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jueves, 31 de julio de 2025

Lamentos de quienes fueron arrojados al mar en Galicia como venganza

 

Hay pliegos que ideológicamente se muestran favorables al liberalismo y al progresismo frente a otros que vienen a defender la permanencia de gobiernos moderados o conservadores y expresan proclamas laudatorias para una monarquía absolutista, como sucede en el pliego reproducido, partidario de la moral cristiana y del rey Fernando VII.

El pliego reproducido se imprimió el año 1824 y en él se narra cómo en Galicia fueron arrojados al mar cincuenta y tres prisioneros para que se acabaran ahogando, entre los que se encontraban una serie de seglares, frailes y curas a modo de venganza por mantener sus ideas contrarias a las sostenidas por el "malvado" Quiroga. De aquella debacle apenas se consiguieron salvar cuatro de ellos quienes dieron la noticia de la tragedia.

¿Qué ocurrió en Galicia el año 1824? ¿Quién era el llamado infame Quiroga que obligó a arrojar al mar a estos disidentes y qué motivos se desprenden para dar pie a dicha adversidad?

Si repasamos por encima el contexto histórico para situar estos fabulosos hechos, no existe documentación histórica y fidedigna alguna. Al final del pliego se dice que fue compuesto por un tal Manuel de la Cuesta, humilde y cántabro ciego, quien suplica al auditorio que le perdonen sus yerros.

El año 1823 puede considerarse como la primera guerra civil sucedida en España como consecuencia de la invasión en España a cargo de un ejército francés. En 1823, el ejército francés, conocido por los Cien Mil hijos de San Luis y apoyados por algunas potencias europeas invadieron España para restablecer el régimen absolutista derrocado en 1820 y reponer en el trono a Fernando VII como rey absoluto, por lo que el conocido Trienio Constitucionalista de 1820-1823 no logró su perdurabilidad.

La figura de Quiroga, a quien se achaca en el pliego la malévola idea de arrojar al mar a sus contrarios ideológicos, es una muestra más de las desavenencias y turbulencias políticas en la España de mediados del siglo XIX.

En 1822 Quiroga se dirigió al pueblo gallego con la siguiente proclama:


Antonio Quiroga y Hermida (Betanzos, 1784-Santiago de Compostela, 1841), fue un destacado liberal que apoyó la sublevación del general Riego en Cabezas de San Juan el año 1820. Dicho levantamiento tenía por objetivo la restauración de la Constitución de Cádiz "La Pepa", proclamada en 1812, lo que supuso un levantamiento militar contra el absolutismo de Fernando VII en favor de las ideas liberales y progresistas.

Tras la Guerra de la Independencia (1808-1814), en el mes de marzo de 1814 Fernando VII regresó a España desde su exilio suprimiendo la Constitución de Cádiz mediante decreto y restableciendo la monarquía absoluta hasta el Trienio Liberal (1820-1823) donde a consecuencia del levantamiento de Rafael de Riego se restableció de nuevo la Constitución de 1812 donde el rey se vio obligado a acatar y a jurar la Constitución marcando el inicio del Trienio Liberal.

La conspiración del rey y de sus partidarios para restablecer el absolutismo propició que los llamados Cien Mil Hijos de San Luis invadieran España en 1823 apoyados de los realistas españoles con el fin de proclamar el regreso al absolutismo, lo que al final consiguieron dando inicio a la llamada Década Ominosa (1823-1833).

Es en este contexto donde Quiroga, como capitán general de Galicia (1822-1823) se opuso a la invasión de Galicia por las tropas francesas tratando de poner toda clase de trabas e impedimentos con el fin de sostener el liberalismo. Tanto los realistas como el clero defendieron de forma activista su posición favorable para restablecer el poder absolutista y su adhesión al ejército invasor. Quiroga solicitó ayuda a los gobiernos de Inglaterra y Portugal, adictos a sus posiciones, para tratar de sostener el legítimo régimen constitucionalista. No pudo ser. Tras el fracaso militar de los liberales españoles, en 1823 capituló ante el Ejército francés en La Coruña, tras lo cual emigró a Inglaterra para refugiarse y evitar su detención.

Para un lector de aquellos años y al margen de sus posturas ideológicas, lo expresado en el pliego no les debería resultar ajeno, pues en el año 1824 las circunstancias históricas posicionaban las creencias de la población popular, apoyando o denigrando los conflictos internos que atravesaban. En este caso, el pliego se decanta claramente por posiciones conservadoras construyendo una serie de acontecimientos que, como es notorio, carecen de credibilidad histórica y documental.





©Antonio Lorenzo

martes, 15 de julio de 2025

La mujer patriota o una escena de Vicálvaro

 
Dentro de la amplia temática en el selvático mundo de los pliegos de cordel, las referencias a acontecimientos históricos, al margen, obviamente, de las diferentes posiciones que se defiendan, también resultan referenciales. En el caso que muestro a continuación, el pliego recrea imaginativamente el comportamiento de una mujer patriótica que intervino en la llamada Vicalvarada del año 1854. Dicha figura recuerda a la mítica Agustina de Aragón, tan activa y seguidora del ejército contra los franceses en su defensa de Zaragoza en la guerra de la Independencia, lo que acrecienta en el pueblo el interés para comprar el pliego. En nuestro caso, se resalta la figura de María la cantinera como defensora y partidaria del levantamiento popular frente al gobierno moderado, reivindicando la libertad y aceptando, incluso, su propia muerte en aras a la defensa patriótica.

Por contextualizar algo el contenido del pliego, el pronunciamiento conocido como La Vicalvarada hace referencia al levantamiento militar protagonizado por O'Donnell en 1854 frente al entonces gobierno nacional. Esta sublevación, tanto civil como militar, frente a los gobiernos moderados durante el reinado de Isabel II, dieron lugar al llamado Bienio Progresista (1854-1856). La revolución liderada por O'Donnell dio paso a numerosos y ambiguos acontecimientos lo que condujo a la reina Isabel II a prescindir de los moderados no teniendo más remedio que nombrar al general Espartero para que presidiera el Consejo de ministros. 

Ello dio lugar a que se imprimieran hojas sueltas de cara a su difusión y venta popular aludiendo a estos acontecimientos y ofreciendo la posibilidad de consultar sus músicas con el pianista del mismo café donde se interpretaban los dúos o canciones recogidas en los pliegos.




El 7 de julio de 1854 se dio a conocer el El manifiesto de Manzanares (Ciudad Real) redactado por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general Leopoldo O'Donnell, cuyo objetivo no era otro que el buscar una alianza con los partidarios progresistas y con los desencantados de los moderados del régimen isabelino de entonces mediante una regeneración liberal y progresista.

La idea principal del manifiesto se centraba en justificar el pronunciamiento militar de julio de 1854 como el camino a seguir para restaurar un liberalismo reformista y liberal, una descentralización y defensa de los intereses locales y una modernización constitucional regeneradora. El Manifiesto de Manzanares resultó ser todo un referente para el liberalismo español, aunque fue redactado por el entonces joven Antonio Cánovas del Castillo, quien curiosamente fuera, un tiempo más tarde, el propiciador de la restauración borbónica con Alfonso XII, hijo de Isabel II.



El pliego recoge curiosamente y como novedad la referencia a una colección de dúos y canciones que se cantaban en el café del Liceo en la Plaza de Santa Ana donde se menciona una escena de la Vicalvarada protagonizada por la mujer patriota. Hay que recordar que la barcelonesa Plaza de Santa Ana, antes de ser absorbida por la Avenida del Portal del Ángel, y previa a la remodelación de la zona, fue todo un referente de celebraciones y reuniones.

La referencia al Café del Liceo nos remite a la creación en 1837 de una Sociedad Dramática de Aficionados en relación con las artes escénicas en la Plaza de Santa Ana. Ya como teatro, y trasladado a Las Ramblas, se inauguró el 4 de abril de 1847 ubicado en el lugar donde se hallaba el antiguo convento de los trinitarios descalzos de la Rambla. Tras pasar por los dos incendios que lo destruyeron parcialmente, acabó convertido en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona como un referente indiscutible de la ópera en la ciudad. A lo largo de su amplia trayectoria se relaciona también con determinados cafés donde se celebraban funciones dramáticas cantos y bailes.

La importancia de estos establecimientos debido a su difusión de coplas y cantares, es importante, pues en muchos de ellos se practicaba la canción andaluza y las primeras incursiones o interacciones sobre sobre la práctica del flamenco en Cataluña. Los escasos datos sobre la actividad de cantaores y bailaores flamencos no debilitan el desarrollo y la importancia de la canción andaluza en Cataluña, similar al de otras provincias, tal y como se rastrea a través de las noticias aparecidas en los periódicos de la época y que merecería una mayor investigación.


El pliego

El pliego procede de la imprenta barcelonesa de C. Miró y su venta en la Casa de José Torras en la calle de La Canuda nº 27.





Para saber más

(Reedición actualizada de la publicación original de 1854)

©Antonio Lorenzo

miércoles, 23 de abril de 2025

El consejo y el desengaño sobre los sufrimientos de una nación

 

El año 1896, fecha del pliego, resulta significativa, ya que dicho año es el antecedente de la pérdida de las colonias españolas que se produjo un par de años más tarde. El 12 de abril de 1896 fueron convocadas unas elecciones generales siendo Alfonso XIII menor de edad y ostentando la regencia su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena. En pleno periodo de la restauración borbónica en España, donde el ejercicio del poder entre los llamados liberales y conservadores se efectuaba mediante turnos tras el pacto alcanzado en noviembre de 1895. Celebradas las elecciones de 1896 obtuvieron más representantes los conservadores, aunque utilizando las manipulaciones propias de este tipo de requerimientos como han señalado prestigiosos historiadores. 

Estos pliegos no dejan de guardar cierta relación con los periódicos de la época. En la España de 1896, en pleno conflicto armado con respecto a la independencia cubana, la numerosa prensa escrita reflejaba una sociedad envuelta por la crisis y por las tensiones sociales. La desigualdad, la pobreza y la corrupción imperaban en esos difíciles años previos al comienzo del siglo XX.

Mª Dolores Carbonell Zaragoza, en su artículo Hace apenas cien años, publicado en Militaria. Revista de cultura militar, del año 1999, Nº 13, expresa cómo un joven podía librarse de la entrada a quintas a cambio de dinero.


La cabecera del pliego, nominada como Trobos [sic] de actualidad viene a recordarnos los sufrimientos de los hijos de una nación al oponerse unos contra otros solamente por las ideas, como se apunta a lo largo de estas coplas glosadas y cuyo resumen es el telar:

Hoy España es un telar
y el que se meta a tejer
va enredando más la tela
que el que tejió antes en él.

Este pliego se encontraba a la venta en la tienda de M. Borrás en la Casita de madera que se encontraba en la Cuesta del Teatro en Palma, donde también se vendía un variado e interesante surtido como se detalla en el colofón del pliego.


El pliego






©Antonio Lorenzo

lunes, 11 de noviembre de 2024

Clamores de las doncellas por las dificultades para encontrar maridos


La idea de que las mozas solteras deseaban casarse prontamente refleja una visión que, desde el punto de vista actual, resulta controvertida y propia de la mentalidad de entonces, donde la mujer casadera admitía gustosamente su dependencia al patriarcado masculino. El pliego hay que contextualizarlo, como se señala en el mismo, en la época donde se desarrollaron las contiendas civiles entre los llamados cristinos y los carlistas.

A lo largo del siglo XIX se produjeron una serie de enfrentamientos civiles entre los apodados cristinos (en referencia a María Cristina, viuda de Fernando VII, quien asumió la regencia cuando la futura reina Isabel II solo contaba con tres años), frente a los carlistas, opuestos a una política liberal y partidarios de adjudicar el trono español a Carlos María Isidro, hermano del fallecido rey Fernando VII.

«Unos se llaman carlistas
Otros se llaman cristinos
Lo cierto es que nosotras
Nos quedamos sin marido». 

El pliego se detiene en señalar las dificultades para encontrar marido debido a las guerras entre los distintos partidarios y donde las mozas casaderas se lamentan por la falta de encontrar hombres adecuados.

La posición de las mujeres ante estos enfrentamientos, que no toman partido por uno u otro bando, se quejan solamente por las dificultades para encontrar maridos convenientes.

«Dicen nuestras madres
con mucha tristeza,
no os caseis hijas
durante esta guerra;
Que sin son cristinos
no pueden comer,
y si son carlistas,
hartos de correr».

Este pliego suelto se encontraba a la venta en la librería barcelonesa de José Lluch, sita en la calle de la Libreteria, al que que añado a continuación, para contextualizar históricamente aquella desgraciada etapa, un par de hojas con la referencia al conocido Abrazo de Vergara entre el general Espartero (liberal) y el general Maroto (carlista) que puso fin a la primera guerra carlista el 31 de agosto de 1839, aunque luego prosiguieron los enfrentamientos durante dos guerras más.

La actividad editorial de Josep Lluch, como responsable del pliego y del par de hojas añadidas, comenzó en los años veinte del siglo XIX prolongándose al menos hasta el año 1860, según puede deducirse de los pies de sus publicaciones, y cuyos tacos xilográficos pasaron posteriormente en buena medida al también conocido impresor Juan Llorens quien los reutilizó de nuevo en su imprenta.







Para saber más

Benito Pérez Galdós, en la tercera serie de sus Episodios nacionales, escrita entre 1898 y 1900, retomó de nuevo la historia de España recreando los acontecimientos históricos tras la muerte de Fernando VII y las confrontaciones entre los liberales, que apoyaban a la regente María Cristina, frente a los carlistas defensores del hermano del rey fallecido.


©Antonio Lorenzo

sábado, 26 de octubre de 2024

El submarino Peral, lo que pudo ser y no fue

Litografía de José María Mateu de 1889 (BNE)
El marino y científico militar Isaac Peral (1851-1895) fue el inventor, a finales del siglo XIX, del primer submarino con propulsión eléctrica y con la capacidad de lanzar torpedos sin tener que emerger a la superficie, lo que posiblemente hubiera evitado la pérdida del imperio colonial español de ultramar y el desastre de 1898. A pesar del éxito de las pruebas llevadas a cabo las autoridades desecharon el extraordinario invento promoviendo toda una etapa de desprestigio contra el inventor. Las controversias, espionajes y desacuerdos sobre este importante invento acabaron desechando su puesta en práctica.

La construcción de este primer submarino eléctrico comenzó en el Arsenal de la Carraca en Cádiz bajo un estricto secretismo inicial. Tras diversas y exitosas pruebas se realizó su botadura en la bahía de Cádiz en septiembre de 1888.

Tras unas campañas de desprestigio, espionajes de otras potencias extranjeras y desavenencias políticas, el ilustre inventor del novedoso submarino eléctrico no vio correspondido su extraordinario invento por los oscuros intereses que dirigían la política española. Un controvertido error de Peral fue el aceptar por parte del pueblo el presentarse en una parcial candidatura a diputado a Cortes por el Puerto de Santa María frente a otro candidato, hijo del entonces ministro de Marina, José María Beránger, quien no le perdonó que alcanzase un mejor resultado que su hijo. En su etapa como ministro en el gobierno de Cánovas se dedicó a perjudicar el proyecto del submarino de Peral oponiéndose a su desarrollo como arma submarina.

Un grave defecto fue el no guardar con cuidado el secreto de la invención, ya que se llegaron a publicar los planos y secretos técnicos antes de su construcción definitiva, lo que fue aprovechado por potencias extranjeras a consecuencia del desinterés en las pruebas públicas en la bahía de Cádiz y la no presencia de autoridades militares, aunque observadas por cientos de periodistas internacionales en las distintas pruebas efectuadas por el submarino.

Un interesante y oscuro personaje en todo este proceso fue la intervención del inglés Basil Zaharoff, intermediario en la venta de armas y falsos submarinos a países como Grecia, Turquía y Rusia. Especialista en sobornos y fichado por el Servicio de Inteligencia Británico se mostró muy interesado en la innovación que suponía el submarino de Peral de cara a sus intereses y beneficios.

El invento del submarino, de tan exigua trayectoria, fue superado técnicamente, aunque diez años más tarde, por la armada de los Estados Unidos, por lo que dicho invento primordial no fue reconocido hasta ya fallecido su propulsor y reconociendo su valiosa aportación que no se utilizó en su tiempo como hubiese debido. Su desmantelamiento fue clave para la pérdida de las posesiones españolas de ultramar, como las de Cuba y Filipinas, lo que hubiera cambiado el curso de las batallas navales. George Dewey, almirante de la fuerza naval estadounidense, al rememorar su victoria sobre la escuadra naval española en Santiago de Cuba, cita en sus memorias: «Si España hubiese tenido allí un solo submarino torpedero como el inventado por el señor Peral, reconozco que yo no habría podido mantener el bloqueo de Santiago ni 24 horas».

Tras los reconocidos éxitos de las pruebas que pasó el submarino, en 1891 fue desmontado por partes salvándose solo el casco que permaneció durante cuarenta años en el Arsenal de La Carraca hasta que fue remolcado a Cartagena, ciudad donde nació el ilustre Isaac Peral. La supremacía naval que hubiera supuesto la participación de tan importante e innovador invento frente a los modernos navíos de guerra norteamericanos no se alcanzó al quedar desarticulado como arma de guerra.

No deja de resultar llamativo el que, en el pasado año 2023, el actual alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, junto a la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, presentaran del 17 al 23 de marzo una réplica a escala real del submarino de Peral en el Paseo del Prado frente al Museo Naval a modo de escaparate para la conmemoración del Día Mundial del Submarino, aunque sin referenciar ni tener en cuenta todo lo acaecido en su oscura trayectoria, ya que nunca participó en una guerra. Su objetivo era el reivindicar el papel primordial de la defensa marítima que tiene Cartagena y ensalzar la labor de la Armada española en los mares: «de la que tan orgullosos nos debemos sentir y que tanta gloria ha aportado a la historia de España». 

El pueblo ensalzó la figura de Peral como un héroe, obviando por desconocimiento la injusticia histórica cometida por los gobernantes, dando lugar a la composición de distintas piezas musicales propias de la época, como polkas, valses, tangos, habaneras, pasodobles, pasacalles o mazurcas y hasta obras de teatro, como las estrenadas en Sevilla y Málaga en abril de 1889.


           

Los pliegos

En este primer pliego se recoge de forma socarrona y burlesca, no exenta de misoginia, el inverosímil deseo de Peral de dotar como tripulación de su submarino a modistas, cigarreras y verduleras de quince a veinte años, lo que seguramente impediría la acción de guerra de un barco extranjero al distraerse con su presencia.

Su autor, Francisco Jiménez, natural de Almería, aparece también en otros pliegos de parecida factura como "Coplas nuevas y divertidas para cantar los amantes a sus damas y ellas sepan corresponder a sus amantes".





Los siguientes pliegos, aunque alabando superficialmente la importancia del descubrimiento de Peral, les sirve de motivo para incluir como acompañantes de los marineros a mozas de oficios diversos que demostrarán sus habilidades, todo ello envuelto en un sentido misógino, aunque edulcorado con sus referencias a su atracción y osadía. Aparte de esta claros prejuicios y estereotipos sobre la figura de la mujer y sus precarios oficios lo que se saca en conclusión es la estrechez de la vida de los marineros respecto a sus precarias condiciones de trabajo.

En el segundo pliego reproducido se integran muchos de los versos del primero, pero en la segunda parte del "Bonito tango del submarino Peral" se ensalza la vida de su inventor y la importancia de su descubrimiento alabando la protección del señor Casado. Este señor Casado se refiere al Carlos Casado del Alisal, procedente de la Pampa Argentina y que ofreció de forma altruista a Peral 200.000 libras esterlinas para sufragar su proyecto y que el ilustre marino depositó en el Banco de España notificándolo a sus superiores. Tras las pruebas exitosas realizadas a principios de 1890, a lo largo del transcurso del año el Consejo de Marina anunciaba que el prototipo de Peral no dejaba de ser "una curiosidad técnica sin mayor trascendencia", lo que hizo que se abandonara el proyecto y que Peral devolviese la donación aportada. Tras todo ello, no dudó en solicitar su apartamiento y la licencia absoluta de la Armada.










Para saber más



©Antonio Lorenzo