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Revuelta contra Espartero en Barcelona (1842) |
Ejemplo de impreso popular, editado en 1843, donde se reivindica en la ilustración el apoyo incondicional a la efímera Constitución de 1837, siendo regente Baldomero Espartero, junto a la adhesión a la causa de la niña Isabel II, que contaba entonces con apenas 13 años de edad.
Obviamente, se trata de un impreso (en realidad un ejemplo de «ventall» o abanico, a los que he dedicado anteriores entradas bajo su etiqueta) y que hace alusión a los acontecimientos producidos en Barcelona en 1843.
Tratar de contextualizar los hechos referidos en el impreso es ciertamente complicado. Tanto la regencia de María Cristina como el reinado de Isabel II se caracteriza por su enorme inestabilidad. A ella contribuyeron también los jefes militares que se saltaban la legalidad constitucional con sus continuos golpes de Estado, llamados pronunciamientos. Reflejo de la inestabilidad política de esta época son las cinco constituciones que se suceden durante el reinado de Isabel II (1834, 1837, 1847, 1854 y 1856). Cada cambio de gobierno iba acompañado de la correspondiente constitución, unas veces moderada, otras progresista o democrática según la alternancia en el poder. La etapa que nos interesa (en relación al impreso reproducido) es la del liberalismo progresista del General Espartero, entre 1840-1843.
En 1843 una oposición conjunta entre progresistas y moderados derriban el gobierno del general Baldomero Espartero, que ejercía la regencia desde 1840 y al que se le reprochaba una forma de gobernar autoritaria y militar, desantención de las Cortes y rodeado de militares afines a sus ideas. Baldomero Espartero, tras su triunfo en la Primera Guerra Carlista, tuvo una entrada triunfal en Barcelona el 14 de junio de 1840. La Constitución de 1837 a la que se refiere el impreso se promulgó durante la regencia de María Cristina y se mantuvo vigente hasta 1845 donde el Partido Moderado redactó una nueva Constitución. La Constitución de 1837 tuvo una función integradora consolidando un régimen representativo en España. Obviamente, considerada desde la perspectiva actual, resulta ciertamente reprobable y discriminatoria.
Durante este periodo tan convulso y tan rico en acontecimientos solo me detendré en los dos siguientes hechos: la insurrección y el bombardeo de Barcelona a finales de 1842 y en la revolución conocida como La Jamancia. El 13 de noviembre de 1842 estalló en Barcelona una insurrección a causa, entre otras razones, por la predisposición del gobierno a firmar un acuerdo comercial con Gran Bretaña que perjudicaba gravemente a la reciente industria textil catalana en beneficio de los productos textiles ingleses. Espartero se presentó en Barcelona para reprimir personalmente la insurrección. El 3 de diciembre de 1842 comenzó el bombardeo y al día siguiente la ciudad se rendía y entraba de nuevo el ejército. La represión ordenada por Espartero fue muy dura. Se castigó a la ciudad con el pago de una contribución extraordinaria, disolvió la Asociación de Tejedores y cerró todos los periódicos, salvo el conservador Diario de Barcelona. Con esta represión, Espartero perdió todo el apoyo social y político que había tenido tradicionalmente en la ciudad. Barcelona se llenó de barricadas y fue bombardeada desde el Castillo de Montjuic. Se castigó duramente a los insurrectos y muchos de ellos fueron fusilados. De su acogida triunfal de 1840 se pasó a una clara animadversión hacia su figura convirtiéndose en un personaje hostil.
Un solo apunte más: dentro de la situación caótica de estos meses de 1843, hay que comentar la “revolución centralista” catalana de septiembre-noviembre de 1843 conocida como «La Jamancia». El ideario de los llamados jamancios mezclaba reivindicaciones laborales con propuestas prefederales. El apelativo les venía del verbo de procedencia gitana «jamar» (comer), basado en los cánticos de los sublevados que amenazaban con "comerse" a sus enemigos de clase.
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Estatua de bronce del Marqués del Duero
en Madrid por Andrés Aleu (1885) |
La otra plana del «ventall» está dedicada al general Marqués del Duero donde fue recibido en Barcelona como «el pacificador». De nombre Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen (1808-1874) destacó por sus victorias sobre los carlistas y por participar activamente en 1841 en el golpe contra el regente Baldomero Espartero promovido por Narváez, golpe que fracasó y que costó la vida, entre otros, al general Diego de León. En 1849, siendo ya Capitán General de Cataluña, pacificó la insurrección de los Matiners (madrugadores, en catalán) durante la Segunda Guerra Carlista.
Estos impresos, en definitiva, son portadores de una serie de elementos que, junto a las xilografías que los acompañan, resultan de interés, tanto para historiadores como para sociólogos, en orden a comprender y valorar el imaginario social de una población popular consumidora de estos impresos.
©Antonio Lorenzo