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lunes, 22 de octubre de 2018

Impresores y estamperos populares: de Escuder a Corominas


La reproducción del pliego «Trobos y glosas para los que se sienten agraviados y no correspondidos» me invita a comentar la actividad impresora de la saga de los Escuder hasta Corominas en la ciudad de Lleida desde finales del siglo XVII hasta comienzos del XX.

Aunque descendientes de impresores anteriores, la imprenta leridana de los Escuder gozó de una dilatada actividad impresora. Rosa Compte (viuda del impresor Cristóbal Escuder, fallecido en 1793), junto con su hija Rosalía, se hicieron con el cargo de la imprenta familiar de Escuder, donde a partir de 1794 figura en el pie de imprenta «Viuda e hija de Escuder» prolongandose dicho pie hasta los primeros años del siglo XIX. Sin embargo, a raíz de la muerte de Rosalía en 1808, se vuelve a ocupar de nuevo de la imprenta su madre Rosa Compte. Pero en estos convulsos años, coincidentes además con el inicio de la Guerra de la Independencia frente al francés, la imprenta, dependiente entonces de la administración, se dedicó a publicar folletos, boletines y proclamas patrióticas junto con otros documentos oficiales, como el Diario de la ciudad de Lérida, publicado con interrupciones hasta abril de 1810. 

A raíz de la conquista de la ciudad por los franceses en 1810, el pie de imprenta pasó a denominarse «Imprenta de Lérida», obligada a publicar lo que los franceses requerían, aunque a pesar de ello se imprimían de forma clandestina folletos y opúsculos contra el invasor. Descubierta esa actividad por los franceses y confiscado todo el material, quien fuera cuñado de Rosa, Buenaventura Corominas (incorporado a la imprenta desde 1801 y casado en primeras nupcias con Antonia, hermana de Rosa Compte (fallecida en 1822) entra en escena quien fuera luego protagonista de dilatada vida impresora viéndose obligado a exiliarse.

Una vez acabada la dominación francesa en 1814, Rosa Comte recupera la imprenta en el verano de 1815, que coincide con la vuelta del exilio francés de Corominas, donde a partir de 1816 ya aparece en los pies de imprenta «Bonaventura Corominas y Rosa Escuder (retomando el apellido de su marido)».

La saga de los Corominas se prolonga hasta comienzos del siglo XIX, pues la actividad impresora de Buenaventura Corominas, que se casó en tres ocasiones, la continuó su viuda (1841-1871), su hijo Lorenzo (1871-1890) y hija de este último, casada con el también impresor Lluis Abadal, hasta comienzos del siglo XIX.

Para situarnos más o menos en esta complicada actividad impresora y en sus cambiantes circunstancias, un breve resumen es como sigue:
* Imprenta de Cristóbal Escuder (fallecido en 1793, quien estuvo casado con Rosa Compte)
* Rosa y su hija Rosalía continúan durante un año la actividad impresora (1794) pero con el pie de imprenta «Rosa Escuder viuda».
* A partir de 1795, el pie de imprenta pasa a ser «Viuda e hija de Escuder».
* Fallecida Rosalía en 1808, coincidente con la invasión francesa, la imprenta pasa al dominio de los franceses, variando según los años el pie de imprenta, que es como sigue:
* 1808-1810: «Viuda de Escuder»
* 1810-1814: «Imprenta de Lérida»
* 1814-1815: «Francesc Llorens»
* 1815: «Bonaventura Corominas y Rosa Escuder»
* 1816 y ss: «Buenaventura Corominas»
* Tras el fallecimiento de B. Corominas en 1841, su viuda continuó con la labor impresora hasta 1871. Posteriormente y hasta 1890, se hizo cargo su hijo Lorenzo.
* Continúa su labor la hija de este último, casada con el impresor Lluis Abadal, hasta los primeros años del siglo XX.
[Todos los datos anteriores son deudores y entresacados fundamental y parcialmente de los trabajos: Comas i Güell, Montserrat: La impremta catalana i els seus protagonistes al l'inici de la societat liberal (1800-1833), Tesis doctoral, Universitat Autònoma de Barcelona, 2009; Jiménez Catalán, Manuel (revisado por Lola González): La imprenta en Lérida: ensayo bibliográfico (1479-1917), Univ. Lleida, 1997; Romà Sol i Carme Torres, La impremta de Lleida (segles XV-XIX). Lleida. Ed. Ribera & Rius, 1996.]

Pero demos paso al pliego, editado por la viuda e hija de Escuder, quienes utilizaron este pie de imprenta desde 1794 hasta los primeros años del siglo XIX, según se infiere de los datos anteriores, contiene unos trobos y glosas cantables, tan del gusto popular, compuesto por un tal Pablo Martínez, del que no tenemos dato alguno, si es que realmente existió.





©Antonio Lorenzo

viernes, 18 de marzo de 2016

Impresores y estamperos populares: Agustín Roca y sucesores

Ciego con zanfona y su lazarillo
El pliego que da origen y motivo a esta entrada está editado en Barcelona por los herederos de Roca en el año 1845.

La industria editorial en los comienzos del siglo XIX en Barcelona iniciaba un proceso de transformación muy notable por las nuevas normativas y legislaciones sobre la circulación de libros y folletos y sus relaciones con el poder, pues era importante para el negocio el recibir encargos de la administración de carácter institucional (facturas, cédulas, libros de registros, etc.). A su vez, la circulación clandestina de libros y de papeles impresos fue especialmente importante durante la Guerra de la Independencia, sobre todo en el ámbito catalán, donde las vinculaciones familiares entre imprentas son notables y de difícil seguimiento.

Para conocer a grandes rasgos la historia de la imprenta de Roca y sucesores tenemos que referirnos a su creador: Agustín Roca. Los datos que he podido consultar provienen en su mayor parte de la tesis doctoral de Montserrat Comas i Güell: La impremta catalana i els seus protagonistas a l’inici de la societat liberal (1800-1833). Este impresor figura como nacido en 1754 y fallecido en 1819. Su actividad se inicia primeramente anunciándose como librero el año 1796 en el Diario de Barcelona. Pero es a partir de 1798 cuando inicia su actividad como impresor, si bien trabajando también para otros. Establecida su tienda en la calle Llibreteria imprime comedias fáciles de ejecutar para ser representadas en casas particulares, en lo que se ha venido llamando obras 'de sala y alcoba'. En el 1808 aparece como miembro de una comisión del gremio de libreros creada por el Ayuntamiento de Barcelona.

Agustín Roca participó muy activamente en la lucha clandestina contra las tropas francesas, lo que le condujo a que fuera amenazado de muerte y tuviese que huir de la ciudad. 

Los franceses, en una batida nocturna efectuada el 9 de diciembre de 1808, registraron la casa de Agustín Roca encontrando un fusil, un puñal, sables, espadas y 10 escarapelas conde se leía 'Viva Fernando VII'. Según el relato de Raimon Ferrer (Ferrer, Raimon, Barcelona cautiva, ó sea, diario exacto de lo ocurrido en la misma ciudad mientras la oprimieron los franceses… 7 vols.. Barcelona, Oficina de Antonio Brusi, 1815-1821), la casa fue despojada de muebles, libros y enseres y hubo de escapar del registro saltando con riesgo a la casa del vecino.

Ya en enero del año siguiente, y pasado momentáneamente el peligro, se trasladó a Tarragona, entre cuyos objetivos se encontraba el de incorporarse a la resistencia y a las conspiraciones antifrancesas. Bien trabajando conjuntamente o trabajando solo formó compañía con los impresores Miquel Gaspar y Joan Ignasi Jordi hasta aproximadamente el año 1813. Es a partir de este último año cuando lo encontramos ya en Mallorca dedicado plenamente al oficio de impresor.

Visto desde la perspectiva actual resulta cuando menos sorprendente la adhesión sin fisuras a la causa del rey Borbón, ejemplo de centralismo. Puede entenderse si lo consideramos en su contexto como una guerra de liberación y reacción popular frente a la invasión francesa y como respuesta 'patriótica' a la misma.

Prueba de ello son las publicaciones salidas de su oficina en aquellos años.


















Adjunto ejemplos de escarapelas de la época que servían para reconocer a los de la misma facción o bando frente al invasor francés, grabadas por Joseph Coromina durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), defendiendo todas ellas la causa de Fernando VII 'el deseado'.

Por la religión, el rey y la patria
Por la religión, el rey y la patria














Vencer o morir por Fernando VII
Mi vida fallecerá o Fernando reynará














Viva Fernando, la patria y la religión y muera Napoleón
Agustín Roca debió morir a finales de 1819 o a principios de 1820, haciéndose cargo de la imprenta su viuda, cambiando el nombre social en los pies de imprenta por la de 'Viuda de Agustín Roca'. 

La viuda de Agustín Roca falleció en el 1832, ya que a partir de 1833 solo aparece en los pies de imprenta 'Imprenta de Roca' y a partir de 1834 figura como 'Herederos de Agustín Roca'.

Con este último pie de imprenta, fechado en 1845, reproduzco esta relación sobre el hijo de un mercader de Zaragoza al que no le gustaba nada trabajar.





Antonio Lorenzo

domingo, 1 de marzo de 2015

Apuntes sobre impresores y estamperos populares: Pedro Belda, de Murcia


Son pocos los datos de que disponemos sobre la literatura murciana de cordel, a lo que se une la escasez y dispersión de documentos recogidos tanto en las bibliotecas públicas como privadas a pesar de las pesquisas y el interés por estas 'menudencias de imprenta' de figuras señeras como lo fue el bibliófilo ciezano Antonio Pérez Gómez (1902-1976).

Utilizo datos entresacados de los libros Antología de la literatura de cordel en la Región de Murcia (siglos XVIII-XX, de Juan González Castaño y Ginés José Martín-Consuegra, Editora Regional de Murcia, 2004, y de José Pío Tejera y R. de Moncada (1846-1902): Biblioteca del murciano o ensayo de un Diccionario biográfico y bibliográfico de la Literatura de Murcia, dispuesto y compilado por... , obra premiada por la Biblioteca Nacional en concurso público en 1896.


Si atendemos en exclusiva a los impresores de pequeños opúsculos establecidos en la capital murciana en el siglo XIX, donde aparte de los pliegos de cordel, que exigían escasa inversión y tenían facilidad de venta, editaban también bandos, novenas, sermones, edictos o folletos de todo tipo, podemos citar a la viuda de Santamaría y a su hijo José, establecidos en 1820 en Murcia en la calle de la Platería número 20, aunque ya contaban con establecimiento abierto cuatro años antes en Lorca. Aparte de otras actividades los Santamaría editaron pliegos de cordel hasta 1854. Otros impresores de pliegos fueron José Carles Palacios, con imprenta abierta en 1841, Antonio Molina, instalado desde 1851 o Fermín Guirao, con establecimiento conocido entre 1849 y 1858. Pero si hubo una imprenta dedicada preferentemente a los pliegos de cordel y estampería general en la capital murciana en la segunda mitad del siglo XIX fue sin duda la de Pedro Belda.

La cronología de la actividad impresora de Pedro Belda, y a la luz de los datos consultados, podemos establecerla de la siguiente forma:

- Durante unos tres años regentó el establecimiento tipográfico de los Herederos de Teruel. El iniciador de esta imprenta fue don Felipe Teruel, quien desarrolló su actividad impresora en la segunda mitad del siglo XVII, entre 1781 y 1799, pasando luego a su viuda, Antonia Ramírez, quien se hizo cargo del taller entre 1781 y 1799. El hijo de ambos, Juan Vicente Teruel, siguió regentando la imprenta entre 1800 y 1822, al que sucedieron los Herederos de Teruel, editores entre 1824 y 1855. 

- Tras regentar durante esos primeros años la imprenta de los Herederos de Teruel y conseguido su traspaso se estableció por su cuenta a partir de 1857 y editando con continuidad hasta al menos 1895 en la calle de la Lencería, nº 20 de la capital murciana.

Como ejemplo de lo editado en el taller de Pedro Belda en 1858, este pliego característico de la jactancia propia de los pliegos de jaques y valientes. En este caso el protagonista es un tal Pepito el jerezano, ejemplo de un andalucismo trasnochado, reimpreso en numerosas ocasiones.





©Antonio Lorenzo

lunes, 28 de abril de 2014

Apuntes sobre impresores y estamperos populares: de Juan Jolis a la Viuda de Pla + Afectos de un amante para pintar la hermosura de su dama


Las composiciones impresas como el romancero, las imágenes, aleluyas y gozos, adquirieron una gran importancia en Cataluña durante el siglo XVIII y XIX. A pesar de que todavía son escasos o parciales los estudios sobre estas pequeñas imprentas dedicadas a esta actividad sabemos que en los últimos años del siglo XVII y principios del XVIII existía un numero considerable de imprentas que continuaron con su negocio hasta bien avanzado el siglo XIX. Obviamente, se aprecian cambios en el gusto del público que va variando, aunque muy lentamente, con el paso tiempo, lo que acrecienta el interés de estas publicaciones efímeras como soporte y canalización de la llamada ‘cultura y mentalidad popular’. 

Lo que parece cierto es que la edición, distribución y venta de esta mercancía de pliegos significó un aceptable negocio si consideramos su desarrollo y duración temporal. Frente a las quejas de escritores y editores, digamos profesionales, estos pliegos carecían por lo general de cualquier tipo de licencia de impresión y la repetición de los temas antiguos, aunque remozados y adaptados a los nuevos tiempos, continuaban siendo vigentes y apreciados por el público consumidor. 

El impresor Juan Jolis, padre (Juan Jolis San Juan), se estableció en Barcelona sobre el año 1676 especializándose en la decoración de impresos y en los tacos de boj para ilustrar las pequeñas ediciones de su establecimiento de romances, láminas impresas y decoradas de la Virgen o de los santos que se vendían en las puertas de las iglesias, así como la edición de folletos de encargo. 

Juan Jolis se casó con María Oliver en 1676, de cuyo matrimonio nacieron siete hijos, de los cuales, el llamado también Juan como el padre, nacido en 1697, continuó con el establecimiento de su padre al fallecer éste en 1705, hasta el año 1759. 

Los herederos de Juan Jolis, que aparecen en los pies de imprenta, corresponden al periodo donde se hizo cargo del establecimiento Isabel, hija del fundador y hermana a su vez de Juan. Isabel Jolis falleció paralítica en el año 1770 y el negocio lo continuó el impresor Bernat Pla, que era trabajador de la casa y que adquirió la colección de los apreciados tacos de madera para ilustrar los pliegos, así como los distintos tipos de letras. 

Bernart Pla muere en el año 1801 y la imprenta pasa a manos de su viuda, que editó entre 1801 a 1827. 

A su vez, los herederos de la Viuda de Pla, editan con ese nombre desde alrededor de 1820 hasta aproximadamente 1860. 

Un resumen de la actividad de esta importante y duradera imprenta es como sigue: 

     * Juan Jolis (padre), edita entre 1680 y 1705 
     * Juan Jolis (hijo), edita entre 1706 y 1759
     * Herederos de Juan Jolis (hijo), editan entre 1760 y 1770
     * Bernat Pla edita entre 1770 y 1801
     * Viuda de Pla edita entre 1801 y 1827
     * Herederos de la Viuda de Pla editan entre 1820 y 1860 aproximadamente.
[Los datos ofrecidos son deudores del estudio de Enrique Rodríguez Cepeda: Romancero impreso en Cataluña (imprenta de J. Jolis a Viuda Pla), Tomo I, Madrid, Ediciones José Porruá Turanzas, 1984]. 
Para ilustrar con un ejemplo de mi colección reproduzco uno de los pliegos editados por la imprenta de Jolis que nos habla de los afectos de un amante para pintar la hermosura de su dama. 

Tanto la orla como el florero que ilustra el colofón del romance nos hace pensar que se trata de uno de los pliegos del taller de Juan Jolis, padre, aunque también pudiera corresponder a la etapa impresora de su hijo del mismo nombre, que heredó los tipos y los tacos de boj. Por otra parte, los dibujos de la portada del pliego son característicos del taller de Jolis: el caballero caminante con capa y espada, la dama que lleva una flor en la mano y el músico con capa y sombrero.






Antonio Lorenzo

lunes, 14 de abril de 2014

Apuntes sobre impresores y estamperos populares: La Casa Santarén de Valladolid


La Casa Santarén, en Valladolid, puede considerarse como una de las más importantes editoras y distribuidoras de pliegos de cordel, puesto que su actividad impresora abarca todo el siglo XIX llegando hasta mediados del siglo XX. 

El establecimieno tipográfico Casa Santarén fundado por don Fernando Santarén Martínez en Valladolid en el año 1800, mantuvo una actividad ininterrumpida hasta su fusión, en 1913, con el rotativo ‘El Norte de Castilla’ y con la Imprenta Castellana, aunque no decayó su actividad como librería y papelería general hasta 1961. 

En sus más de ciento cincuenta años de actividad el establecimiento pasó de la inicial calle de la Valseca hasta situarse más adelante en los soportales de la plaza Fuente Dorada (anteriormente Espadería). 

La época más floreciente, en cuanto a editores de pliegos de cordel, hay que situarla en torno a 1840, propiedad ya entonces de Dámaso Santarén Varela, hijo del fundador. El negocio continuó por el hijo de éste último, Fernando Santarén Román que se hizo cargo del mismo en 1858. 

Las prensas de Santarén no sólo editaban pliegos de cordel que se distribuían a centenares por todas las provincias, sino que entre sus variadas publicaciones se encuentran obras de carácter religioso o didáctico, sainetes, seguidillas, novenas y obras de cáracter político. 

Un ejemplo de su actividad es el pliego que reproduzco, editado en 1847, que contiene además una composición titulada ‘La semana mal empleada’ de la que he localizado una versión chilena recogida e interpretada por la gran Violeta Parra, de lo que comentaré algo más adelante.






Violeta Parra: autora, recopiladora e intérprete

La gran autora y folklorista chilena Violeta Parra, artista total y siempre recordada, aprendió la composición titulada en el pliego como ‘La semana mal empleada’, de boca de la anciana doña Florencia Durán, vecina de Alto Jahuel, en la comuna de Buin, a escasos kilómetros de la capital Santiago, que contaba 94 años en 1956, fecha de la grabación del tema por Violeta, según se desprende de la información contenida en las notas del mismo. 

La semejanza del texto de la refalosa cantada por Violeta como soporte de la danza, derivada sin duda del pliego tras más de cien años de diferencia, es indudable. Obsérvese también las variaciones textuales respecto al pliego, así como alguna incongruencia. 

Hay que hacer notar la gran profusión de canciones seriadas (en este caso utilizando los días de la semana) en toda tradición musical folklórica. 

Transcribo el texto cantado por Violeta, con el título de ‘La inhumana’ y adjunto el enlace donde puede escucharse:



El lunes por la mañana
saliendo a pasear Inés
me encontré con la inhumana
y dije postrado a sus pies:
Señorita, si me admite
el corazón le daré.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El martes, segundo día,
a su puerta me paré
muy atento, muy afable,
muy alegre y muy cortés:
Señorita, si me admite
el corazón le daré.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El miércoles por la tarde
saliendo yo del café
iba con su madre al lado,
ay de mí si le diré:
Señorita, lo prometido de ayer.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El jueves a mediodía
saliendo de trabajar
al encontrarla me dijo,
señor, déjeme pasar.
Señorita, lo prometido de ayer.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El viernes por la mañana
en su puerta me paré
hasta llegar a decirle
lo prometido de ayer:
Señorita, si me admite
el corazón le daré.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El sábado de ocho siglos
se permite trabajar
bajo la Iglesia romana
el domingo al descansar,
caballero vaya a andar.
Señorita, lo prometido de ayer.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer.

Chingana o lugar de diversión en Chile donde se bailaba y festejaba (1854)

La refalosa (o resbalosa) es una danza de pareja suelta y con pañuelo y en cuya ejecución se ‘arrastran’ (cepillan o escobillan) los pies hacia adelante y hacia atrás como resbalando (refalando). Los estudiosos consideran que la danza (proveniente de la zamacueca) llegó a Chile desde el Perú y que durante la segunda mitad del siglo XIX se extendió también hacia la Argentina.



Se trata de una danza de carácter festivo y picaresco propia sobre todo de la zona central del país, aunque se extendió hasta el archipiélago de Chiloé.

Esta antigua danza, junto con otras como la sajuriana o el cachimbo, han ido cayendo en desuso frente a la cueca, como indiscutible danza nacional del pueblo chileno.


Antonio Lorenzo


sábado, 22 de marzo de 2014

Apuntes sobre Impresores y estamperos populares: La Casa Estivill de Barcelona


Las primeras noticias sobre el fundador de este importante linaje de impresores, Ignacio Estivill, datan de 1780. En dicha fecha ya aparece su nombre en una relación del gremio de libreros de Barcelona con motivo de encontrarse obligado a pagar una tasa a modo de contribución.

En dicho documento aparece Ignacio Estivill (fundador) como mancebo o ayudante del librero Carlos Sapera, contando entonces 26 años. 

A consecuencia de la baja en el gremio de Carlos Sapera, exento del pago tributario por hallarse impedido en 1788, ya nos aparece Ignacio Estivill en 1799 como ‘maestro examinado’, aunque todavía sin tienda propia a su nombre. 

Siguiendo el rastro, ya encontramos a Ignacio Estivill i Cabot (hijo del fundador) con casa independiente en 1816 establecido en la calle de La Boria y con imprenta propia, imprenta en la que editó numerosísimos pliegos de romances, aleluyas, novenas, hojas de soldados en color y estampería general. También disponía de taller de papeles pintados o jaspeados para las guardas de los libros encuadernados o para cubiertas de pequeños folletos. 

El pliego más antiguo que se conoce, de los que llevan fecha, data de 1820 y lleva por título ‘Trobos discretos y divertidos para cantar con la guitarra’ con el número tres. No obstante, en el auca que reproducimos sobre la procesión del Corpus puede apreciarse en la una de sus viñetas (casilla nº 23) la fecha de 1815, aunque no podemos asegurar que corresponda a su fecha de impresión. 

La producción de estos pliegos alcanza aproximadamente hasta el año 1852 donde la imprenta de Estivill pasa a manos de su nieto, que se establece en la calle de San Pablo y del Conde del Asalto. 

En 1852 encontramos una nueva imprenta al cuidado del encuadernador Juan Bastinos (nacido en 1816), en la calle de la Boquería, quien fuera marido de Esperanza Estivill, hija del afamado impresor. 

Estos datos están entresacados de diversas fuentes, entre las que destaco dos: Ángel Millá: ‘Libreros y bibliófilos barceloneses del siglo XIX’, Gremio de Libreros de Barcelona, 1956 y Durán y Sanpere, Agustín: ‘Editores y libreros de Barcelona’, Separata de ‘Centenario de la librería Bastinos’, Barcelona, 1952.



©Antonio Lorenzo