jueves, 25 de noviembre de 2021
Los amores de Madrid + El consejo de un amigo
miércoles, 17 de noviembre de 2021
Chasco al sacristán por el arriero y su mujer
martes, 9 de noviembre de 2021
Conclusiones burlescas. El maestro, el sustentante y tres estudiantes
La disputa burlesca cuenta con una enorme tradición literaria. Para contextualizar esta práctica habitual me detengo como ejemplo reciente en la nota de Vicente de la Fuente (1817-1889) incluida en el Tomo I de Escritos de Santa Teresa, Madrid, M. Rivadeneira, 1861, pág. 525, nota 5:
«Dábase el nombre de Vejamen a la censura o calificación, a veces burlesca, de los méritos o escritos de una persona. En la Universidad de Alcalá formaba parte de los actos académicos para la investidura de Doctor en Teología. El objeto era, según se decía, acostumbrar al graduando a llevar con igual ánimo los honras y las afrentas, sin engreírse con sus honras, a la manera que los romanos ponían al lado del triunfador un esclavo que le insultara. En los colegios se solía dar vejamen a los nuevos colegiales, sujetándoles a farsas, a veces harto indecentes, y que hubieran de prohibir los Visitadores regios.En la Universidad de Alcalá duraron hasta fines del año de 1834, y tuve ocasión de asistir a varios de ellos. Los estudiantes y la gente de buen humor concurrían a los vejámenes con avidez. El Claustro pleno asistía de ceremonia y con insignias doctorales. Dos estudiantes, sentados al lado del doctorando, recitaban composiciones en verso castellano, el uno echándole en cara todos sus defectos físicos, morales e intelectuales, y el otro elogiándole hiperbólicamente. El padrino resumía el debate en composición latina, en que dirigía al graduando consejos oportunos».
De las muchas y muy conocidas disputas burlescas literarias que se pueden rastrear, me detengo a comentar a grandes rasgos la aparecida en la Segunda Parte del Lazarillo, muy desconocida para el público en general, aunque cada vez más apreciada dentro del ámbito de los especialistas. Dicha obra fue recluida en el índice inquisitorial de 1559, aunque traducida pocos años después al inglés, francés, italiano y holandés en ediciones donde incluían conjuntamente las dos partes, ya que estaba prohibido editar el Lazarillo en su lengua original, aunque no su traducción a otras lenguas.
La Segunda Parte del Lazarillo, impresa en casa del impresor Martín Nucio (Amberes, 1555) apareció por primera vez, junto a la clásica edición primigenia del Lazarillo de 1554 en un solo volumen, lo que venía a suponer una continuación del original castellano en numerosos aspectos. Tanto la originaria edición de 1554 como su Segunda Parte, continúan hasta la fecha siendo anónimas a pesar de sus distintas atribuciones por parte de los investigadores, como Rosa Navarro, quien atribuye la autoría de la continuación del Lazarillo primigenio, aunque sin consenso académico, a Diego Hurtado de Mendoza. [Navarro, Rosa: Diego Hurtado de Mendoza, autor de La Segunda Parte de Lazarillo de Tormes. Revista Clarín, 85, 2010, pp. 3-10].
«Estando ya algún tanto a mi placer, muy bien vestido y muy bien tratado, quíseme salir de allí do estaba por ver a España y solearme un poco, pues estaba harto del sombrío del agua. Determinado a dó iría, vine a dar conmigo en Salamanca, a donde, según dicen, tienen las ciencias su alojamiento. Y era lo que había muchas veces deseado por probar de engañar alguno de aquellos abades o mantilargos que se llaman hombres de ciencia».
La edición digital de la obra completa puede consultarse en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
El pliego
Tras la invitación a un nutrido auditorio el maestro y el sustentante invitan a escuchar las conclusiones haciendo hincapié en el vestuario de los participantes y utilizando un latín macarrónico de clara intención burlesca.
Una vez que regresan los estudiantes, que se encontraban bebiendo en la taberna y ya graduados "in tabernis", a tomar posesión de sus asientos el sustentante comienza a exponer sus conclusiones para ser luego rebatidas. La primera de ellas sostiene que los hombres de mal pelo, los calvos, son gente baja. Su segundo argumento se centra en la consideración en la poca valoración de las viejas y su acendrado interés por acechar lo ocurrido en una casa. En su tercer argumento afirma que tanto los médicos como los cirujanos se amparan y justifican sus predicciones en la suerte y no en sus previsibles conocimientos.
Los estudiantes tratan de argumentar lo contrario a lo expuesto por el sustentante. Tras todo ello, a lo que se une la teatralidad de la ceremonia, el maestro acaba preguntándose: ¿de aquestas conclusiones qué hemos sacado? La respuesta no se hizo esperar: el tener lindas ganas de haber cenado, acabando todos ellos cantando coplas y bailando.
Este curioso pliego fue impreso originalmente en Valencia en la segunda mitad del siglo XVIII (1758) y reimpreso posteriormente por los sucesores de su primer impresor, Agustín Laborda, en 1822, nada menos que 64 años más tarde, que es la reproducida.
martes, 2 de noviembre de 2021
Ferrocarriles de ultratumba: Líneas del paraíso y del infierno
«Al oír hablar de la luna sintieron la misma sed inefable. Rodaban todas lentamente hacia un portillo de las bardas, cuando llegó una fuerte racha de viento, y el laurel comenzó a reír de nuevo. Con el viento llegaron centenares de hojitas de papel, esta vez impreso. Cayó una hoja sobre cada nariz. Comenzaron a leer a coro todas las cabezas, menos las que desfilaban hacia afuera: Algunas beatas leían la fecha y el pie de imprenta: «Madrid, 1934. Tipografía Católica, San Bernardo, 7».La echadora de cartas decía antes de morir:—¡Por las cinco llagas de Jesús crucificado! ¡Una tercera!Era la única sincera. Las otras querían ir todas en primera clase, la que los sacristanes expedían a cuenta de la virginidad absoluta...».
miércoles, 27 de octubre de 2021
De lo que le aconteció a un soldado con un gato que le robaba comida
Sobre el romancero morisco de Lope se ha escrito mucho, aunque para comprender y contextualizar desde una óptica actual este famoso romance conviene repasar a grandes rasgos las características de Romancero morisco en general y su potente desarrollo a cargo de un joven Lope.
Es conocida la difusión de los romances en la corte de los Reyes Católicos a modo de noticiarios sobre los hechos que se iban produciendo, con la etiqueta de romances fronterizos. Muchos de ellos se recogieron en cancioneros y su temática fue evolucionando al evocar un pasado heroico y divulgados a través de pliegos sueltos en amplias capas de la población a raíz de la aparición de la imprenta en el siglo XVI. El puente entre el llamado Romancero viejo y el nuevo lo sitúan los críticos hacia el año 1580, apreciándose en ellos cambios de sensibilidad y de estilo por sus cultivadores.
Los romances de asunto morisco fabulan sobre la lucha heroica de los últimos años de la controvertida Reconquista donde se nos presentan personajes con acendrada pasión amorosa. Uno de sus más afamados cultivadores fue Lope de Vega, referente indiscutible del Romancero nuevo (morisco y posteriormente pastoril). Las diferencias entre ellos se traducen en la preponderancia de rasgos narrativos en el primero y de ambientes más novelescos en los segundos. A todo ello hay que señalar la importancia del canto como medio de difusión, tal y como se recoge sobre el tema que nos ocupa en el texto del Entremés de Mirones, del que da cuenta Menéndez Pidal en su Romancero Hispánico, II, págs.191-192:
«Mandóme mi agüela, en una noche de invierno, que tomase la alcuza y trajese medio cuartillo de aceite de la tienda. Al ir fuí muy alegre cantando el romance Mira, Zaide, que te aviso, que entonces dábamos en él, como en real de enemigos, los muchachos; y yo que tenía un tiple como una chirimía, hundía la ciudad a voces».
A través de la música se divulgaron muchos romances nuevos, no siempre respetando la estructura narrativa, pero tratando de construir una melodía que fuese fácil de retener y de repetir por un público amplio. Son muy conocidos determinados romances atribuidos a Lope que pasaron a formar parte de un repertorio popular, como es el caso de Mira, Zaide, abriendo paso como fértil sustrato dramático hacia las comedias de temas morisco-granadinos.
Es importante señalar la importancia de la recopilación del llamado Romancero nuevo a través de la recopilación del Romancero general, en que se contienen todos los Romances que andan impresos en las nueve partes de Romanceros, editado en Madrid en el año 1600 al que siguieron otras ediciones con nuevos textos que recogen un considerable número de romances atribuidos a Lope.
En el Romancero morisco, del que Lope es un referente inexcusable, se nos presenta la imagen de un moro galante y gentil envuelto en una trama sentimental de experiencias emotivas, de ausencias, amoríos, celos, engaños, destierros... que contribuyen a perfilar la trama expositiva de este tipo de romances. Esta simbología dramática y emotiva la usa Lope para encubrir su propia experiencia amorosa, como es el caso de su célebre Mira, Zaide, que te aviso, donde enmascara sus amoríos con Elena Osorio.
Una dama se vende a quien la quiera
en almoneda está. ¿Quieren compralla?
Su padre es quien la vende, que, aunque
calla, su madre la sirvió de pregonera...
Del interesante y apenas citado volumen de A. Tomillo y C. Pérez Pastor, Proceso a Lope de Vega por libelos a unos cómicos, Madrid, Ed. Fortanet, 1901, pág, 12, entresaco:
«En Madrid, a veinte y nueue dias del mes de Diciembre de mil e quinientos é ochenta y siete años, Gerónimo Velazquez, autor de comedias, por si e como marido de Ynes Osorio, su muger, y como padre lexitimo y administrador del doctor Velazquez y Elena Osorio, sus hijos, e Diego Velazquez, su hermano, como padre de Ana Velazquez, su hija, se querellaron y acusaron criminalmente de Lope de Vega, estante en esta corte, e de los demás que por la ynformacion resultaren culpados en que dixeron que siendo ellos e las dichas sus mugeres e sus hijos gente honrada, de buena vida e fama, el dicho Lope de Vega e los demás culpados por los injuriar e ynfamar les han echado unos libelos ynfamatorios en forma de sátiras, unas en latin y otras en romance, las dieron a personas que las publicasen, y como las han publicado en esta corte en grande ynfamia suya e de los dichos sus hijos e mugeres, en lo qual cometieron delito, pidió se proceda contra ellos y ser condenados en las penas en que yncurrieron, e juraron».
La azarosa y sorprendente vida de Lope y sus tormentosos amoríos con Elena Osorio, la "Filis" de entonces, refleja su propia biografía sentimental a través de muchas de sus composiciones de una forma entreverada y encubierta. Los reproches hacia su competidor amoroso, de alta posición social, se traslucen a través de versos donde se aprecian de forma figurativa los celos hacia su figura y el despecho a su amada Elena.
Es así como puede entenderse el "Mira, Zaide" parodiado en el pliego que nos ocupa por un soldado al que un gato le robaba la comida.
El romance obtuvo un resonado éxito y se incorporó con variantes y cambios más o menos significativos a la tradición oral. El académico Manuel Alvar recogió variantes de estos romances en los meses de junio y julio de 1949 y 1950 en sus encuestas por las comunidades sefardíes del norte de Marruecos, de los que dio noticia en «Romances de Lope de Vega vivos en la tradición marroquí», Romanische Forschungen, 3-4 (1951), 282-305, noticia muy repetida en sus compilaciones y estudios posteriores sobre el Romancero en general.
No solo se han conservado referencias a estos romances en la tradición sefardí, pues en los magníficos y documentados estudios de Luis Suárez Ávila, el autor nos ofrece textos de romances conservados sobre este ciclo recogidos personalmente a familias gitanas. En sus estudios da cuenta del fragmentarismo, combinaciones o fusiones con otros romances, lo que supone todo un hallazgo de indudable valor para los estudiosos de la tradición. Uno de sus trabajos puede consultarse de forma abierta en Culturas Populares, Revista Electrónica 2 (mayo-agosto 2006: Poética y tradición de los romances de los gitanos andaluces: “El Lebrijano”, un caso de fragmentismo y contaminación romancística.
http://www.culturaspopulares.org/textos2/articulos/suarezavila.htm
El romance de "Mira, Zaide" contó con una amplísima difusión popular a través del canto. Como señaló Menéndez Pidal, en «El romancero nuevo», incluido en De primitiva lírica española y antigua épica, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1949:
«Todos sabían, al cantar y al oír este sonadísimo romance, que aludía a la prohibición impuesta a Lope de no pasar por la calle de Lavapiés, donde vivía Elena Osorio; y con este incentivo de actualidad, los lindísimos versos, por su garbo, por su pasión, por su fastuoso colorido morisco, alcanzaron boga sin igual».
El texto de Mira, Zaide, que te aviso de Lope, aparece editado por primera vez en la Tercera Parte de la Flor de varios romances nuevos (1592), vuelve a aparecer en el Segundo Cuaderno de varios romances (Valencia, 1593), antes de ser incluido en la Historia de los vandos de los Zegríes y Abencerrages (Primera parte) (1595), de Ginés Pérez de Hita, aunque no aparece en la recopilación del Romancero General de 1600. El texto puede consultarse fácilmente en línea a través de buscadores generalistas para no alargar en demasía esta entrada, pero copio el comienzo del mismo donde Lope, haciéndose pasar por Zaida escribe dirigiéndose a Zaide:
Mira, Zaide, que te avisoni hables con mis mujeres,
ni con mis cautivos trates,
ni preguntes en qué entiendo
ni quién viene a visitarme,
qué fiestas me dan contento
o qué colores me placen;
basta que son por tu causa
las que en el rostro me salen,
corrida de haber mirado
moro que tan poco sabe...
Elena (Zaida) reprocha a Zaide (Lope) el haber difundido intimidades de sus amoríos y achacándole el ser "pródigo de lengua" por no haber sabido mantener su relación amorosa en secreto. Zaida se dirige de forma resolutiva a Zaide diciéndole "ーQuien tal hace, que tal pague", con lo que se da fin al romance.
«ーDi, Zaida, ¿de qué me avisas?
No des crédito a mujeres
no fundadas en verdades;
que si pregunto en qué entiendes
o quién viene a visitarte,
son fiestas de mi tormento
ver qué visitas te aplacen.
Si dices que estás corrida
de que Zaide poco sabe,
no sé poco, pues que supe
conocerte y adorarte.
[...]
Zaida cruel, que dijiste
que no supe conservarte,
mejor te supe obligar
que tú has sabido pagarme...
El ciclo atribuido a Lope sobre las acusaciones entre Zaide y Zaida ha suscitado controversias interpretativas entre los estudiosos, quienes dudan sobre la autenticidad o atribución a Lope de todos ellos al otorgar la palabra a dos personajes en una estructura combinada, a modo de un monólogo interior (reproches y deseos de reencuentro), lo que ha originado disparidades de criterio en cuanto a la correcta e indudable atribución de determinados romances a Lope habida cuenta de la variedad de textos donde aparecen estos personajes, algo que nos aleja del propósito meramente divulgativo que nos ocupa.
Edición conservada en la Biblioteca Navarra Digital: https://binadi.navarra.es/registro/00009246 |
La cabecera del pliego señala que su autor es Juan González de Legaria, natural de la villa de Viana, autor del que no he logrado obtener noticias. Los versos de Legaria, elaborados con finura y destreza, presentan descripciones enjundiosas y hábiles metáforas que resultan de interés por sí mismas, aunque se desconozcan sus antecedentes literarios. El autor es consciente, y así lo expone, de su dependencia estructural del célebre poema de Lope donde los personajes de Zaide y Zaida quedan disueltos y convertidos metafóricamente en un soldado y un gato que desoye las continuas advertencias para que no le robe la comida. El soldado advierte encarecidamente al gato, aunque reconociendo sus habilidades, que no dé cuenta de las comidas que guarda, reprochándole, además, el que haya elegido a un pobre soldado y no a capitanes de un mayor rango y posición social.
Teresa, a su vez, también se lamenta de que el gato sepa aprovechar muy bien las circunstancias para lograr comida, aunque reconociendo también su versatilidad para conseguir lo que desea, como cuando le robó torreznos, una libra de ternera que ya estaba a medio asarse o el atún de hijada que tenía preparada.
El gato, en su respuesta, expresa reiteradamente su humilde procedencia y condición descargándose de responsabilidad por sus intentos de lograr comida y amparándose en su simple condición gatuna y sus inherentes habilidades, lo que fue aplaudido por los gatos y gatas del tejado tras exponer largamente su humilde condición.
El villancico final del pliego recoge la admiración que despierta en las gatas "viendo gato tan galán, las gaticas qué harán", lo que despertó la animadversión de un rival gatuno con el que tuvo que enfrentarse y acabando ambos heridos, aunque a la postre quedó la batalla abierta.
La relación del pliego con el poema de Lope constituye un terreno fértil, ya que también guarda cierta similitud con las peripecias donde los galanes y las damas son sustituidos por gatos. Lope animalizó el comportamiento del ser humano a través de felinos humanizados en su poema épico burlesco La Gatomaquia (1634), compuesto por siete silvas y publicado apenas un año antes de su fallecimiento, bajo el nombre ficticio del licenciado Tomé de Burguillos. En el célebre poema los gatos se expresan con gracia y donaire donde se encubre y reescribe de forma alegórica un amor de juventud que acabó en ruptura. La Gatomaquia narra una historia de amor entreverada en una maraña de celos, cortejo felino y coquetería antojadiza de la gata al preferir en un principio al gato forastero, todo ello unido a ingratitudes y quejas protagonizadas por el enfrentamiento de gatos enamorados.
©Antonio Lorenzo
viernes, 22 de octubre de 2021
La tijera pinchante y afilada
jueves, 14 de octubre de 2021
Literatura popular ilustrada: Gimnástica del bello sexo para las jóvenes (1827)
El columpio |
«Con el designio de inspirar a las jóvenes el deseo de practicar unos egercicios cuyos resultados son tan ventajosos, les presentamos, las estampas de esta colección, acompañadas de algunas reflexiones, consejos y anécdotas que las ilustren. No hemos descuidado la parte moral, que es un ingrediente tan indispensable en la buena educación, mas no por esto aspiramos a hacer el papel de severos pedagogos. Recrear y ser útiles, he ahi nuestro obgeto». (prefacio, XI)
Antonio Gisbert - Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros (1888) |
La balanza (La palanca) |
El volante |
El diablo y el solitario |
«El mueble principal del juego es una pieza de madera hueca, compuesta de dos partes que se unen en un cuello estrecho, de la misma figura que los vasos de cristal que sirven para los reloges de arena. El jugador tiene en cada mano un pedazo de madera de una toesa de largo: de un palo a otro hai una cuerda, en que se coloca el diablo, por su parte mas angosta. Toda la habilidad consiste en manejar de tal modo los palos, que el diablo corra por la cuerda en perfecto equilibrio, hasta que adquiere bastante para ser arrojado a una gran altura, volviendo a caer en la cuerda.Es circunstancia indispensable que las dos partes mas gruesas tengan cada una un agugero del diámetro de cuatro o cinco lineas, por donde el aire se introduce formando un ruido a manera de silvido de huracán. El ruido es la salsa de muchas diversiones, y por lo común, la divisa de los que creen valer mucho, y valen poco». (pág. 15-16)
«Aora bien, por mas que lo sientan las aficionadas al bolero, al fandango, a la cachucha y a la gavota, nos atrevemos a decir que esta clase de baile no es el que corresponde a mugeres modestas y virtuosas. Serán sin duda modestas, y virtuosas todas las que lucen estas habilidades; mas no por esto dejará de ser cierto que su modestia, y su virtud se hallan en un continuo peligro. [...] Desde que una jovencita empieza a sobresalir en estos egercicios, empieza al mismo tiempo a recoger a manos llenas el tributo de la admiración, y de los aplausos de los parientes, y de los amigos. Asi se emponzoñan los sentimientos, y se introduce en el alma el deseo de lucir, y con el, el despecho que causan la rivalidad, y el mérito ageno. La infeliz a quien se han dado estos principios prácticos, no tarda en aplicarlos a toda su conducta. Acostumbrada a llamar la atención, nada le será tan duro como permanecer en la oscuridad ; acostumbrada a los vivas, y a las palmadas, nada agriará tanto su corazón como el ser testigo de los vivas, y de las palmadas que se dan a otras. De este modo, un corazón inocente, dispuesto a alimentar sentimientos suaves y benévolos, coge el fruto prematuro del odio, y de la desesperación, y aprende a aborrecer, antes de saber amar». (págs. 42-43)
«Una muger dada a las diversiones que requieren violentas agitaciones, es una monstruosidad tan chocante, como un hombre que solo se ocupa en acicalarse, y en parecer bien. Los inconvenientes que traen consigo semejantes abusos son tan opuestos a la moral como al orden publico. Cada sexo debe moverse en la esfera que le trazan sus respectivas atribuciones. Fuera de estos limites, solo se hallan excesos, dignos de censura, y fecundos en resultados funestos». (pág. 52)
La gallina ciega |
Otro juego (juego de prendas) |
El instinto filial |
Juego de la candela (Las cuatro esquinas) |
Los aros |
Los bolos |
Los saltos (La comba) |