El formato de preguntas y respuestas, como técnica literaria, fue evolucionando paulatinamente desde el siglo XVI utilizado preferentemente como hábil recurso de enseñanza y aprendizaje de la doctrina cristiana, consustancial a la catequesis, hasta desembocar en un variopinto conjunto de adivinanzas o acertijos destinados a facilitar un repertorio de entretenimiento y diversión. Los pliegos de cordel que recogen estas muestras de enigmas o adivinanzas facilitan estos juegos de ingenio, aunque sin descartar su función didáctica.
Ya dimos cuenta en la entrada anterior de algunos antecedentes literarios del siglo XVI como referencias del género llamado literatura de problemas y que guardan relación con el tema que nos ocupa.
👉 Ivan Gonçalez de la Torre: Docientas pregvuntas con svs respvuestas en versos diferentes (1590)
👉 Hernán López de Yanguas: Cincuenta biuas preguntas con otras tantas respuestas (s.a)
👉 Luis de Escobar: Las quatrocientas respuestas a otras tantas preguntas... (versión de 1545)
Si nos remontamos al siglo XVII encontramos igualmente antecedentes literarios que mantienen vínculos con los enigmas o juegos verbales en general en la interesante obra del segoviano Alonso de Ledesma: 👉Juegos de Nochebuena moralizados a la vida de Cristo, martirio de Santos y reformación de costumbres. Con unos enigmas hechos para honesta recreación (1611).
Curiosamente, estos Juegos de Nochebuena aparecieron como prohibidos y censurados en el Índice expurgatorio del año 1632 ordenado por el entonces inquisidor general cardenal Zapata, debido supuestamente, al carácter festivo que preconizaba el título.
* Otro valioso ejemplo del siglo XVII se refiere a la obra del salmantino Cristóbal Pérez de Herrera, (1556-1620), quien fuera médico de Felipe II y de su sucesor Felipe III. De su amplia producción literaria, dedicada sobre todo a temas relacionados con la medicina, cabe destacar para nuestro caso sus 👉Proverbios morales, y consejos cristianos, muy provechosos... y enigmas filosóficas, naturales y morales con sus comentos (1618), obra de la que se conocen diversas impresiones.
En el apartado que dedica a los enigmas filosóficos hace referencia a las supuestas antiguas prácticas de los egipcios y donde nos brinda una definición. La obra contiene nada menos que 313 enigmas.
«Llámase la enigma oscura alegoría, que con dificultad se entiende, si no se declara o comenta. Algunas tiene la Sagrada Escritura. Y antiguamente los reyes, y principalmente los egipcios, hablaban por enigmas. Dice, pues, la primera nuestra, que está rica de discreción, porque quien la desatare y explicare ha de ser discreto; que el necio para nada es bueno. No hay persona curiosa, de ingenio claro e inclinado a buenas letras, que no se aplique y guste de leer enigmas, con deseo de entenderlas. Y esta primera se entenderá muy fácilmente advirtiendo las primeras letras de los seis renglones, que dicen ENIGMA».
Ejemplo del enigma 6
No ha mucho que tuve vida,
y aunque ahora muerta estoy,
vivo y sirvo en tu comida
y cual hombre resumida
me vuelvo cuando me voy
Comento a "la leña":
«Todos los árboles tienen vida vegetativa, con que se aumentan y crecen, y por eso dice la enigma que ha poco que la tuvo la leña, aunque después, hecha brasa, torna a vivir, y no vegetable, sino accidentalmente. Sirve el fuego de ella para aderezar de comer. Conviértese en ceniza cuando se acaba, como acontece al hombre; y así se lo trae a la memoria la Santa Iglesia el Miércoles de Ceniza».
* La valorización de los juegos y rimas infantiles cuenta con un ilustre antecesor en el sevillano Rodrigo Caro (1573-1647) en su obra 👉Días geniales o lúdricos (ca.1626), donde nos proporciona una valiosa descripción de los juegos de la antigüedad que relaciona con los dichos y entretenimientos cotidianos de entonces.
* A su vez, la magistral obra 👉Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), de Gonzalo Correas, catedrático de griego y hebreo en la Universidad de Salamanca, tesoro indiscutible de la sabiduría popular, constituye un fundamental referente donde se encuentran recopiladas más de 25.000 paremias entre refranes o frases proverbiales, junto a adivinanzas, canciones, cuentecillos o juegos infantiles. Dicha obra, tuvo su tardía primera edición por la Real Academia en 1906 y luego en 1924, aunque sin haber corregido las defectuosas copias manuscritas y malas lecturas que se conservaban de las mismas hasta encontrar el paradero del manuscrito original en el Colegio Trilingüe de Salamanca, siendo editado con fidelidad por Louis Combet en 1967 a través de la Universidad de Burdeos como obra referencial y fidedigna de consulta.
También son conocidas numerosas variantes que se reelaboran o entrecruzan de una misma adivinanza dependiendo de su cronología, de su propia estructura o de su procedencia geográfica. Su amplia diversidad hace que se puedan encontrar sueltas en distintos cancioneros o en obras de autores reconocidos, como en la novela pastoril La Galatea de Cervantes, donde los pastores disfrutan de sus momentos de ocio tratando de resolver las diversas adivinanzas propuestas. A través del pastor Elicio se nos ofrece una espléndida definición de la adivinanza que transcribo:
Es muy oscura y es clara,
tiene mil contrariedades,
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara:
nace a veces de donaire,
otras de altas fantasías,
y suele engendrar porfías,
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tienen dueños
de diferente manera:
no hay vieja que no se abrace
con una destas señoras:
son de gusto algunas horas,
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos,
cuanto más sobre ello velan:
cuál es necia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intrincada,
pues sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
Las adivinanzas, sobre todo las de procedencia culta y más elaboradas, también fueron utilizadas de forma dispersa por eminentes escritores como Lope, Góngora o Quevedo, y apareciendo también deslizadas entre los autos sacramentales de Calderón o en la Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Gracián.
Antes de proseguir en sucesivas entradas con otras muestras y comentarios sobre la literatura popular impresa, reproduzco este interesante pliego, sin lugar de impresión ni año, donde se recoge un abundante repertorio de enigmas "discretos" y de variada temática para la diversión de los curiosos.
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©Antonio Lorenzo