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lunes, 25 de marzo de 2024

Auca o Aleluya de la Semana Santa

 

Las llamadas aleluyas (aucas en el ámbito lingüístico catalán) son un ejemplo de literatura gráfica o de imagen que consiste generalmente en un conjunto de 48 viñetas (aleluyas), impresas por una sola cara, que forman una serie y suelen estas acompañadas de unos versos octosílabos pareados al pie de cada viñeta. Aunque pueden presentar variantes, tanto en el número de viñetas como en la forma métrica que acompaña el pie, el arquetipo suele ser el mencionado de 48 viñetas en filas de seis con su correspondiente dístico.

Vemos, pues, como se conjugan el elemento gráfico con un incipiente discurso verbal cuyos fines y motivos suelen ser muy variados: desde aspectos costumbristas, de artes y oficios, de juegos infantiles, de biografías de personajes reales o literarios, hazañas de bandoleros o toreros o hechos de la historia sagrada, entre otros muchos.

El término de aleluya parece ser que proviene de unas estampitas recortadas donde figuraba impresa la palabra 'alleluia' y que se distribuían y se lanzaban a la calle desde los balcones o ventanas a los asistentes al paso de la procesión del Corpus o en los oficios del Sábado Santo. De ahí pasó a ejercer una función informativa y narrativa de fácil lectura y aprendizaje (ya que son fácilmente memorizadas y pueden repetirse en voz alta) para satisfacer el deseo de lectura de un público, más o menos iletrado, con el soporte añadido de un gráfico explicativo.

Los centros de producción de estos pliegos de aleluyas se centran casi con exclusividad en Cataluña y en el país valenciano, aunque posteriormente, y a imitación de los modelos catalanes o valencianos, se editaron también en Madrid (imprentas de Marés, Minuesa o Hernando).

La tipología de aleluyas es variada, pues también las hay mudas o sin texto, y los grabados van evolucionando de las xilografías (tacos de madera) a técnicas más sofisticadas, como las litografías en piedra caliza y otras técnicas gráficas.

Desde mediados del siglo XIX se conocen estas formas impresas donde se combinan la imagen y el texto y donde no siempre tienen un afán didáctico sino que también acogen temáticas de burlas o sátiras o de acontecimientos relevantes a modo de antecedentes del comic, las foto-novelas o la prensa gráfica.

Los versos ramplones, que muchas veces mueven a risa, son aptos para una memorización inmediata ya que suelen guardar una secuenciación temporal en su progresión narrativa. Igual sucede con los cromos coleccionables que siguen un orden sucesivo, cual viñetas desgajadas y ordenadas secuencialmente, lo que constituye una forma de 'lectura' de doble vertiente al conjugar el discurso gráfico y el textual.

No hay que confundir estos pliegos de aleluyas con el cartelón de ciego o de feria, ya que la temática de los mismos está asociada fundamentalmente al tremendismo y a relatar crímenes horrorosos o sensacionalistas donde el ciego, buhonero o narrador ocasional va señalando con una vara cada viñeta a medida que va recitando los versos pertinentes, en un afán más recaudatorio que didáctico, ante un público ávido de sensaciones fuertes.

Divido en secciones esta aleluya sobre la Semana Santa para una mejor visualización.






©Antonio Lorenzo

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Gran idea es, a fe mía, esta de la lotería

Ilustración del sorteo de la lotería (1873)
En la pasada década de los años 60 del pasado siglo, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre dio a conocer una breve historia de la lotería utilizando el conocido formato de las aucas o aleluyas con sus habituales 48 viñetas y sus dísticos correspondientes.

Tras esta pequeña historia reproduzco otra aleluya, impresa en la misma década que la anterior, donde los dísticos o pareados de sus 36 viñetas fueron escritos por Camilo José Cela, Premio Nobel de literatura en 1989, e ilustradas por el dibujante y pintor Lorenzo Goñi. 

Fue en las Cortes de Cádiz cuando se instauró la Lotería Nacional y con ella el Sorteo de Navidad, aunque en aquel momento aún no era conocido por este nombre.



©Antonio Lorenzo

domingo, 26 de agosto de 2018

Pliegos de aleluyas: Historia del general Espartero


Si hay un personaje en la segunda mitad del siglo XIX que acaparó tanto adhesiones incondicionales como profunda animadversión, fue el general Espartero.

En sucesivas entradas iré reproduciendo diferentes láminas y pliegos de cordel sobre tan discutido personaje.

Baldomero Fernández Espartero (1793-1879) fue un importante militar y político español, gran defensor de la monarquía. Fue regente durante la minoría de edad de Isabel II durante casi 4 años, (desde octubre 1840 hasta julio 1843), tras el triunfo de la "Revolución de 1840". Dicha revolución puso fin a la regencia de María Cristina de Borbón, madre de la futura Isabel II, que contaba entonces con nueve años de edad. Sin embargo, tras el triunfo de un movimiento militar y cívico encabezado por Narváez, Serrano y O'Donnell, se vio obligado a marchar al exilio tras la proclamación de la mayoría de edad de Isabel al cumplir trece años en 1843.

Entre los numerosos títulos que le fueron adjudicados figuran el de duque de Morella, Príncipe de Vergara, duque de la Victoria o conde de Luchana, entre otros, pudiendo incluso haber obtenido la corona real en el caso de que lo hubiese aceptado en su momento.

La interacción entre la guerra y la política, a lo que se une el vacío de poder de la época, favorecieron la profusión de impresos, estampas, proclamas, litografías, folletos, etc., generalmente a favor de este singular personaje, que sin duda merecen interés para analizar el proceso de la construcción de arquetipos, tanto por historiadores como por sociólogos.

En esta primera entrada reproduzco un pliego de aleluyas que recoge su trayectoria resumida y los logros de este personaje. Lo divido antes en secciones para poder visualizar mejor su contenido.

La aleluya fue editada en Madrid, sin fecha, por los Sucesores de Hernando (Perlado, Páez. y Cía., «Sucesores de Hernando» (1904-1920).






©Antonio Lorenzo

lunes, 6 de noviembre de 2017

Aleluya: Sucesos memorables de España hasta 1840


Un ejemplo más de auca o aleluya donde se pretende hacer un repaso de los sucesos considerados memorables en España hasta el año 1840. Obviamente, la selección de viñetas y los textos acompañantes resultan completamente subjetivos, pero constituyen un curioso ejemplo de análisis, tanto para historiadores como sociólogos, sobre el imaginario social de las capas más o menos populares a quienes va dirigido.

Este pliego de aleluya está editado el Madrid, sin fecha, por los Sucesores de Hernando (Perlado, Páez. y Cía., «Sucesores de Hernando» (1904-1920).

Divido la aleluya en secciones para una mejor visualización y la reproduzco entera al final.






©Antonio Lorenzo

martes, 24 de octubre de 2017

Aleluya: Personalitats de l'historia catalana

Cromos entresacados de los álbumes editados
por la fábrica de chocolates de Evaristo Juncosa
Reproduzco este auca o aleluya, en un singular recorrido histórico, donde conviven en controvertida mezcla santos, reyes, militares, poetas, artistas o políticos como personajes ilustres a los que se considera pertenecientes a la historia catalana.

Estos personajes, en realidad, deberían incluirse en el mejor de los casos dentro del equívoco y ambiguo término de los llamados «Països catalans», si es que tratan de referirse al ámbito general lingüístico y cultural, donde en una visión pancatalanista expansiva y discutible, se englobarían, entre otros, territorios como la actual Comunidad Valenciana, las Islas Baleares, Andorra, una parte del territorio de la Comunidad de Aragón (la llamada Franja de Aragón), parte del Departamento de Pirineos Orientales (Región francesa de Occitania), así como la ciudad de Alguer (en la isla italiana de Cerdeña)...

Solo puede entenderse, de este modo, que las personalidades que integran el auca puedan haber nacido en Huesca, en el antiguo Reino de Aragón, en Valencia, en Provenza, en Mallorca o hasta en la italiana Brindisi, como en el caso de Roger de Flor.

En realidad, nunca existieron los llamados países catalanes, ni la Corona catalano-aragonesa, ni la Confederación catalano-aragonesa, o cualquiera de estos nombres con los que un catalanismo exacerbado intenta forjar un pasado glorioso exclusivamente catalán que nunca existió.

Divido el auca en secciones y la reproduzco entera a continuación. El auca fue editada por la imprenta de Bartomeu Baxarias, cuya actividad impresora se extiende hasta los primeros años del siglo XX.






©Antonio Lorenzo

domingo, 15 de octubre de 2017

Aleluya: Reinado de Isabel II

Federico de Madrazo - Retrato de Isabel II (1844),
 Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Las aleluyas representan una codificación simplificada de los hechos que tratan de exponer. El desarrollo de las distintas viñetas tratan de conectar el pasado con el presente y, de esa forma, vincular el imaginario colectivo con un desarrollo lineal y temporal tratando de eliminar lo accesorio para potenciar lo que se considera importante.

El trayecto lineal de las viñetas va asociado a un sentido cultural e histórico donde no importa tanto la valoración estética de las mismas, ni si responden a recorrido histórico más o menos objetivo, sino que su finalidad es sugerir y seducir, mediante la interiorización emocional, a un amplio sector del público consumidor de estos impresos.

El reinado de Isabel II que recoge esta aleluya es todo un ejemplo de recorrido, más emocional que objetivo, que invita a un detenido estudio sobre la elección de los momentos y acontecimientos históricos que presenta.

La aleluya fue editada en Madrid, sin fecha, por los Sucesores de Hernando (Perlado, Páez. y Cía., «Sucesores de Hernando» (1904-1920).

La divido en secciones para una mejor visualización y la reproduzco entera al final.






©Antonio Lorenzo

martes, 3 de octubre de 2017

Historia de Cataluña, según el "auca" o "aleluya" de 1871

Portada del álbum de cromos de "Chocolates Juncosa"
Reproduzco el auca o aleluya, de contenido histórico, sobre la Historia de Cataluña editada en Barcelona por la Imprenta de Ramírez y Cª en 1871. Hay que tener el cuenta la fecha de edición para contextualizar debidamente cada viñeta y su correspondiente texto.

Divido la aleluya en secciones y la reproduzco entera a continuación.






©Antonio Lorenzo

martes, 7 de febrero de 2017

La tía Marizápalos o la reina de las brujas

Francisco de Goya - "El aquelarre" (1797-98)
Hechicería y brujería, aunque suelen considerarse como términos equivalentes, lo propio de sus prácticas pueden deslindarse si atendemos a las manifestaciones recogidas literariamente a lo largo de los siglos. Las definiciones recogidas en los diccionarios no arrojan una clara diferenciación entre la hechicera y la bruja.

La hechicería se asocia más con la práctica y con los preparados, pócimas o filtros de hierbas usados mediante conjuros o invocaciones para conseguir determinados fines.

No resulta fácil establecer claras diferencias entre la hechicería y la brujería, pues a menudo aparecen juntas y para diferenciarlas en cierto grado hay que adoptar diferentes puntos de vista: desde disciplinas como la antropología o a través de su tratamiento en la literatura a lo largo del tiempo.

Tampoco resulta clara la distinción entre magia y hechicería, cuyas fronteras son borrosas y se superponen. Rossel Hope Robbins, en su Enciclopedia de la brujería y demonología (1959) (Madrid, Debate, 1988), establece una interesante distinción entre una y otra acudiendo a la documentación de los procesos de la Inquisición española. Sostiene que fue la Inquisición la que convirtió las antiguas y universales prácticas hechiceriles en brujería en cuanto esta última niega y repudia al dios cristiano convirtiéndose en herejía.


Puede afirmarse, aunque con cautela, que lo característico de la bruja es que tiene un pacto expreso con el diablo, mientras que la simple hechicera no. Ciertamente la bruja se vale de hechizos para conseguir sus fines benéficos o maléficos, pero no todas las hechiceras son brujas. Aunque ambos términos se han considerado como sinónimos existen matices entre ellos: la hechicería suele asociarse a prácticas individuales, solitarias y urbanas, mientras que la brujería suele ser una práctica más comunitaria y de corte rural. Esta distinción puede ampararse también en que la hechicera práctica tanto la llamada magia blanca como la magia negra, mientras que la bruja lo hace solo con la negra.

Eva Lara Alberola, en su esclarecedor libro Hechiceras y brujas en la Literatura Española de los Siglos de Oro, (Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2010), realiza un pormenorizado estudio desarrollando las diferentes tipologías mágicas femeninas y sus arquetipos a través de las obras literarias de los siglos XVI y XVII. En su recorrido, analiza y distingue desde la famosa hechicera celestinesca hasta las hechiceras de carácter burlesco o grotesco, pasando por lo que denomina hechiceras étnicas (moras, moriscas, judías, conversas o gitanas), donde no existe la homogeneidad presente en las otras tipologías o arquetipos y pueden presentar diversas combinaciones.

El personaje de la bruja que aparece en los cuentos de hadas, novelas, relatos infantiles, e ilustraciones, así como en los relatos de tradición oral, se apartan de esa primitiva visión de la hechicera celestinesca de los Siglos de Oro y toma fuerza una descafeinada bruja más orientada hacia lo burlesco y humorístico y desprendida del carácter teológico en cuanto a su pacto con el diablo que la caracteriza. Su tratamiento en obras cortas: entremeses, diálogos o pasillos buscan más el humor a través de los enredos y equívocos situacionales que a provocar miedo o terror.

El nombre de Marizápalos, usado en este caso como prototipo de bruja, tiene otros antecedentes que aparentemente nada tienen que ver con su relación brujeril. Aparte de un antiguo baile y de una composición de igual título del músico barroco Gaspar Sanz, autor del primer método de guitarra barroca y base de la técnica de la guitarra moderna, también se conoce como Marizápalos a María Inés Calderón, conocida como "La Calderona", quien fuera amante del rey Felipe IV y madre del bastado real Juan José de Austria.

Gonzalo Correas recoge en su famoso Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627) la voz "Mari(z)árpalos", como "mujer desaliñada, que arrastra y da las faldas en los zancajos", pero desligada de cualquier identificación con un personaje. 

El nombre de Marizápalos, al igual que otros muchos nombres de carácter folklórico y popular, conllevan en sí mismos una simbología evocadora y actúan en el lector-oyente a modo de imagen referencial con connotaciones y significado propio. En la tradición popular folklórica (cuentos, refranes, cantares...), el uso de determinados nombres (antropónimos) lleva aparejada una función referencial y simbólica que sobrevuela sobre lo meramente explícito. Es el caso, entre otros muchos, de las "Maricastañas", "Maripérez", "Marigüelas", "Menguillas", "Gil", "Pero Grullo", o los más genéricos de "Marías" y "Juanes".

Los nombres asociados a la brujería varían según las regiones. En Galicia, se identifican con las Meigas, Marimantas o María Soliña; en  Cantabria, con la Guajona; en Cataluña, con María Bruta, La Pesanta o La Patusca; en Andalucía, con la Tragantía; en Extremadura, con la Jáncana, Pantaruja o la Marizápalos, etc.

La aleluya editada en Madrid por la Librería y Casa Editorial Hernando, s.a., nos presenta una visión de la bruja Marizápalos basada mucho más en el humor que en el desarrollo de su artes hechiceriles.






Es a mediados del siglo XIX cuando el tema de la brujería retoma fuerza como argumento literario de consumo popular. Las llamadas "Comedias de magia", como La pata de cabra, de Grimaldi (a la que dediqué una anterior entrada: http://adarve5.blogspot.com.es/2017/01/coplas-y-aleluyas-de-la-pata-de-cabra.html) o La redoma encantada, de Hartzenbusch, estrenada en 1839, inciden en presentarnos a personajes relacionados de algún modo con la brujería, pero ya en clave burlesca y en claro proceso de infantilización. Obra, por cierto, de la que existe recreación tanto en cromos de antiguos envoltorios de chocolates como en aleluyas como la reproducida.





Escritores costumbristas de mediados del siglo XIX utilizan aspectos de la brujería como recursos humorísticos que nada tienen que ver con las prácticas hechiceriles de los personajes literarios de siglos anteriores. La asociación del nombre de Marizápalos con la brujería no parece ser muy antigua, si bien se ha mantenido en la tradición oral y en las comedias de magia del siglo XIX.

El Diario de Madrid, con fecha del 25 de enero de 1840, ya daba la noticia de la nueva publicación de La Tía Marizápalos, de la que se alcanzaron varias ediciones.


















En 1902, Publio Hurtado recoge en su obra Supersticiones extremeñas los desaguisados de la bruja Marizápalos en el pueblo de Navas del Madroño (Cáceres).


Escritores como Juan Martínez Villergas, colaborador del periódico satírico y de carácter festivo "La risa", de apenas año y medio de vida entre 1843 y 1844, bien conocido por sus poesías de corte satírico y burlesco, incluía bajo el título de "La casa del duende" en sus Poesías jocosas y satíricas, de las que se conservan varias ediciones, esta mención a Marizápalos.

                                                     "...Uno decía: yo he visto
                                                     por la ventana bailar
                                                     a la bruja Marizápalos
                                                     con el mismo Satanás.
                                                     Y otro afirmando añadía,
                                                     que estaba bailando un wals
                                                     un mochuelo que llevaba
                                                     grandes botas de montar..."

La bruja Marizápalos en los pliegos de cordel

Los efímeros pliegos de cordel también se han hecho eco de las prácticas de nuestra bruja, según recoge Carmen Azaustre en su útil trabajo Canciones y romances populares impresos en Barcelona en el siglo XIX, C.S.I.C., 1982, del que entresaco algunas de sus fichas y que desgraciadamente no he podido consultar.





©Antonio Lorenzo