miércoles, 10 de diciembre de 2025

"Las ligas de mi morena" como canción andaluza y como caricatura abolicionista

 

Las ligas de mi morena es una célebre canción andaluza cuya música fue compuesta por Manuel Sanz y difundida de forma continuada a través de los pliegos de cordel. Para rellenar los diferentes pliegos conocidos se incorporaban también otras composiciones relacionadas con la canción andaluza. En el pliego reproducido Las ligas de mi morena aparece de forma prioritaria y donde se incluyen a continuación otras dos composiciones, como son La jaca e terciopelo y La Luisita. En otros pliegos consultados se añade tras la célebre canción El bonito tango titulado las toreras del verano o La zal de la canela.

Las ligas de mi morena figura como asociada a una colección de canciones modernas con la finalidad de servir de reclamo y de atracción al público comprador. Esta canción andaluza gozó de una amplia difusión a lo largo de los años debido a su ocurrente y agudo comienzo.

No te pueo yo ecir, 
Colasa, lo que me gusta 
sobre una pierna robusta 
una liga coloraá. 
Levanta los faralaes, 
y luce la pantorriya, 
que vale mas Colasilla, 
que toitica una torá. 
Vaya un ángel retrechero ¡juy! 
me tienen como alma en pena, 
isalero! las ligas de mi morena.
Cuando te veo las ligas,
se me blandean las patas,
y me quiero echar a gatas
por ver algo más hallá.
 
Esta famosa letra, con chispeantes metáforas, fue compuesta por un importante autor, aunque resulte desconocido hoy en día, como lo fue el cordobés Luis Miraver y Alfaro (Fuente Obejuna, 1815-Madrid, 1886). Miraver fue un reconocido médico y profesor de medicina homeopática, arqueólogo y fundador del Museo Arqueológico de Córdoba, académico de la Real Academia de la Historia, cronista de la capital cordobesa y de la provincia, así como colaborador del semanario satírico El Cencerro, de tendencia republicana federalista, que llegó a alcanzar una tirada ejemplar de 300.000 ejemplares superando a periódicos nacionales considerados de un mayor prestigio. Vemos, pues, cómo la conocida letra satírica procede de todo un personaje polifacético y de amplio recorrido que supo conjugar lo académico con lo popular y el humor con la diversión y el desenfado. Valga este efímero recorrido para realzar a tan desconocido personaje y que merecería de una mayor atención.






"Las ligas de mi morena" como caricatura abolicionista

Al margen de la conocida canción también se conoce con el mismo título una caricatura elaborada por el ilustrador catalán Tomás Padró que fue publicada en la célebre revista satírica La Flaca en el número 48 del 16 de enero de 1873, a poco menos del 16 de febrero, fecha de la abdicación de Amadeo de Saboya como rey de España y de la proclamación de la Primera República Española.

El periodo conocido como el Sexenio Democrático (1868-1874) abrió las puertas a un periodismo de carácter satírico con alusiones políticas para subrayar la confrontación ideológica entre moderados y progresistas. El primer número de La Flaca corresponde al 27 de marzo de 1869, cuya publicación estuvo llena de altibajos a causa de la censura y donde hubo que suspender su publicación por un tiempo a causa del control del gobierno. No obstante, en octubre de 1871 para evitar la censura cambió su cabecera a diferentes nombres, como La Carcajada, La Risa, La Risotada o La Nueva Flaca hasta su total desaparición en octubre de 1873.

La prensa carlista, como contraposición a La Flaca, publicó la revista a la que llamaron La Gorda, el 10 de noviembre de 1868 de muy corta duración. Ello se relaciona con el estallido de la conocida como revolución Gloriosa, donde Isabel II fue destronada y expulsada de España en un disperso marco histórico de controversias propio de aquellos acontecimientos,

La gran cantidad de ilustraciones satíricas de La Flaca hay que contextualizarlas dentro del marco de los complicados sucesos de aquellos años donde se difundió esta recurrente revista y que fue tan del agrado del público reformista. 


Esta caricatura hay que entenderla y contextualizarla como un manifiesto visual para abolir y suprimir de inmediato la esclavitud que aún se mantenía en las Antillas. Ello suponía una reacción a la campaña conservadora de la Liga nacional y los Círculos Hispano-Ultramarinos que defendían su permanencia en contraposición al proyecto de ley que buscaba su abolición pretendiendo dilatar en lo posible todo proyecto abolicionista en este sentido.

Esta caricatura, que tomó su nombre prestado de la famosa canción andaluza, vendría a constituir toda una respuesta a favor de los medios republicanos y como respuesta a la propaganda esclavista.

A grandes rasgos, la figura alegórica de la mulata que porta en su mano la bandera de la Libertad representa el deseo de que se promulgue la abolición de la esclavitud. A la izquierda, se observa a los conservadores reaccionarios que pretenden sujetar su pierna derecha tirando de las cadenas para impedirla avanzar hacia el progreso y conservar sus intereses coloniales. Frente a la joven, en cambio, aparecen simbólicamente los partidarios del abolicionismo, a modo de la otra liga de la morena, unos personajes que son identificados como políticos partidarios de elaborar la ley abolicionista y de una política reformista de ultramar defendiendo un modelo autonómico de Estado que incluyese también a las Antillas, frente al desorden y la agitación callejera que propugnaban los conservadores.

Vemos, pues, cómo la célebre canción de Las ligas de mi morena sobrevivió en el imaginario colectivo a lo largo del tiempo dando lugar a esta caricatura defensora de la abolición de la esclavitud y tomando como referencia la canción andaluza. La trata clandestina de los esclavos, apoyada durante tantos años por quienes trataban de defender sus intereses económicos, condujo, a lo largo de un ignominioso proceso, hasta lograr su abolición definitiva y de forma oficial el 7 de octubre de 1886.

©Antonio Lorenzo

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Extracto de la zarzuela Adriana Angot en pliegos de cordel


Dado el éxito en su tiempo de determinadas zarzuelas, los impresores de pliegos no tardaron en seleccionar algunos de sus textos para difundirlos a través de librerías o mediante vendedores ambulantes.

En este caso, el pliego de cordel que reproduzco, apunta a ciertos episodios de la que fue una ópera cómica de origen francés, titulada La fille de madame Angot, ambientada en París en 1795 poco después de la Revolución francesa, siendo adaptada al español como zarzuela en tres actos. Dicha zarzuela fue arreglada en español por Ricardo Puente y Brañas conservando la música del compositor Charles Lecoq (1832-1918) e inspirada en el personaje de Madame Angot, quien fuera vendedora en un célebre mercado. El argumento gira en torno a Clairette, la hija de madame Angot y donde, tras su muerte, Clairette fue protegida por los antiguos compañeros de su madre en el mercado. Estos últimos la querían casar con Pomponnet, el barbero del mercado con el que se comprometió, aunque en realidad la muchacha estaba enamorada del canzonetista y artista de cabaret Ange Pitou con el que estaba completamente ilusionada, si bien el canzonetista acabó estableciendo una relación con la célebre actriz mademoiselle Lange. Tras una serie de contratiempos, la hija de madame Angot llegó a ser detenida y encarcelada como consecuencia de cantar una satírica canción contra su infiel amante y otras connotaciones añadidas, aunque al final acabó aceptando al honrado peluquero Pomponnet en medio de un ambiente de conspiraciones políticas tras la Revolución francesa de 1789.

Tras el gran éxito obtenido en distintas capitales europeas a raíz de su estreno en Bruselas en 1872, la obra se conoció en España mediante una serie de adaptaciones locales y ambientada en París donde aparecen personajes como verduleras, cargadores de mercado, húsares y agentes de policía.


Este es un caso más de adaptación de la opereta francesa como género de un teatro cómico-lírico y donde se produce una simbiosis entre la opereta y la zarzuela. Aunque en nuestra memoria cultural sobre la ópera y la zarzuela parecen constituir dos formas diferentes de interpretación, las adaptaciones de obras foráneas venidas de otros países europeos proliferaron entre nosotros hacia el último cuarto de siglo XIX. La opereta europea, de mediados del siglo XIX, puede considerarse paralela y similar a la zarzuela española que consta de forma alternativa de partes vocales o dialogadas sin música y con partes instrumentales o cantadas.

La obra, como zarzuela en tres actos, fue estrenada en el madrileño Teatro de la Zarzuela el 6 de diciembre de 1873, curiosamente pocos meses después de la abdicación de Amadeo I como rey de España, que se produjo el 11 de febrero del mismo año junto a la declaración y proclamación, por parte del Congreso y el Senado de la Primera República Española como nueva forma de gobierno. 

La obra del compositor francés Lecoq fue adaptada y arreglada en distintos países mediante combinadas tramas, siendo versionada, incluso, como partitura de ballet, con el título de Mademoiselle Angot el año 1943 en Nueva York. 

La zarzuela vino a representar mediante personajes ficticios pero arraigados en el imaginario popular, el retrato de una juventud luchadora y combativa en busca de la libertad enmarcada en aquellos convulsos años propios de los diferentes países envueltos en tramas, diálogos intercalados y combinaciones de coros e intérpretes vocales.

El éxito de esta opereta se retomó en Francia, muchos años más tarde, por medio de una película estrenada en 1935 basada en la ópera cómica y dirigida por Jean Bernard-Derosne.


Desde una perspectiva actual la zarzuela de Adriana Angot es más recordada por su música y sus interpretaciones cantadas tal y como se refleja en los comentarios aparecidos en las revistas de la época. Su título no nos sugiere memorísticamente nada debido a su pérdida de actualidad en el imaginario popular en contraposición con tantos títulos recordados de la zarzuela nacional. 

La opereta, como género importado, marcó toda una época en el teatro español, algo que poco a poco fue cayendo en decadencia en los primeros años del siglo XX dado el alejamiento de las características asociadas a los personajes respecto a la entonces realidad social española.

Algunos temas musicales de la zarzuela se utilizaron para interpretarse fuera de la representación completa de la obra. Un caso representativo es este otro pliego de cordel con el título La hortelana del Born, en idioma catalán e interpretada años más tarde con canciones tras su estreno en España.


Desde un punto de vista literario no habría que olvidar los comentarios y las reseñas elaboradas sobre traducciones de la opereta francesa llevadas a cabo por Emilia Pardo Bazán. La enorme afición e insaciable curiosidad de la escritora gallega la llevó a viajar periódicamente por numerosas ciudades para compartir contenidos culturales con sus lectores españoles a través de sus crónicas e impresiones. Ello no es, precisamente, lo más conocido de su trayectoria, aunque resulta de notorio interés el profundizar sobre ello con motivo de la escasez de literatura de viajes realizadas por los españoles de la época.
 

En el pliego, impreso sin año y a la venta en Barcelona, añade como curiosa nota final el que se proporcionará la música para guitarra o piano a todo aquel que lo solicite. El texto reproducido se centra en el enamoramiento de la verdulera Adriana, madre de Clairette, de una forma un tanto dependiente y sumisa ante su galán, aunque deslizando una queja por no oírle hablar de su boda. Tras ello, se incluyen unos versos entresacados de la zarzuela La vuelta al mundo que merece otra entrada.

Si tenemos en cuenta los textos o coplas que aparecen en los pliegos sueltos con fines claramente comerciales, sería conveniente el prestar una mayor atención a la traducción de libretos foráneos de operetas y a sus textos cantados. La adaptación de un texto traducido conservando la música original debería conservar los acentos fónicos y musicales de cara a satisfacer a un público local para no desvirtuar su sentido dramático original. La traducción de un texto musical para ser leído o cantado, como aparecen en las coplas que se anuncian en los pliegos, obligarían a una adaptación que seguramente se encuentra alejada de su expresividad musical e intención original, pero ello es un tema que se aleja de la simple pretensión de dar a conocer este tipo de manifestaciones a través de la literatura popular impresa.





©Antonio Lorenzo