El bandolerismo en Cataluña se conoce desde la Edad Media.
En un sentido amplio se pueden considerar como actos de bandolerismo las luchas
armadas entre estamentos aristocráticos para solucionar conflictos. Los señores
feudales catalanes promovían y dirigían acciones violentas suscitadas por su
deseo de expansión territorial con el apoyo de amplias capas de la sociedad. Es
lo que se ha venido llamando «bandolerismo aristocrático» frente a un
«bandolerismo popular». El bandolerismo aristocrático que practicaban las
familias nobles catalanas consistía en reclutar ejércitos privados (los
llamados bàldols feudals) de
carácter temporal hasta dirimir el conflicto. Esta forma de resolver a mano
armada los conflictos se designa en catalán con el verbo bandolejar, próximo al sustantivo bandolero. El bandolerismo
popular, tal y como lo conocemos, es un fenómeno social más moderno y cuya
causa principal suele ser la pobreza de amplias capas de la población.
Los enfrentamientos entre dos bandos nobiliarios, los nyerros y los cadells (conocidos también como narros y caderes),
arrancan ya desde el siglo XII, pero toman una especial relevancia durante el
siglo XVI y se extienden con desigual virulencia en siglos posteriores.
Simplificando mucho y sin detenernos en sus orígenes los llamados nyerros son
aquellos miembros que representaban a las clases medias y a los campesinos o pagesos y que eran defensores de los
intereses de los señores feudales catalanistas. Los cadells, por el contrario,
representaban a un amplio sector de la nobleza urbana y daban soporte a la
monarquía castellana centralista y a la iglesia.
Se trata, en definitiva, de dos ámbitos de poder: uno formado
por las instituciones de gobierno catalanas y otro por el entramado
institucional dependiente directo de la monarquía. Obviamente no deja de ser
una simplificación conceptual que habría que matizar, pero en la que no debemos
entrar ni por espacio ni por el propósito de este blog.
La presión fiscal de la hacienda
real sobre Cataluña, promovida por el conde-duque de Olivares (valido de Felipe
IV) y la protesta contra la movilización y su permanencia de los tercios del
ejército real y contra la pretensión de que fueran alojados dentro de las
poblaciones, junto a la precaria situación económica general, desembocó en una
violenta revuelta social conocida como el Corpus
de Sangre, el 7 de junio de 1640, (Guerra
de Les Segadors) donde fue asesinado el virrey, conde de Santa Coloma, y
asaltadas muchas casas de nobles en la ciudad de Barcelona.
|
Oleo de Antoni Estruch (1907) |
Siete años antes de este
estallido popular, pero en estrecha relación a estas confrontaciones entre linajes, fue
ejecutado en Barcelona Joan Serrallonga.
Joan Sala i Ferrer nació en el pueblo de Viladrau, de la
veguería de Vich, en 1594. El nombre de Serrallonga lo tomó de la casa de su
mujer, Margarida, en el término de Carós. Comenzó su vida bandolera ya
cumplidos los 30 años. Las causas sobre esa decisión no han sido aclaradas. En
el proceso que se le siguió y que se conserva y conoce por haber sido publicado
por Juan Cortada, Serrallonga declaró que se echó al monte por haberse visto
implicado injustamente en un delito de robo.
Según la declaración de mismo Serrallonga en el proceso contra él, tuvo
que huir de su casa y ponerse fuera de la ley por culpa de su amigo Miquel
Barfull, quien le denunció a las autoridades por quedarse unas capas robadas
por otro amigo, y por comprar a sus hermanas la mula que acababan de robar a su
madre. Cuando las autoridades vinieron a detenerle, Serrallonga se escapó a los
montes. Unos días después mató a tiros a su denunciante Miquel Barfull porque
había guiado a sus perseguidores. Serrallonga tuvo cinco hijos, uno de ellos
sacerdote.
Durante el proceso le acompañó su querida llamada Juana, la
Massisa, y parece ser que era hija de un cabecilla del bando de los cadells,
contrario al de los nyerros de Serrallonga.
La captura de miembros de su banda marcó el declive de la
vida bandolera de Serrallonga. Las torturas a que sometieron a sus compañeros
permitieron la detención de su cabecilla y la posterior acusación y condena. Detenido
junto a su amante Juana en 1633 fue condenado a la horca, que se ejecutó el 8
de enero de 1634.
La figura de Serrallonga ha inspirado sendas canciones
populares y numerosas leyendas donde prima más la ficción que la realidad y
donde las informaciones sobre sus peripecias se contradicen.
Serrallonga y la
comedia
Al año escaso de la ejecución de Serrallonga se representaba
en los teatros madrileños la obra El
catalán Serrallonga y los bandos de Barcelona (1635), escrita en
colaboración por tres dramaturgos: Vélez de Guevara, Rojas Zorrilla y Antonio
Coello. El tomar personajes y acontecimientos próximos y reales para crear una
nueva comedia era habitual en la época. Sobre hechos más o menos conocidos se
creaba una ficción que pretendía emocionar y cautivar a un público ávido de
novedades en el siglo XVII.
El argumento de la comedia El catalán Serrallonga nada tiene que ver con lo que conocemos de
la vida del bandolero. En la comedia se nos presenta como un joven noble hijo
de don Bernardo de Serrallonga. Durante un juego de pelota y a causa de unos
malentendidos don Juan acaba con la vida de don Félix Torrellas, lo que
despierta la enemistad previa que ya existía entre las dos familias por su
apoyo a bandos contrarios –nyerros y cadells–, respectivamente. Nuestro
protagonista se ve obligado a huir a Francia prometiendo vengarse de don Carlos
Torrellas, primo del difunto, que había jurado matarle. Don Bernardo intenta
conciliar a las dos familias concertando el matrimonio de su hijo con doña
Juana, hermana de don Carlos, pero los hermanos rechazan la oferta burlándose
de él y aumentando la afrenta, lo que le lleva a pedir venganza a su hijo. Este
intenta satisfacerle y dirige un ataque contra los cadells durante una fiesta,
ayudado por su amigo el bandolero Fardi de Sau, lo que provocará su huida al
monte y su conversión en bandolero.
Los coautores de la comedia transforman al bandolero
villano, infiel y violento en un joven noble, defensor del honor de la familia,
fiel amante y leal compañero y que manifiesta gratitud y confianza a los de su
cuadrilla, cualidades que, pese a sus crímenes, le hacen ganar el favor del
público y le convierten en un personaje de leyenda. Tres dramaturgos no
catalanes pudieron idealizarle como un héroe prestigioso. Cataluña se convierte
en la comedia en un escenario encantador que recuerda mucho a la maurofilia
literaria de las comedias de ambiente granadino y al romancero morisco.
Los tres coautores adaptaron la historia de la vida de
Serrallonga a los esquemas del teatro castellano de la época, inspirándose en
el drama La muerte más venturosa (finales
del siglo XVI) de Félix Lope de Vega (1562-1635). Se inventaron un héroe
completamente nuevo, en muchos puntos diferente del Serrallonga real puesto que
enaltecen su condición social: él es hidalgo y Joana pertenece a una importante
familia barcelonesa. El bandolerismo de Serrallonga está motivado por unos
nobles motivos sociales, y está explicado como una demostración de la rivalidad
entre «nyerros» y «cadells».
Esta interpretación tergiversada de Serrallonga pasó seguidamente
a la abundante literatura semipopular durante el siglo XIX con el drama en
castellano Don Juan de Serrallonga o los
bandoleros de las Guillerías (1858) de
Víctor Balaguer i Cirera (1824-1901), drama que se adaptó poco después en la
novela Don Juan de Serrallonga
(1859), novela que ejerció una fuerte influencia sobre la tradición popular
relacionada con Serrallonga. Estas obras sirvieron de base para el drama de Josep
Aladern (Cosme Vidal i Rosich) (1869-1919) La
fi de Serrallonga, estrenado el 3 de abril de 1898 en el Teatro Regional de
Reus.
Serrallonga en la
música y en el cine
No sólo la figura del bandolero fue fuente de inspiración de
comedias, dramas y novelas, sino que también inspiró la zarzuela Don Joan de Serrallonga con libreto en
catalán de Francesc Pujols i Morgades (1882-1962) y música de Enric Morera i
Viura (1865-1942), estrenada en el Teatro Tívoli de Barcelona el 7 de octubre
de 1922.
Respecto al cine conocemos dos películas: la primera de 1910
dirigida por Alberto Baños y la segunda, de 1948, dirigida por Ricardo Gascón,
de la que adjunto el cartel promocional.
En la época actual la historia del bandido Serrallonga forma
parte también de las lecturas infantiles, así como de una miniserie de
televisión en dos capítulos en coproducció d’Oberon Cinematogràfica, Televisió
de Catalunya i Televisión Española , amb el suport de l’ICIC – Generalitat de
Catalunya, en 2007. En la sinopsis se expresa que:
[...] Serrallonga representa uns valors universals, reconeixibles
arreu i que són l’essència de la naturalesa humana. Serrallonga és també una
excusa per endinsarnos en la nostra història, un viatge rigorós i fascinant per
la Catalunya del segle XVII, una aventura emocionant construïda al voltant de
l’enorme interès i tota la seducció que desperta la història del bandoler
català més reconegut.
|
Fotograma de la serie
|
La Ball d’En
Serrallonga
En algunas localidades de Cataluña aún se representa La Ball d’En Serrallonga. Se trata de un
baile folklórico donde se recrea la cuadrilla del famoso bandolero. En dicho
baile los bandoleros van vestidos de época y provistos de trabucos mientras
ejecutan una coreografía al son de la gralla (semejante a la dulzaina)
Los pliegos
Obviamente la figura de Serrallonga, como la de otros tantos
bandoleros, pasó a los pliegos de cordel y a las 'aucas' o aleluyas mediante adaptaciones más o menos
fidedignas, ya fuera como influencia del teatro, de las novelas o de la
inspiración de algún «ingenio popular».
Reproduzco unos ejemplos.
El pliego que damos a conocer al completo es deudor en su
desarrollo de la célebre novela de Víctor Balaguer. Se encuentra escrito en
trovos en forma de cuartetas glosadas, ciertamente poco inspiradas, pero
dejando el final abierto a la venganza de su amante: «Juana a vengarlo marchó». Está impreso en Barcelona, Imprenta de Cristina Segura, Vda. A. Llorens, s.a.