lunes, 28 de enero de 2019

Impresos populares: el Sexenio Democrático y la 1ª República (1868-1874) [II]


La Revolución de 1868, conocida como «La Gloriosa», fue una sublevación militar con elementos civiles que tuvo lugar en España en septiembre de 1868 y supuso el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del período denominado Sexenio Democrático.

El pronunciamiento militar coincide con una de las etapas más difíciles en España, no solo por la creciente inestabilidad política, sino también por los tres grandes conflictos del momento: la guerra carlista, la sublevación cantonal y el conflicto con la isla de Cuba.

Los principales protagonistas de la sublevación fueron el general Serrano, el almirante Topete y Juan Prim.


Tras el triunfo de la revolución se estableció un gobierno provisional presidido por el general Serrano. Una vez constituidas las Cortes constituyentes y tras dar cumplimiento a la convocatoria de nuevas elecciones, se aprobó la Constitución de 1869, con Serrano como regente y con Prim como presidente del gobierno. Su labor principal estuvo encaminada a buscar un rey para cumplir con lo aprobado en la nueva Carta Magna, ya que exigía como requisito el establecimiento de una monarquía constitucional. La siguiente etapa se caracteriza por la llegada al trono de Amadeo I como rey de España (1871-1873) y, tras su renuncia, por la proclamación de la Primera República Española el 11 de febrero de 1873. 

La Constitución de 1869, expresión de las más importantes ideas políticas de la Revolución de septiembre de 1868, parte de principios básicos y del reconocimiento de los derechos individuales. En ella desaparece la confesionalidad y se proclama la libertad de cultos públicos y privados. La resistencia a la Constitución, como era previsible, fue notable por parte de la oligarquía económica (debido a las reformas sociales) y por el clero en general (por la libertad de culto).


La Constitución se promulgó el 6 de junio de 1869, pero las Cortes no se disolvieron hasta el 3 de enero de 1871, un día después de la jura del nuevo rey Amadeo I, elegido por ellas.

Al margen de las abundantes ilustraciones que aparecen en las revistas de la época, considero de interés llamar la atención sobre la más desatendida literatura popular impresa, de las que reproduzco algunas muestras.

Comienzo con una lámina que conmemora el inicio de la revolución en Cádiz en 1868 protagonizada, entre otros, por el general Prim.




Continúo con un pliego, de corte patriótico y de clara exaltación a la Revolución, reimpreso en Lérida en 1869, donde se exalta el triunfo de la libertad (referido lógicamente a los rebeldes progresistas) frente a los moderados realistas. 

Merece un comentario el repetido coro del himno donde, de forma conjunta, se alaba a las dos tendencias republicanas sostenidas principalmente por Emilio Castelar y José María Orense.

                                           Libertad españoles valientes
                                           dice nuestro Emilio Castelar
                                           Viva D. José María Orense
                                           gloria, gloria al General Pierrad


Un sector de Partido Republicano, al no establecerse en la recién aprobada Constitución la forma republicana de gobierno, adoptó dos posturas no conciliables: El republicanismo unitario, favorable a una república centralista (defendida por Emilio Castelar) frente a una República Federal (representada por José María Orense y por el menos conocido general Blas Pierrard)

Los enfrentamientos entre los dos sectores todavía no se habían materializado de forma expresa. Al no establecerse en la recién aprobada Constitución la forma republicana de gobierno, se produjo dos posturas enfrentadas: de una parte: el republicanismo unitario, favorable a una república centralista (defendida por Emilio Castelar) frente a una república federal, que propugnaba otorgar un amplio margen de autogobierno a los distintos territorios.

Muestra de estas dos posiciones es esta caricatura publicada en la revista satírica La Flaca.

Caricatura de La Flaca entre dos opciones de la República
En el pliego también se menciona humorísticamente, las heridas que recibió Manuel Pavía y Lacy (marqués de Novaliches) en su enfrentamiento con el ejército de Serrano en la batalla de Alcolea. El episodio reseñado sobre que perdió una quijada, pasó como copla al acervo popular:

                                                 El general Novaliches
                                                 en Córdoba quiso entrar
                                                 y en el puente de Alcolea
                                                 le volaron las «quijás».


En la segunda parte, en forma de un recurrente testamento, el sector moderado (protagonizado básicamente por González Bravo y Arrazola), se lamentan de su situación y de la pérdida de sus beneficios (prebendas conocidas sarcásticamente en la época como «turrón»).






©Antonio Lorenzo

lunes, 21 de enero de 2019

Impresos populares: el Sexenio Democrático y la 1ª República (1868-1874) [I]


Nada mejor que esta caricatura del ilustrador Tomás Padró, publicada en la revista satírica "La Madeja política" (1873-1874), vinculada ideológicamente al republicanismo federal, para ilustrar cronológicamente el periodo conocido por el Sexenio Democrático (1868-1874).

El Sexenio Democrático constituye, sin duda, una de las etapas más sugerentes y atractivas para la investigación histórica del siglo XIX español, lo que ha tenido su reflejo en la abundante historiografía del periodo.

Desde hace relativamente poco tiempo contamos con excelentes estudios sobre la prensa más o menos periódica y sobre la labor que desarrollaron los caricaturistas en las revistas satíricas de la época, una vez recuperada la ley de Libertad de imprenta por la Constitución de 1869. La prensa periódica alcanzó por entonces centenares de nuevas publicaciones a lo largo del periodo reseñado (1868-1874). Sin embargo, los impresos populares de aleluyas, estampas, grabados, hojas volanderas, relaciones o pliegos de cordel, que convivieron con esa ingente prensa satírica, apenas se han tenido en cuenta en los estudios para ilustrar esa agitada y convulsa época. Ello se debe, sin duda, a lo efímero de su conservación y a las escasas características técnicas de su impresión, frente a las mucho más desarrolladas mejoras técnicas de las publicaciones periódicas.

El interés de este blog radica en rescatar y en dar a conocer, si bien parcialmente y a falta de un mayor número de ejemplos, estos efímeros impresos populares, ya sea en su forma de láminas, pliegos o ventalls, que convivieron con la ingente producción de prensa de aquel convulso periodo.

El Sexenio suele dividirse en tres etapas: la primera, la del Gobierno provisional español 1868-1871; la segunda, el reinado de Amadeo I (1871-1873); la tercera, la Primera República Española, proclamada en febrero de 1873, tras la abdicación del rey Amadeo de Saboya, dando lugar al periodo de una república federal a la que puso fin el golpe de Pavía en enero de 1874, poniendo prácticamente fin a la convulsa aventura de la Primera República Española.



La sublevación en Cádiz del almirante Topete, en septiembre de 1868 (conocida por la "Septembrina"), a la que se sumaron, entre otros, personajes tan destacados como como Prim y el general Serrano, se considera el inicio de los acontecimientos posteriores. Tras la victoria de los sublevados en el Puente de Alcolea (Córdoba) el 28 de septiembre de 1868 sobre el ejército leal a la reina Isabel II, esta se vio obligada a abandonar España dando fin a su reinado por la llamada Revolución de 1868 o «La Gloriosa».

Reproduzco la lámina de un ventall (abanico) sobre la importancia de esta batalla y añado a continuación un auca o aleluya que describe de forma partidaria estos sucesos.



Historia de «La Gloriosa» 


El auca en secciones






Sin embargo, no todos los impresos populares enaltecen la llegada de «La Gloriosa», como ocurre con la aleluya reproducida o con la rara lámina, aparejada con una satírica ilustración, donde se desarrolla una mordaz crítica contra los principales responsables que la llevaron a cabo y se reivindica la figura de quien debería ser el rey carlista don Carlos VII de Borbón.



A través de las mandas testamentarias de la "Revolución de septiembre", dictadas por un tal "Perico, el de los palotes", se aprovecha para criticar a distintos personajes que participaron o tuvieron protagonismo en la revolución septembrina. 

Desde la perspectiva actual no resulta fácil el identificar a determinados personajes a través de su caricatura o mote. En su tiempo, el receptor que «leía» la imagen contaba con una información interpretativa que le hacía identificar o suponer a qué personaje estaba dirigida la crítica. Los dibujantes, conocedores de un sistema más o menos común de códigos y referentes, proporcionaban una serie de pistas para que los lectores pudiesen identificar con facilidad a los personajes caricaturizados.

No se escapa de sus críticas el querido Paquito, «la cotorrita enjaulada», suponemos que en alusión al general Francisco Serrano, al que Prim, tanto en esta lámina como en el auca anterior pagaba a sus partidarios con dinero público (el conocido como turrón), en este caso al «general bonito», como también se conocía popularmente al que supuestamente fuera amante de Isabel II, que así lo llamaba. También se critica al «Pesetero de Reus» (en clara alusión a Prim), achacándole su traición al juramento de fidelidad que hizo a la reina Isabel mientras recibía condecoraciones, títulos y mercedes. Tampoco se escapa al que denomina «Caín II» (que no es otro sino el duque de Montpensier) en sus aspiraciones al trono de España. Ni tampoco se salva «Zoquete» (es decir, el almirante Topete) a quien conmina a recorrer con sus barcos las costas españolas enarbolando la bandera del rey legítimo de España don Carlos VII de Borbón. Otra crítica se refiere a «Salustio» (Salustiano Olózaga) a quien recrimina por sus repetidas calumnias contra los carlistas y por ser sirviente de los intereses franceses dirigidos por "Nap-paletó" (Napoleón). También se detiene en sus críticas contra «Mortero Rios» (es decir, Eugenio Montero Ríos, ministro de Gracia y Justicia en el gobierno de Prim en 1870), a quien reprocha ser el promotor de la separación de la iglesia y el Estado y el haber obligado al clero a acatar la constitución.

La última manda de la "Gloriosa Revolución", se dirige a S.M. don Carlos VII de Borbón, deseando que venga pronto a esta infortunada España "sentándose en el alcázar de sus mayores, que por derecho y méritos declaro que le corresponde, y lave de este modo para siempre tanta desgracia, tanta afrenta y tanta ignorancia".

Carlos de Borbón y Austria-Este (1848-1909), autotitulado "duque de Madrid", fue un pretendiente carlista al trono de España bajo el nombre de Carlos VII entre 1868 y 1909.

La lámina está impresa en Barcelona en 1870 por la imprenta de Luis Tasso en calle del Arco del Teatro 21 y 23.

Luis Tasso Goñalons (1817-1880) fue el creador de un importante negocio editorial de carácter familiar conjugando su labor de impresor y editor. Nacido en Mahón, se trasladó a Barcelona en 1835 editando hasta 1877. A partir de dicha fecha se hizo cargo su hijo, Luis Tasso y Serra, continuando con el negocio, tras su muerte en 1906, su viuda y posteriormente su yerno, Alfonso Vilardell, hasta ca. 1918.



©Antonio Lorenzo

martes, 15 de enero de 2019

¡Guerra, guerra contra don Simón!


El catarro y la tos afectan a todo tipo de personas sin respetar ni distinguir género, edad o rango, y se manifiesta en cualquier tipo de situaciones o escenarios. Y todo ello, según el pliego, por culpa de un personaje estrafalario denominado don Simón, al que se identifica como la personificación del resfriado y la tos.

El tono general del pliego es de carácter satírico y burlón, todo ello salpicado de veladas alusiones, como la mención al afamado elixir de Hoffman. Este elixir, famoso al parecer como remedio contra el resfriado, fue elaborado por el médico alemán Friedrich Hoffmann (1670-1742), aunque en el pliego se alude burlonamente a su reelaboración por un boticario que añadió otros ingredientes con nulos resultados. La fórmula magistral de la cura del catarro queda resumida irónicamente a través de la frase del pliego: «No hay remedios que valgan aquí; a la cama, a sudar y chitón».

El pliego, impreso en Barcelona por J. Tauló en 1853, impresor que trabajaba para distintas firmas, se hallaba a la venta en la conocida Casa de Juan Llorens en la calle de la Palma de Stª Catalina.





©Antonio Lorenzo

miércoles, 9 de enero de 2019

Ilustraciones de crímenes en pliegos de cordel [I]


Resulta ampliamente conocida la presencia en los pliegos de cordel de elementos y motivos sensacionalistas en sus ilustraciones para atraer la atención de un público ávido de alimentar su morbosidad con este tipo de literatura popular impresa. Es más, la percepción general de la gente sobre qué imagen mental le sugieren los pliegos de cordel o coplas de ciegos, suele decantarse precisamente sobre la idea de que tratan aspectos relacionados con lo nauseabundo y lo morboso.

Por lo general no les falta razón, pero esa percepción no es sino un aspecto más de la amplia gama de temas que trata y recoge este mundo selvático de la literatura de cordel, como puede comprobarse en la variedad de «etiquetas» recogidas en este mismo blog.

Esta atracción por lo morboso, hacia lo desagradable o escabroso, forma parte de imaginario individual y colectivo de la condición humana. El morbo supone una atracción por lo desconocido y no es patrimonio exclusivo de las clases populares frente a la cultura de élite. Otra cosa es el análisis de cómo desde un centro de producción urbano se potencia como negocio y con fines de lucro la profusión de esta modalidad de cultura popular convirtiéndola en cultura de masas para que resulte rentable económicamente.

Todo lo relacionado con homicidios, violaciones, robos, agresiones, accidentes, etc. despierta un general interés en todo tipo de público. Esta atracción por lo morboso sobrevuela por todas las clases sociales, puesto que lleva aparejado el interés por conocer las motivaciones o móviles de los hechos entremezclado con alguna debilidad humana como la rabia, el odio, la envidia, el ansia de poder, la codicia, lujuria, etc.

El gusto por lo sensacionalista y lo truculento de este tipo de pliegos puede considerarse como antecedente del famoso semanario El Caso, que se mantuvo activo desde su fundación en 1952 hasta su desaparición en 1997, con gran éxito mediático durante más de cuarenta años.

Adjunto una primera selección.











©Antonio Lorenzo

viernes, 4 de enero de 2019

Canciones pastoriles para cantar en las Pascuas de Navidad


Ante la pregunta de hasta cuándo hay que felicitar las Pascuas y consultando el diccionario de la Real Academia Española, no deja de resultar curioso que el término pascua remita a una serie de acepciones que resultan alejadas, en algún caso, del lenguaje popular. La cuarta y última acepción se refiere a la más extendida en el uso del lenguaje cotidiano, donde se identifica la palabra pascua, (aunque siempre en plural, con fiestas), al periodo comprendido desde el nacimiento de Jesús hasta la epifanía o adoración de los Reyes. La tercera acepción se identifica en el diccionario con el Colegio Apostólico, esto es, con Pentecostés (la venida del Espíritu Santo a los cincuenta días tras la Semana Santa), acepción alejada igualmente del lenguaje popular, al igual que ocurre con la primera acepción donde se alude a la fiesta de la Pascua judía, siendo la Pascua cristiana, conmemoración central del cristianismo y referida a la pasión, crucifixión y resurrección de Jesucristo, la que debería figurar como la primera teniendo en cuenta nuestra tradición católica.
1. f. Fiesta, la más solemne de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo, en memoria de la libertad del cautiverio de Egipto.
2. f. Pascua de Resurrección.
3. f. Cada una de las solemnidades del nacimiento de Cristo, del reconocimiento y adoración de los Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico.
4. f. pl. Tiempo desde la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo hasta el día de Reyes inclusive
.
En definitiva, no se felicita la Pascua en Navidad, sino las Pascuas (siempre en plural), y asociadas a las fiestas navideñas.

Todo esto no es sino un pequeño ejercicio de digresión, meramente teórico, para dar paso al pliego, que es a la postre de lo que se trata, con canciones pastoriles «para cantar en las Pascuas de Navidad», impreso en este caso en el taller barcelonés de Ignacio Estivill en 1851.





©Antonio Lorenzo