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viernes, 15 de noviembre de 2024

Sobre las desastrosas inundaciones en la provincia de Murcia en 1879

Aspecto de las casas derruidas. Tarjeta postal sobre cartón (1879)

El día 15 de octubre del año 1879 tuvo lugar una trágica inundación en la región de Murcia tras desbordarse el Segura junto a otros ríos que inundaron casas y anegaron los campos de la Huerta murciana. Dicha inundación es conocida también como la Riada de Santa Teresa al coincidir el día de la tragedia con su festividad. Oficialmente fallecieron 777 personas al tiempo que ocasionó numerosos desastres, lo que provocó una gran ola de solidaridad.

Estos sucesos y las consecuencias que provocaron son narrados en el pliego reproducido donde se describe como el señor Gobernador tomó eficaces medidas siendo ayudado por particulares, bomberos y agentes de policía para socorrer a las víctimas. Se nos detallan algunas de las ayudas para recoger y salvar a familias subidas en las copas de los árboles, a ancianos que llevaban para protegerlos un nieto en cada brazo, los intentos de un padre por salvar a su familia de la corriente o el salvamento de un niño de seis meses que dormía en una cuna y que fue arrastrado por la corriente hasta que dos guardias consiguieron salvarlo siendo acogido a instancias del obispo de Valencia en su palacio.

Estas trágicas noticias nos remiten de una forma inminente a la memoria las recientes inundaciones padecidas en estas últimas fechas en distintas comunidades españolas, a lo que hay que sumar las controvertidas gestiones entre el gobierno central y el autonómico en cuanto a sus competencias y coordinaciones, lo que ha provocado mutuas acusaciones con fines claramente políticos, pero que en un primer momento fueron la causa de dejar a la población desasistida.

En cuanto a la riada que dejó devastada en aquel año la región murciana, la visitó cinco días más tarde el propio rey de entonces, Alfonso XII, para recorrer los principales lugares afectados, tal y como se recoge en estas magníficas ilustraciones de la época.


El pasado año 2019 el Ayuntamiento de Murcia conmemoró el 150 aniversario de la Riada de Santa Teresa mediante una exposición con fotografías y portadas de periódicos, planos y grabados de tan aciago acontecimiento.

El pliego fue reimpreso en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) en la imprenta de Bernardino Sánchez el mismo año de la catástrofe. De este librero e impresor ya se conoce su actividad desde que imprimió el periódico semanal La Voz de Peñaranda desde 1857.

Tras el pliego, reproduzco la portada de la obra musical para piano como recuerdo a la inundación de Murcia por el célebre compositor y pianista santanderino Belisario Gayé (1839-1909). Dicho compositor fue también participante solidario en la suscripción organizada para socorrer a las familias de los pescadores muertos a causa de la terrible galerna sufrida el 20 de abril de 1878.






©Antonio Lorenzo

viernes, 15 de marzo de 2024

Monstruo que se apareció a tres marineros en la isla de Escocia

 

Este pliego, impreso en Madrid, está fechado en el año 1712, coincidente con la Guerra de Sucesión española (1701-1714) como consecuencia de la muerte sin hijos de Carlos II y por la búsqueda de un nuevo rey para España entre los partidarios del Archiduque Carlos de Austria (de la Casa de los Habsburgos) y los del nieto de Luis XIV de Francia, Felipe de Anjou (de la Casa de Borbón). La cuestión sucesoria originó una grave crisis política y social que dio lugar a sublevaciones y guerras civiles entre los partidarios al reconocimiento del rey de España de una u otra Casa. La fecha de 1712 que figura en el pliego es importante para contextualizar su intención y contenido, ya que se pronuncia alabando abiertamente a Felipe V, al que se reconocerá como rey consolidado y absoluto por las potencias extranjeras tras las revisiones del Tratado de Utrech (1713-1714), aunque sin resolver las discrepancias internas.

La nueva entronización de la dinastía borbónica supuso en un primer momento la pérdida de las posesiones españolas en Italia, Países Bajos, Gibraltar y Menorca, así como parte del control comercial establecido con América como consecuencia de las concesiones y prerrogativas concedidas a los británicos.

El interés por lo monstruoso puede rastrearse desde tiempos inmemoriales, aunque es en el llamado Siglo de Oro donde esta temática alcanza su mayor plenitud a través de diversos tratados de teratologías o bestiarios donde se nos presentan monstruos o seres deformes que se alejan de lo considerado como lo propiamente normal. A lo largo de los siglos XVI y XVII las principales fuentes informativas sobre los seres monstruosos proceden de las llamadas relaciones de sucesos, gacetillas o papeles noticieros que circulaban en la época con interpretaciones político-religiosas, acompañado todo ello con atrayentes ilustraciones. El carácter híbrido de estas noticias constituye todo un entramado socio-cultural y comercial que invita a una amplia y adecuada contextualización, tal y como se desarrolla de forma documentada y amena en el fundamental libro de Luciano López Gutiérrez: Portentos y prodigios del Siglo de Oro (Maravillas de la naturaleza, lugares insospechados, historias misteriosas, duendes, licántropos, brujas, espectros, monstruos, luces extrañas...), Ediciones Nowtilus S.L., Madrid, 2012.

Durante los siglos XVII y XVIII las relaciones de sucesos sobre seres deformes o sujetos monstruosos se continuaron difundiendo en pliegos de cordel hasta llegar incluso a todo lo largo del siglo XIX debido a la fascinación que producían estos extraños seres como anunciadores de algo, lo que despertaba interés en el público consumidor.

Como ejemplo, el pliego reproducido nos da cuenta de la conversación que tuvieron tres marineros en una isla de Escocia con un monstruo, medio hombre y medio pez y portador de extrañas señales, donde se ensalza la figura de Felipe V como rey de España junto a su primera mujer, María Luisa Gabriela de Saboya, madre de Luis I y de Fernando VI, que llegarían a ser reyes de España. A su vez, se denigran con veladas críticas las sectas luteranas y se elogia a la fe católica. Este tipo de pliegos sirvieron como instrumentos de propaganda política en relación con las creencias religiosas según el contexto sociopolítico. El monstruo en cuestión viene a ser, de una forma solapada, una especie de advertencia respecto a los protestantes y un enaltecimiento de la monarquía y las creencias católicas.





Ejemplos de ilustraciones de pliegos posteriores






©Antonio Lorenzo


miércoles, 15 de diciembre de 2021

Casamiento entre dos damas

Xilografía tallada por José Pérez

Sorprendente historia teniendo en cuenta las fechas de difusión de esta narración que fue recogida y publicada en pliegos de cordel por distintos impresores siendo ampliamente distribuida. Llama la atención, en primer lugar, cómo una relación amorosa entre dos damas, a pesar de las circunstancias que concurrieron para ello, sobrepasó la censura y circuló de una forma continuada.

El argumento del pliego, dividido en dos partes y cuyo original se considera de la primera mitad del siglo XVIII, es más o menos como sigue:

En el pliego se nos cuenta la singular historia de Gertrudis, una joven vienesa de alta alcurnia que se disfrazó de hombre para ir en busca de su amado. Una vez llegada a Grecia, donde asumió el nombre de Carlos, acabó convirtiéndose en paje de una princesa griega. Por sus habilidades y educación la princesa griega acabó enamorándose de Carlos. Arrastrada por las circunstancias y sin dar a conocer su condición femenina acabó contrayendo matrimonio con la princesa. Pero fue en la noche de bodas cuando Carlos reveló a la princesa su verdadero sexo decidiendo ambas el mantenimiento del secreto. Tras dos años juntas y a la vista de que no tenían descendencia, los ayudantes sospecharon del verdadero sexo del nuevo príncipe, por lo que le someten a una serie de pruebas que consiguió superar alargando las sospechas durante otros dos años más. La prueba definitiva para aclarar el verdadero sexo de Carlos fue la invitación a un baño público, por lo que para evitar la situación de desnudarse huyó al campo amparándose bajo la protección de la Virgen de la Soledad que portaba en un relicario. "Pero Dios compadecido de su riesgo y su quebranto, quiso remediar su pena con un portento muy raro".  Huida en el campo apareció un unicornio que derribó a Gertrudis contra un árbol, pero dejando en su vientre una perfecta cruz, lo que le convirtió sorprendentemente en varón, por lo que pudo regresar al baño y resolver de esta forma todas las dudas que había sobre su sexo. Casado de nuevo en secreto con la princesa, pero ya como acreditado varón, lograron engendrar un sucesor a los pocos meses. 

Esta sorpresiva historia parece deudora de la novelística bizantina, un subgénero novelesco de influencias clásicas en cuanto a su temática y los motivos narrativos que desarrolla. El esquema común de este tipo de novelas suele narrar las peripecias que tienen que afrontar los jóvenes amantes que desean casarse pero que encuentran graves obstáculos que lo impiden, por lo que se ven abocados a llevar a cabo una serie de artimañas, ya sea por medio de disfraces o engaños para lograr vencer las adversas vicisitudes y acabar consiguiendo, respetando la castidad amorosa de los protagonistas, la realización de sus anhelos uniéndose en matrimonio.
 
La mujer disfrazada de varón es un motivo recurrente, tanto en el teatro áureo como en el muy conocido romance de La doncella guerrera, por las pruebas que tiene que pasar para no mostrar su condición femenina, motivo que viene a relacionarse con el pliego que nos ocupa.

Este tipo de novelas y narraciones, donde abunda un lenguaje artificioso, no alcanzó notable notoriedad en España, prefiriéndose las novelas de caballería, llenas también de aventuras inverosímiles y de amores castos.

Pero si hay algo que sorprende sobremanera es el cambio de sexo debido a la intervención de un unicornio. El unicornio es un animal mágico que transforma mujeres en hombres durante la noche de San Juan, tal y como recogen leyendas españolas. La presencia del unicornio que aparece en el pliego también guarda relación con algunos cuentos recogidos por tradición oral con el nombre de oricuerno. El unicornio remite a una figura mitológica, de larguísima trayectoria, representada como un caballo blanco con un cuerno en la frente y de enorme y trascendente simbología cultural.

Este pliego logró escapar a la legislación de la imprenta ya que se apartaba de la tradición católica como guardadores de la moral pública y de la censura previa. La intervención de la divinidad es fundamental en el pliego gracias a la mediación de la virgen de la Soledad, cuya imagen llevaba Gertrudis en un relicario colgado en su pecho. Atendiendo a la virgen de la Soledad, la divinidad convierte a la mujer en varón con la ayuda de un unicornio. No es el único caso que se salvó de la censura, pues muchos otros pliegos también lo hicieron sin ser tachados como perjudiciales a la moral y buenas costumbres, como aquellos donde aparecen parricidios, adulterios, incestos y toda clase de pasiones carnales que no se ajustaban a la normativas legales y ordenanzas sobre la venta ambulante.

Pero antes de comentar la evidente relación del pliego con un tipo de cuento popular recogido por tradición oral, paso a reproducir el pliego procedente del taller vallisoletano de Dámaso Santarén.

El pliego










Referencias

La leyenda sostiene que el unicornio tiene la propiedad, entre otras, de poder convertir a las mujeres en hombres el día de San Juan. También la posibilidad de curar envenenamientos, descontaminar aguas ponzoñosas o remediar la impotencia sufrida por los hombres. El cuerno del unicornio se considera un talismán muy apreciado por sus supuestas propiedades mágicas. Según diversas leyendas la única forma de poder capturar al unicornio (oricuerno o alicornio) era mediante una doncella que los cazadores ataban a un árbol para evitar su huida mientras mostraba sus pechos desnudos al animal. El unicornio se acercaba entonces lenta y mansamente doblando sus patas ante la doncella y postrando su cuerno a sus pies. Era en ese momento cuando los cazadores podían abalanzarse sobre él, matarlo y quedarse con el preciado cuerno. Quien bebiera de ese cuerno convertido en vaso quedaba exento de males de estómago y de lo efectos que pudiera causarle cualquier veneno.

Estas leyendas circularon recogidas en las tradiciones españolas del norte de la península y guardan también relación con las ordalías, conocidas como juicios de Dios, donde se admite su intervención para verificar la inocencia o culpabilidad de alguien o algo y generalmente asociado a un milagro. La actuación prodigiosa de la divinidad en el cambio de sexo de la joven por medio de un unicornio es una alegoría de las ordalías mitológicas clásicas y medievales, como forma interesada de librarse de la vergüenza de aparecer ante los demás como mentirosa, lo que recuerda la metamorfosis de Dafne en laurel o la estatua de Pigmalión en mujer, etc.

Existe una gran tradición oriental y de la antigüedad clásica sobre el cambio de sexo, ya fuera para hacer justicia o castigar al culpable. El cambio por mediación de animales es una de las formas, aunque se conocen otras muchas, como mediante una píldora metida en la boca, bebiendo agua o introduciéndose en una fuente de aguas mágicas o una planta metida en la oreja. Pero conocemos otra versión de este cuento de la tradición oral asturiana recogida por Cabal donde la joven protagonista se introduce en el mar con la cabezada de una corza atada a su cintura y donde al salir se encontró convertida en hombre. Constantino Cabal, Los cuentos tradicionales asturianos, Madrid, editorial Voluntad, 1921.


El cuento del Oricuerno, recogido por tradición oral en Cuenca en 1920 por el ilustre Aurelio M. Espinosa (padre), a quien se debe la primera gran colección de cuentos recogidos oralmente en sus Cuentos populares españoles en tres tomos, no fueron publicados en España hasta 1946-1947 por el CSIC. El primero de los tomos recoge los textos de los cuentos recogidos, mientras que los dos restantes están dedicados a estudios comparativos. El cuento del oricuerno guarda una estrecha relación con el argumento del pliego. Es por ello que lo incorporo entero entresacado del primer tomo del imprescindible trabajo referencial de Maxime Chevalier y Julio Camarena: Catálogo tipológico del cuento folklórico español [I], Madrid, Gredos, 1995.



Xilografía del pliego editado por Jose Mª Moreno en Carmona en 1856

Volviendo de nuevo al pliego se nos informa al final de que su autor es Pedro Navarro, conocido por ser también el autor de otros pliegos, pero en este se manifiesta inspirado en una inencontrable obra que titula de forma sugerente como Luchas de amor y de ingenio, de la que no he encontrado forma de consultarla, por lo que hay que deducir que posiblemente se trate de un simple recurso retórico para otorgar credibilidad a la historia contada.
©Antonio Lorenzo

domingo, 26 de septiembre de 2021

Catástrofe en la isla de La Martinica por un volcán en 1902

Impactados por el preocupante comienzo de la erupción de un volcán en la isla de La Palma el pasado domingo 19 de septiembre, me ha sugerido el dar noticia del sufrido en la isla de La Martinica en mayo de 1902, afortunadamente sin las terribles consecuencias que causó en la isla caribeña.

El pliego recoge con detalle la descripción y los daños sufridos en la ciudad de San Pedro por anteriores erupciones volcánicas y terremotos en los siglos XVIII y XIX. Esta erupción de 1902 causó, nada menos, que alrededor de 30.000 muertos

Tras el pliego entresaco una descripción de la isla descubierta por los españoles el día de San Martín (de ahí su nombre) en 1493 y las sucesivas apropiaciones de la misma. Los datos están entresacados del libro Teatro de la guerra, escrito por Andrés F. Ollero, publicado en 1898 y custodiado por la Biblioteca Nacional de España, al igual que la lámina descriptiva de la isla del año 1781 confeccionada por Juan López.






©Antonio Lorenzo

domingo, 25 de abril de 2021

Atrocidades y destrozos ocasionados por una pulga

 

La pulga, pese a que desde nuestra perspectiva actual pueda parecernos un extraño y torpe motivo literario, goza de una enorme y suculenta tradición. Recordemos la falsa atribución a Ovidio (atribución, por cierto, muy repetida) del poema Elegia de pulice, y que dio pie a los autores del Siglo de Oro español a considerarla como un elemento que podía dar mucho juego. El propio Lope reivindica y dota de dignidad a estas consideradas «materias bajas» de la poesía, como manifiesta en algunos versos de su Gatomaquia.

La importancia temática de la pulga fue tal, que hasta se llegó a celebrar en Francia un certamen poético en 1582 titulado La puce di madame des-Roches, donde el insecto ejercía de hilo conductor.

La pulga incita a la diversión y a la burla por sus características de poder deambular y desplazarse con facilidad por los lugares más recónditos de los humanos, por lo que es utilizada como motivo sugerente de risa. Su facilidad de desplazamiento se refleja en la expresión El salto de la pulga, la rana lo desea

Como referente ocasional en la literatura popular impresa, a la pulga se le atribuyen una serie de características extraordinarias, como se aprecia en estos pliegos que reproduzco, donde se convierte en protagonista de grandes desastres, aunque aderezado todo ello con una clara intención burlesca y como motivo de entretenimiento.



En este otro pliego, reimpreso en Zaragoza en 1841, se nos cuenta la historia de una noble y aburrida dama que decidió recriar una pulga en una botella de cristal alimentándola con su propia sangre, «con lo demás que sucedió después».





©Antonio Lorenzo