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miércoles, 5 de noviembre de 2025

Las lavanderas de Madrid en el Manzanares

 

En el pliego reproducido más abajo se comenta el agradecimiento de las lavanderas madrileñas que ejercían su labor en el río Manzanares a la atención prestada por la reina María Victoria dall Pozzo, esposa de Amadeo I de Saboya, durante su efímero reinado.

En una anterior entrada en este mismo blog, del 6 de junio de 2018 del que adjunto el enlace correspondiente, ya dediqué una serie de datos y comentarios sobre el precario oficio de las lavanderas tal y como figuraba en un pliego del año 1706 donde dos lavanderas entablaban una irónica conversación en la que criticaban todo tipo de asuntos y terminando con la frase: "todo saldrá a la colada". 


María Victoria dall Pozzo (1847-1876) fue una reina fugaz y muy poco reconocida a pesar de mostrar una gran empatía con las mujeres humildes y vulnerables. Fue la promotora de la construcción de un asilo para acoger a los hijos de entre 3 y 6 años de las mujeres que faenaban ejerciendo tan precaria labor.

El oficio de lavanderas se conoce desde finales del siglo XVI con especial arraigo desde finales del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX.

Inauguración del Asilo en 1872 (Dibujo de F. Miranda en la 'Ilustración Española y Americana')

El asilo fue construido en la glorieta de la Puerta de San Vicente, muy cercana al río, inaugurándose el día 13 de enero de 1872 con la asistencia de ministros e importantes cargos del ayuntamiento y de la diputación madrileña. La gestión del nuevo asilo fue encargada a la Congregación de las Hijas de la Caridad y denominado como "Casa del Príncipe".

El edificio continuó ejerciendo de asilo hasta su destrozo durante la Guerra Civil, aunque no se acabó con la institución, puesto que fue trasladada a la plaza de Francisco Morano, en la esquina del Paseo de Pontones con el Paseo Imperial el año 1943 en un edificio construido por la Dirección General de Regiones Devastadas en terrenos cedidos por el Ayuntamiento, denominándose como "Albergue de María Cristina", dependiente del Ministerio de Gobernación y ejerciendo actualmente como servicios sociales del Ayuntamiento.

Edificio en la plaza de Francisco Morano

La trayectoria de María Victoria como reina de España y esposa de Amadeo I, duró poco más de dos años: desde el 2 de enero de 1871 hasta el 11 de febrero de 1873, fecha en la que el rey pidió su abdicación al trono de España debido a las tremendas discrepancias entre los partidos políticos y la animadversión hacia su figura por parte de la aristocracia y de la gente noble en general.


Tras el efímero reinado de Amadeo I de Saboya y de su esposa, el 12 de febrero de 1873 salieron de España donde María Victoria murió en San Remo a la temprana edad de 29 años el 8 de noviembre de 1876 como consecuencia de la tuberculosis.

El duro trabajo de las lavanderas comenzaba a primera hora de la mañana tras recoger la ropa sucia que les llevaban los llamados esportilleros. Su tarea consistía en usar las manos para frotar y enjabonar la ropa sucia en piedras o en una plancha de madera y acabar su duro trabajo hasta llevar la ropa a secar en los secaderos públicos hasta que se doblaba en cestos y era devuelta de nuevo por los esportilleros a los domicilios de donde procedían.


Lavanderas en el Puente de Segovia

Lavanderas arrodilladas en cajones para resguardarse

Un paisaje blanco por tanta ropa tendida a modo de banderas

    Lavaderos a orillas del Manzanares

La actividad de este colectivo de mujeres lavanderas cesó alrededor del año 1926 debido a la canalización del río Manzanares y a la paulatina llegada del agua corriente a las casas particulares.

A lo largo de los tantos años de la precaria actividad llevada a cabo por las lavanderas se ha dado el nombre de Parque lavanderas del Manzanares a una zona verde situada entre el Paseo de las Delicias y la calle del Gasómetro dentro del distrito de la Arganzuela madrileña como reconocimiento a su labor.


Tras comentar el contenido del pliego creo de interés el repasar gráfica y literariamente uno de los barrios más pobres por entonces de la capital, conocido por el Barrio de las Injurias y su estrecha relación con el oficio de las lavanderas.

El pliego

En el pliego reproducido a continuación se recoge la donación monetaria efectuada por muchas de las lavanderas para colocar una placa en el monumento fúnebre de la familia Saboya, Sala de las Reinas, como aparece en otros documentos consultados, donde se expresa:
"En prueba de respetuoso cariño, a la memoria de doña María Victoria, las lavanderas de Madrid-Barcelona-Valencia-Alicante-Tarragona. A tan virtuosa señora".
A continuación, se agrega en el pliego un Bonito tango americano con los amores de Domingo con una cubana. El llamado genéricamente tango americano pertenece a una familia rítmica originaria de Cuba que se fue extendiendo a otros países latinos al igual que lo fue en España y Portugal. La confusión de englobar al tango el término americano es para incorporar estos patrones rítmicos a su presencia en otros países. A mediados del siglo XIX ya se conocían estos tangos cubanos o americanos

Charles Davillier, en su Voyage en Espagne, escribe en 1862 que asistió y escuchó a una veintena de andaluces coplas del tango americano como propio de las canciones populares de Andalucía y usado también en la zarzuela de la época. 
"El turno de las danzas no tarda en volver y una joven gitana, de piel cobriza, cabellos crespos y ojos de azabache –como dicen los españoles– danza el tango americano con un ardor extraordinario; el tango es una danza de negros de carácter muy brusco y fuertemente acentuado; se puede decir otro tanto de la mayor parte de los aires que tienen el mismo origen y especialmente de aquélla que comienza con estas palabras: «¡Ay! ¡Qué gusto y qué placer!», canción tan popular desde hace algunos años como el tango".  
Las referencias al tango (americano, habanera o argentino) es todo un complejo tema que admite diferentes variantes y que se extendió a lo largo del siglo XIX.






El barrio de las Injurias

El Barrio de las Injurias, uno de los barrios más pobres por aquel entonces de la capital, se encontraba colindante con el río Manzanares. Su nombre proviene de una imagen sagrada católica situada en un antiguo humilladero en el Paseo del Cristo de las Injurias en lo que es hoy el Paseo de Yeserías, llamado así por haber sido un lugar referente en la industria del yeso.


El escritor vasco Pío Baroja, en La Busca, primera novela de su trilogía «La lucha por la vida», hace mención de aquellos barrios pobres tan sumidos en la pobreza:
«Por el Puente de Toledo pasaba una procesión de mendigos y mendigas, a cual más desastrados y sucios. Salía gente, para formar aquella procesión del harapo de las Cambroneras y de las Injurias; llegaban del paseo Imperial y de los Ocho Hilos; y ya, en filas apretadas, entraban por el puente de Toledo y seguían por el camino alto de San Isidro a detenerse ante una casa roja a recibir la doctrina, a cambio de escuchar sermones que daban las señoras de la alta sociedad, recibían ayuda, comida, ropa o sábanas limpias».

 Arturo Barea (1897-1957), hijo de quien fue una lavandera madrileña que se ganaba la vida lavando ropa militar, rememora su infancia en La forja de un rebelde, novela autobiográfica dividida en tres partes y que fue publicada entre 1940 y 1945 durante su exilio en Inglaterra. Para su publicación en España hubo que esperar al año 1978, una vez fallecido Franco y asentados los inicios de la democracia. En su primera parte recuerda el Barrio de las Injurias y cómo su madre (Leonor), acudía a lavar al Manzanares. La cita que entresaco del primer capítulo es larga, pero creo que significativa para enmarcar aquellos años de su infancia y el trasiego de prendas lavadas y recogidas.

«Los doscientos pantalones se llenan de viento y se inflan. Me parecen hombres gordos sin cabeza, que se balancean colgados de las cuerdas del tendedero. Los chicos corremos entre las hileras de pantalones blancos y repartimos azotazos sobre los traseros hinchados. La señora Encarna corre detrás de nosotros con la pala de madera con que golpea la ropa sucia para que escurra la pringue. Nos refugiamos en el laberinto de calles que forman las cuatrocientas sábanas húmedas. A veces consigue alcanzar a alguno; los demás comenzamos a tirar pellas de barro a los pantalones. Les quedan manchas, como si se hubieran ensuciado en ellos, y pensamos en los azotes que le van a dar por cochino al dueño.

   Por la tarde, cuando los pantalones están secos, ayudamos a contarlos en montones de diez hasta completar los doscientos. Los chicos de las lavanderas nos reunimos con la señora Encarna en el piso más alto de la casa del lavadero. Es una nave que tiene encima el tejado doblado en dos. La señora Encarna cabe en medio de pie y casi da con el moño en la viga central. Nosotros nos quedamos a los lados y damos con la cabeza en el techo. Al lado de la señora Encarna está el montón de pantalones, de sábanas, de calzoncillos y de camisas. Al final están las fundas de las almohadas. Cada prenda tiene un número, y la señora Encarna los va cantando y tirándolas al chico que tiene aquella docena a su cargo. Cada uno de nosotros tenemos a nuestro lado dos o tres montones, donde están los «veintes», los «treintas» o los «sesentas». Cada prenda la dejamos caer en su montón correspondiente. Después, en cada funda de almohada, como si fuera un saco, metemos un pantalón, dos sábanas, un par de calzoncillos y una camisa, que tienen todos el mismo número. Los jueves baja el carro grande, con cuatro caballos, que carga los doscientos talegos de ropa limpia y deja otros doscientos de ropa sucia». (Capítulo 1 del primer tomo)

 


Para saber más

Carmen Gallardo, periodista y escritora, contextualiza documentalmente a la que fue patrocinadora de la creación del Asilo de las Lavanderas en su novela histórica La reina de las lavanderas, publicada en Madrid el año 2012 por La Esfera de los Libros.


©Antonio Lorenzo

sábado, 25 de octubre de 2025

Sufrimientos en la nación por la diversidad de ideas entre unos y otros


El pliego reproducido viene a señalar que la confrontación de ideas y las discrepancias ideológicas viene de antiguo en lo que actualmente viene designándose con el término "polarización". La diversidad de ideas se contextualiza en el pliego a través de diferentes apartados sin recurrir a la palabra que actualmente se ha puesto de moda y dejando al margen su más acorde sentido significativo.

En estos últimos años el término polarización se ha popularizado y extendido su significado a cualquier situación de confrontamiento contextual utilizado de una forma abusiva y estratégica, tanto por parte de los medios informativos como de las redes sociales, con el fin de captar la atención y posicionarse en un lado frente al otro. Dicho término se utilizaba básicamente en el terreno de lo científico o tecnológico, pero su uso en la actualidad se ha extendido a cualquier forma de discrepancia, ya sea política, económica o cultural buscando conseguir un efecto exagerado e incisivo encuadrado en una postura ideológica sin apenas fisuras o matizaciones.

Es tal la incidencia del término polarización en los últimos años que La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Real Academia Española y la Agencia EFE, ha escogido dicho término como la palabra del año 2023 frente a las otras doce candidatas finalistas como ejemplo representativo y de elevada presencia en los medios de comunicación.

El fenómeno creciente del uso del término, abierto a cualquier significado para expresar oposición, conlleva todo un recurso añadido de cara a fomentar lo emocional y afectivo y sumergirse en un marco ideológico como herramienta acrítica, sin apenas aristas y alejada de cualquier divergencia. 

Si nos detenemos en este pliego del siglo XIX se postulan las distintas controversias en los siete apartados recogidos.

 - Las lágrimas
 - Buenos y malos
 - Madres e hijos
 - La duda
 - El siglo
 - Tristeza y alegría
 - El telar

En último apartado del pliego comienza con una recurrente cuarteta de amplio recorrido:
Hoy la España es un telar
y el que se meta a tejer
va enredando más la tela
que el que tejió antes en él.
La metáfora del telar, como máquina artesanal destinada a tejer mediante un entramado de hilos y urdimbres para elaborar tejidos, viene a simbolizar de forma alegórica los entrecruzamientos y la diversidad de ideas que son propias de la complejidad inherente a toda realidad social.

El telar constituye metafóricamente un marco de referencia donde los hilos propios de la urdimbre son la clave del desarrollo y resultado final del tejido a elaborar. El telar es todo un símbolo ancestral desde la mitología griega, donde Aracne, de gran habilidad tejedora, desafió a la diosa Atenea acabando castigada y transformada en araña y condenada a tejer sin cesar.

Velázquez - La Fábula de Aracne o Las hilanderas
El telar, con su variedad y manejos de hilos y urdimbres, viene a simbolizar de manera metafórica cualquier realidad social desde la noche de los tiempos.

El pliego fue impreso en Madrid, sin que figure el año, por la Imprenta Universal, fundada en 1850 y de la que se conocen distintos emplazamientos, entre otros: uno, en la calle Cabestreros, 5; en la travesía de San Mateo, 1, en la calle del Oso, 21 y en la Carrera de San Francisco, 6.





©Antonio Lorenzo

jueves, 31 de julio de 2025

Lamentos de quienes fueron arrojados al mar en Galicia como venganza

 

Hay pliegos que ideológicamente se muestran favorables al liberalismo y al progresismo frente a otros que vienen a defender la permanencia de gobiernos moderados o conservadores y expresan proclamas laudatorias para una monarquía absolutista, como sucede en el pliego reproducido, partidario de la moral cristiana y del rey Fernando VII.

El pliego reproducido se imprimió el año 1824 y en él se narra cómo en Galicia fueron arrojados al mar cincuenta y tres prisioneros para que se acabaran ahogando, entre los que se encontraban una serie de seglares, frailes y curas a modo de venganza por mantener sus ideas contrarias a las sostenidas por el "malvado" Quiroga. De aquella debacle apenas se consiguieron salvar cuatro de ellos quienes dieron la noticia de la tragedia.

¿Qué ocurrió en Galicia el año 1824? ¿Quién era el llamado infame Quiroga que obligó a arrojar al mar a estos disidentes y qué motivos se desprenden para dar pie a dicha adversidad?

Si repasamos por encima el contexto histórico para situar estos fabulosos hechos, no existe documentación histórica y fidedigna alguna. Al final del pliego se dice que fue compuesto por un tal Manuel de la Cuesta, humilde y cántabro ciego, quien suplica al auditorio que le perdonen sus yerros.

El año 1823 puede considerarse como la primera guerra civil sucedida en España como consecuencia de la invasión en España a cargo de un ejército francés. En 1823, el ejército francés, conocido por los Cien Mil hijos de San Luis y apoyados por algunas potencias europeas invadieron España para restablecer el régimen absolutista derrocado en 1820 y reponer en el trono a Fernando VII como rey absoluto, por lo que el conocido Trienio Constitucionalista de 1820-1823 no logró su perdurabilidad.

La figura de Quiroga, a quien se achaca en el pliego la malévola idea de arrojar al mar a sus contrarios ideológicos, es una muestra más de las desavenencias y turbulencias políticas en la España de mediados del siglo XIX.

En 1822 Quiroga se dirigió al pueblo gallego con la siguiente proclama:


Antonio Quiroga y Hermida (Betanzos, 1784-Santiago de Compostela, 1841), fue un destacado liberal que apoyó la sublevación del general Riego en Cabezas de San Juan el año 1820. Dicho levantamiento tenía por objetivo la restauración de la Constitución de Cádiz "La Pepa", proclamada en 1812, lo que supuso un levantamiento militar contra el absolutismo de Fernando VII en favor de las ideas liberales y progresistas.

Tras la Guerra de la Independencia (1808-1814), en el mes de marzo de 1814 Fernando VII regresó a España desde su exilio suprimiendo la Constitución de Cádiz mediante decreto y restableciendo la monarquía absoluta hasta el Trienio Liberal (1820-1823) donde a consecuencia del levantamiento de Rafael de Riego se restableció de nuevo la Constitución de 1812 donde el rey se vio obligado a acatar y a jurar la Constitución marcando el inicio del Trienio Liberal.

La conspiración del rey y de sus partidarios para restablecer el absolutismo propició que los llamados Cien Mil Hijos de San Luis invadieran España en 1823 apoyados de los realistas españoles con el fin de proclamar el regreso al absolutismo, lo que al final consiguieron dando inicio a la llamada Década Ominosa (1823-1833).

Es en este contexto donde Quiroga, como capitán general de Galicia (1822-1823) se opuso a la invasión de Galicia por las tropas francesas tratando de poner toda clase de trabas e impedimentos con el fin de sostener el liberalismo. Tanto los realistas como el clero defendieron de forma activista su posición favorable para restablecer el poder absolutista y su adhesión al ejército invasor. Quiroga solicitó ayuda a los gobiernos de Inglaterra y Portugal, adictos a sus posiciones, para tratar de sostener el legítimo régimen constitucionalista. No pudo ser. Tras el fracaso militar de los liberales españoles, en 1823 capituló ante el Ejército francés en La Coruña, tras lo cual emigró a Inglaterra para refugiarse y evitar su detención.

Para un lector de aquellos años y al margen de sus posturas ideológicas, lo expresado en el pliego no les debería resultar ajeno, pues en el año 1824 las circunstancias históricas posicionaban las creencias de la población popular, apoyando o denigrando los conflictos internos que atravesaban. En este caso, el pliego se decanta claramente por posiciones conservadoras construyendo una serie de acontecimientos que, como es notorio, carecen de credibilidad histórica y documental.





©Antonio Lorenzo

martes, 15 de julio de 2025

La mujer patriota o una escena de Vicálvaro

 
Dentro de la amplia temática en el selvático mundo de los pliegos de cordel, las referencias a acontecimientos históricos, al margen, obviamente, de las diferentes posiciones que se defiendan, también resultan referenciales. En el caso que muestro a continuación, el pliego recrea imaginativamente el comportamiento de una mujer patriótica que intervino en la llamada Vicalvarada del año 1854. Dicha figura recuerda a la mítica Agustina de Aragón, tan activa y seguidora del ejército contra los franceses en su defensa de Zaragoza en la guerra de la Independencia, lo que acrecienta en el pueblo el interés para comprar el pliego. En nuestro caso, se resalta la figura de María la cantinera como defensora y partidaria del levantamiento popular frente al gobierno moderado, reivindicando la libertad y aceptando, incluso, su propia muerte en aras a la defensa patriótica.

Por contextualizar algo el contenido del pliego, el pronunciamiento conocido como La Vicalvarada hace referencia al levantamiento militar protagonizado por O'Donnell en 1854 frente al entonces gobierno nacional. Esta sublevación, tanto civil como militar, frente a los gobiernos moderados durante el reinado de Isabel II, dieron lugar al llamado Bienio Progresista (1854-1856). La revolución liderada por O'Donnell dio paso a numerosos y ambiguos acontecimientos lo que condujo a la reina Isabel II a prescindir de los moderados no teniendo más remedio que nombrar al general Espartero para que presidiera el Consejo de ministros. 

Ello dio lugar a que se imprimieran hojas sueltas de cara a su difusión y venta popular aludiendo a estos acontecimientos y ofreciendo la posibilidad de consultar sus músicas con el pianista del mismo café donde se interpretaban los dúos o canciones recogidas en los pliegos.




El 7 de julio de 1854 se dio a conocer el El manifiesto de Manzanares (Ciudad Real) redactado por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general Leopoldo O'Donnell, cuyo objetivo no era otro que el buscar una alianza con los partidarios progresistas y con los desencantados de los moderados del régimen isabelino de entonces mediante una regeneración liberal y progresista.

La idea principal del manifiesto se centraba en justificar el pronunciamiento militar de julio de 1854 como el camino a seguir para restaurar un liberalismo reformista y liberal, una descentralización y defensa de los intereses locales y una modernización constitucional regeneradora. El Manifiesto de Manzanares resultó ser todo un referente para el liberalismo español, aunque fue redactado por el entonces joven Antonio Cánovas del Castillo, quien curiosamente fuera, un tiempo más tarde, el propiciador de la restauración borbónica con Alfonso XII, hijo de Isabel II.



El pliego recoge curiosamente y como novedad la referencia a una colección de dúos y canciones que se cantaban en el café del Liceo en la Plaza de Santa Ana donde se menciona una escena de la Vicalvarada protagonizada por la mujer patriota. Hay que recordar que la barcelonesa Plaza de Santa Ana, antes de ser absorbida por la Avenida del Portal del Ángel, y previa a la remodelación de la zona, fue todo un referente de celebraciones y reuniones.

La referencia al Café del Liceo nos remite a la creación en 1837 de una Sociedad Dramática de Aficionados en relación con las artes escénicas en la Plaza de Santa Ana. Ya como teatro, y trasladado a Las Ramblas, se inauguró el 4 de abril de 1847 ubicado en el lugar donde se hallaba el antiguo convento de los trinitarios descalzos de la Rambla. Tras pasar por los dos incendios que lo destruyeron parcialmente, acabó convertido en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona como un referente indiscutible de la ópera en la ciudad. A lo largo de su amplia trayectoria se relaciona también con determinados cafés donde se celebraban funciones dramáticas cantos y bailes.

La importancia de estos establecimientos debido a su difusión de coplas y cantares, es importante, pues en muchos de ellos se practicaba la canción andaluza y las primeras incursiones o interacciones sobre sobre la práctica del flamenco en Cataluña. Los escasos datos sobre la actividad de cantaores y bailaores flamencos no debilitan el desarrollo y la importancia de la canción andaluza en Cataluña, similar al de otras provincias, tal y como se rastrea a través de las noticias aparecidas en los periódicos de la época y que merecería una mayor investigación.


El pliego

El pliego procede de la imprenta barcelonesa de C. Miró y su venta en la Casa de José Torras en la calle de La Canuda nº 27.





Para saber más

(Reedición actualizada de la publicación original de 1854)

©Antonio Lorenzo

miércoles, 23 de abril de 2025

El consejo y el desengaño sobre los sufrimientos de una nación

 

El año 1896, fecha del pliego, resulta significativa, ya que dicho año es el antecedente de la pérdida de las colonias españolas que se produjo un par de años más tarde. El 12 de abril de 1896 fueron convocadas unas elecciones generales siendo Alfonso XIII menor de edad y ostentando la regencia su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena. En pleno periodo de la restauración borbónica en España, donde el ejercicio del poder entre los llamados liberales y conservadores se efectuaba mediante turnos tras el pacto alcanzado en noviembre de 1895. Celebradas las elecciones de 1896 obtuvieron más representantes los conservadores, aunque utilizando las manipulaciones propias de este tipo de requerimientos como han señalado prestigiosos historiadores. 

Estos pliegos no dejan de guardar cierta relación con los periódicos de la época. En la España de 1896, en pleno conflicto armado con respecto a la independencia cubana, la numerosa prensa escrita reflejaba una sociedad envuelta por la crisis y por las tensiones sociales. La desigualdad, la pobreza y la corrupción imperaban en esos difíciles años previos al comienzo del siglo XX.

Mª Dolores Carbonell Zaragoza, en su artículo Hace apenas cien años, publicado en Militaria. Revista de cultura militar, del año 1999, Nº 13, expresa cómo un joven podía librarse de la entrada a quintas a cambio de dinero.


La cabecera del pliego, nominada como Trobos [sic] de actualidad viene a recordarnos los sufrimientos de los hijos de una nación al oponerse unos contra otros solamente por las ideas, como se apunta a lo largo de estas coplas glosadas y cuyo resumen es el telar:

Hoy España es un telar
y el que se meta a tejer
va enredando más la tela
que el que tejió antes en él.

Este pliego se encontraba a la venta en la tienda de M. Borrás en la Casita de madera que se encontraba en la Cuesta del Teatro en Palma, donde también se vendía un variado e interesante surtido como se detalla en el colofón del pliego.


El pliego






©Antonio Lorenzo

lunes, 11 de noviembre de 2024

Clamores de las doncellas por las dificultades para encontrar maridos


La idea de que las mozas solteras deseaban casarse prontamente refleja una visión que, desde el punto de vista actual, resulta controvertida y propia de la mentalidad de entonces, donde la mujer casadera admitía gustosamente su dependencia al patriarcado masculino. El pliego hay que contextualizarlo, como se señala en el mismo, en la época donde se desarrollaron las contiendas civiles entre los llamados cristinos y los carlistas.

A lo largo del siglo XIX se produjeron una serie de enfrentamientos civiles entre los apodados cristinos (en referencia a María Cristina, viuda de Fernando VII, quien asumió la regencia cuando la futura reina Isabel II solo contaba con tres años), frente a los carlistas, opuestos a una política liberal y partidarios de adjudicar el trono español a Carlos María Isidro, hermano del fallecido rey Fernando VII.

«Unos se llaman carlistas
Otros se llaman cristinos
Lo cierto es que nosotras
Nos quedamos sin marido». 

El pliego se detiene en señalar las dificultades para encontrar marido debido a las guerras entre los distintos partidarios y donde las mozas casaderas se lamentan por la falta de encontrar hombres adecuados.

La posición de las mujeres ante estos enfrentamientos, que no toman partido por uno u otro bando, se quejan solamente por las dificultades para encontrar maridos convenientes.

«Dicen nuestras madres
con mucha tristeza,
no os caseis hijas
durante esta guerra;
Que sin son cristinos
no pueden comer,
y si son carlistas,
hartos de correr».

Este pliego suelto se encontraba a la venta en la librería barcelonesa de José Lluch, sita en la calle de la Libreteria, al que que añado a continuación, para contextualizar históricamente aquella desgraciada etapa, un par de hojas con la referencia al conocido Abrazo de Vergara entre el general Espartero (liberal) y el general Maroto (carlista) que puso fin a la primera guerra carlista el 31 de agosto de 1839, aunque luego prosiguieron los enfrentamientos durante dos guerras más.

La actividad editorial de Josep Lluch, como responsable del pliego y del par de hojas añadidas, comenzó en los años veinte del siglo XIX prolongándose al menos hasta el año 1860, según puede deducirse de los pies de sus publicaciones, y cuyos tacos xilográficos pasaron posteriormente en buena medida al también conocido impresor Juan Llorens quien los reutilizó de nuevo en su imprenta.







Para saber más

Benito Pérez Galdós, en la tercera serie de sus Episodios nacionales, escrita entre 1898 y 1900, retomó de nuevo la historia de España recreando los acontecimientos históricos tras la muerte de Fernando VII y las confrontaciones entre los liberales, que apoyaban a la regente María Cristina, frente a los carlistas defensores del hermano del rey fallecido.


©Antonio Lorenzo