martes, 11 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (IV)

Agostino Brunias (1728–1796) - Escena de mercado (ca.1780)
Esta entrada la voy a dedicar en exclusiva al reciente e importante descubrimiento (año 2015) de una hermosa pintura de Miguel Cabrera, al que ya he dedicado entradas anteriores, que se hallaba en paradero desconocido y ni siquiera se sabía de su existencia física.

La pintura es obra del célebre pintor novohispano de pintura religiosa y de la serie dedicada a las 'pinturas de castas'. Estas últimas se encuentran esparcidas por diferentes museos y en colecciones particulares. Ocho pinturas, de la serie de 16 que se saben de su autoría, se encuentran en el Museo de América de Madrid, cinco en una colección privada en Monterrey (México), una en la Fundación Multicultural de Arte de Northridge y los dos cuadros restantes se hallaban desaparecidos... hasta el casual 'descubrimiento' de uno de los dos que faltaban (el que hace el número seis) y que ha sido adquirido recientemente por el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA).

La historia de este cuadro presenta aspectos un tanto detectivescos, pues a lo largo de casi 250 años y de haber atravesado el Atlántico, gracias a los intercambios de toda índole entre España y los virreinatos americanos, la pintura ha pasado por una serie de propietarios y vicisitudes que afortunadamente han acabado en un hermoso final feliz  para el disfrute de todos.

Historia familiar y recorrido de la pintura

La señora Christina Jones Janssen se interesó recientemente por una pintura que conservaba cuidadosamente enrollada en un tubo bajo un sofá de su casa en la bahía de San Francisco. La pintura se hallaba en un buen estado de conservación y representaba a una madre 'morisca' y a un padre español que sostienen en sus brazos a una niña 'albina', por usar la terminología de las clasificaciones al uso.

Christina Jones Janssen (9 de abril de 2015)
La historia familiar de la señora Christina Jones Janssen se remonta a su bisabuelo John P. Jones, quien fuera un magnate de la minería y cofundador de Santa Mónica y nieta a su vez de Gregory y Harriet JonesEl cuadro llegó a los EEUU en los años veinte tras su compra en España por David Gray, uno de los hijos del presidente fundador de Ford Motor Co. Tras heredar una gran fortuna de su padre, David Gray viajó a España para comprar muebles y utensilios, y también la famosa pintura, para decorar su mansión en las afueras de Santa Bárbara, coincidente entonces con el gusto por las mansiones de tipo colonial.

Ignoramos cómo llegó la pintura a España y las circunstancias que acontecieron para ello. Lo cierto es que Davis Gray trajo la pintura a EEUU hacia 1920. Tras la muerte de David en 1928, el cuadro lo cedió a su administrador  James RH Wagner, bisabuelo de Christina e interviniente en la creación del famoso estadio olímpico de Rose Bowl de Pasadena, inaugurado en 1922 y declarado Monumento Histórico Nacional en 1987. La pintura pasó luego a sus abuelos Harrier y Gregory Jones quienes adquirieron en 1947 el célebre rancho Vallejo-Castañeda en la ciudad de Sonoma y al que apodaron 'La Casita', adornando uno de sus salones con el cuadro que heredaron de sus padres, quienes lo recibieron a su vez como obsequio de un amigo de la familia. Este rancho, cuya construcción data de 1842 perteneció al capitán del ejército mexicano Salvador de Vallejo, cuando aún California formaba parte del Estado mexicano. Salvador de Vallejo era hermano del que fuera general Mariano G. Vallejo, entre 1836 y 1846, hermanos que jugaron un papel importante en la consolidación de California como estado de la Unión.

Con el paso de los años esta residencia ha tenido un gran número de propietarios y trasformaciones siendo actualmente sede de una prestigiosa bodega.

Christina heredó de sus abuelos la célebre pintura y la trasladó junto a sus pertenencias a su nueva residencia en la bahía de San Francisco, y para protegerla de la luz solar la enrolló y la conservó almacenada durante años debajo de su sofá, hasta que en el 2014 decidió solicitar la ayuda de expertos para su catalogación y valoración.

Tras el examen de expertos en arte colonial, se confirmó la extraordinaria noticia de que se trataba del número 6 de la serie de 'pintura de castas' de Miguel Cabrera que se creía desaparecida.

La pintura fue adquirida por el LACMA por una cantidad no revelada y tras una ligera restauración se expuso al público por primera vez el pasado 26 de abril de 2015.

En las fotos de más abajo podemos ver, rente al cuadro restaurado a Joseph Fronek, jefe de conservación de pinturas del LACMA junto a Ilona Katzew, reconocida especialista e investigadora de las pinturas de castas y conservadora de Arte Latinoamericano del Museo.



Pero pasemos sin más dilación a reproducir el hermoso cuadro en cuestión:

Miguel Cabrera - De español y morisca, albina


El español está representado con un abrigo de cuero con mangas rojas que era el usado por un grupo especial de soldados conocidos como Dragones de Cuera, encargados de mantener la soberanía española en la frontera de la Nueva España. Sobre la mesa aparece un trabuco con incrustaciones de plata y el mango de un cuchillo enfundado que guarda en sus pantalones. Un amplio sombrero de cuero descansa sobre sus rodillas. Se le ve con un cigarrillo sus labios y con otro detrás de su oreja derecha. También aparece un paquete enrollado de cigarrillos en la mesa, seguramente para resaltar la importancia del tabaco como producto comercial del nuevo mundo y que produjo una gran riqueza a la corona española.


La mujer muestra un vestido de gala con un exquisito estampado floral y con encajes en la manga, un pañuelo de rayas sobre los hombros y adornada con pendientes y collar.

Ambos sostienen amorosamente a su niña albina que luce un delicado vestido y vistosos zapatos.


Desde mucho antes del siglo XVIII se consideraba a las personas albinas como el resultado de una anomalía al no parecerse a sus progenitores. La causa del albinismo, del que existen numerosas variantes y tipos, es una mutación genética que obstaculiza o impide la pigmentación de la piel.

La discriminación que sufren los albinos, sobre todo en África, es bien conocida por considerarlos portadores de virtudes mágicas relacionadas con la brujería, por lo que son perseguidos y su vida está expuesta a un peligro inminente de ser víctimas de persecuciones e incluso de asesinato.

A diferencia de la persecución a la que se ven expuestos los albinos en África, en el México del siglo XVI, al menos, los albinos gozaron de cierta protección, si bien es cierto que para preservarlos como rarezas. Sabemos por los cronistas que el gran Moctezuma, con el que se encontró Hernán Cortés el 8 de noviembre de 1519, mantenía "muchos hombres y mujeres deformes, enanos y jorobados [...] cada forma de la monstruosidad tenía un lugar propio; y además había personas para cuidarlos". López de Gómara recoge también: "Siempre estaban presentes en sus comidas enanos, jorobados, tullidos, todos reunidos allí para su entretenimiento y diversión, que luego junto con los bufones y saltimbanquis, tenían permitido comer las sobras de su comida en un rincón del salón". Bartolomé de las Casas describe también un espacio donde se exhibían, aparte de aves con vistosos plumajes, "hombres, mujeres y niños que tenían, de nacimiento, las caras y los cuerpos blancos y cuyos cabellos, cejas y pestañas también eran blancos".

Encuentro de Cortés y Moctezuma el 8 de noviembre de 1519
Bien es cierto que no era una situación ideal para estos seres con deficiencias físicas, pero al menos contaban con cuidadores  que los alimentaban, algo de lo que seguramente no disfrutarían si llevaran una vida exterior, donde estarían expuestos a sufrimientos y a vejaciones de todo tipo, habida cuenta de las creencias sobre las causas de sus deficiencias físicas.

©Antonio Lorenzo

jueves, 6 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (III)

Agostino Brunias (1728-1796)
Siguiendo con las 'pinturas de castas' del reconocido pintor novohispano José Cabrera (1695-1768), reproduzco otras tantas pinturas sobre esta temática debidas a su autoría y que, como en la entrada anterior, resultan sumamente interesantes y se prestan a variadas interpretaciones.

Para facilitar el complicado sistema de clasificación de los diversos cruces, reproduzco de nuevo de forma más legible, las nada menos que 53 variantes recogidas por el ilustre investigador Nicolás León (1859-1929), nomenclatura que elaboró a partir de las noticias recogidas de diversos autores de América del Sur de los siglos XVI, XVII y XVIII.



En dicha clasificación aparecen nombres pintorescos, como los referidos a pelajes (grifo, albarazado, prieto, barcino, cuatralbo (caballo con las cuatro patas blancas); provenientes del cruce de animales, como cambujo; y otros de curiosa descripción, como salta atrás (por ser más oscuro que la madre), tente en el aire o ahí te estás, porque ni adelantan ni retroceden respecto al color de la piel. Otros, en fin, como lunarejo, mequimistos, no te entiendo o salta atrás cuarterón, añaden matices propios sobre lo que no existe consenso.

De español y negra, nace mulata

De coyote e india, nace chamizo

De español y morisca, nace albino

De mestizo e india, nace lobo

De chino cambujo e india, nace loba

De lobo y de india, nace albarazado

De albarazado y mestiza, nace barcino

De indio y barcina, nace zambaiga

De mestizo y de india, nace coyote

De castizo y mestiza, nace chamizo
©Antonio Lorenzo

sábado, 1 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (II)

Anónimo siglo XVIII - De español y albina, sale 'torna atrás'
Los llamados 'cuadros de castas' son el intento de representar, desde una perspectiva de parentesco,  a la población de los virreinatos españoles de acuerdo a una clasificación racial. En cuanto a la nomenclatura utilizada en la clasificación de los 'resultados' de uniones en referencia al color de la piel, no hay un acuerdo generalizado ni en nombres ni en definiciones o etiquetas. Aunque con el paso del tiempo se haya ido endulzando y diluyendo el componente racista de estas clasificaciones, no podemos obviar que la motivación última era la de expresar la relación desigual entre dominantes-dominados o entre conquistadores-conquistados, aunque ahora se evite esas denominaciones y se prefiera hablar de procesos de 'sincretismo', 'transculturación', 'hibridación', 'heterogeneidad', 'fusión' o 'alteridad'.

No es este el lugar donde reflexionar sobre conceptos de raza, casta o mestizaje, terreno resbaladizo y cambiante donde los haya, sobre lo que no hay un consenso generalizado y que depende de la perspectiva, ya sea histórica o ideológica,  que adoptemos.

Los españoles son representados en estas pinturas con la piel muy blanca, lo que también es incierto, pues en estas representaciones se olvida que los españoles provienen a su vez de un proceso de mestizaje entre judíos y moros principalmente.

El motivo de reproducir estas pinturas es el mostrar la belleza intrínseca de las mismas y la manera de recrear e imaginar la vida cotidiana del siglo XVIII que tuvieron esos artistas.

Pasando a la pintura de castas reproduzco, en una primera serie, algunos de los cuadros pintados por José Cabrera (1695-1768), sin duda el pintor novohispano más reconocido en México en cuanto a sus series de pinturas de castas.

Comentaré con cierto detenimiento tan solo tres de ellas, pues del resto de las pinturas propuestas se pueden extraer conclusiones fácilmente deducibles: como la relación entre la indumentaria y la posición social, la enfatización del color de la piel y en la textura de los cabellos, la presencia de útiles de oficios para reflejar la escala social de los representados, el mobiliario y ajuares domésticos, o las frutas variadas y productos de la tierra para dotar a la escenas de un valor documental.

De español y de india, mestiza

De español y de india, mestiza
Mestizo o mestiza, según la primera acepción del Diccionario de la RAE, se dice de la persona nacida de padre y madre de raza diferente, en especial de blanco e india, o de indio y blanca.

En esta primera imagen se aprecia una inusual composición, pues el hombre español se encuentra de espaldas al espectador, viste elegante chaleco azul y peluca empolvada como símbolo de distinción y de riqueza. La mujer, con acentuados rasgos indios en su piel, que contrasta con la piel sonrosada del caballero, lleva un elegante vestido con claros motivos europeos y con delicados encajes en el corpiño. Los pendientes y el collar de perlas que luce denotan su buena situación económica y su posición privilegiada. 

Entre la pareja aparece una niña vestida a tono con la indumentaria de la madre y en una posición incómoda de la cabeza, pues parece mirar arrobada al padre mientras la madre le sujeta la muñeca izquierda y con su mano derecha parece acariciar el pelo de la niña.

En la parte inferior se observa una piña cortada en rodajas como elemento propio de las frutas de la Nueva España

De español y mestiza, castiza

De español y mestiza, castiza
La primera acepción del término 'castizo', según el Diccionario de la RAE, significa 'de buen origen y casta'. Es cualidad que se aplica al madrileño y a la segunda generación de mestizos.

Si observamos la indumentaria vemos cómo el traje de la mujer está confeccionado a la moda del momento y estampado de flores, y por la amplitud de la falda se diría que nos hallamos en presencia del miriñaque, de influencia francesa y llamado 'tontillo' en español, prenda a la que dediqué en este mismo blog unas entradas que pueden consultarse en los siguientes enlaces:



Apartado de la moda europea es el peinado hacia atrás y recogido por un pañuelo, muy lejos de los complicados y exhuberantes peinados que se usaban en Europa.

El vestido de la hija sigue el mismo modelo del de la madre en el armazón de la falda junto al detalle americano del plátano abierto que lleva en su mano derecha.

En el padre se acentúa su procedencia española al representarlo con tez blanca para resaltar el color de piel, con peluca blanca y casaca bellamente adornada y llevando en su mano izquierda unos guantes y en el costado un sombrero.

En la parte inferior se observa una cesta de frutas con productos propios americanos.

De español y mestiza, castiza (detalle)
De negro y de india, china cambuja

De negro e india, china cambuja
En la Nueva España, durante todo el siglo XVIII, hubo una importante inmigración de chinos, malayos y filipinos que se organizaron en gremios y monopolizaban oficios como la orfebrería, locería o tejidos.

Sobre el término 'cambujo' el Diccionario de la RAE recoge lo siguiente:
1. adj. Dicho de una caballería menor: morcilla (dicho de un caballo o yegua de color negro con viso rojizo)
2. adj. Méx. Dicho de un ave: que tiene negras la pluma y la carne
3. adj. En la América colonial, nacido de padres de distintas razas, especialmente de zambaigo y china (nacido de indio y zamba, o de zambo e india), o de chino y zambaiga.
En este cuadro el pintor trata de resaltar la mezcla étnica con la graduación del color de la piel de la pareja y de la niña. La india se muestra vestida con un huipil de tejido fino y envuelta con un rebozo adornado con flores, animales y plantas. Se adorna con unos pendientes y collar que refleja su buena posición social y de que se trata de una india rica.

Su marido viste una casaca con botones blancos y una especie de librea como las que llevaban los cocheros, oficio propio de los negros en la capital mexicana. Lleva también un sombrero adornado en su borde por estrellas que desentona del conjunto.

La niña, como china cambuja (por predominar rasgos negroides), aparece en los brazos de su padre y viste 'a la española' y la tez de su piel presenta un grado menor de negrura.

A los pies de la escena aparece una selección de frutas, producto de la tierra, donde se aprecian ciruelas, chirimoyas, duraznos y tunas.

Más cuadros de Miguel Cabrera

De español y negra, mulata

De español y mulata, morisca
El morisco, que originalmente es el musulmán convertido a la fe católica tras la Reconquista, el Diccionario de la RAE, en su cuarta acepción, dice: En la América colonial, nacido de mulato y española, o de español y mulata.

De español y albina, torna atrás
El Diccionario de la RAE recoge: En la América colonial, albina es la nacida de español y morisca.

El cruce entre español y albina produce 'torna atrás', es decir, 'vuelve atrás', en clara alusión despreciativa.

Pero más ofensivo es, si cabe, el resultado del cruce entre español y 'torna atrás', denominado con metáfora muy expresiva, como 'tente en el aire', es decir, como alguien que pertenece a una casta incapaz de echar raíces, sin identidad propia y como si flotara en el espacio.

De español y torna atrás, tente en el aire
©Antonio Lorenzo

domingo, 25 de septiembre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (I)


En los primeros años del siglo XVIII, con la reciente dinastía borbónica instalada en el trono español, surgió un movimiento pictórico que trataba de representar a la población, mediante una clasificación racial, de los dos principales virreinatos: el de México y el de Perú. Los llamados 'cuadros de castas' crecieron en popularidad a lo largo del siglo XVIII y decrecieron a raíz de la progresiva independencia de las colonias españolas en América a mediados del siglo XIX y al general rechazo de la estructura social que rigió hasta entonces. 

La sociedad colonial hispanoamericana se estructuró según el origen racial de las personas; los españoles peninsulares y los nacidos en América (llamados después criollos) ocupaban la cúspide de la pirámide social; luego seguían los caciques indígenas (que gozaban de los privilegios de los hijodalgos); después los mestizos; los indios; los mulatos, pardos y negros libres; los zambos, y, finalmente, los esclavos (fueran estos negros o mulatos), quienes ocupaban el estrato más inferior de la pirámide.

Para designar las diferentes mezclas raciales que integraron las sociedades hispanoamericanas y las posiciones que cada una ocupaba, se usó el término 'castas'. Esto hizo surgir una serie de nombres para designar las diversas mezclas raciales dando lugar a estas manifestaciones pictóricas conocidas como 'pintura de castas', que es el motivo de la serie de entradas que dedicaré a ellas englobadas en lo que he etiquetado como 'imágenes para leer', en similar correspondencia con las aleluyas, gozos o ilustraciones impresas como formas de apropiación visual en el imaginario colectivo.

El sistema de estratificación colonial clasificaba a las habitantes en tres razas: blanca o española, indígena y negra. La sangre de las personas de cada grupo era «limpia», pero si un hombre y una mujer de diferentes «razas» engendraban un hijo, la sangre de este se vería «manchada», hecho que lo haría pertenecer a una casta de sangre manchada.

Las llamadas castas formaron parte de la sociedad de la Nueva España tras su colonización por los españoles. Bien es cierto que la nomenclatura del sistema de castas no es homogénea ni existe una única clasificación debido al permanente entrecruzamiento y a la masiva mezcla de la sociedad virreinal, lo que facilitó la movilidad social y el cambio en su valoración a lo largo del tiempo.

En esta primera aproximación me voy a detener en las series o conjunto de imágenes agrupadas. En las siguientes entradas reproduciré escenas o cuadros individualizados.

 Los cuadros de castas se presentaron con mayor frecuencia en series de dieciséis lienzos individuales agrupados a modo de mural en dieciséis compartimentos. Cada serie suele representar por lo general a un hombre, mujer y niño, dispuestos de acuerdo con un jerarquías de raza y condición. Los negros y mulatos suelen representarse como cocheros, los indios como vendedores de comida, y los mestizos como sastres o zapateros. Las mulatas y mestizas, como cocineras o costureras.


Los prejuicios y las discriminaciones raciales que se aprecia en estas pinturas, mantuvieron su vigencia en las sociedades jerarquizadas de hispanoamérica. Afortunadamente, ya contamos con abundantes estudios historiográficos sobre el sistema de castas colonial o indiano que nos permiten valorar más objetivamente estas manifestaciones.


Gran parte de las series de castas existentes provienen de México y de artistas anónimos, si bien algunos han sido identificados como pintores destacados en México del siglo XVIII, como: Miguel Cabrera, Juan Rodríguez Juárez, José de Ibarra, José Joaquín Magón o Francisco Vallejo.

El interés de estos cuadros es múltiple, pues aparte del intento de representación de las distintas castas, aparecen en ellos elementos de indumentaria y de cultura material, frutas, paisajes, mobiliario, fauna y flora o útiles de cocina, aspectos, en suma, que añaden un mayor interés a estas pinturas.


Entre la variedad de clasificaciones, donde no todas coinciden ni en el nombre ni en la combinación, señalo una de las más representativas, con nombres tan curiosos como 'Tente en el aire', 'Loba', 'Torna atrás' 'Abarazado', 'Coyote', etc. que requieren de explicaciones más prolijas que procuraré desarrollar, aunque de forma sucinta, en posteriores entradas.


Una de las clasificaciones más conocidas (entre otras muchas) es la siguiente:

                                            De español y de india: sale mestiza
                                            De español y mestiza: sale castiza
                                            De español y castiza: sale español
                                            De español y negra: sale mulato
                                            De español y mulata: sale morisca
                                            De español y morisca: sale albina
                                            De español y albina: sale torna atrás
                                            De español y torna atrás: sale 'tente en el aire'
                                            De negro e india: sale 'china cambuja'
                                            De chino cambujo e india: sale loba
                                            De lobo e india: sale albarazado
                                            De albarazado y mestiza: sale barcino
                                            De indio y barcina: sale zambuigua
                                            De castizo y mestiza: sale chamizo
                                            De mestizo y de india: sale coyote


Reproduzco la detallada clasificación elaborada por el ilustre Nicolás León (México, 1859-1929), quien fuera director del Museo de Michoacán.



©Antonio Lorenzo


jueves, 22 de septiembre de 2016

Sainete 'La burla del posadero y castigo de la estafa'


En anteriores entradas ya comenté algo sobre la estrecha relación entre las diversas formas del llamado Teatro breve y los pliegos de cordel.

Traigo en esta ocasión un sainete que, aunque en ninguno de los pliegos consultados aparece el nombre del autor, se le ha atribuido, si bien con algunas dudas, a José Concha (1750 - ¿1802?), quien comenzó su carrera teatral como actor en Cádiz hacia 1770 y a quien se le atribuye un respetable número de obras entre comedias, dramas y sainetes.

Una práctica habitual en la sociedad del siglo XVIII, sobre todo en las ciudades, consistía en las representaciones teatrales en casas particulares para un número reducido de actores. Estos actores solían ser los propios vecinos, compañeros de tertulias o simples aficionados para satisfacer su ocio, lo que fomentó en los autores el desarrollo de obritas al considerar esta práctica un medio fácil de adaptación  y simplificación de obras mayores, aligerando tanto su contenido como los elementos escenográficos.

Estas obritas no constituyen propiamente un género en sí mismo, pero son, si se quiere, un reflejo doméstico de la enorme afición del público del siglo XVIII a las representaciones teatrales públicas que contaba con un mayor espacio escénico de tramoya y de medios.

Una característica que suele apreciarse en estas obras es la ausencia de actrices femeninas debido a la prevención moral que regía en la época, incluso en los teatros públicos, donde se separaban a los espectadores según su sexo, lo que obligaba de alguna manera a prescindir de personajes femeninos en estas representaciones domésticas o caseras donde todos se conocían.

Estos modelos teatrales dieciochescos tuvieron vigencia hasta muy avanzado el siglo XIX. Buena prueba de su aceptación y éxito lo constituyen precisamente estos pliegos, reeditados ininterrumpidamente por conocidos impresores de pliegos de cordel.

Reproduzco las dos primeras portadas correspondientes a los impresores valencianos Ildefonso Mompié, en 1822, y la de Laborda, donde no figura el año. Las dos siguientes proceden de la imprenta madrileña de sordomudos, en 1856, y la de venta en la barcelonesa Casa de Francisco Vallés en 1857. La última, antes de reproducir completo el sainete, de la que he entresacado la xilografía para ilustrar esta entrada, proviene de la conocida imprenta barcelonesa de Juan Llorens en 1864.
























Reproduzco íntegro el sainete editado en Alcalá de Henares, donde precisamente se desarrolla la acción, debido al impresor Isidro López.









©Antonio Lorenzo