martes, 22 de julio de 2025

Las vidas del hombre y de la mujer obrando bien y obrando mal


Los pliegos de aleluyas, conocidos como auques en catalán, son unas hojas volantes impresas por una sola cara que recogen una amplia temática popular. Generalmente contienen cuarenta y ocho viñetas numeradas acompañadas en el pie de cada una de ellas con palabras sueltas, frases escuetas o estrofa de versos pareados a modo explicativo. De esta forma, se correlaciona y se complementa la imagen con el texto en cada viñeta. Dentro de la amplia gama de aleluyas, estrechamente ligadas a los pliegos de cordel, pongo la atención en este caso a la descripción de los buenos o malos comportamientos, tanto del hombre como de la mujer, con un claro afán didáctico o instructivo. Ello resulta de interés porque vienen a representar los valores y normas sociales de la época de los hombres y de las mujeres. Constituyen, pues, documentos interesantes de cara a ilustrar y a notificar gráficamente los prejuicios instalados en el imaginario social durante el siglo XIX.

En cada una de las viñetas, según las diferentes aleluyas consultadas, se integra una simple palabra, dístico o pareado que trata de recoger o ilustrar aquello considerado bueno y malo en la conducta del hombre. Como resulta previsible, nos encontramos con una serie de tópicos donde se vulgarizan las normas que deben seguir los hombres buenos respecto a los malos.

El obrar bien se basa en el respeto al padre, en su asistencia a la escuela y propicio a la amistad. En su discurrir vital ayuda con limosnas a un "desgraciado" y hasta consuela a un amigo que se halla en prisión. Como una reconocida aspiración vital estudia la carrera militar donde por su bizarría y valentía va ascendiendo jerárquicamente sin aceptar soborno alguno. Pero al quedar herido, en un no especificado altercado, es atendido por el médico y tras recibir la comunión con evangélica unción y habiendo redactado el testamento acabó siendo sepultado bajo una fúnebre losa.

El obrar mal se centra en que ya causaba irrisión en la escuela, de donde se escapaba para ir a la pedrea. El maestro lo lleva ante sus padres y tras la paliza que le otorga el progenitor, acaba robando a sus progenitores, huyendo y perdiendo el dinero robado en el juego. Tras transcurrir un año aislado falsifica su libranza y al poco acaba encarcelado, aunque logra huir y como consecuencia de su vicio acaba asesinando. Tras ser prendido de nuevo acaba sentenciado y ejecutado a garrote vil sin que nadie se compadezca.

En otras aleluyas donde se desarrolla en parecidas viñetas el obrar bien y el obrar mal, el obrar mal también se centra en que roba a los que transitan por la calle y se aprovecha de los que son más pequeños a los que hiere y huye sin atenderles. También se une a los ladrones, engaña a las mujeres y es adicto al juego. Se va con mujeres rameras hasta que acaba encerrado en el calabozo, del que consigue escapar hasta una nueva detención y donde el juez ya dicta su ejecución en garrote vil.

El concepto sobre lo bueno y lo malo obedece a un patrón cultural donde se entremezcla la justicia terrenal con la divina, donde se premia a los buenos y se castiga a los malos, característico de un tipo de pliegos donde subyace un adoctrinamiento de tipo moral. El elogio a un buen comportamiento se contrapone a las malas prácticas llevadas a cabo, tanto por el hombre como por las mujeres, siendo estas últimas propiciadoras recurrentes de los malos comportamientos varoniles.

Primeramente, reproduzco completa esta aleluya, impresa en Madrid por José María Marés en 1859, que guarda estrecha relación con las impresas por otros talleres con pequeñas diferencias, ya sea en la propia viñeta o en su pie, donde se detalla su explicación mediante una simple palabra o frase.




Reproduzco otros dos ejemplos, procedentes de otras aleluyas, que recogen el buen y el mal comportamiento del hombre.



Sobre la presencia y el ciclo vital de la mujer se conocen también otras aleluyas donde la perspectiva de género las sitúa dentro de un ámbito doméstico, a modo de un ángel del hogar, frente a aquellas conductas que se le achacan como inapropiadas.

No podía faltar las aleluyas donde se valora la vida de la mujer como laboriosa y sumisa, mientras que en la primera viñeta donde comienza las características de la mujer mala ya lo anticipa todo: "Siendo mala la mujer es peor que Lucifer". Siguiendo el orden de las viñetas, se presenta a la mujer con todos los tópicos propios de la época -aunque muy extendidos en el tiempo- como la sorprendente viñeta once: "siendo joven y formada, entra a servir de criada", lo que abre la idea de que acaba robando a su ama y acabando presa y encerrada por ladrona.

Este tipo de hojas volantes proporcionan todo un rico panorama sobre las normas sociales y el adoctrinamiento que se desprende de las mismas, algo que merecería una mayor dedicación y estudio.



©Antonio Lorenzo

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