Esta espléndida imagen, entresacada del libro editado en 1845: Historia de Cabrera y de la guerra civil en Aragón, Valencia y Murcia, de Dámaso Calvo y Rochina de Castro, ilustra bien las dificultades de la toma de esta población debido a su peculiar orografía.
Es sabido que, en el curso de la Primera Guerra Carlista, desarrollada entre 1833 y 1840, la toma de Morella por el general Espartero al general carlista Cabrera, constituyó un hito importante para la consolidación de la monarquía isabelina, lo que facilitó un giro en el desarrollo de las confrontaciones entre los carlistas (partidarios del pretendiente don Carlos María Isidro, hermano del rey Fernando VII) y los cristinos e isabelinos (a favor de la regencia de María Cristina y de su hija, la futura reina Isabel II).
El 19 de abril de 1840 los isabelinos, al mando del general Espartero, iniciaron el asedio de Morella, sede entonces del Tigre del Maestrazgo (como llamaban entonces a Cabrera), que duró hasta el 30 de mayo en que cayó la plaza. Cabrera, con unas tropas ya muy desmoralizadas, tuvo que cruzar el Ebro hasta llegar a Berga, última plaza fuerte que quedaba en el apoyo a la causa carlista. Resistió allí el ataque de Espartero hasta que, viendo la imposibilidad de la victoria, marchó hacia la frontera francesa con las últimas tropas carlistas y abandona la lucha.
Las tierras montañosas del sur del Ebro, llamadas imprecisamente como el Maestrazgo, hacen referencia a una región extensa y de límites mal definidos que comprendió, bajo Cabrera, parte de las comarcas tortosinas, el Bajo Aragón, parte de la Serranía de Cuenca y algunas comarcas valencianas del interior.
Pero ciñéndonos al objeto de nuestro recorrido por la literatura popular impresa, como las láminas y pliegos de cordel que recogen partidariamente estos hechos, reproduzco una primera lámina donde se da cuenta detallada de la toma de la población castellonense. Editada en Barcelona por la imprenta de Brusi, de la que por curiosidad comento algo de su trayectoria impresora.
Los orígenes de la actividad de los primeros Brusi, Antoni Brusi i Mirabent (1779-1821) y Eulàlia Ferrer, comenzaron con una pequeña librería situada en la Baixada de la Presó cantonada con la calle de la Freneria. En 1799 se trasladaron a la calle de la Llibreteria donde quedaron al servicio de las tropas antifrancesas ante la invasión napoleónica. Imprimieron de forma itinerante y en diferentes ciudades todo tipo de proclamas antifrancesas, lo que les valió el recibir como propiedad el Diario de Barcelona, publicando aparte impresos populares sucesivamente durante generaciones a partir del 1814.
La viuda e hijos de Antoni Brusi continuaron con su labor impresora entre 1821 y 1838. Continuada dicha labor por el heredero del primer Brusi, Antoni Brusi i Ferrer (1815-1878), quien aparte de editor de importantes obras de carácter histórico, reforzaba su negocio con la impresión de este tipo de láminas y pliegos populares.
En esta segunda, lámina se aprovecha para alabar la victoria de Espartero tras su toma de Morella. Se encontraba a la venta en la barcelonesa librería de José Lluch, en la calle de la Libreteria, importante y conocida librería donde, entre otras cosas, podían realizarse las suscripciones para la Gaceta.
Para completar esta entrada añado otra lámina, también a la venta en la librería de José Lluch, donde se hace un repaso de las victorias conseguidas por el general Espartero deteniéndose especialmente en la toma de Morella. Sigue a continuación una sátira achacando burlonamente a las tropas carlistas su cobardía y su falta de coherencia ideológica.
©Antonio Lorenzo