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Xilografía que ilustra la portada del pliego editado por el vallisoletano Santarén en 1891 |
Interesante pliego por cuanto algunos de sus versos recuerdan un canto de muerte o endecha conservado entre los sefardíes encajados en una sátira burlesca sobre la mala fortuna. Si nos detenemos en los primeros versos lo primero que llama la atención es la adaptación del pliego de parte de un conocido romance de Quevedo, que a su vez retoma los primeros versos de una tradición anterior.
Ya Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611) en sus acepciones de 'cubrir' y 'endechas', cita los siguientes cuatro versos aludiendo a que eran muy conocidos y populares
Pariome mi madre una noche escura,
cubrióme de luto, faltóme ventura
Los versos también aparecen en las Silvas de Zaragoza, 1550 y Barcelona, 1550 y 1552. También en el Cancionero llamado Flor de enamorados, de Juan de Linares (Barcelona, 1562), versos que dieron pie a la 'contrafacta' o imitación de Quevedo en su obra Sueños y discursos de verdades (1627) con claros antecedentes en la poesía popular castellana, que paso a copiar.
En el romance, Quevedo refiere su adverso nacimiento y la especial conjunción o confabulación de los astros le convierten en el más desdichado de los mortales, quejándose de su infortunio y ejemplificando sus desventuras como prototipo del 'rigor de las desdichas'.
Es sabido que Quevedo reinventa, reutiliza y reinterpreta magistralmente motivos de la lírica amatoria grecolatina y de la tradición popular. Si cotejamos algunos de los versos del pliego con los del romance encontramos:
Sobre algunos de los versos del romance hay estudiosos de la obra de Quevedo, como José Luis Rivas y Juan Estadella, que creen encontrar en ellos unas pistas o claves astronómicas y astrológicas codificadas, a las que tan aficionado era el escritor [Rivas Cabezuelo, J. L., «Sobre el nacimiento de Francisco de Quevedo», La Perinola, 12, 2008] y Estadella Ferrater, Juan, «El horóscopo de Quevedo», Cuadernos de Quevedo, Fundación Francisco de Quevedo, 2010]. Dichos estudiosos consideran que Quevedo nos informa crípticamente en el citado romance sobre la verdadera fecha de su nacimiento, ocurrida el 14 de septiembre de 1580 y no el 17 del mismo mes, fecha que suele fijarse comúnmente en sus biografías y en la historia de la literatura.
En carta a su amigo Sancho de Sandoval, Quevedo asegura haber nacido el día de las 'Llagas de san Francisco', fecha que se celebra por la iglesia el día 17 de septiembre. Sin embargo, estos estudiosos consideran que la fecha de la celebración litúrgica no coincide con el acontecimiento real, que fue el día 14 de septiembre, circunstancia que el ilustre escritor conocía y que puede deducirse por ciertos indicios de los versos del romance que nos ocupa.
Otros aspectos oscuros de sus versos se refieren a las siguientes frases:
'Diome el León su cuartana' (alusión al signo zodiacal de Leo), siendo la cuartana una referencia a la fiebre llamada cuartana en su sentido de fogosidad e ímpetu.
'Diome el escorpión su lengua' (alusión al signo de Escorpio) y a la lengua mordaz, cáustica e irónica que tanto practicó en sus escritos.
'Virgo, el deseo de hallarle' (alusión al signo de Virgo) y la búsqueda de la pureza o castidad, según alguna de sus posibles interpretaciones.
'Y el carnero la paciencia' (referencia al signo zodiacal de Aries representado por el carnero) y a la paciencia como elemento y recurso irónico, tan del gusto de Quevedo, ya que justamente el carnero está asociado a la impaciencia y a la impulsividad.
Pero al margen de estas sugerentes interpretaciones, lo que es cierto es
que el pliego es claramente deudor de parte de los versos de ilustre escritor
barroco, aunque con lógicas modificaciones, amplificaciones y añadidos aprovechando el marcado carácter burlesco
de la composición quevedesca.
Reproduzco el pliego editado en la imprenta valenciana de Agustín Laborda [s.a] cuya actividad impresora se desarrolló entre los años 1746 y 1774.
OTRAS REFERENCIAS
También se ha atribuido a Calderón la comedia El rigor de las desdichas y mudanzas de fortuna, título que se mantiene en la cabecera de algunos pliegos, pero parece ser que la atribución
es errónea según los últimos estudios, pues apenas un año después de la muerte
de Calderón el 25 de mayo de 1681 el impresor Juan de Vera Tassis ya tenía
preparado el primero de los nueve tomos de comedias que editaría. Algunas de
cuyas ediciones fueron desautorizadas en vida por el propio Calderón o
retocadas y enmendadas o atribuidas falsamente, o bien circulando en copias
manuscritas y adaptadas para ser representadas y presentando una anarquía
gráfica disparatada tanto en copias manuscritas como en primeras ediciones, lo
que nos introduce en un laberinto díficil de discernir y desde luego –aunque
resulte sugerente- muy ajeno al objetivo
de este blog.
Todavía en julio de 1680, diez meses antes de su muerte, en
carta al Duque de Veragua, reiteraba Calderón su lamento por la suerte que
corrían sus obras:
«Yo, señor, estoy tan ofendido de los muchos agravios que me han hecho libreros y impresores (pues no contentos con sacar sin voluntad mia a la luz mis mal limados yerros, me achacan los ajenos, como si para yerros no bastasen los mios y aun esos mal trasladados, mal corregidos, defectuosos y no cabales), tanto que puedo asegurar a V.E. que, aunque por sus titulos conozco mis comedias, por su contexto las desconozco; pues algunas que acaso han llegado a mi noticia, concediendo el que fueron mías, niego el que lo sean segun lo desmadejadas que las han puesto los hurtados traslados de algunos ladroncillos que viven de venderlas porque hay otros que viven de comprarlas, sin que sea posible restaurar este daño por el poco aprecio que hacen de este genero de hurto los que, informados de su justicia, juzgan que la poesía mas es defecto del que la ejercita que delito del que la desluce.»
Reproduzco las portadas de otras ediciones de la misma relación burlesca.
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Córdoba: Imprenta de Gª Rodríguez |
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Madrid: Sucesores de Hernando |
Lope de Vega también se hace eco de estos versos en su comedia Las famosas asturianas donde en una escena del Acto II intervienen unos músicos que cantan:
Pariome mi madre
una noche oscura,
cubriome de luto,
faltome ventura.
Cuando yo nací,
hora fue menguada;
ni perro se oía
ni gallo cantaba;
ni gallo cantaba
ni perro se oía,
sino mi ventura
que me maldecía.
Para no alargar estas consideraciones sólo comentar, como señalaba al principio, que por tradición oral se han conservado fielmente estos o parecidos versos en distintas versiones recogidas entre los judíos sefardíes de Marruecos como cantos de endechar.
Con el título de De Herodes a Pilatos o el rigor de las desdichas, se conoce una zarzuela en un acto con música de M. F. Caballero y también la zarzuela en tres actos que se representó en 1872 en el llamado Café-Teatro del Recreo, inaugurado en la madrileña calle Flor Baja en 1866 y que fue el inicio de los llamados 'teatros por horas' o 'de sesiones' y de los cafés-cantantes (me refiero solamente a los cafés líricos y musicales, no a los que ofrecían espectáculos flamencos, tan sabiamente estudiados por José Blas Vega en Los cafés cantantes de Madrid (1846-1936), ediciones Guillermo Blázquez, Madrid, 2006), donde se desarrollaban conciertos vocales o instrumentales junto a pequeñas obras teatrales o zarzuelas.
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Dibujo de Juan Esplandiú (1901-1978) |
En una gacetilla de la época, y al poco de inaugurarse el café-teatro, se recogía esta nueva actividad con las siguientes palabras:
"Aplaudimos sinceramente la idea de llevar el teatro a los cafés, pues de esta manera esos establecimientos, que hasta hoy han sido destinados a cierto género de espansiones (sic), pueden ejercer de hoy más notable y provechosa influencia en las costumbres del pueblo".
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Representada el el Teatro del Recreo en 1872 |
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Estrenada en el Teatro Eslava en 1892 |
Con igual título también se conoce la comedia en tres actos del malagueño Tomás Rodríguez Rubí y la comedia en un acto de título El rigor de las desdichas o don Hermógenes (1853), de don Blas Molina.
El sevillano Narciso Campillo y Correa (1835-1900) escritor de cuentos y de relatos cortos, recoge también en su recopilación Una docena de cuentos, prologada por Juan Valera en 1878, el titulado 'El rigor de las desdichas' donde narra los infortunios del personaje Ventura (nacido en miércoles de ceniza) marcado desde su nacimiento por su aspecto físico y por su proverbial mala suerte que oscila entre lo risible y lo trágico, temática que aparece también en La buena o mala fortuna (1852) de Fernán Caballero, entre otros autores.
La frase, convertida a modo de locución adverbial, pasó por último a figurar como título de cuentos en las célebres editoriales de Saturnino Calleja o Ramón Sopena, dedicadas preferentemente a satisfacer los gustos lectores del público infantil.
Antonio Lorenzo