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miércoles, 4 de septiembre de 2013

La paciente Griselda y Gualtero

Charles West Cope: Primera prueba de la paciencia de Griselda
En esta entrada traigo un pliego de largo recorrido literario, pues se trata de la historia de Griselda y el príncipe Gualtero, cuyo resumen es más o menos como sigue:

El príncipe italiano Gualtero, marqués de Saluzzo, no contemplaba la posibilidad de casarse, pues dedicado con gran dedicación a la caza no encontraba motivos suficientes para ello. No obstante, acaba cediendo ante la insistencia de sus súbditos y contrae matrimonio con una joven pastora cuya belleza y modestia le han conmovido. Pero pronto surge su prevención contra las mujeres y decide poner a prueba a la suya secuestrando a su propia hija de los brazos de su madre. Griselda acepta la situación y soporta su dolor pacientemente.

El príncipe, no obstante, continúa poniendo a prueba a su mujer y ordena secuestrar a su común hijo varón. Poco después la repudia con la connivencia del papa, quien lo autoriza mediante carta y la echa del palacio al tiempo que le anuncia que volverá a casarse y le pide que sea la sirvienta de su nueva esposa. Griselda acepta sin rechistar la nueva situación y en la ceremonia para celebrar la nueva boda se descubre que la novia era precisamente la hija de ambos, que fue criada en secreto, y el apuesto joven que la acompaña, el hijo de ambos, que también fue secuestrado.

Orígenes y adaptaciones

El origen de esta historia es desconocido, pero Boccaccio (1313-1375) ya la incluye en «El Decamerón» (novela décima de la última jornada), escrito entre los años 1350 y 1353.


Un cuento del Decamerón  pintado por Waterhouse
Petrarca tradujo la novela de su amigo Giovanni al latín y se divulgó en dos versiones: «Griseldis» y «De insigni obedientia et fide uxoris». A su vez, con la base de las versiones latinas de Petrarca se tradujeron al francés y al inglés en reelaboraciones y recreaciones. Es importante señalar la traducción de la novela al catalán por Bernat Metge en la temprana fecha de 1388 con el título de «Història de Valter e Griselda», inspiradora de la patraña segunda de «El Patrañuelo», del editor valenciano Joan Timoneda en 1567.

No deja de resultar sorprendente la traducción al catalán de la novela mucho antes que al castellano, que se produjo en la segunda mitad del siglo XV en la obra didáctica y anónima: «Castigos e dotrinas que un sabio daba a sus hijas».

Para no ser prolijo en el seguimiento de las adaptaciones de la novela, que se aleja mucho de los propósitos del blog, solo señalaré que fue inspiradora de la comedia de Pedro Navarro: «Comedia muy exemplar de la marquesa de Saluzia llamada Griselda» (1603) y de la de Lope de Vega «El espejo de casadas y prueba de la paciencia», escrita entre 1599 y 1608 y probablemente anterior a la de Navarro.

El interés por esta historia no decayó, como se infiere de la traducción de la novela «La constante Griselda» de Carlo Goldoni, estrenada en Padua en 1736, traducida al castellano y editada en la Oficina de Pablo Nadal, calle del Torrente de Junqueras. Año de 1797, de la que reproduzco la portada.



La historia fue retomada también por Geoffrei Chaucer (1343-1400) en «Los cuentos de Canterbury», bajo el título de The Clerk's Tale. También se hace eco de la historia el famoso cuentista francés Charles Perrault (1628-1703) en su «Grisélidis», escrita en verso y cuya trama no proviene directamente del Decamerón, sino de un opúsculo divulgatorio publicado por primera vez en 1546, según Marc Soriano: («Los cuentos de Perrault. Erudición y tradiciones populares» [1968]. Utilizo la edición española de Siglo XXI, 1975, pág. 101 y ss.). Perrault reinventa personajes y suprime algunas escenas, lo que apunta a la versatilidad de la historia y a sus variadas reelaboraciones.

Pasemos a la reproducción del pliego, editado por la imprenta madrileña de Marés en tres partes.









Adjunto la portada de otra edición en la que se observan variantes textuales respecto a la reproducida, editada en Valladolid en la imprenta de Santarén en 1861.



Griselda, ejemplo de un tipo de cuento-novela [Tipo 887]

En el ya imprescindible cuarto tomo del «Catálogo tipológico del cuento folklórico español. Cuentos-novela», de Julio Camarena y Maxime Chevalier, Centro de Estudios Cervantinos, 2003, página 178 y ss., estos investigadores publican una versión oral, entonces inédita y ahora felizmente rescatada en el largamente esperado «Cuentos tradicionales II, recopilados en la provincia de Ciudad Real» por Julio Camarena (Instituto de Estudios Manchegos, 2012, Nº 201, procedente de Abenojar (Ciudad Real), constituye un luminoso ejemplo de la persistencia oral de esta historia hasta tiempos recientes. En las notas al cuento se añaden referencias a las escasas muestras orales recogidas en España, siendo desconocidas en Francia e Italia, lo que hace sospechar la procedencia libresca de las versiones recogidas oralmente.

Griselda en la música

Antonio Vivaldi compuso la música de «Griselda», ópera en tres actos basada en la historia de este personaje y que fue estrenada en Venecia en 1735.

La ópera puede escucharse completa a través del siguiente enlace, aunque he de advertir de que su duración es de aproximadamente de 2 horas y 25 minutos:


También Alessandro Scarlatti compuso una ópera llamada igualmente «Griselda», estrenada en Roma en 1721.


Pero lo más curioso es que la historia de Griselda se ha conservado oralmente como soporte del «Baile del tambor» en la isla canaria de La Gomera, cuyo texto tiene una indiscutible procedencia del pliego y que ha sido transcrita por Maximiano Trapero en su «Romancero General de La Gomera», 2ª ed. Cabildo Insular de La Gomera, 2000.


¿Griselda como modelo de comportamiento femenino?

La despreciable misoginia del príncipe y la absolutamente insoportable servidumbre disfrazada de humildad y paciencia de Griselda nos sugieren varios interrogantes que no podemos desarrollar aquí. Mediante la «sumisión» de la mujer al varón y la «distancia social» entre ellos parecen tratar de justificar el comportamiento de Griselda. Pero no nos dejemos engañar por el solo ejemplo de este pliego para sacar conclusiones generales. Si bien es cierto que otros muchos pliegos (diríamos la mayoría) inciden en la poca valoración de la mujer respecto al género masculino, también los hay que mediante el recurso de la sátira o la burla ellas se mofan de los varones y de su facilidad para ser engañados. También existe un nutrido grupo de mujeres valientes, sensuales y ajenas a toda autoridad que desarrollan aventuras extraordinarias, lo que contrasta con el modelo de la mujer sometida y virtuosa.

Bien es cierto que, por lo general, los pliegos difunden una imagen de la mujer como modelos de comportamiento sumiso materializados en la figura de la buena esposa, acordes con los supuestos valores de la época, los cuales eran la resignación y devoción por el esposo y la defensa de su castidad y honestidad, llevando al extremo el conformismo y la renuncia.

Queda por discernir si la finalidad de estos pliegos no se reducía solamente a su capacidad de divertir o entretener, como se puede sospechar, sino que lleva aparejada una voluntad moralizadora de consolidación de valores y buenas costumbres.


Lo veremos en otros ejemplos.

Antonio Lorenzo


domingo, 4 de agosto de 2013

El conde de Montecristo

Fotograma de «La venganza del conde de Montecristo», dirigida por Kevin Reynolds en 2002

La famosa novela «El conde de Montecristo», de Alejandro Dumas (padre) fue publicada originalmente en Journal des Débats en dieciocho partes. La publicación se extendió desde el 28 de agosto de 1844 hasta el 15 de enero de 1846. Primero fue publicada en París por Pétion en 18 volúmenes (1844-1845). Las versiones completas de la novela en el francés original fueron publicadas durante el siglo XIX.

La figura contradictoria de Edmundo Dantés pasa de ser una figura trágica tras su encarcelamiento hasta mostrar un irrefrenable deseo de venganza.

Un rapidísimo resumen de la novela es como sigue:

Tras llegar a Marsella como primer oficial, Dantés releva a su patrón como capitán tras la muerte de éste. Prometido con la joven Mercedes no llega a casarse debido a que es arrestado poco antes de la boda por ser sospechoso de bonapartismo. Llevado ante el procurador Villefort, este lo declara inocente al principio pero, para protegerse a sí mismo de una posible acusación bonapartista debido a una vieja relación entre el antiguo patrón de Dantés y su padre, acaba por enviarlo al Castillo de If. Todo este plan sale adelante gracias a la ayuda de Danglars, compañero de Edmundo en el barco, y Mondego, un banquero que está enamorado de su prometida, la catalana Mercedes.

Castillo de If en Marsella
Abandonado a su suerte, Edmundo pasa años en las mazmorras del Castillo de If, donde se planteó el suicidio. Sin embargo, sus sentimientos de venganza superan a su desesperación y logra fugarse gracias a la ayuda de un viejo abad llamado Faria. Éste le enseña desde matemáticas a historia y preparan la venganza contra los que condenaron a Edmundo. Tras escapar, Edmundo es rescatado por unos contrabandistas, a los que se unió haciendo negocio en la isla de Montecristo hasta convertirse en un hombre rico. Decidido a obtener su venganza y bajo una nueva identidad -luego desarrollaría dos más-, viaja a Marsella donde encuentra a su prometida casada -a él se le suponía ejecutado por traición- y a los objetivos de su venganza. Es entonces cuando comienza su largo plan.

Nueve años más tarde, Edmundo aparece en París como el Conde de Montecristo y, con todo su dinero y experiencia en el mundo de los negocios, logra crear un entramado capaz de arruinar a sus enemigos, con Villefort loco, Mondego muerto por su propia mano y Danglars apresado por un bandido italiano.

El pliego que reproduzco está editado en Barcelona por la imprenta de Ignacio Estivill en 1848, esto es, apenas unos años después de su primera publicación lo que da idea de su enorme éxito y popularidad. Parece ser que existe otra edición barcelonesa, anterior a la de Estivill, de 1846, editada por la Imprenta de Miguel Borrás que no he logrado localizar.





Escrito en forma de romance y con un poder admirable de síntesis, resulta curioso cómo utiliza la cursiva para llamar la atención y resaltar a primera vista la «catalanidad» de la prometida de Edmundo, lo que puede interpretarse como un recurso comercial ante sus más cercanos compradores catalanes.

Reproduzco también la portada de los tres pliegos editados en Valladolid por la imprenta de Dámaso Santarén en 1856.


De las innumerables ediciones de esta novela doy un ejemplo de edición cuidada y lujosa sufragada por la célebre marca de puros “Montecristo”, junto a otras ediciones baratas destinadas al gran consumo




Teniendo en cuenta el éxito de la novela de Dumas un empresario catalán encargó en 1848 a Víctor Balaguer y a su colaborador Francisco Luis de Retes su adaptación para ser representada en el teatro. Las dos primeras adaptaciones, luego refundidas en una, se estrenaron en el Teatro del Liceo el 2 y el 3 de septiembre de 1848.

La edición refundida en un sola sesión de tres actos y un prólogo, para evitar su representación en dos noches distintas, se estrenó el 6 de julio de 1849 en el Teatro Principal.


«El abate Faria y Edmundo Dantés o el conde de Montecristo» fue el título de otra adaptación posterior de la novela a cargo de José Nieto y José Guardia estrenada en el Teatro Principal de Gracia en noviembre de 1903.


La historia de Edmundo Dantés ha sido llevada al cine y la televisión en numerosas ocasiones y su papel ha sido interpretado por actores como Gérard Depadieu, Richard Chamberlain o James Caviezel.

Reproduzco, para finalizar, algunas muestras de las bellas ilustraciones que acompañan a una edición conjunta en 5 volúmenes de Londres y New York de 1888.









Antonio Lorenzo


domingo, 28 de julio de 2013

Atala o los amores de dos salvajes en el desierto

Anne-Louis Girodet, Atala portée au tombeau (1808)
Buena parte de los pliegos decimonónicos acogen temas y motivos de la novela romántica en un proceso de intertextualidad y de adaptación de obras dramáticas. Los pliegos de cordel adaptan, abrevian, condensan o fragmentan obras para un público lector-oidor que, a través de sus variadas prácticas lectoras, satisface de algún modo sus necesidades.

Un caso que podemos considerar como ejemplo de adaptación novelística por parte de los pliegos de cordel es el referente a los célebres amores de Atala y Chactas.

Las portadas y los distintos pliegos que reproducimos son deudores de la famosa novela «Atala», publicada en 1801 por François-René de Chateaubriand (1768-1848). Dicha novela gozó de una repercusión y aceptación inmensa, como lo prueba el gran número de reimpresiones y ediciones al poco de ver la luz. Tal fue su éxito que la primera edición española conocida es la valenciana de 1803, aunque existe una traducción al castellano en el mismo año de su publicación en 1801, editada en París, y que ha originado algunas polémicas sobre su traducción. Sea como fuere, lo cierto fue el éxito fulminante de la obra en España, aunque los censores de la Inquisición expurgaron párrafos, frases y expresiones por considerarlas inmorales, sobre lo que volveré.


Parece claro que si Francia e Inglaterra no hubiesen tenido colonias en Norteamérica ni Chateaubriand hubiese viajado a ellas entre abril y diciembre de 1791, el aprecio a esas culturas periféricas no hubiese tenido tanta aceptación. Los relatos de viajes de escritores franceses e ingleses fueron el motor del interés hacia esas culturas exóticas para amplios sectores de población.

El argumento, visto desde una perspectiva actual, puede resultarnos ingenuo, chocante y extemporáneo. La acción de la novela se sitúa en la Luisiana, antigua colonia española incorporada a Francia por Napoleón en 1800, tras el acuerdo secreto con España por el Tratado de San Ildefonso.

La novela se basa en la narración que hace el viejo indio Chactas, hijo adoptivo de un cristiano llamado López, a un francés llamado René que huyó de Europa y se refugió en la tribu de los Natchez, a la que Chactas pertenece.

Hecho prisionero por una tribu enemiga y condenado a muerte, Chactas es salvado de la muerte por una joven india cristiana, llamada Atala. Enamorado de ella, escapan ambos al desierto encontrando refugio junto a un misionero, el padre Aubry. Pero Atala, que resulta ser la hija de López y de una india cristianizada, rechaza el amor de Chactas y ella misma se envenena al haber prometido a su madre moribunda mantener su voto de castidad y consagrarse a Dios.

Toda la narración gira en torno a la voluntad de pureza de la protagonista, aderezada con descripciones de una naturaleza exótica, todo ello hábilmente entremezclado con la religiosidad y la pasión avasalladora del amor juvenil.

La obra abrió las puertas al sentimentalismo, a lo pasional y al individualismo, signos elocuentes del denominado Romanticismo literario. Chateaubriand no reconoce en los indios la figura del buen salvaje gobernado por la ley natural, tan querido de los ilustrados, sino que su interés va encaminado a lo exótico de sus costumbres atemperadas por su conversión al cristianismo y al enriquecimiento mutuo de experiencias entre una sociedad natural y otra sociedad civilizada.

Dada la profusión de ediciones en pliego (en prosa y en verso) de Atala y su amante Chactas solamente voy a reproducir, a modo de ejemplo, unas pequeñas muestras ilustrativas.




Barcelona, Imp. de Narciso Ramírez y Comp.ª, 1876




Madrid, Imprenta de D.J.M. Marés, 1861

Reproduzco también, al ilustrarse con otras xilografías, las portadas de las ediciones de Llorens, en Barcelona, de Corominas, en Lleida y de Ignacio Estivill, también de Barcelona.


Barcelona, Imp. de Ignacio Estivill, sin a
Atala representa el tema del amor imposible donde la fatalidad teje una especie de red invisible que da al traste a la unión de los amantes, como sucede en otros ejemplos de parejas románticas.

La famosa historia también se editó, a modo de antecedente del comic, como «aleluya», de la que expongo la editada por la Imprenta Hernando de Madrid con algunos dísticos ripiosos que despiertan la sonrisa: «Buscan un seguro asilo huyendo del cocodrilo»


Atala y la inquisición

La inquisición intervino enseguida para suprimir algunos párrafos considerados inmorales. En 1803 un inquisidor de Valencia no duda en calificar de herético tanto al autor como a la obra. Otro de ellos señala que la novela «excita esta infame pasión del amor, la alimenta y nutre»

Entre las obras (que figuran como absolutamente prohibidas) por el censor de los teatros de La Habana figura «Atala, o los amores del desierto», comedia en cinco actos.


La incoherencia o la inhabilidad de algunas traducciones ofrecían párrafos y frases, que no pasaron de largo para los censores, como las siguientes:
«Entreabría mis labios al vientecillo, y éste, lejos de refrescarme, se abrasaba con el fuego de mi aliento».
Otro ejemplo donde actuó la tijera de la censura fue en una de las traducciones de 1813 donde se describe un juego entre dos jóvenes indígenas:
«Dos doncellas bregan por quitarse una varilla de sauce. Sus pechos se rozan, sus bocas se encuentran, sus manos se cruzan sobre la varilla (...), sus bellos pies desnudos se entrelazan, sus suaves alientos se confunden, ellas se encorvan, se enredan los cabellos, miran a sus madres, se ponen coloradas y todos aplauden».
Ilustraciones e imágenes

La famosa historia de estos amantes ha servido de fuente inspiración para ilustradores y pintores.

Reproduzco algunas imágenes representativas.


De interés son estas estampas secuenciadas.





Chactas en la tumba de Atala

Pintura de Luis Monroy (1845-1918), realizada en 1871 

Chactas dépose une fleur sur le front d'Atala endormie. Musée du Nouveau Monde. La Rochelle

Pintura de Rodolfo Amoedo (1883)

La historia de Atala y Chactas también sirvió de inspiración para la zarzuela "El triste Chactas" en un acto y en prosa, con libreto de Pedro María Barrera y música de Francisco Asenjo Barbieri, estrenada en el Teatro Eslava de Madrid el 9 de marzo de 1878.




Antonio Lorenzo