicos con dos o tres de sus compadres o discípulos. De estos auxiliares, D. Francisco de Borja Pavón, que nos suministra estos datos, recuerda a Bravo, llamado el cojo, porque lo era; a Fragoso, que murió a mediados del siglo en el Hospicio; Blanco y otros. Componía con gran inventiva y facilidad, y él mismo recitaba sus relaciones con entonación que le daba realce. Era excesivamente feo. Remedaba con particular precisión a varias personas de distintas edades y sexos, y hasta lo que él llamaba el tínguili tínguili de las monjas. Este tono dado a la voz según el personaje que hablaba en la relación que decía, unido a sus gestos excesivamente cómicos, le hacían ser la delicia de los salones, como hoy diríamos. Sus juegos y relaciones eran el más picante aderezo de toda reunión. En las bodas de rumbo, en los aniversarios y solemnidades de santos, en los días de los Patriarcas en los conventos de frailes, en las tomas de hábito, misas nuevas y monjíos, en los estrenos de becas en los colegios, jiras campestres, recolección de aceituna y visita primaveral a los lagares, en todo se encontraba. Las relaciones unipersonales las decía él, y en otras fábulas, en que entraban, a lo sumo, cuatro personas, era Nieto el protagonista y los demás le ayudaban. Todo recordando a Lope de Rueda.

   No se conserva ninguna de sus comedietas; tal vez no las escribiría, y sólo de memoria las representara. Se cuenta que la marquesa de Guadalcázar, D.ª Isidra Quintina Guzmán de la Cerda, doctora por Alcalá la Real, una vez que tuvo en su casa hospedada a una dama de la reina María Luisa, la obsequió con los juegos de Nieto. La forastera se conformó, creyendo iba a fastidiarse oyendo a un grotesco bufón provinciano; pero se engañó y quedó sumamente complacida. La Duquesa de Alba, que se cree fue la forastera, se quiso llevar a Nieto a Madrid. Este no aceptó, y se quedó en su patria al amparo de algunos señorones que le protegían, y entre ellos el Marqués de Villaseca que le tenía asalariado y alguna vez le sentó en su mesa.

   El recuerdo de Nieto vivió mucho en Córdoba, y hasta hace poco a los que pretenden hacer gracia sin tenerla, se les decía, como contestación a alguna simpleza: Otro chiste, Nieto. Fué procesado por la Inquisición por un cuento de un perro que se comió un chorizo envuelto en una bula y defecaba indulgencias. Los inquisidores, que por de dentro reían el chiste, se contentaron con el arrepentimiento del romancista. En las obras de éste no hay que buscar bellezas de lenguaje, cultura o aliño. Solo hay algunos toques de ingenio y rasgos pictóricos de la localidad; todos son festivos, alegres e inocentes.

Como ejemplos de algunos encabezados de pliegos donde sí se cita su autoría adjunto estas cuatro muestras:





En cuanto a este tipo de pliegos de burlas, sátiras o ridiculizaciones de personajes hay que entenderlos dentro del contexto histórico donde se inscriben, puesto que son valiosos referentes para situar el imaginario colectivo dentro de unas coordenadas históricas que no tienen que coincidir con las actuales. Ello hace que estos pliegos nos remitan a unas formas de pensar de una determinada época, por lo que resultan valiosos para adentrarnos en el estudio de las visiones o mentalidades del público al que iban dirigidos preferentemente.

Este tipo de manifestaciones populares constituyen un terreno poco tenido en cuenta, hasta fechas relativamente recientes, por los estudiosos de la literatura "culta", siendo reveladores de conductas, muchas veces transgresoras, en convivencia con lo considerado oficialmente como correcto.

Tras la relación de Todas me gustan, en forma de monólogo, sigue otra relación considerada como seria con el título Desengaño de las doncellas, donde tampoco figura su autor, donde se refleja la crítica social y moral de la época respecto a las mujeres jóvenes que pretenden prosperar, aún a costa de pagar un alto precio emocional o sentirse engañadas.





Por añadir algún otro elemento sobre la expresión Todas me gustan, resulta curiosa su semejanza con el título del juguete cómico de Eduardo Zamora y Caballero en tres actos y en verso ¡Me gustan todas!, representado por primera vez en Madrid en el Teatro Lope de Rueda el 9 de noviembre de 1869.


Un par de años antes, en 1867, también se representó en Madrid el juguete cómico en un acto y en verso con el mismo título, del autor Rafael Villa, estrenado en el entonces popular local de espectáculos Teatro del Circo de Paul en el mes de septiembre, teatro demolido en 1880.


El título de Me gustan todas debió causar gran expectación en el publico debido a su atrayente o imaginado contenido, pues con igual título se conoce también otro juguete cómico, debido, en este caso, a la pluma de Miguel Portolés, que fue estrenado en el Teatro Lara el 8 de marzo de 1901.


Pero al margen de si gustaban más las morenas o las rubias, en el pasillo cómico-burlesco titulado El joven Telémaco, donde se representaba burlonamente las peripecias del hijo de Ulises y Penélope, con música de José Rogel y libreto de Eusebio Blasco, se mencionan referencias. El Coro de las Suripantas como se llamaban a las coristas del teatro frívolo que se movían rítmicamente con escasa indumentaria y con las piernas al descubierto, ya cantaban las preferencias del joven protagonista que se decantaba preferentemente y sin ambages por las rubias, algo que seguramente vendría a causar ciertas controversias entre el público asistente. El joven Telémaco se estrenó con extraordinario éxito en el Teatro de los Bufos Madrileños el 23 de septiembre de 1866, lo que supuso toda una renovación del teatro popular al quitar cierto protagonismo a la zarzuela.


©Antonio Lorenzo

viernes, 5 de enero de 2024

Baile de los pastores y las gitanas de Egipto en alabanza al Hijo de Dios

 

A la adoración y al baile de los pastores en alabanza al nacimiento del Niño Dios aparecen también en este pliego las gitanas de Egipto, de procedencia errónea atribuida desde antiguo al pueblo gitano. El curioso pliego, impreso en el siglo XVIII en el conocido taller valenciano de Agustín Laborda, se detiene en transcribir coplas y estribillos para ser cantados en el portal y alegrar de este modo al niño recién nacido.

El texto del pliego se hace mención a la creencia de la habilidad atribuida a la mujer gitana de echar la buenaventura, anticipar el futuro del niño y vaticinar su pasión en la cruz. Respecto a los pastores, según el Evangelio de San Lucas, se dirigieron a Belén una vez que los ángeles anunciadores del nacimiento subieran al cielo. Entre las ofrendas que portaban figuraba un corderito junto con pieles blancas para abrigar al niño. A continuación, se despidieron de María y de José tras sus bailes y sonecitos.

Toque las sonajas Menga,
suene la gayta y el pito,
bayle cada qual su buelta,
y alegre al Niño chiquito,
al son sonecito
del pándare pándere panderito.

Aspectos de la adoración de los pastores aparecen en numerosas coplas sueltas en la tradición oral de carácter divertido, integradas en los aguinaldos o "aguilandos" de muchas regiones donde se identifica a los pastores, de forma errónea según la tradición escrita, con los ángeles anunciadores.

Los pastores no son hombres
que son ángeles del cielo,
y en el parto de María,
ellos fueron los primeros...  

Como villancico cantado se añaden numerosas y variadas coplas como estas:

Yo soy un pobre gitano
que vengo de Egipto a aquí,
y al Niño Jesús le traigo
un gallo quiquiriquí.

Yo soy un pobre labriego
que vengo con mi cestilla
y al niño Jesús le traigo
pañal, jabón y mantilla.

Yo soy un pobre gallego
que vengo de mi Galicia
y al niño Jesús le traigo
lienzo para sus camisas...


El pliego recoge también coplas alusivas respecto a la adoración de los Santos Reyes para ser cantadas tras la curiosa descripción de la búsqueda de una posada para el Nacimiento del hijo de Dios.

Desde un punto de vista histórico o, mejor dicho, congruente, no deja de resultar sorpresivo y sorprendente la simultaneidad de la adoración de los pastores con la visita de los Reyes Magos siguiendo una estrella si se tiene en cuenta lo descrito en el canónico Evangelio de San Mateo, donde no se dan nombres ni se dice que fueran reyes ni que fueran tres, ya que su número queda fijado por los regalos ofrecidos. A su llegada, Jesús ya tendría alrededor de dos años de edad, pues Herodes calculó el tiempo que habrían tardado en llegar los reyes para ordenar la matanza de todo varón de dos años de edad hacia abajo.

Los episodios sobre el nacimiento y la infancia de Jesús apenas se encuentran presentes salvo en los dos primeros capítulos de los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, como son: su nacimiento, la adoración de los magos, la huida a Egipto, la matanza de los inocentes o el regreso a Nazaret, más desarrollados en los evangelios apócrifos, en particular en el Evangelio árabe de la infancia, donde se nos dan noticias sobre los ocultos años de la vida de Jesús

Las referencias a los Reyes Magos en la literatura medieval española se remontan al siglo XII o comienzos del XIII en el Auto de los Reyes Magos o en el breve poema hispánico recogido en el Libro de los tres reyes de Oriente, cuyas alusiones han quedado profundamente arraigadas en el imaginario colectivo con el paso de los años, junto al aprovechamiento y readaptación narrativa por parte de la iglesia oficial aparecida en comedias y zarzuelas.

Al margen de tantos datos contradictorios y de dudosa credibilidad sobre estos acontecimientos, lo que nos interesa en este caso es la difusión de estas creencias a través de la literatura popular impresa que recoge estos episodios fruto del imaginario colectivo cristiano.





©Antonio Lorenzo

martes, 2 de enero de 2024

Fiesta de los pastores celebrando el nacimiento de Cristo

Domenico Ghirlandaio - Capilla Sanssetti (Florencia), 1483-1485
 
Como es sabido, el conjunto de las celebraciones navideñas se encuentra lleno de ficciones y leyendas, como sucede con las sorprendentes imágenes y relatos sobre la Adoración de los pastores festejando el nacimiento de Jesús. La escena bíblica de la adoración, descrita en el Evangelio de San Lucas, donde, por cierto, es el único evangelio de los considerados canónicos que recoge el episodio de la adoración pastoril, si bien también se menciona en otros evangelios apócrifos, como en el Evangelio del Pseudo Mateo o en el Evangelio Árabe de la Infancia. En el canónico Evangelio de Lucas, se afirma que un ángel se apareció a algunos pastores durante la noche mientras vigilaban sus rebaños para anunciarles la gozosa noticia del nacimiento en Belén del Salvador del mundo. Ello tuvo una enorme repercusión artística como tema iconográfico a través de numerosos grabados, esculturas, mosaicos, cuadros y tallas tratando de representar el supuesto suceso. El arte europeo, a partir del siglo XII en adelante, recogió el lado más humano del nacimiento ensalzando la pobreza del lugar y el habitáculo donde se produjo, ya fuera cueva, cabaña, gruta excavada en roca o establo, aunque con el siempre elemento recurrente del pesebre. Ello dio pie a que los artistas ofreciesen en sus obras distintos tratamientos paisajísticos, de la luz, los ropajes, los animales o las expresiones de los rostros.

Al margen de la amplia difusión iconográfica de este episodio, las narraciones o menciones escritas sobre este suceso también han quedado recogidas en pliegos de cordel, como en este que reproduzco del siglo XVIII, conservado en la Biblioteca Nacional de Portugal, donde se recoge la concurrida fiesta llevada a cabo por los pastores en su visita a Belén. Los pastores vinieron pertrechados con todo tipo de utensilios para cocinar una gran variedad de comidas, donde no faltaron los carneros, lechones, terneras, ciervas y venados, conejos, perdices, gallinas y pavos. Tras encender una gran hoguera tampoco faltaron los manjares, como bollos de manteca, miel y mazapán, buñuelos, pestiños, natillas y bizcochos. Tras esta suculenta comida dieron paso a una danza de dos horas de duración donde se tocaron sonajas, rabeles, guitarras, castañuelas, etc.

El pliego es un curioso ejemplo donde se asocia la adoración de los pastores con toda una grandiosa fiesta para celebrar el Santo Nacimiento. 





©Antonio Lorenzo