En estos tres pliegos reproducidos se narran las distintas atrocidades llevadas a cabo por unos judíos. En el primero de ellos se narra el robo de niños por cuatro judíos y el posterior y ejemplar prendimiento y castigo sucedido en el falso pueblo navarro de Fuente del Fresno.
El relato del pliego hay que enmarcarlo, obviamente, al estereotipo asociado y atribuido al pueblo judío. La secular animadversión al pueblo judío tuvo un punto de inflexión entre nosotros a raíz de su expulsión decretada por los llamados Reyes Católicos en 1492, donde los que se quedaron en la península, bajo el apelativo de conversos, fueron denominados también como marranos, cristianos nuevos, maculados o tornadizos. El tema de los judíos conversos ha prodigado toda una serie de importantes y documentados estudios sobre la incidencia de este grupo étnico en la sociedad española y su repercusión en la vida literaria.
La existencia del judío se enmarca dentro de un ambiente hostil donde el imaginario colectivo les adjudica determinadas prácticas y atrocidades que han generado expresiones que han perdurado hasta el día de hoy, como la antisemita de "perro judío", "judiada", etc. con un sentido claramente peyorativo.
A todo ello se incide en la idea de la apariencia física del judío, como la de tener una nariz aguileña, larga y curvada, así como un cabello rojizo o bermejo, asociado también a la figura de Judas como sinónimo de malvado, idea recogida en algunos refranes asociados a la sabiduría popular, como: "Barba roja y mal color, debajo del cielo no lo hay peor".
Los judíos conversos intentaban la simulación de sus prácticas propias y la exageración de su limpieza de sangre mediante toda una serie de medios en su labor de ocultamiento, como se refleja a través de conocidos referentes literarios de la época.
El hecho de que estas truculentas y execrables prácticas atribuidas a estos cuatro judíos en el pliego, dan idea del imaginario social sobre este grupo étnico, no solo a través de obras literarias de autores reconocidos, como es el significativo caso de Quevedo. sino también mediante la literatura popular impresa, tan difundida y consumida por las clases preferentemente populares como se refleja en estos tres pliegos sueltos.
La figura del judío en el refranero y en frases proverbiales
Los conceptos de antijudaísmo, antisemitismo o racismo, no siempre se consideran términos sinónimos, ya que aluden a realidades conceptuales diferentes dependiendo de su particular contexto histórico y coyuntural. En el caso español, tras su expulsión por los Reyes Católicos a partir de 1492, su animadversión siguió afectando a los llamados criptojudíos o a los aparentemente conversos que siguieron practicando de forma clandestina sus prácticas religiosas, por lo que sería más conveniente emplear el término de "judeofobia" de una forma más generalizada.
Al margen de estas consideraciones, lo que se han conservado son numerosos refranes y frases alusivas de tipo coloquial contra del pueblo judío, aunque también aparecen en cuentos, rimas infantiles o en representaciones parateatrales, donde se refleja la imagen colectiva sobre ellos, aunque la mayoría de ellos han caído en desuso, salvo si guardan relación con acontecimientos más o menos recientes.
Si hacemos un repaso por las principales recopilaciones de refraneros españoles, como los de Hernán Núñez (1555); Gonzalo Correas (1627), José María Sbarbi (1943), Luis Martínez Kleiser (1953), entre otras, se refleja en ellos la animadversión a los judíos a lo largo del tiempo.
* No fíes del judío converso,
ni de su hijo ni de su nieto.
* Judío o mujer que jura, malicia segura.
* El judío y la mujer, vengativos suelen ser.
* Clérigo, fraile o judío no le tengas por amigo.
* Judío, poca vergüenza, poca conciencia, y mucha diligencia.
* Al judío, dadle un palmo y tomará cuatro.
* El gato y el judío, a cuanto ven dicen mío.
* Con judío chato, ningún trato, y aunque sea narigón, poca conversación.
* Más judíos hizo cristianos el tocino y el jamón que la Santa Inquisición.
* Judío para la mercaduría y fraile para la hipocresía.
El este primer pliego se nos da noticia de cuatro judíos estafadores y crueles.
En este segundo pliego se nos da cuenta de las atrocidades que ejercieron seis judíos y cinco judías en la ciudad de Llerena (Badajoz), localidad que fue un importante núcleo judío en siglos pasados y una de las sedes del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Los hechos, presuntamente perpetrados en el pliego, el narrador los sitúa en el año 1815.
En este tercer pliego se nos cuenta cómo cuatro facinerosos ladrones judíos descuartizaron al cura dándole de puñaladas para robarle y cortándole los pechos a la criada antes de matarla para llevar a cabo su denigrante acción. Finalmente fueron encarcelados y ejecutados.
©Antonio Lorenzo